Eleonora Buratto habla para Brío Clásica

Eleonora Buratto habla para Brío Clásica


Puede ser la más dulce Mimí o la más furiosa Elettra, en una mágica dualidad producto de la seguridad en un instrumento impecable y una técnica consolidada. Reclamada por directores como Riccardo Muti, Eleonora Buratto se ha convertido en una de las intérpretes más sólidas de su cuerda.
Las musas siempre la visitan cuando está trabajando, lo que garantiza el mayor de los estímulos escucharla. Después de su exitosa Elettra en el Idomeneo mozartiano del Teatro Real, podemos volver a disfrutarla en el Liceu barcelonés con Luisa Miller. No se la pierdan.
Durante las últimas temporadas hemos tenido la fortuna de escucharle distintos roles en España, en el Teatro Real y también el El Liceu. ¿Qué le resulta más atractivo a la hora de interpretar, la maldad de Elettra o la candidez de Mimí?
La verdad es que yo creo que Elettra no es tan mala y que Mimí no es tan ingenua. Me explico mejor: ¿una mujer enamorada e ilusionada con poder vivir con el hombre que ama y con regresar a su tierra natal no tiene el derecho de sentir y exteriorizar su rabia? Elettra es una mujer con un carácter muy fuerte, pero como los demás personajes de la obra es esclava del destino, el verdadero deus ex machina de toda la trama. ¡Elettra no urde ninguna trampa sobre su rival para poder vencer en el amor!. En cuanto a Mimí, es una mujer débil de salud, pero yo diría que tiene las ideas muy claras con respecto a lo que quiere: es ella quien espera a que los amigos se vayan y Rodolfo quede solo, antes de llamar a la puerta; es ella quien apaga la vela para tener una excusa para hablar con Rodolfo y, al final, también es ella la que toma las riendas de la situación en el momento de crisis de Rodolfo, en el tercer acto. Bueno, la verdad es que ambas son dos personajes que amo y, ¡no soy capaz de elegir! A Mimí, la amo por esa dulzura de las frases que canta y a Elettra, por la fuerza de no aceptar con la cabeza baja su destino, por su carácter rebelde y porque es el rol que más me ha puesto a prueba sobre el escenario…porque coincidió con la muerte de mi madre. Elettra me ha salvado en el momento más doloroso de mi vida, y siempre tendrá un lugar especial en mi corazón.El propio Currentzis, un gran enamorado y estudioso de Mozart, la eligió para cantar Elettra el pasado mes de mayo en su Diaghilev Festival de Perm, ¿habían trabajado juntos alguna vez? ¿le sorprendió que la llamara? ¿cómo fue trabajar con el famoso y controvertido director Teodor Currentzis?Nunca antes había trabajado con el maestro Currentzis, aunque había hecho una audición en Madrid para una Traviata en 2013, y lo realmente bonito es que cuando volvimos a vernos se acordaba perfectamente de mí. Me hizo mucha ilusión saber que me había elegido para Elettra… esperaba desde hace tiempo la ocasión de trabajar con él y, ¡ha sido una experiencia que ha superado todas mis expectativas! Me quedé en schock en el primer ensayo con la orquesta (sin ningún ensayo musical antes), escuchando el tempo di mi primera aria… luego, esa misma tarde, el maestro Currentzis invitó a todo el cast al concierto de inauguración del festival y allí quedé enamorada de su dirección y de la maravillosa orquesta que ha formado. Al día siguiente, simplemente me dejé llevar… confié plenamente en sus tempi y en hacer música juntos, y ha sido una de las experiencias profesionales más bonitas de mi vida. ¡Gracias, Maestro!¿Qué es lo que más le atrae de las heroínas verdianas, su vocalidad, su carácter… y qué rol verdiano le gustaría interpretar en un futuro?
Cuando más abordo y estudio roles verdianos, me doy cuenta que es mi propia voz la que los demanda, así que seguramente me gusten por su vocalidad. Pero decir que solo sea por eso, sería demasiado simple … Probablemente, me gusten por el mero hecho de que Verdi sea el compositor. Su enorme capacidad para hacer creíbles a los personajes deriva de su escritura sincera, una escritura que viene del corazón. Me siento yo misma cuando interpreto ese carácter y temperamento que tienen las heroínas verdianas. Respetando siempre mi trayectoria vocal y ampliando el repertorio, espero tener ocasión de poder debutar Otello y Don Carlo, y luego, en un futuro, quizá, podrían llegar también Trovatore y Aida.
Ahora llega al Teatro del Liceu con Luisa Miller, un rol que aquí está muy ligado a Monserrat Caballé. Cuando se aborda un personaje tan ligado a una cantante de referencia, ¿se siente otra responsabilidad?Naturalmente la responsabilidad es grande, pero no creo que nadie espere escuchar otra Caballé, y ni mucho menos yo puedo pensar en serlo. La responsabilidad mayor la tengo conmigo misma, y en interpretar de la mejor manera un personaje maravilloso…Usted es gran aficionada a otras músicas, concretamente al rock. ¿Las sensaciones que tiene ahora al subir al escenario de un teatro son muy distintas a las que tenía cuando cantaba con su banda de rock?
Sí, cantaba en una cover band… ¡Cantaba canciones de rock de Anouk, Alanis Morrissette, Skunk Anansie, Tina Turner y los Toto! La emoción inicial es la misma, pero después la interacción con el público es muy distinta. Cuando se canta rock, el público es parte activa del concierto… puede cantar contigo y el mismo cantante puede involucrar al público en los estribillos y en los coros; además, entre una pieza y otra, se puede interactuar, presentando la pieza, contando una pequeña anécdota o haciendo preguntas. En cambio, durante la ejecución de una ópera, el público escucha atentamente en silencio, es decir, no hay esa interacción con el público sino que es algo distinto, más profundo… la interacción con el público es a través de las propias emociones, desnudando nuestra alma al interpretar un personaje. Y la emoción del público es el reflejo de esas emociones que se han conseguido transmitir.Los directores de escena tienen cada vez más protagonismo en una producción. ¿Se ha visto alguna vez en una situación comprometida por exigencia del director de escena?Digamos que no siempre estoy totalmente de acuerdo con los directores de escena, pero también, tengo que decir, que he sido afortunada en poder encontrar con ellos un término medio sobre la interpretación. Cuando hay movimientos escénicos incómodos, pido una solución que la mayoría de las veces encontramos juntos. Quizás no haya aceptado cosas que pudieran molestar mi canto, pero a veces sí he aceptado interpretaciones lejanas de mi visión.¿Cómo conoció a su maestra, Paola Leolini, y qué supone para su carrera?Me hablaron de Paola en un momento de crisis con el canto en el 2009… quería dejarlo… creía que no era capaz y que el canto lírico era un sueño inalcanzable. En enero de 2010, hice mi primera lección con Paola, e inmediatamente entendí que había encontrado, por fin, la maestra correcta. Los primeros años fueron principalmente de impostación técnica, pero enseguida comencé a preparar los roles con ella. Es una relación que ha evolucionado y crecido con el tiempo; no quiero decir, que ahora ya no estudie técnica, nunca se debe de dejar de estudiar, pero, obviamente, con los años, he consolidado la técnica y he podido dedicarme también al estudio de la técnica en el repertorio. Paola ha sido y es una figura de referencia importantísima… todo cantante tendría que tener una figura de este tipo y yo me siento muy afortunada.Tras su debut como Elettra en el Teatro Real y antes de volver a cantarlo en el Teatro Massimo de Palermo, obtuvo un gran éxito como Amelia (Simón Boccanegra) junto a Plácido Domingo y Francesco Meli en la Wiener Staatsoper, ¿está en un momento dorado de su carrera? ¿qué otros roles tienen en agenda y qué roles le gustaría debutar en un futuro próximo?Sí, la verdad es que estoy viviendo un momento bellísimo de mi carrera, fruto de mucho estudio, paciencia y elecciones correctas. Y espero que dure mucho tiempo, porque yo pondré todo de mi parte para hacer que dure. Los próximos debuts importantes serán Così fan tutte en Tokio, y Rusalka en Ámsterdam, en marzo y en junio de 2020, respectivamente. Pero en la temporada que está por llegar, habrá también otros proyectos muy bonitos: Turandot en el Met en octubre, el Requiem de Verdi con la Orchestra dell’Accademia Nazionale di Santa Cecilia, dirigida por Mikko Franck, Bohème en Berlín en diciembre/enero, y después en Londres en febrero. También grabaré algunas arias de Beethoven en Klagenfurt y finalmente, en el verano de 2020, voy a debutar en el Rossini Opera Festival cantando un recital y el Stabat Mater. Y, además, hay otros emocionantes debuts, el Met, la Scala…Ahora que menciona su debut en el Rof, acaba de recibir muy buenas críticas con su última grabación dedicada precisamente a Rossini: la Petite Messe Solennelle. Usted que ha cantado también el Stabat Mater, ¿cuáles diría que son las características del lenguaje rossiniano para soprano en estas dos obras sacras? ¿Le gusta el Rossini sacro?Cantar el Rossini sacro es, en mi opinión, un auténtico desafío. Efectivamente, he cantado tanto el Stabat mater como la Petite Messe Solennelle, y aunque no hayan sido muchas veces, sí han sido las suficientes para enamorarme de esa intensidad de la escritura de Rossini , de su capacidad para utilizar un lenguaje que nos exige a los cantantes un verdadero virtuosismo, y que implica sumergirse completamente en el texto, en su significado, y en dialogar noblemente con los otros solistas y los instrumentos. Yo canto Rossini completamente seducida por la música que escucho, que respalda de manera perfecta las partes dedicadas a la soprano. Pienso, por ejemplo, en el “Crucifixus” de la Petite Messe Solennelle, en ese clima musical tan serio y rico de pathos que da sentido al texto y que me seduce y me conmueve. El Rossini sacro, además, encaja muy bien con mi vocalidad y mi idea de belleza musical.Usted es una mujer comprometida, no solo con su profesión, también con causas ajenas que sabemos que existen, pero hacia las que no solemos mirar. Háblenos un poco de estas cuestiones y convénzanos para no ser meros espectadores.Sí, los “niños mariposa”, que al decirlo suena tan dulce, pero cuya enfermedad, la epidermólosis ampollosa, es terrible. Estos niños tienen una piel tan frágil que requieren de dolorosos tratamientos diarios. Están más expuestos que nadie a las infecciones, y para ellos, incluso las caricias de la mamá pueden ser dolorosas y peligrosas. Todo comenzó cuando conocí a “mi primera mariposa”, dulce y fortísima, un ejemplo para todos nosotros. Hoy, la investigación les ofrece alguna oportunidad más, pero todavía estamos lejos de haber encontrado la receta definitiva para combatir la epidermólosis ampollosa. Yo trato de dar a conocer esta horrible enfermedad, involucrándome con la Asociación Debra Sud Tirol – Alto Adige. Me gustaría sensibilizar a todo el mundo para recoger cada vez más fondos que se destinen a la investigación, poniendo a disposición mi voz para esa necesaria recogida de fondos.

¿Qué suele hacer Eleonora Buratto horas antes de subir al escenario? ¿sigue algún ritual? ¿Qué es lo que nunca falta en su maleta?

Antes de subir al escenario, el único ritual que sigo es rezar y repetir los pasajes más difíciles. En mi maleta, algo que no falta nunca es un buen libro y la partitura de la siguiente producción.