Iolanta, de Chaikovski, triunfa en el valenciano Palau les Arts

Iolanta, de Chaikovski, triunfa en el valenciano Palau les Arts

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IOLANTA de CHAICOVKY OBTIENE UN GRAN TRIUNFO EN EL VALENCIANO PALAU DE LES ARTS.Por Diego Manuel García Pérez.

Las cuatro representaciones de Iolanta que han tenido lugar en el Palau de les Arts, se han saldado con un importante triunfo, sobre todo por la excelente prestación de la Orquesta de la Comunitat Valenciana, magníficamente dirigida por Henrik Nánási, junto a un muy notable conjunto de cantantes, con perfecto dominio idiomático y estilístico tan necesarios en el repertorio ruso. Todo ello unido a una escenografía sencilla pero de gran atractivo visual, y a la siempre brillante presencia del Coro de la Generalitat Valenciana, en este caso de su sección femenina. En enero de 2012, esta ópera ya pudo escucharse en el Palau de les Arts, en versión de concierto.

Piotr Ilich Chaikovski (1840-1893) puede ser considerado el compositor ruso de más popularidad de todos los tiempos; y, aunque conocido sobre todo por sus aportaciones al mundo sinfónico y del ballet, sus creaciones operísticas fueron importantes y mostraron su gran interés por este género, con la composición de hasta diez óperas, de las que solo han tenido auténtica resonancia Eugene Onegin (1879), y en menor medida La dama de Picas (1890). Otras óperas suyas de gran calidad son muy escasamente representadas: La doncella de Orleans (1881), Mazeppa (1884), Cherevichki (Las zapatillas de la zarina) y Charodeyka (La hechizera) ambas de 1887. Su última ópera Iolanta (1892), está teniendo en los últimos diez años cierta notoriedad, desde que se estrenó en 2009, la producción del Teatro Marinski de San Petersburgo, con dirección escénica del polaco Mariusz Trelinski, que también pudo verse ese mismo año en el Festspielhaus de Baden Baden y en el estreno de esta ópera en el Metropolitan de Nueva York, en enero-febrero de 2015, siempre con las magníficas interpretaciones de Anna Netrebko como Iolanta y la dirección orquestal de Valery Gergiev. En el Liceu de Barcelona, en enero de 2013, Anna Netrebko también interpretó Iolanta, en versión de concierto, con dirección de Valery Gergiev. Por tanto, ha resultado fundamental en la difusión de esta ópera el tándem Netrebko-Gergiev. También, fue representada en el Teatro Real de Madrid, en enero de 2012, en una producción conjunta de este teatro y del Bolshoi de Moscú, en lo que suponía el estreno de esta ópera en España. En marzo-abril de 2016, se representó en el Palais Garnier de París, una producción que también incluía el ballet Cascanueces, ambas obras con dirección escénica de Dmitri Tcherniakov. Precisamente, Chaikovsky había estrenado en un programa doble Iolanta y su ballet Cascanueces, en el Teatro Marinski, el 18 de diciembre de 1892. En enero-febrero de 2019, Iolanta ha vuelto a ser representada en el Metropolitan y en las funciones que han tenido lugar en el Palau de les Arts, en ambos casos, la producción del Teatro Marinski, con la dirección musical de Enrik Nánási y escénica de Mariuz Trelinki. Por tanto, resulta notorio el creciente interés que suscita esta última ópera de Chaikovsky.

El libreto en un solo acto con ocho escenas y una escena final, fue realizado por Modest Chaicovsky hermano menor del compositor, basado en la obra danesa La hija del rey René, de Herink Rudolf Hertz, ambientada en la Provenza del Siglo XV, donde se cuenta la historia de la princesa ciega Iolanta y de su padre el rey René, que mantiene a su alrededor un círculo de ficción, para que no sea consciente de su desdicha. Finalmente, el conde Goffriett de Vaudemont, enamorado de la princesa, le descubrirá aquello de lo que vive privada, fomentando en ella el deseo de ver, argumento decisivo para que sea curada por el médico árabe Ibn-Haqia, contratado por el rey René. La historia cuenta con otro personaje principal Roberto Duque de Borgoña, amigo de Vaudeamont, destinado desde niño a casarse con Iolanta, sin conocer su ceguera. Roberto está enamorado de otra mujer, aunque dispuesto a afrontar sus antiguos compromisos. Finalmente, la princesa recuperará la vista, y la historia concluirá felizmente con la unión matrimonial de Iolanta y Vaudemont. La maravillosa música compuesta por Chaicovsky, muestra la brillantez como orquestador del compositor ruso.

Existen bastantes grabaciones de Iolanta, tanto en DVD como CD. Destacar una toma en video de 1982, realizada en el teatro Bolshoi de Moscú y comercializada en DVD por el sello VAI, que cuenta con un excelente conjunto de cantantes rusos: Galina Kalinina (Iolanta), Lev Kuznetsov (Vaudemont), Igor Morozov (Roberto), Artur Eisen (Rey René), con Ruben Vardanian al frente de la Orquesta del Teatro Bolshoy. Una de las grabaciones clásicas de esta ópera, es la toma en directo con excelente sonido, realizada en la sala Playel de París, en 1984 y editada en CD por el sello ERATO, con las magníficas y muy matizadas interpretaciones de Galina Vishnevskaya (Iolanta) y Nicolaï Gedda (Vaudemont), dirigidos por Mstilav Rostropovich al frente de la Orquesta de París. Esta grabación puede escucharse completa en YouTube. El DVD editado por el Teatro Real de Madrid, sintetiza las representaciones de Iolanta junto a Perséphone de Stravinski que tuvieron lugar en enero de 2012, con un reparto de buenos cantantes rusos: Ekaterina Scherbachenko (Iolanta), Pavel Cernoch (Vaudemont), Dmitri Ulianov (Rey René) y el excelente barítono Alexei Markov (Roberto), dirigidos por Teodor Currentzis. De gran interés es la toma en video, realizada en 2009, en el Teatro Marinski de San Petersburgo, disponible íntegramente en YouTube, de la ya citada producción de ese teatro, con dirección musical de Valery Gergiev y escénica del polaco Mariusz Trelinski, con la excelente interpretación de Anna Netrebko (Iolanta), junto a unos magníficos Sergei Schorokhodov (Vaudemont) y Alexei Markov (Roberto). Como ya se ha mencionado, esta producción es la que ha podido verse en El Palau de les Arts.

Esta versión, traslada la acción del Siglo XV a un período que puede encuadrarse en los años cuarenta o cincuenta del pasado siglo, con una sencilla escenografía diseñada por Boris Kudlicka, dominada por la estructura de un cubo, donde solo está cubierta una de sus caras, por una pared donde se cuelgan cráneos de ciervos con sus enormes cornamentas; la pared tiene una puerta, que cuando la estructura gira puede verse exteriormente como la entrada de un pabellón de caza, justamente cuando Vaudemont y su amigo Roberto entran en escena. En esta estructura bastante opresiva habita Iolanta, dando la impresión de ser una sala hospitalaria donde están cuidándola sus amigas Marta, Briguitta y Laura, con aspecto de adustas enfermeras. Proyecciones holográficas nos muestran un oscuro y abigarrado bosque que rodea a ese habitáculo, donde los árboles flotan en el espacio con sus raíces al descubierto, confiriéndole al lugar un aspecto realmente fantasmagórico, muy en consonancia con el mundo de sombras que rodea a Iolanta. Después de el encuentro inicial de Iolanta y Vaudemont, donde se sienten fuertemente atraídos, ese oscuro bosque comience a ser traspasado por la tenue luz de un amanecer, que permite ver el batir de las hojas de los árboles, en uno de los momentos escénicos más bellos de esta producción, simbolizando la esperanza de que Iolanta recupere la visión. En las escenas finales hay una excesiva proliferación de focos y haces lumínicos, que llegan a deslumbrar al público. El vestuario diseñado por Magdalena Musial juega con el contraste de colores blancos y negros, reflejo de la luz y oscuridad que domina esta historia. Ya, en la escena final, cuando la princesa ha recuperado la vista, aparece ataviada con un brillante vestido blanco, símbolo de esa luz radiante, que le permitirá contemplar el mundo real. Resaltar la dirección escénica de Mariuz Trelinski, quien consigue extraer el máximo de teatralidad a las actuaciones de cada uno de los interpretes.

Excelente dirección de Enrik Nánási, con la magnífica prestación de la Orquesta de la Comunitat Valenciana. El director húngaro mostró su conocimiento de la partitura, sabiendo resaltar los más mínimos detalles, manejando bien las dinámicas e intensidades, con una destacada labor concertadora muy pendiente de las voces, que en este caso eran de suficiente volumen para traspasar la barrera orquestal en los momentos de sonido en forte. Ya resultó brillante la intervención orquestal desde la misma obertura, donde solo intervenían los instrumentos de viento-madera, destacando el sonido del corno inglés y los fagots. A lo largo de la obra cabe destacar la magnífica prestación de la cuerda, que ya se pone de manifiesto en la escena inicial, de preciosa orquestación, donde destaca el sonido de las arpas. Excelentes intervenciones del clarinete solista en la escena segunda y del violín concertino en la larga introducción de la preciosa “nana” con la que finaliza la tercera escena. La orquesta brilló de sobremanera en el gran dúo de Iolanta y Vaudemont, sobre todo en ese motivo musical recurrente relacionado siempre con la luz, que volverá a reaparecer en las escenas finales de la ópera interpretado por los protagonistas y también solo por la orquesta. Resultó muy brillante la conjunción de orquesta, voces solistas y coro en el gran concertante que cierra la ópera. Resaltar esos diálogos de orquesta y soprano que jalonan las intervenciones solistas de Iolanta.

Muy notable la interpretación de Iolanta realizada por la soprano armenia Lianna Haroutounian, exhibiendo un bello timbre, dominio del canto legato, moviéndose bien en todos los registros, sobre todo con una poderosa franja aguda y mostrando un considerable volumen, para sobrepasar el sonido orquestal en forte y emerger con fuerza en los concertantes. Destacar la interpretación que realiza en su aria inicial “Atchevo eto prezhde ne znala. Ni toski ja ni gorja, ni slez (¿Por qué nunca antes conocí ni la ansiedad, ni el dolor, ni las lagrimas?)” con un intenso y expresivo fraseo, brillando en el registro agudo con notas cada vez más elevadas y sutiles escalas descendentes. Intercalada dentro de su gran dúo con Vaudemont, interpreta el aria “Tvoe molchan’e mne neponjatno (No comprendo tu silencio)”, con excelente canto legato, manejando bien las medias voces, regulando el sonido de piano a forte y de nuevo mostrando gran facilidad en las subidas al agudo. Muy destacada la actuación de la soprano en el gran dúo con Vaudemont, donde ambos interpretan un bellísimo arioso, con tema musical recurrente, moviéndose en una alta tesitura, primero el tenor y después la soprano con diferentes mensajes, juntándose ambas voces para cantar de manera vibrante el mismo tema y concluir el dúo con un Do4, mejor proyectado por la soprano. Como Vaudemont, el joven tenor ucraniano Valentyn Dytiuk, muestra un timbre algo blanquecino típico de las voces eslavas, que adquiere rotundas sonoridades en la franja aguda. Cantó muy bien su aria “Nest! Chary lask mjatezhnoj mne nichevo ne govorjat (¡No! Los encantos de una belleza fogosa no me tientan)”, donde, aparte de unas brillantes subida al agudo, mostro un canto lleno de musicalidad con dominio de las medias voces y los reguladores. Magnífico el barítono ruso Boris Pinkhasovich, en el papel de Roberto, mostrando un bello y luminoso timbre, con un poderoso registro grave, ancho centro y brillantes agudos, junto a un incisivo y contrastado fraseo lleno de expresividad, interpretando con vehemencia y gran pasión su aria “Kto mozhet sravnit’sja Matilde’ doj moej (Quien puede compararse con mi Matilde)”. Muy bien el bajo ruso Vitalij Kowaljow como Rey Rene, papel que domina perfectamente al haberlo interpretado en bastantes ocasiones, con su grave y poderosa vocalidad, que luce en muchos momentos de esta ópera, sobre todo en su gran intervención solista “Shto skazhet on? Kakoj obet proizneset ego nauka? (¿Qué dirá? ¿Cuál será la respuesta de su ciencia?)” en alusión al médico árabe Ibn-Haqia, aceptablemente interpretado por el barítono armenio Gevorg Hakobyan. Magnífica interpretación de veterano bajo ruso Andrei Danilov como Almeric. Muy bien el trío de amigas de Iolanta interpretadas por las mezzos Marina Pinchuk y Olga Zharikova, junto a la soprano Olga Syniakova, respectivamente Marta, Laura y Briguitta, sobre todo en la preciosa “nana” con la que duermen a Iolanta en la tercera escena. Muy destacadas intervenciones del Coro de la Generalitat Valenciana, aquí restringido a las voces femeninas, primeramente alojadas en el foso junto a la orquesta y que suben al escenario al final de la ópera, brillando de sobremanera en el gran concertante conclusivo. Sin duda, se trata de una excelente versión de Iolanta, que muestra la gran belleza de esta partitura.