El Teatro Real despide el año en familia..¡al ritmo de Ravel!

Mi madre la Oca

Cuentos de hadas, música mágica, dibujos animados… un mundo de fantasía para despedir el viejo año y recibir el nuevo con toda la familia en el Teatro Real, bajo el hechizo de Maurice Ravel y su historia para niños Mi madre la oca. Un concierto para niños que devolverá a los adultos a su infancia los días 29 y 30 de diciembre y 2, 3 y 4 de enero, siempre a las 12.00 horas, en la Sala Principal.

Este nuevo espectáculo de El Real Junior, pensado para toda la familia, cuenta con Fernando Palacios como responsable de la narración y el guion, basado en el original del compositor francés. La dirección musical correrá a cargo de Carlos Chamorro, quien estará al frente de la Orquesta Titular del Teatro Real y el grupo vocal Siyahambas. Las ilustraciones han sido diseñadas por Iban Barrenetxea, con animación de Iñaki García e iluminación de Lía Alves.

Maurice Ravel compuso esta fantasía musical para los hijos del escultor Cyprian Godebski, a cuya familia se sentía muy unido, y con los que solía jugar frecuentemente. Para ello, buscó la inspiración en algunos de los cuentos más conocidos de la literatura francesa: La bella durmiente del bosque y Pulgarcito, de Charles Perrault; Serpentino verde, de Madame Marie-Catherine d’Aulnoy; y La Bella y la Bestia, de Madame Leprince de Beaumont.

A modo de prólogo acompañará las palabras del narrador la Pavana para una infanta difunta, hermosa y sencilla melodía que el compositor dedicó a su mecenas, Winnaretta Singer, princesa de Polignac. Los pasos de esta antigua danza llevarán al espectador hasta las aventuras de cada personaje, una ensoñación que finalizará con dos fragmentos extraídos de otra obra del maestro francés, La tumba de Couperin.

Como cierre, el público descubrirá las sorpresas de Los cuentos al revés y la divertida historia de Un sueño muy pesado, en un final muy divertido que compensa la delicadeza y ensoñación de todo el concierto.

Mamá Oca es, según la tradición, una mujer adulta, generalmente de campo, que cuenta historias y poemas para los niños. Así, Ravel, emulando esta entrañable figura, recrea los momentos estelares de los cuentos infantiles: cuando se duerme la Bella, cuando los pájaros se llevan las migas que ha dejado Pulgarcito, cuando Feuchilla se baña y cuando la Bestia se convierte en príncipe, dando forma a un cuento único.