La voz de Violeta Urmana llena el Teatro de la Zarauela

Violeta Urmana

Escuchar un recital de lied en el Teatro de la Zarzuela tiene algo especial. La proximidad de los intérpretes. La comunicación íntima que se crea entre la voz, el piano y el público. Factores que contribuyen a crear una atmósfera que envuelve y emociona.

En esta ocasión, y van tres, la mezzosoprano lituana Violeta Urmana llagaba al Teatro de la Zarzuela con obras de Schubert en la primera parte y de Richard Strrauss en la segunda.
Cuando se escucha a Urmana no resulta fácil clasificar su voz. Dotada de un poderoso grave, de una zona central bien construida, muy pulida y amplio caudal, son sus agudos los que se muestran con mayor fragilidad, aunque resulten suficientes. Su tesitura se ha catalogado como de soprano falcon. Voz intermedia entre soprano y mezzo y que toma su nombre de la mezzosoprano francesa Marie Cornélie Falcon (1814-1897), especializada en papeles dramáticos. La Falcon creó estilo y el propio Wagner escribió tres papeles para las características de esta voz. Ortrud, de Lohengrin, la diosa Venus, de Tannhäuser y Kundry, de Parsifal. Precisamente el papel de Kundry ha formado parte, con gran éxito, del repertorio de Violeta Urmana.

Conserva las extraordinarias propiedades de su voz, aunque tuvo sus dificultades con algunos agudos más exigentes. A cambio, su expresividad en la interpretación, como demostró en Der zwerg (el enano), dando vida a un cuento con distintos personajes, o en lob des leidens (elogio del sufrimiento), con las que demostró la capacidad de acomodar su voz a cada requerimiento de la partitura. Todo acompañado de un perfecto y elegante fraseo. La segunda parte, emocionalmente más intensa, terminó de agitar a un público satisfecho que no se marchó sin escuchar las cinco propinas con las que terminó el recital, de Schubert, Geheimnis y Himmelsfunken, y de Strauss, Schlechtes Wetter, Cäcilie y la clásica Zweignung.
Acompañada al piano por la experiencia de Helmut Deutsch, que contribuyó con una interpretación llena de intención y delicadeza a destacar la rotunda voz de Violeta Urmana, terminó este segundo recital del XXIII Ciclo de Lied que es, desde hace mucho tiempo, uno de los clásicos que un aficionado que se precie no se debe perder.

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