Elena Mosuc mira al fado junto a Gonçalo Salgueiro

Mosuc

Las críticas han elevado a la soprano rumana Elena Mosuc a lo más alto gracias a sus recientes interpretaciones de Violetta Valéry (La Traviata) en Bari (Italia) y Las Palmas de Gran Canaria (España), y de Elvira (I Puritani), en Bilbao (España). Antes de continuar con su imparable agenda lírica que en los próximos meses la llevará al Festival de Masada (Israel) con La Traviata, a Berlín con Don Giovanni (Donna Anna), a Cantón (China) con Carmen (Micäela) y a Barcelona con La Traviata, la diva rumana se embarca en una nueva aventura: Operfado, un proyecto que ha desarrollado en colaboración con el destacado y carismático cantante de fado -estrella de la escena musical portuguesa- Gonçalo Salgueiro. «El fado es una forma de arte que purifica, que te lleva a la catarsis», afirma Elena Mosuc. «Es una forma artística que implica todo tu ser y que culmina en la gran e inolvidable Amália Rodrigues«. Salgueiro es un artista de formación clásica que eligió el fado como forma de expresión aun cuando su fama también se debe a su participación como protagonista de musicales como Jesucristo Superstar.

«Gonçalo impone en sus interpretaciones no solo amor, sino también pasión y emociones. Ha grabado tres discos dedicados al género que rescatan los títulos clásicos unidos a otros nuevos que él mismo has escrito convirtiéndose en un auténtico pionero. Es un gran poeta», explica Elena Mosuc. Reunir en el escenario a dos voces procedentes de los dos extremos del arte musical, hermana en Operfado a las culturas rumana y portuguesa. «Gonçalo es un gran fan de la ópera y yo soy una apasionada del fado desde que descubrí los discos de Amália Rodrigues cuando era una niña, pero al conocer a Gonçalo he renovado mi amor por este arte. Por eso se nos ocurrió plantear un concierto que uniera estos dos géneros de estilos tan diferentes, pero tan cerca de un único sentimiento artístico. Este será el debut de Gonçalo en Rumania y me alegro de que sea en Iasi, una ciudad con gran tradición cultural». Operfado incluye además algunas escenas de uno de los musicales más famosos de la historia como es El Fantasma de la ópera.

«Como cantante de ópera», continúa la soprano, «conozco la alegría espiritual que brinda encarnar a las grandes heroínas por todo el mundo. Por eso acercarse al fado es para mí como un regalo inesperado y precioso. Está muy ligado a la lírica: es una música profunda, única, melancólica, triste y hasta dolorosa. La ópera es mi pasión artística y siempre estaré dedicada en cuerpo y alma a ella, pero aventuras como estas ayudan a la excelencia de tu arte; la apertura de miras beneficia y creo que no hay que tener perjuicios ante oportunidades como esta, que implican crecimiento y nuevas miradas a la interpretación. Estoy convencida (y las reacciones entusiastas del público así lo demuestran) que mi intuición es correcta: mis éxitos más recientes con La Traviata y Puritani, por ejemplo, se han visto y acentuados con mi estudio del fado, aportando a Violetta y a Elvira rasgos que las hacen más complejas, dramáticas, misteriosas y cautivadoras. Tengo muchas ganas de cantar mi primer fado sobre un escenario. Es una gran alegría compartir este proyecto con el que considero mi público. Operfado contribuye de manera significativa a enriquecer mi mente y a continuar mi formación como persona y como artista. Se trata de un evento que seguramente permanecerá en los corazones de todos quienes puedan asistir al Teatro Nacional el 23 de abril
de 2014», una velada que ya ha agotado las localidades.