El pasado sábado 22 de junio, el Auditorio Nacional de Música acogió la quinta edición (las cuatro anteriores, en junio de 2011, 2013, 2015 y 2017) del maratón musical ¡Solo música!, cita bienal nacida para celebrar el Día de la Música. Organizado por el Centro Nacional de Difusión Musical (CNDM), unidad perteneciente al Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM), esta edición presentó 7 conciertos, con más de 500 intérpretes, a lo largo de 13 horas ininterrumpidas de música, con los ballets rusos de Chaikovski y Stravinski como eje central. Las actividades se repartieron entre la Sala Sinfónica y los dos espacios extraordinarios añadidos en las ediciones anteriores, el Salón de Tapices y el auditorio al aire libre de la Plaza Rodolfo y Ernesto Halffter, atrayendo la atención de 10.594 madrileños, casi un 80% de aforo, muchos de ellos poco familiarizados con la música clásica, que siguieron entusiasmados las propuestas programadas.

Como sucedió con los maestros Víctor Pablo Pérez (2017), Juanjo Mena (2015) y Jesús López Cobos (2013) Josep Pons ha superado el reto propuesto con gran éxito: casi un siglo de historia musical incidental rusa desde las Danzas Polovtsianas de Borodin, de 1869, a Petrushka de Stravinski compuesto en 1947.

Además de los conciertos ya citados, hay que mencionar Jazz Vermut!, improvisaciones jazzísticas de extractos musicales de los ballets rusos interpretadas por destacados solistas del panorama nacional que amenizaron las degustaciones gastronómicas montadas para avituallar al público. Como en ocasiones previas, a partir de media tarde se emitieron, en directo, en una pantalla gigante en la calle los conciertos de la Orquesta Nacional de España y la Joven Orquesta Nacional de España y, en diferido, el concierto de la Orquesta Sinfónica de RTVE. Cerca de la medianoche, la música de Haendel cerró la jornada acompañando a un castillo de fuegos artificiales, tradicional broche final de la cita más importante de música clásica dentro de las celebraciones de la “Fiesta de la Música”.

Proyecto compartido 
Como en años anteriores, el proyecto ha sido posible gracias al apoyo del Ayuntamiento de Madrid, el Grupo RTVE (al que pertenece la Orquesta Sinfónica de RTVE), la Orquesta de la Comunidad de Madrid y la Orquesta Sinfónica de Madrid que se han sumado una vez más a esta iniciativa musical sin precedentes en nuestro país. Además, agradecer la participación de otras unidades del INAEM, como son la Orquesta Nacional de España, la Joven Orquesta Nacional de España o el propio Auditorio Nacional de Música, para hacerla realidad y abrirla al mayor número de ciudadanos posible. Hay que destacar el respaldo constante de los medios de comunicación, en especial el de Radio Clásica, que emitió en directo tres de los conciertos sinfónicos y RTVE, que grabó los cinco para emitirlos próximamente dentro de su programación dedicada a la música culta. Cerca de 150 profesionales hicieron posible que esta maratoniana jornada musical se desarrollara con total normalidad, sin ningún incidente entre el numeroso público asistente, que en todo momento se mostró tan respetuoso como entusiasta.

La prensa ha dicho de ¡Que vienen los rusos!: 
«…Y de riesgo y entrega (la calidad se da por supuesta) va un maratón sinfónico. Lo demostró la Joven Orquesta Nacional de España, que brindó una versión brillante y emotiva. Aquí se bailó hasta la muerte, tal y como soñó el compositor. Pons, muy aplaudido durante todo el día, obtuvo, por fin, su mayor ovación. Y parecía poner cara de Diáguilev y esbozar en los labios la frase inmortal que pronunció, tras el escandaloso estreno de la obra: Esto es exactamente lo que quería» Pablo L. Rodríguez, EL PAÍS

«Con una cadencia de dos años, «Sólo música» ha alcanzado su quinta edición concentrando en un día cinco conciertos sinfónicos, otros tantas sesiones de «jazz vermut» con improvisaciones jazzísticas sobre extractos musicales de ballets rusos, y proyecciones en la calle de lo visto en el interior de auditorio. El proyecto midió ahora sus fuerzas con una programación más concentrada que en anteriores ocasiones, aunque mantenga inalterable su ambición popular. Según avanzó la jornada, el aforo del auditorio se completó poco a poco hasta llegar al lleno absoluto. En el tramo final, el cierre habitual en la plaza Rodolfo y Ernesto Halffter, entrada principal del auditorio, con castillo de fuegos artificiales al ritmo de la famosa música que para una ocasión equivalente escribió Haendel…El Auditorio Nacional, definitivamente conquistado tras la invasión de los rusos y su música.». Alberto González Lapuente, ABC

«Poco antes de que dieran las doce de la noche Josep Pons salía a una de las balconadas del Auditorio Nacional. El maestro daba las gracias, deseaba que hubiera merecido la pena el esfuerzo del día entero y decía que después de una jornada de beber solo agua estaba deseando tomarse una cerveza. Seguro que se le sirvieron ipso facto…un día en el que Pons estuvo al frente de cinco orquestas y dio lo mejor de sí.» Gema Pajares, LA RAZÓN

«…había una especie de crescendo en la propuesta de Josep Pons por encima de las propuestas concretas de cada concierto. Pons cumplió con creces su hazaña, y las cinco orquestas respondieron con ese acierto que se da cuando sabes (saben los músicos) que esto no es una cita más ante el público. Sino otra cosa.» Santiago Martín Bermúdez. SCHERZO

«El director de orquesta (Josep) Pons ha realizado un trabajo realmente meritorio. Es verdad que era todo música de ballet y que ha faltado “lo visual”, pero si bien “el ballet queda ridículo sin música no sucede eso al revés”, defiende el director, que está persuadido de que las orquestas han contribuido a olvidar la falta de movimiento ya que el público ha sido capaz de captar en las obras “otra belleza”. Y lleva toda la razón.» José Oneto, LA REPÚBLICA

Josep Pons

¡SOLO MÚSICA! ¡QUE VIENEN LOS RUSOS! es la quinta edición del maratón musical bienal que el Centro Nacional de Difusión Musical (CNDM) y el Auditorio Nacional de Música (ambas unidades del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música, INAEM, perteneciente al Ministerio de Cultura y Deporte), organizan desde hace ocho años para unirse a las actividades programadas al hilo del “Día de la Música”, conmemoración que se celebra en toda Europa cada 21 de junio con la llegada del solsticio de verano.

Tras el éxito de las pasadas cuatro ediciones en los años 2011, 2013, 2015 y 2017, con más de 86.000 espectadores repartidos en 54 horas de música y 93 conciertos, esta edición tendrá lugar el sábado 22 de junio (de 11h. a 24h.) con la interpretación de extractos y obras completas de los ballets rusos más famosos, en un solo día y por cinco orquestas distintas. El objetivo principal de esta cita sigue siendo atraer a nuevos públicos o aquellos menos habituales de las salas de concierto. Y todo ello a precios muy populares.

¡QUE VIENEN LOS RUSOS! propone cinco conciertos con las cuatro orquestas madrileñas (Orquesta Sinfónica de Madrid, Orquesta de la Comunidad de Madrid, Orquesta Sinfónica RTVE y Orquesta Nacional de España) además de la Joven Orquesta Nacional de España, dirigidas todas ellas por un solo maestro (marca de la casa de este popular proyecto), en este caso, Josep Pons.

Este programa nació hace cuatro años unido a la edición de ¡SOLO MÚSICA! 2015 donde se interpretó la integral de las sinfonías de Chaikovski (dirigidas por Juanjo Mena), pero su amplitud de contenido requería una edición específica. La admiración de Igor Stravinski por la obra de Piotr Ilich Chaikovski vertebra un programa musical que presenta los tres grandes ballets de Chaikovski (El lago de los cisnes, La Bella Durmiente y El Cascanueces), los tres ballets más populares de Stravinski (El pájaro de fuego, Petrushka y La consagración de la primavera), a los que se añadirán el ballet Romeo y Julieta de Serguéi Prokófiev (junto al homónimo de Chaikovski), la Suite de Jazz de Dmitri Shostakóvich, Scheherezade de Nikolái Rimski-Kórsakov y las Danzas Polovtsianas (de la ópera El Príncipe Ígor) de Aleksander Borodin. Casi un siglo de historia musical incidental rusa desde las Danzas Polovtsianas, de 1869, a El pájaro de fuego de 1945.

Entre las 12 horas y las 19.15 horas, el Auditorio seguirá vibrando desde el Salón de Tapices con las improvisaciones jazzísticas sobre las obras programadas que amenizarán las pausas de todos aquellos espectadores que decidan vivir todo el maratón. A partir de las 19.30 horas la fiesta se trasladará también al aire libre en la plaza de Rodolfo y Ernesto Halffter (plaza ubicada en el acceso a la Sala Sinfónica del Auditorio Nacional), con la retransmisión en diferido del concierto de la Orquesta de Radiotelevisión Española y en directo de los conciertos de la Orquesta Nacional de España (19.30 horas) y de la Joven Orquesta Nacional de España (22.30 horas). Al filo de la medianoche, se cerrará la jornada con fuegos artificiales al ritmo de la Música para los reales fuegos artificiales de Haendel.

Con más de 13 horas de música ininterrumpida en tres espacios diferentes del Auditorio Nacional (Sala Sinfónica, Salón de Tapices y el auditorio al aire libre en la plaza de Rodolfo y Ernesto Halffter) ¡SOLO MÚSICA! va a reunir en un mismo día a más 500 intérpretes agrupados en cinco orquestas sinfónicas (Orquesta Sinfónica de Madrid, Orquesta de la Comunidad de Madrid, Orquesta Sinfónica RTVE, Orquesta Nacional de España y Joven Orquesta Nacional de España) y una banda de jazz que interpretarán un total de 11 obras a lo largo de 7 conciertos.

¡SOLO MÚSICA! mantiene su objetivo de llegar a todo el mundo. Así, por el precio habitual medio de un concierto sinfónico se podrá disfrutar de todas las actividades en la Sala Sinfónica del Auditorio Nacional (abonos de 17,50 a 52,50 euros para los 5 conciertos, y de 12 a 36 euros en el caso de los abonos mixtos que permiten elegir un concierto de la mañana y dos de la tarde/noche). Las localidades tienen un precio de 5 a 15 euros para el público general y de 4 a 12 euros para menores de 30 años. El jazz del Salón de Tapices y las actividades al aire libre tendrán acceso gratuito. La venta de abonos estará disponible hasta el 5 de mayo y las localidades a partir del 8 de mayo en los canales habituales de venta del CNDM (taquillas del Auditorio Nacional y teatros del INAEM, por teléfono en el 902 22 49 49 y en la web www.entradasinaem.es)

La gesta será posible gracias a colaboradores ya habituales como son la Orquesta Nacional de España y la Joven Orquesta Nacional de España (ambos unidades también del INAEM), el Ayuntamiento de Madrid, el Grupo RTVE, la Orquesta de la Comunidad de Madrid y la Orquesta Sinfónica de Madrid que se suman una vez más a esta iniciativa musical sin precedentes en nuestro país, para hacerla realidad y abrirla al mayor número de ciudadanos posible.

Radiotelevisión Española, también presente en las pasadas ediciones, grabará la parte sinfónica para emitirla posteriormente dentro de su programación semanal dedicada a la música clásica.

La imagen de este año es una obra original del ilustrador madrileño Iván Solbes.

Una batuta para dirigirlos a todos

Josep Pons (Puigreig, 1957) comenzó su formación musical en la prestigiosa Escolanía de Montserrat. La tradición secular y el estudio intenso de la polifonía y la música contemporánea en este centro marcaron su desarrollo posterior tanto musical como intelectual. En 1999 recibió el Premio Nacional de Música de España por su destacado trabajo en la música del siglo XX.

Considerado como el principal director de orquesta español de su generación, ha establecido sólidas relaciones con la Gewandhausorchester Leipzig, Orchestre de Paris, Orchestre National du Capitole de Toulouse, Deutsche Kammerphilharmonie Bremen y la BBC Symphony Orchestra. Además de continuar con estas relaciones, en la temporada 2018/19 volverá a dirigir a la Orquesta Nacional de España, la Orchestre National du Capitole de Toulouse, a la Sinfónica de Galicia y a la Orquesta de Castilla y León. También colaborará con la NHK Symphony Orchestra, Taipei Symphony Orchestra y Singapore Symphony Orchestra.

Como director musical del Gran Teatre del Liceu, dirige varias producciones en Barcelona cada temporada, entre las que han estado Roméo et Juliette, Tristan und Isolde, Don Giovanni y Elektra. En esta temporada dirigirá las óperas Káťa Kabanova, Rodelinda y el estreno mundial de L’Enigma de Lea de Casablancas, así como varios conciertos sinfónicos. Pons también ocupa el cargo de Director Honorario de la Orquesta Nacional de España, donde fue director artístico durante nueve años, época en la que se consolidó su faceta internacional y es director honorífico de la Orquesta Ciudad de Granada.

La discografía de Josep Pons, con más de 50 CD´s y DVD´s, en su mayoría editados por Harmonia Mundi y Deutsche Grammophon, incluye algunas grabaciones de Manuel de Falla y repertorio francés cuyas interpretaciones han sido consideradas de referencia y galardonadas con numerosos premios. Su grabación de Noches en los jardines de España con Javier Perianes obtuvo un “Choc de la Musique”, Melancolía con Patricia Petibon recibió el premio “Gramophone Editor’s Choice” y su colaboración con Tomatito le valió un “Grammy Latino”. Su última grabación de Sinfonia de Berio y Frühe Lieder (Mahler/Berio) con la Orquesta Sinfónica de la BBC y Matthias Goerne ha recibido el “Premio de Música de la BBC”, el “Choc de la Musique” y el “Télérama Ffff”, además de estar entre los 10 mejores discos del año de Presto Classical.

FEARLESS

La Orquesta Nacional de España bajo la dirección de Josep Pons y Decca presentan su nuevo álbum Fearless, cuyo lanzamiento supone el debut discográfico como solista de Manuel Blanco, trompeta solista de la orquesta. Fearless propone un amplio y colorido recorrido por algunas de las obras más complejas y representativas del repertorio para trompeta, incluyendo obras de Zimmermann, Haydn, L. Mozart, Tomasi y Nathan.

Desde que la interpretación del Concierto para trompeta y orquesta de Bernd Alois Zimmermann, una de las obras clave del álbum, otorgara en 2011 a Blanco el primer premio del prestigioso concurso Internacional ARD de Múnich, Manuel compagina su carrera como solista con su puesto de trompeta solista en la Orquesta Nacional.

EL TROMPETISTA MODERNO DEL SIGLO XXI

El mundo de la música contiene actualmente un cosmos increíblemente complejo de estilos y tendencias, más rico que en cualquier otra época anterior. Escuchamos nuevos géneros como rap o techno junto con jazz, música clásica o producciones contemporáneas, abarcando música de diversas etnias e incluso el canto de los pájaros y las ballenas. Si miramos al pasado, encontramos una flauta de 40.000 años de antigüedad con agujeros que forman una escala musical. A partir de un hueso de pájaro, este procedimiento increíblemente inteligente y planificado nos muestra que desde el comienzo de la historia del hombre moderno, datada hace 300.000 años, la conciencia humana ha ido evolucionando y perfeccionándose incluyendo a la música en este proceso. Si dirigimos la mirada hacia nuestros tiempos, la neurociencia moderna presenta casi mensualmente nuevos descubrimientos que modifican los métodos de aprendizaje y los conceptos pedagógicos. Seguro que nuestro flautista de hace 40.000 años no se dedicaba a investigar sobre el estrés o el flow, pero la música ejercía ya una influencia inmensa en el desarrollo de su espíritu humano, generando procesos que a día de hoy sabemos que interconectan diferentes áreas cerebrales al hacer música, un arte que conecta además a las personas que siguen su magia.

En esta rica época nació un joven, Manuel Blanco GómezLimón, cuyo talento ya despuntó a edad temprana y fue promovido de manera afortunada por un conjunto de los mejores maestros: entre otros, el Catedrático José Ortí, antiguo solista de trompeta de la Orquesta Nacional de España, y el director de orquesta, trompetista, musicólogo, catedrático y Dr. Martín Baeza-Rubio, antiguo solista de trompeta de la ópera alemana de Berlín. Yo tuve la suerte y el honor de encontrarme con este joven en España, y desde el primer momento de nuestra colaboración hubo una profunda sensación de entendimiento, empatía y amistad. Su comprensión musical siempre la expresa partiendo desde el sonido, desarrollando una enorme impulsividad y una ternura que deja sin aliento. La trompeta se convierte aquí en camaleón acústico de todas las posibilidades expresivas de la música en sus correspondientes épocas. Hasta hace 30 años, el concierto para trompeta Nobody Knows de Trouble I See de BAZI, que era el alias del compositor (Bernd Alois Zimmermann), llevaba el estigmatizador apodo de “¡NO SE PUEDE TOCAR!”. Desde entonces la situación ha cambiado por completo y ese apodo ya no es aplicable a este genial concierto: ahora es la obra más interpretada del gran maestro. En 1954 Adolf Scherbaum, entonces estrella de la trompeta, intentó dominar los entresijos de la parte solista de trompeta acompañado por la orquesta de NWDR (hoy NDR) bajo la batuta del director Schmidt-Isserstedt. La especial dificultad de esta obra consistiría en interpretar las indicaciones que el compositor propone, más usuales en el jazz, como por ejemplo glissandi, blue notes y “trino labial” o shakes. Aunque la forma de escribir del compositor muestra a veces su falta de conocimiento técnico y parece algo torpe (por ejemplo, escribe en alemán “Streitdämpfer” [no significa nada] en lugar de “Straightmute” [sordina para trompeta]), de lo que se trata sobre todo es de encontrar el “espíritu” especial de la música. Tanto en su desafiante exigencia técnica de los pasajes rápidos altamente virtuosos, como también en los malabarismos de la interpretación entre el vanguardismo y el jazz, es donde Manuel Blanco mejor puede demostrar su madurez como artista de nuestro tiempo. No en vano, la interpretación de esta obra le otorgó en 2011 la victoria (primer premio) del prestigioso concurso ARD Internacional de Múnich, obteniendo con ella la calificación más alta de la historia de la competición. La segunda obra de este álbum es el famoso Concierto para trompeta en mi bemol de Joseph Haydn, una obra madura del destacado fundador del clasicismo vienés, compuesta poco después de su exitoso segundo viaje a Londres, que lanzó al mundo su fama internacional. No es de extrañar que al año siguiente de escribir esta composición compusiera el himno “Gott Erhalte Franz Den Kaiser” [Que Dios Conserve a Francisco Emperador], una pequeña variación del tema del segundo movimiento del Concierto para trompeta. Compuesta en 1796, el trompetista Anton Weidinger de la Orquesta de Esterhazy necesitó cuatro años enteros para interpretar esta obra en toda su magnitud en la trompeta de llaves que él mismo había desarrollado. Este concierto para trompeta y orquesta es genial, entre otros motivos, por la densidad temática y contrapuntística y la madurez que muestra el gran maestro. La idea central parte de la base de que gracias a la “sensacional nueva trompeta de llaves” es posible tocar una escala ya en la octava inferior, y de ahí surgen los temas principales de los tres movimientos. En el primer movimiento se añaden además “movimientos por quintas” a la idea principal junto con la breve (pero importante) disonancia en la tercera parte del compás.

El problema principal en interpretaciones anteriores de este concierto, grabado cientos de veces, consiste en la deficiente dedicación que anteriores trompetistas, directores y editores musicales han prestado al manuscrito de la obra. El autor de estas líneas también se considera parte de este grupo, como la gran mayoría de sus colegas. El compositor mantuvo intencionadamente el solo de trompeta “desnudo”, es decir, sin signos de articulación ni de fraseo, pensado con un margen de maniobra lo más amplio posible para que el intérprete destacara con habilidad los puntos fuertes, enmascarando en lo posible los débiles, tanto de la trompeta natural como del instrumento provisto de nuevas llaves. Este vacío lo han utilizado innumerables trompetistas y editores de nuevas ediciones para llevar a cabo sus propuestas personales de interpretación. Se escribieron propuestas de articulación y de fraseo sin hacer constar su autoría y sin tener en cuenta el manuscrito. Con mucha frecuencia el resultado de esa arbitrariedad fue un salvaje atronar heroico de trompeta que en el tercer movimiento desemboca en algo parecido a música circense; sin tener en cuenta, o sin saber, que en casi todas las partituras de Haydn solamente en los primeros compases del movimiento correspondiente se dan indicaciones precisas de interpretación que luego, evidentemente, se deben aplicar a todo el tema, a todo el movimiento o a toda la obra. En esta grabación con el solista Manuel Blanco encontramos por primera vez una interpretación que en los tres movimientos respeta y hace brillar la tónica melodiosa de la obra. La idea fija de este cantabile se aplica aquí por igual para el primero, el segundo y el tercer movimiento. Maurice André fue el trompetista que estrenó la obra de Henri Tomasi, rica en contrastes y en ocasiones salvaje. Semaine Sainte à Cuzco es la representación musical de un ritual pagano-cristiano de Pascua en Perú. Fue compuesta para trompeta y órgano (así como también para cuerda con 2 arpas obligadas en el año 1964. Escrita en tres movimientos, la pieza comienza con violentas cascadas danzantes para desplegar en su parte central una melodía a modo de oración. Henri Tomasi, ganador del Grand Prix de Rome 1927, había compuesto ya en el año 1948 un concierto completo para trompeta que está considerado una de las obras principales del repertorio de este instrumento.

Antes de 1762, Leopold Mozart escribió una Serenata de nueve movimientos en re mayor que, además del llamado Concertino para trompeta, dos trompas y cuerda, también contiene el llamado concierto para trombón en tres movimientos, que se realiza directamente a continuación del Concertino para trompeta. Además de la peculiaridad de interpretar música al estilo galante, con gran consideración de las partes fuertes y débiles, Leopold Mozart incluye en su obra la destreza de producir los armónicos naturales más allá del vigésimo armónico natural. De esta manera se produce en la segunda mitad del siglo XVIII un repentino periodo de esplendor del arte de la trompeta barroca en toda Europa central. Asimismo, con Michael Haydn, hermano de Joseph, Johann Samuel Endler, Johann Matthias Sperger, Georg Philipp Telemann, Jan Dismas Zelenka, Franz Xaver Richter, Georg Reuter, el joven Carl Heinrivh Biber y muchos otros, se produce de pronto una fase final del arte de tocar la trompeta en el registro del clarinete en la tercera octava. Como tocado por un rayo, este repertorio desaparece con el comienzo de la revolución francesa y el subsiguiente giro de todos los valores, pasando de la aristocracia a una sociedad burguesa que ya no puede encontrar placer en el polvoriento glamour de los excesos de la antigua trompeta y centra su atención en el clasicismo vienés y sus instrumentos favoritos: el violín, la flauta y el clarinete. Llegados al final del álbum, volvemos a escuchar la melodía de la primera pieza: Nobody Knows The Trouble I’ve Seen… esta vez con ropaje funk en una composición sobre el espiritual anónimo de Federico Nathan, compuesto y grabado por primera vez mundialmente para este álbum. Con una improvisación sobre este tema finaliza aquí un recorrido por el mundo de la trompeta, donde Manuel Blanco interpreta en todos los registros este instrumento de reyes. Y sabe brillar en todos los planos.

Reinhold Friedrich Catedrático en la Escuela Estatal Superior de Música de Karlsruhe Trompetista. Profesor honorario en la Royal Academy of Music de Londres, la Academia Sibelius de Helsinki y en Hiroshima (Japón)

Traducido por Ángel Jábega

Liceu

El Gran Teatre del Liceu de Barcelona presentó el pasado 27 de febrero la nueva temporada 2015/16. Con ella, el Teatro refuerza su papel como referente artístico en cuanto al nivel de sus producciones, muchas de ellas innovadoras, y la calidad de sus voces, con un debut mundial. En muchos casos, la programación viene a cubrir vacíos históricos, con estrenos absolutos de títulos.

El presupuesto de la temporada será de 41,5 millones de euros, frente a los 40,2 millones de la actual, con un reequilibrio de las cuentas que, por primera vez, reflejarán un ligero superávit: 123.000 euros, dando así cumplimiento al Plan Estratégico 2014-2017.

La temporada –que vuelve a ser de septiembre a julio- se incrementa en número de funciones, que pasan de 108 a 114 y se mantiene el número de títulos de ópera: 12.

Ópera

La inauguración oficial de la temporada de ópera será el 7 de octubre con Nabucco, en una coproducción del Gran Teatre del Liceu con el Teatro alla Scala de Milán, el Royal Opera House Covent Garden de Londres y la Lyric Opera de Chicago. Entre su reparto, destaca Ambrogio Maestri, triunfador la pasada temporada con Tosca, y el director de escena Daniele Abbado.

A continuación, se programará Benvenuto Cellini, de Hector Berlioz, una ópera que sólo se ha representado una vez en el Liceu, en la temporada 1977. Esta obra llega de la mano de Terry Gillam, uno de los fundadores de los míticos Monty Python, con una escenografía innovadora. La obra, producida por la English National Opera (ENO) y la De Nederlande Opera de Ámsterdam, acaba de conseguir un éxito abrumador en Londres. La orquesta estará dirigida por el director musical del Liceu, Josep Pons.

En el mes de diciembre, llegará Lucia di Lammermoor, de Gaetano Donizetti, donde se producirá el debut mundial del tenor Juan Diego Flórez en el papel de Edgardo y que estará acompañado por Elena Mosuc, entre otros. En la escenografía destaca una enorme torre de vidrio inclinada, situada en el escenario, en una ópera dirigida musicalmente por Marco Armiliato y con la dirección de escena de Damiano Michieletto.

Otro plato fuerte de la temporada será la representación de dos Otello: el de Verdi y el de Rossini, de la mano de los dos tenores más reputados en el papel protagonista: Aleksandrs Antonenko y Gregory Kunde (el Pollione en Norma de esta temporada).

Así mismo, se cierra la Teatralogía de Wagner con Götterdämmerung (El crepúsculo de los dioses), con Iréne Theorin, Lance Ryan y las mejores voces wagnerianas de Bayreuth. La dirección musical correrá a cargo de Josep Pons.

El Liceu acogerá el estreno en España de Written on skin (Escrito sobre piel), una ópera del siglo XXI, que estrenada hace tres años en Aix-en-Provence se ha convertido en un referente a escala mundial. La ópera, en versión semiescenificada, estará dirigida por su propio compositor: George Benjamin.

También será estreno absoluto Serse de Händel, que nunca se ha visto en el Liceu. Esta ópera barroca, en versión concierto, estará interpretada por una de las mejores formaciones en el género, el Ensemble Matheus, con instrumentos de época.

La temporada acogerá una celebración especial: la de los 50 años del debut de Plácido Domingo, que actuará en Simon Boccanegra, de Verdi, con un elenco que incluye a Leo Nucci y a Giovanni Meoni, en una producción propia del Liceu y el Grand Théâtre de Ginebra.

Un reparto de lujo se verá en I Capuleti e i Montecchi, de Bellini, una ópera poco representada en el Liceu, que contará con las voces de Elina Garança, Silvia Tro Santafé, Patricia Ciofi y Ekaterina Siurina. El vestuario lleva el sello del diseñador francés Christian Lacroix.

Una de las óperas más apreciadas por el público del Liceu, la Bohème de Puccini, se podrá ver en los meses de junio y julio, en una nueva producción en el Liceu de la English National Opera y la Cincinatti Opera, bajo la dirección de escena de Jonathan Miller, uno de los renovadores de la escenografía lírica moderna. En el reparto se verá a la ganadora del Concurso Viñas de este año, la ucraniana Olga Kulchynska, en una apuesta por las nuevas voces.

Clausurará la temporada Die Zauberflöte (La flauta mágica), de Mozart, con una estética innovadora que recuerda al cine mudo de los años 20. La producción proviene de la Komische Oper de Berlin, que ha triunfado en varios países.

Danza

La programación de danza incluye dos reputadas compañías: la English National Ballet de Tamara Rojo, que interpretará El lago de los cisnes, y la Compañía Nacional de Danza, bajo la dirección de José Carlos Martínez. En ambos casos, la música irá a cargo de la Orquesta Sinfónica del Liceu.

La Compañía Nacional estrenará en el Liceu su Homenaje a Granados y a continuación ofrecerá coreografías contemporáneas, entre ellas de Jerome Robbins, William Forsythe y el propio director de la compañía.

Conciertos y recitales

En este capítulo destaca el concierto que ofrecerá el director italiano Riccardo Muti, que interpretará Mozart con una orquesta integrada por miembros de la “Luigi Cherubini” y la Orquesta del Liceu, con acompañamiento al piano de Ignasi Cambra.

Una propuesta atractiva será la del actor norteamericano John Malkovich, que interpretará Egmont de Beethoven, basado en el clásico de Goethe, en un programa que incluye la Sinfonía número 7 del genio alemán.

La Orquesta del Liceu, bajo la batuta del maestro Pons, interpretará su programa sinfónico con obras vinculadas a títulos de ópera y músicas procedentes de otros géneros, como el cine. Es el caso de un concierto a propósito de Wagner (con obras vinculadas a Star Wars, Indiana Jones y El señor de los anillos) y otro a propósito de Romeo y Julieta. El ciclo sinfónico se completará con un programa dedicado a Mendelson y Tchaikovsky que tendrá lugar en L’Auditori.

Por Navidad, se volverá a programar Els Pastorets, cantata de Nadal, de Albert Guinovart, después del éxito conseguido en la pasada edición, cuando el Liceu contó con programación propia por estas fechas. El Memorial Pau Casals tendrá continuidad con El Pessebre, del propio Casals, con textos de Joan Alavedra y la interpretación de la Orquesta del Teatro y la Polifónica de Puig-reig.

En el capítulo de grandes voces, destaca el concierto de la mezzo Joyce DiDonato, que acaba de triunfar con Maria Stuarda, el concierto con Diana Damrau, que interpretará piezas de bel canto, y el concierto del barítono Christian Gerhaher, uno de los principales lideristas del momento y ganador del premio al mejor recital del 2014 de los Premios Campoamor.

El Petit Liceu

La programación para los más pequeños se renueva la próxima temporada, aunque se mantienen algunos de los espectáculos más solicitados por el público, como El superbarber de Sevilla, Guillem Tell y La casa flotant.

Destaca el estreno de un espectáculo: Aria kadabra, una nueva producción del Liceu donde se explicará la temporada de los adultos a los niños mediante el ilusionismo y la magia, un espectáculo que tiene intención de continuidad en próximas temporadas.

Asimismo, se estrenará L’ocell prodigiós, de la compañía La Maquiné, un espectáculo de marionetas basado en la leyenda El pájaro de fuego de Igor Stravinsky.

Por último, se recupera un espectáculo de danza: Minus 16. Un ballo, de IT dansa, la compañía del Institut del Teatre, con la intención de introducir a los más pequeños en el mundo de la danza.

Logo Festival Castell Peralada 2'13

Como no podía ser menos en este año 2013, conmemorativo de los bicentenarios de Richard Wagner (Leipzig, Alemania, 22 de mayo de 1813 – Venecia, Italia, 13 de febrero de 1883), y Giuseppe Verdi (La Roncole, Bussetto, Parma, Italia, 10 de octubre de 1813 – Milán, Italia, 27 de enero de 1901):
El Festival del Castell de Peralada, ha dedicado una amplia programación para festejar ambos eventos. Ante todo, cabria señalar –es justo y necesario- la perfecta y modélica organización de este festival veraniego, en ese bello marco del catalán “Alt Empurdà”, ya muy cerca de la frontera francesa, y al que tuve el placer de asistir por primera vez en un ya lejano 2002, en un recital, con entrevista incluida del tenor peruano Juan Diego Florez, cuando empezaba a ser conocido y estaba perfilando el camino hacia esa gran fama que ha adquirido en años posteriores.
Esa magnífica programación lírica dedicada a ambos bicentenarios, se inició desde el mismo día de la inauguración del Festival, el 17 de julio, con la interpretación de la verdiana Messa di Requiem, interpretada por el Cor i l’Orquestra del Gran Teatre del Liceu, bajo la dirección de su titular Josep Pons, quien imprimió a la orquesta un ritmo vibrante y, al unísono, logrando ese alto tono dramático que requiere esta obra: cuyo estreno tuvo lugar en 1874, en homenaje al gran poeta Alessandro Manzoni, fallecido justamente un año antes. En esta composición puede comprobarse la capacidad de Verdi como orquestador, conseguida poco a poco, durante los treinta y cinco años de intenso trabajo que median entre su primera ópera Oberto Conte di San Bonifacio (1839) y ese año 1874 de estreno del Requiem. Los solistas vocales eran de auténtica categoría encabezados por la magnífica soprano holandesa Eva-María Westbroek, voz voluminosa y timbrada, dotada de ese <<squillo>> y rotundidad que precisa esta obra. No le fue a la zaga la prestación de la mezzo italiana Luciana D’Intino. También, buena prestación del bajo Michele Pertusi. Y, más discreto, el tenor Giuseppe Filianoti, de bonita y timbrada emisión, pero algo ligero para esta obra que requiere una voz de más rotunda; y, ello se pone de manifiesto, en su gran momento solista el “Ingemisco”, donde su interpretación resulta muy alejada de las realizadas por un Jussi Björling junto a Zinca Milanov en 1940 o Leontine Price en 1960, en sus grabaciones dirigidas respectivamente por Arturo Toscanini y Fritz Reiner.
El propio Toscanini dirigió otro Requiem histórico en 1951, en el neoyorkino Carnegie Hall, con la maravillosa voz del joven Giuseppe Di Stefano, flanqueado por otros dos grandes de la lírica: Fedora Barbieri y Cesare Siepi. Es preciso resaltar otro histórico Requiem, con la magnífica interpretación de un joven Luciano Pavarotti, con Leontine Price, la gran mezzo Fiorenza Cossotto, y un Nicolai Ghiaurov en su mejor momento vocal, todos dirigidos en 1967 por Herbert von Karajan, en una función scalígera filmada, y posteriormente remasterizada y editada en DVD, que ha llegado a convertirse en un documento imprescindible de esta magna obra religiosa verdiana.
De cualquier forma, este Requiem de Peralada resultó de bastantes quilates sobre todo por la dirección de Josep Pons, y las prestaciones vocales de Eva-María Westbroek y Luciana D’Intino.
La interpretación de esta obra era también un homenaje a la memoria del poeta, dramaturgo y novelista en lengua catalana Salvador Spriu, en el centenario de su nacimiento acaecido el 10 de julio de 1813, cien años después  de  Verdi y Wagner.
Y, pasamos a la segunda jornada lírica del viernes 2 de agosto, dedicada a Wagner con la Orquesta del Teatro Mariinsky de San Petersburgo dirigida por su titular Valery Gergiev, con esa fuerza y convicción que en él son habituales. Quizás, en la primera parte dedicada a la interpretación del Acto I de Die Walküre (La Valquiría), algunos instrumentistas no consiguieron unas introducciones solistas del todo ortodoxas, y me refiero a las cuerdas graves y metales. En compensación si tuvimos la fortuna de escuchar a tres cantantes rusos de voces rotundas y entonadas, con un buen dominio de la lengua alemana, algo fundamental para matizar debidamente sus respectivos roles. Muy notable la Sieglinde de la soprano Mlada Judoléi con un timbre de gran atractivo, y empastando muy bien con el Siegmund del tenor August Amonov, bastante entonado en los pasajes de mayor empuje heroico, con un fraseo pleno de intencionalidad, aunque no excesivamente refinado en los momentos más líricos de esos largos y preciosos dúos con Sieglinde.
Magnífico por presencia escénica y vocalidad el bajo Mijail Petrenko, quien realizó una gran interpretación de el celoso y malévolo Hunding.
La orquesta estuvo mucho mejor en la segunda parte, con unas excelentes interpretaciones de las oberturas de Lohengrin y Los Maestros Cantores. Aunque, los grandes momentos de este concierto, corrieron a cargo de una magnífica Eva-María Wetbroek, quien después de haber encarado con verdadera brillantez los roles más líricos wagnerianos como Elisabeth de Tannhäuser, la Eva de Los maestros cantores, Sieglinde de Die Walküre, y la Gutrune de Götterdämmerung, está preparando su debut como Isolda, ensayando este complejo rol, en sus interpretaciones de la <<Imprecación de Isolda>> y la <<Muerte de amor>>, donde estuvo impresionante por su gran capacidad dramática, rotundidad vocal, y absoluto dominio de todos los registros: graves, centro y agudos. Un público totalmente entregado aplaudió con gran fuerza tanto a Gergiev como a la Westbroek.
Al día siguiente sábado 3 de agosto tuvo lugar otro evento wagneriano con el estreno absoluto en España de Das liebesverbot (La prohibición de amar), opera juvenil de Richard Wagner estrenada 1836 en Magdeburgo –con un estruendoso fracaso- cuando su autor solo tenía veintidós años. El montaje, realizado por el director escénico Georgios Kapoglou, fue realizado por encargo del Festival de Jóvenes Artistas de Bayreuth en 2005, en una versión donde se reducen las casi tres horas y media de la partitura original, a menos de dos, realizada por el compositor Frank Böhme en clave moderna, para el conjunto camerístico Ensamble Orquesta de Cadaqués, con instrumentación adicional de guitarra eléctrica y saxofones, que supo dirigir con verdadera destreza Fausto Nardi. El arreglo musical podía recordar, por momentos, el teatro musical de Kurt Weill.
Esta versión intenta concentrar lo más esencial de la acción, con una especial atención a mostrar una defensa a ultranza del amor libre y la emancipación femenina, marcando de sobremanera, el derecho de la mujer a tener absoluta libertad para elegir al hombre que más les guste, sin cortapisas familiares o sociales. Se trata de una adaptación que el propio Wagner realizó de la obra de teatro Medida por medida de Schakespeare.
Muy interesante la puesta escena en el interior de la Iglesia del Carmen de Peralada, con la orquesta al fondo, y la acción desarrollada dentro de un graderío rectangular y cerrado donde los espectadores podían seguir la acción desde muy cerca, prácticamente escuchando la respiración de los diferentes actuantes.
Magnífica actuación vocal y teatral de jóvenes cantantes, como los barítonos Enric Martinez-Castignani y Àlex Sanmartí, las sopranos Júlia Farrés-Llongueras, Rocio Martinez y Mercedes Gancedo, y el tenor David Alegret.
Buena prestación del Coro de Cámara del Palau de la Música Catalana. Magnífica función de estreno de esta auténtica rareza wagneriana. Solamente, significar el calor sofocante en el interior de la Iglesia del Carmen donde tuvo lugar la representación.
En fin, estos tres eventos musicales reseñados, han sido la magnífica aportación del Festival de Peralada 2013, a los bicentenarios de Wagner y Verdi.

Diego Manuel García Pérez-Espejo

La vuelta de tuerca

The Turn of the Screw: «Soy la vida oculta que se despereza cuando la vela se apaga»

En The Turn of the Screw (La vuelta de tuerca) nunca llegamos a saber en qué consiste la turbia historia que se desarrolla en un caserón victoriano en la Inglaterra de 1840. Una historia entre niños y adultos, o entre niños, fantasmas y una institutriz. Pero ¿Los fantasmas existen realmente?, ¿existen para los niños?, ¿para la institutriz?, ¿para ambos?. Todos estos interrogantes son los que nunca se aclaran (o si). Será la imaginación del espectador la que despeje (o no) las incógnitas que de manera magistral plantea Benjamin Britten en La vuelta de tuerca.

La estructura musical de la obra se basa en que cada escena va precedida por una variación sobre un tema que, en el desenlace, vuelve a la tonalidad inicial, describiendo a lo largo de la acción un giro en forma de tuerca. Todo gira alrededor de una variación, una tonalidad que siempre vuelve, como todo aquello que se reprime, siempre vuelve…
13 son los instrumentos que bastan para generar una atmósfera opresiva e inquietante a través de una variedad increíble de sonidos. De manera magistral, Benjamín Britten, desarrolla musicalmente la fantasmagórica obra literaria de Henry James, adaptada para la ópera por Myfanwy Piper.

15 escenas breves que obligan a una escenografía esquemática, sin grandes cambios. Unos paneles que se deslizan por el escenario junto con un ventanal al fondo cuya luz cambia de intensidad y tamaño, son los encargados de realizar el tránsito por las escenas. Pero es sin duda la iluminación, la que se encarga de realizar estas transiciones de manera brillante, matizando cada instante, demudando a los fantasmas, unos interiores estremecedores o un cálido otoño. Todo contribuye a crear un ambiente gótico y fantasmal donde se mueven las sombras de personajes y figurantes.

Una notable dirección a cargo de Josep Pons, aunque podría haber dado más intensidad a esos trece instrumentos que no por ello dejaron de lado la excelencia. Algo parecido ocurre con la dirección de actores, que ha optado por una contención excesiva cuando esta obra requiere de una mayor afectación por parte de los personajes, más vehemencia y fuerza. A destacar el vestuario de la English National Opera. Elegantemente sencillo y muy acorde con la escenografía y la época victoriana.

Los niños protagonistas no resultan repelentes, cosa que, tratándose de niños sobre el escenario, es de agradecer. Esas dos criaturas que al inicio de la obra son presentados como beatíficos, dos figuras angelicales e inocentes, van descubriendo, a medida que avanza la obra, su lado oscuro. Ver a James y a Flora transitar de los inocentes juegos infantiles a su cita nocturna con los fantasmas, con la misma candidez, resulta helador para el espectador.
Los poco inocentes niños Peter Shafran y Nazan Fikret consiguen unos personaje creíbles en su inocencia y también en su maldad. La escasez de matices de Miles realza su infantil personaje. Flora presume de una mejor entonación y proyección de voz.
Emma Bell reviste de autoridad y ternura el papel de la institutriz. Daniela Sindram, da vida a la difunta Miss Jessel, en una excelente dramatización, el maquillaje y la iluminación ayudan a construir un personaje que impone. El mejor de la noche fue John Mark Ainsley que en su doble papel, como prologuista y Quint, fantasma del antiguo empleado de la casa. El tenor resuelve ambos papeles con gran solvencia, especialmente el rol de fantasma.

Con tantos elementos para el análisis, ¿por qué resulta tan complicado resolver las dudas que se plantean?  Pregunta que no resulta fácil para un auditorio que se descubre a sí mismo sobrecogido en el momento en el que el telón hace su aparición. Es a partir de este momento cuando dan comienzo las reflexiones personales, y se pone de manifiesto todo el simbolismo de esta obra.

Benjamin Brittern (1913-1976)
Libreto: Myfanwy Piper, basado en la novela homónima de Henry Jomes
D. Musical: Josep Pons
D. escena: David McVicar
Reparto: John Mark Ainsley (The Prologue/Quint), Emma Bell (The Governess),
Peter Shafran (Miles), Nazan Fikret (Flora),
Marie McLaughlin (Mrs. Grose) y Daniela Sindram (Miss Jessel)
Orquesta y Coro Titular del Teatro Real

Críticas