Sabina Puértolas

El Teatro de la Zarzuela inaugurará el próximo jueves, 28 de octubre (20h00) una nueva edición de Notas del Ambigú, uno de sus ciclos más populares y exitosos. La soprano Sabina Puértolas y el pianista Rubén Fernández Aguirre rendirán un emotivo homenaje a Emilio Arrieta (Puente de la Reina, Navarra 1821 – Madrid 1894), uno de los compositores españoles más destacados en el ámbito teatral, cuya aportación para la consolidación de la zarzuela como género fue decisiva, de quien este mismo mes de octubre se cumplen 200 años de su nacimiento.

El recital comenzará con su bella colección de ‘Canciones italinas’, con letras de Pablo MilanésFelice Romani,  Adela Curti y autores anónimos, para continuar con una ‘Suite para piano sobre temas de «Marina»’ con arreglo de Carlos Imaz y una selección de ‘Canciones españolas’ con textos de José Estremera, Antonio Arnao, Antonio Fernández Grilo y de autores anónimos.

Un estreno absoluto del polifacético compositor (pianista, cantante, director de orquesta, escritor, poeta, actor, pintor…) Alberto García Demestres, cuya poliédrica alma renacentista ha creado para la ocasión una “escena lírica para soprano y piano” bajo el título ‘Los cisnes en palacio’ con texto de Antonio Carvajal.

Se da el caso de que este es el segundo homenaje que Sabina Puértolas (nacida en Zaragoza, aunque criada y educada en Navarra) y Rubén Fernández Aguirre (natural de Barakaldo, Vizcaya), rinden en el Teatro de la Zarzuela a Emilion Arrieta por su bicentenario. El primero fue el pasado mes de marzo junto con otros dos navarros ilustres como son la mezzosoprano Maite Beaumont y el tenor José Luis Sola.

Notas del Ambigú 21/22

En la presente temporada el Teatro sigue ofreciendo el doble de recitales que al inicio del ciclo. 10 citas ineludibles del 28 de octubre al 4 de julio.

Al de Sabina Puértolas y Rubén Fernández Aguirre sobre Emilio Arrieta seguirá el de los jóvenes cantantes provenientes del teatro musical Nuria Pérez y David Pérez Bayona, salidos del premiado Proyecto Zarza (zarzuela hecha por jóvenes para jóvenes), quienes acompañados por el pianista Álvaro Ortega Luna trazarán las similitudes entre el teatro musical americano anterior a los 60 y la zarzuela en el espectáculo ‘Enzarzados’  (15 de noviembre); luego será el turno del dúo formado por el bandoneonista Claudio Constantini y la pianista Louiza Hamadi que ofrecerán un programa para festejar el centenario del nacimiento de Astor Piazzolla (2 de diciembre); a continuación será el contratenor Alberto Miguélez Rouco, flanqueado por el laúd de Pablo Fitzgerald y la viola da gamba de Teodoro Baù quien abordará las Cantadas de José Torres, uno de los compositores cruciales del Barroco (4 de enero). El ecuador del ciclo lo marcará el espectáculo de Enrique Viana ‘Luisa Fernanda, ya tengo Instagram’ quien en compañía del pianista Ramón Grau ofrecerá, con el genuino estilo a que nos tiene acostumbrados, hora y cuarto de lírica, ironía y crítica, de reflexión y surrealismo, de absurdo y realidad contada y cantada (7, 8 y 9 de enero). La soprano Carmen Romeu y el pianista Borja Mariño presentarán, a su vez, ‘La meua llar’ con la intención de llevarnos en alas de la música a ese lugar íntimo, de reunión familiar, de calma y seguridad, de tradiciones, enseñanza, música y aromas de niñez –a puchero, naranjas y azahar–, el pálpito de la tierra en cada nota: Valencia (11 de febrero). Con ocasión del Día Internacional de la Mujer, la actriz y cantante Gurutze Beitia y el pianista César Belda presentrán ‘Una mujer en la música’, recital integrado por obras de compositoras de música popular de España y allende los mares (8 de marzo). Seguirá el ciclo con el concierto ‘Catalanes por el mundo’ en el que el tenor David Alegret y el pianista Rubén Fernández Aguirre ofrecerán obras de autores catalanes que compusieron también en otros idiomas como Eduard Toldrà, Joan Manén, Pau Casals, Jaume Pahissa o Isaac Albéniz (18 de abril). Con el propósito de fomentar la creación de nuevas obras para grupo de cámara, y en colaboración con el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid, el Teatro de la Zarzuela convocará un concurso para jóvenes compositores cuyas tres obras ganadoras serán estrenadas por el Ensemble Opus 22 (28 de junio). Y el broche final del ciclo lo pondrá la guitarra de Rafael Aguirre, quien en ‘Los últimos románticos’ interpretará obras de Francisco Tárrega e Isaac Albéniz (4 de julio).

Andrea Jiménez, canción vasca

En la presente temporada del Teatro de la Zarzuela la música vasca es protagonista indiscutible. Ya desde su apertura en octubre, se adivinaba la feliz intención con ‘El caserío’ de Jesús Guridi. Después llegaron los ‘Cuartetos vascos’ en uno de los conciertos del ciclo ‘Domingos de Cámara con Ñ’ que protagonizan agrupaciones compuestas por profesores de la Orquesta Titular del Teatro, ORCAM, y tras ellos ‘Mirentxu’, también de Guridi, en la primera ocasión que en el coliseo de la plazuela de Jovellanos se cantaba en euskera. Ahora es el turno de la joven soprano navarra Andrea Jiménez, quien nos sumerja mañana martes 4 de febrero (20h00) y dentro del Ciclo Notas del Ambigú, en el bello y electrizante universo del cancionero vasco. La intérprete estará acompañada al piano por Ramón Grau.

En el recital serán protagonistas cinco compositores indispensables de nuestra música: Jesús Guridi (¡cómo no!), de quien Jiménez cantará las ‘Seis canciones infantiles’ con textos de Jesús María de ArozamenaPablo Sorozábal, quien, dicho sea de paso, y al hilo de lo ya expuesto, tomará el relevo en esta constelación de música vasca cerrando la temporada lírica con ‘La tabernera del puerto’; José María Usandizaga,  de quien se interpretará ‘Rapsodia Vascongada’ y las páginas para piano solo ‘Jota’; Emiliana de Zubeldía, con las ‘Seis canciones populares españolas’; y Emilio Arrieta, de quien podrán escucharse ‘La niña abandonada’, ‘La sombra’ o ‘De las aves el trino amoroso’, romanza esta última de la zarzuela ‘El planeta Venus’ con textos de Ventura de la Vega.

El Teatro de la Zarzuela volverá a ser así ese lugar diferente donde también los conciertos se viven como una experiencia única. Público y artistas compartiendo la música en comunión. Próximos en un mismo plano, arropados por la intimidad de ese cálido salón que es el Ambigú.

Al concierto de Andrea Jiménez, quinto del ciclo, seguirán los del tenor y actor Ángel Ruiz dedicado al Cuplé, la soprano Ruth González ‘Tres pasiones de mujer’, la formación barroca La ritirata liderada por el violonchelista Josetxu Obregón ‘Il Spiritillo Brando’, el guitarrista Ricardo Gallén ‘Guitarra romántica’, el Trío Arbós con su nueva entrega de ‘Música de cámara’ y el de la soprano Berna Perles sobre Joaquín Turina.

Marina

Marina es una de esas obras españolas de referencia que todos los aficionados tienen registrada en su memoria. Quién no tararea a veces su conocidísima “A beber, a beber”. También ha sido siempre una de las más programadas. La última vez hace escasos cuatro años en este mismo teatro. Aunque anteriormente habían transcurrido veinte años, desde que Alfredo Kraus interpretaba a Jorge.

El maestro Emilio Arrieta, transformó la zarzuela Marina en ópera para poder ser estrenada en el Teatro Real. Acontecimiento que ocurrió en 1871.

Esta ópera en tres actos, dirigida por Ramón Tebar y con dirección escénica de Ignacio García, ha contado con un reparto joven y casi desconocido. El papel principal de Marina ha sido interpretado por la ucraniana, con pasaporte rumano, Olena Sloia. Esta joven soprano afincada en Madrid desde hace años, tiene una curiosa historia. Cantaba en distintos locales y calles de Madrid, hasta que un día, cerca de la Plaza de Ópera, fue descubierta por el maestro Miguel Ángel Gómez Martínez, presente en la sala el día del estreno. A partir de ahí, y con la inestimable recomendación del maestro, se ha iniciado lo que esperemos sea una brillante carrera en el mundo de la lírica. Cualidades no le faltan. Posee un agradable y vigoroso registro agudo con el que no pudo el exceso de volumen de la orquesta. Ganó en expresividad y apoyo en el tercer acto y consiguió una merecida ovación.

El personaje de Jorge estaba interpretado por el tenor Alejandro del Cerro. Empezó algo destemplado o nervioso, lo que no le impidió abordar sus complicadas arias con valentía. En el tercer acto se vino arriba y ofreció momentos de gran lirismo.

Damián del Castillo, como Roque, fue también de menos a más. Algo pasado de impostación y tosquedad en algunos momentos.

La escenografía, reposición de la Marina de hace cuatro años, en esta ocasión es más nocturna y evocadora gracias a la iluminación de Paco Ariza. El mar y los marineros están muy presentes durante toda la obra. También una parte del embarcadero, que ocupaba la mitad del escenario y limitaba los movimientos al coro.

La orquesta, dirigida enérgicamente por el debutante en la Zarzuela Ramón Tebar, alcanzó por momentos un volumen de sonido que puso en aprietos a los cantantes. Mucho más ajustada en la segunda parte, resaltó su dinamismo.

Un buen final de temporada para un Teatro de la Zarzuela en el que se empieza a notar el profundo trabajo del nuevo equipo, y que proyecta ya la ilusión del futuro inmediato.

Marina

Recién presentada la Temporada 2017-2018 con el objetivo de tender la mano a todos los públicos, como el “teatro plural” que es y debe ser, el Teatro de la Zarzuela pone el broche al presente curso con un título que el aficionado siempre agradece y disfruta con especial emoción. Se trata de ‘Marina’, la ópera en tres actos que Emilio Arrieta estrenara allá por 1871 en el Teatro Real de Madrid (dieciséis años antes había visto la luz en formato de zarzuela), con libreto de Francisco Camprodón y Miguel Ramón Carrión.

Las funciones de ‘Marina’ contarán con el apoyo de la Sociedad Estatal Loterías y Apuestas del Estado gracias al contrato de patrocinio recién renovado con el INAEM por tercer año consecutivo, para la promoción y difusión de las artes escénicas y la música, en virtud del cual la Sociedad Estatal apoyará la creación artística de los centros del Instituto.

A lo largo de los más de 160 años de historia del Teatro de la Zarzuela, ‘Marina’ —junto con ‘El barberillo de Lavapiés’, ‘Jugar con fuego’, ‘El dúo de «La africana»’ o ‘La Gran Vía’— es uno de los títulos con mayor presencia en este escenario. Pero la de Arrieta, con gran diferencia, ha protagonizado más estrenos de temporada que ninguna otra obra lírica.

Sin duda una perla musical dentro de la vertiente española del género, la producción que presenta estos días La Zarzuela en 8 funciones del 15 al 24 de junio es la reposición de aquella ‘Marina’ con dirección de escena del internacional Ignacio García que tan buen sabor de boca dejó al público en 2013.

Para la ocasión, frente a la Orquesta de la Comunidad de Madrid (Titular del Teatro) ocupará el foso Ramón Tebar, uno de nuestros directores más cosmopolitas y reconocidos de forma unánime, que tiene en su haber la Cruz Oficial de la Orden del Mérito Civil en reconocimiento a sus aportaciones y logros culturales, y que entre muchos otros valores atesora el de ser el primer director español titular de una compañía de ópera en Estados Unidos, la Florida Grand Opera. Tebar es asimismo director artístico de la Ópera de Naples en Florida, principal director invitado del Palau de Les Arts Reina Sofía de Valencia, y director artístico de la Sinfónica de Palm Beach. Con esta ‘Marina’ se presenta por primera vez ante el público del Teatro de la Zarzuela.

El reparto, que subirá a escena junto al Coro Titular del Teatro de la Zarzuela, está integrado por jóvenes cantantes, todos ellos con importantes carreras en marcha, como las sopranos Olena Sloia y Leonor Bonilla (las dos “Marinas”, enamoradas en secreto del joven marino Jorge), los tenoresAlejandro del Cerro y Eduardo Aladrén (en el papel del capitán de buque Jorge. Enamorado a su vez y también de forma furtiva de Marina, ambos jóvenes ven peligrar su futuro por medias palabras y malos entendidos), los barítonos Damián del Castillo y Germán Olvera (que encarnan el rol del contramaestre Roque, un personaje desengañado que recurre al alcohol como refugio, y que al cabo es quien intuye los problemas y trata de poner orden en el enredo),  el bajo Ivo Stanchev (que hace las veces de Pascual, el tercero en discordia en esta historia de amores secretos a la orilla del mar) o el barítono David Oller (que da vida al capitán mercante Alberto, dueño de una carta que a la postre desatará el nudo marinero de la intriga). Completan el elenco los miembros del Coro del Teatro Graciela Moncloa y Antonio González.

Algunos de estos cantantes han participado durante esta Temporada en el Proyecto Zig-Zag del Teatro de la Zarzuela, en colaboración con la Ópera de Naples y con AC/E, Acción Cultural Española, acudiendo a Estados Unidos para participar en clases magistrales de la gran Renata Scotto y en diversos conciertos de zarzuela y música española.

La escenografía de esta propuesta está firmada por Juan Sanz y Miguel Ángel Coso, el vestuario es de Pepe Corzo y la iluminación es una creación de Paco Ariza.

 Lobos de mar, astilleros y marinos intrépidos

 Ignacio García, empeñado desde hace años en llevar nuestro patrimonio musical por el mundo, y sobre todo por Latinoamérica donde  en México tiene su segunda patria, afirma sobre los personajes masculinos que pueblan esta historia que “no son marineritos de primera comunión, sino lobos de mar, sudorosos trabajadores de los astilleros o marinos intrépidos quienes se enfrentan en la lucha por la atención, el amor y la compañía de la protagonista”. Y a esta, a Marina, la define como “una mujer confundida y asustada, que con su aturdimiento ante la llegada del amor marino, genera todo el embrollo de la trama”.

Y así nos encontramos con un desarrollo escénico punzante, ya que, asegura García, ese que habitan los personajes de la ópera “es un mundo de brea y de sudor, de salitre y esfuerzo, un homenaje a las gentes de la mar, a quienes se lanzan a buscar la vida entre las olas y a quienes les esperan en el puerto”. Y es por todas estas razones, que subyacen de modo poderoso en la música de Arrieta, “por lo que hemos querido proponer una versión virulenta y enérgica, una escena vívida y envejecida, en la que los anhelos se agotan y se ven alejarse, muy lejos del mundo de la postal idílica de un mar protector y vacacional”.

Sin duda, una forma magnífica de cerrar temporada.

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