La rosa del azafrán
La rosa del azafrán Zarzuela en dos actos y seis cuadros Música de Jacinto Guerrero y libreto de Federico Romero y Guillermo Fernández-Shaw, inspirado en El perro del hortelano, de Lope de Vega D. musical: José María Moreno D. escena: Ignacio García Escenografía: Nicolás Boni Vestuario: Rosa García Andujar Iluminación: Albert Faura Coreografía: Sara Cano Reparto: Yolanda Auyanet, Juan José Rodríguez, Carolina Moncada, Ángel Ruiz, Vicky Peña, Juan Carlos Talavera, Mario Gas, Pep Molina, Emilio Gavira, Chema León, Elena Aranoa y Javier Alonso 23 años después de la última representación sobre este escenario, regresa al Teatro de la Zarzuela La rosa del azafrán, la obra de Jacinto Guerrero que es uno de los mejores ejemplos de música popular. Una obra que describe magistralmente la estética y las costumbres de la España de hace un siglo, pero que es siempre reconocida y celebrada por el público, gracias a su estilo popular y castizo.El libreto, de los prolíficos Federico Romero y Guillermo Fernández-Shaw, está basado en El perro del hortelano, de Lope de Vega. Autor que esta temporada tiene gran protagonismo en el Teatro de la Zarzuela, pues se inició con El caballero de Olmedo, y terminará con Doña Francisquita. Ambas del autor madrileño. El género de la zarzuela suele estar ligado a las gentes y el folclore de alguna de las regiones de nuestro país. En esta ocasión es La Mancha, sus tierras, costumbres y gentes, las que protagonizan La rosa del azafrán. En ella se hacen guiños a la obra más universal transcurrida en esta tierra, El Quijote, y a no pocos argumentos de esta obra. Planteando situaciones entre sus protagonistas que, a pesar del paso de tiempo, son comunes a todas las generaciones. Pues el amor, los celos, la amistad o los conflictos de clase, son siempre actuales.Y llegamos a esta nueva producción del Teatro de la Zarzuela, con una extraordinaria dirección musical del José María Moreno, que extrae de la partitura todo su caudal teatral y lo transforma en musicalidad. Una orquestación llena de detalles que contribuyen en la descripción de lugares y personajes.La dirección de escena, a cargo de Ignacio García enmarca con acierto y plasticidad cada uno de los números musicales. Son magistrales los elementos que introduce para “actualizar” la obra. Como la aparición de una cantante de música popular, Elena Aranoa, que acompaña algunos momentos entonando fragmentos de la propia obra, y la inclusión de algunos números de baile. Está hecho con una elegancia y sentido del ritmo y la teatralidad, que redondea la producción. Esperamos que Ignacio García, junto a Nicolás Boni y Sara Cano, creen escuela y no se repitan algunos excesos que hemos visto en alguna que otra ocasión.Muy bien reflejados los campos manchegos, las callejuelas de sus localidades y las gentes. Las escenas costumbristas y divertidas protagonizadas por los roles secundarios y los actores.A este acierto escénico ha contribuido la iluminación de Albert Faura y el vestuario de Rosa García Andújar.El cuadro de cantantes a estado encabezado por Yolanda Auyanet, que ha interpretado a Sagrario, la caprichosa protagonista prefiere quedarse soltera antes de confesar su amor por u hombre que no es de su clase. Un rol complicado el de Sagrario, pero que no encuentra dificultad en una Auyanet que demuestra sus cualidades vocales, sobre todo en la romanza del segundo acto No me duele que se vaya, muy aplaudido por el público.Juan José Rodríguez se ocupó de dar vida al otro protagonista, Juan Pedro, el labrador del que se enamora Sagrario. Llena siempre a sus personajes con un halo de dignidad y honestidad que, junto con las cualidades de su voz baritonal, enriquece las obras y entusiasma al público. Quedó demostrado en el largo aplauso, al borde del bis, tras interpretar Canción del segador, de manera magistral.Hay que destacar la interpretación que del personaje de Catalina hace la soprano Carolina Moncada. Muy bien en la parte vocal, que demostró sobre todo en el Coro de las espigadoras, pero también brilló en la interpretación, dotando de personalidad local a su personaje. Fue una de las triunfadoras de la noche.El tenor Ángel Ruiz, tan excepcional actor como cantante, se encargó de dar vida a Moniquito, el personaje más atrabiliario y que en sus manos cobra gran importancia en la obra.El resto de comprimarios estuvo a la altura del elenco principal, Juan Carlos Talavera, en el rol de Carracuca, Pep Molina, como Miguel, Emilio Gavira, como Micael, Chema León, que interpretó al mendigo Julián y Javier Alonso, un pastor.La obra se completó con un impresionante reparto de actores, con Mario Gas, interpretando a Don Generoso, Vicky Peña, como Custodia, Pep Molina, como Miguel o Emilio Gavira, en el papel de Micael.Una excelente producción de esta Rosa del azafrán para empezar un año lleno de reconocimientos al género de la Zarzuela.Texto: Paloma Sanz Fotografías: Elena del Real/Javier del Real
Premios Max

Cuatro Producciones del Teatro de la Zarzuela han sido elegidas entre los 13 montajes que competirán para ser nominados al Mejor Espectáculo Musical o Lírico en la XXV edición de los Premios Max  de las Artes Escénicas.

Los títulos que optarán a los premios son ‘Benamor’, dirigida por Enrique Viana, ‘El rey que rabió’ con escena de Bárbara Lluch, y ‘Los gavilanes’ y ‘La tabernera del puerto’ ambas con dirección de Mario Gas.

También serán candidatos a las nominaciones Mario Gas, Ezio Frigerio y Ángel Ruiz por la dirección de escena, la escenografía y el trabajo actoral de ‘La tabernera del puerto’, y Franca Squarciapino, Gabriela Salverri y Clara Peluffo Valentini por el diseño de vestuario de ‘Los gavilanes’, ‘Benamor’ y ‘El rey que rabió’ respectivamente.

El Comité Organizador de los Premios Max ha anunciado los candidatos a las 20 categorías a concurso de estos galardones organizados por la Fundación de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), cuyo propósito es estimular y reconocer el talento de los profesionales del teatro y la danza de España.

Los jurados territoriales designados por el Comité han seleccionado en esta primera fase los espectáculos entre los que se escogerán los finalistas de esas 20 categorías.

Fotografía: Elena del Real

Candidaturas del Teatro de la Zarzuela a las nominaciones de los XXV Premios Max de las Artes Escénicas:

La tabernera del puerto

  • – Mejor producción
  • – Mejor dirección de escena (Mario Gas)
  • – Mejor diseño de espacio escénico (Ezio Frigerio)
  • – Mejor actor (Ángel Ruiz)

El Rey que rabió

  • – Mejor producción
  • – Mejor diseño de vestuario (Clara Peluffo Valentini)

Benamor

  • – Mejor producción
  • – Mejor diseño de vestuario (Gabriela Salverri)

Los gavilanes

  • – Mejor producción
  • – Mejor diseño de vestuario (Franca Squarciapino)
La Tabernera del puerto

Que ‘La tabernera del puerto’ de Pablo Sorozábal es una obra maestra hay pocos que lo cuestionen. Algunos la consideran, sin duda con razón, algo así como la Traviata de la zarzuela, mientras otros la estiman como la última gran zarzuela de la historia. Fue estrenada en el Teatro Tívoli de Barcelona en mayo de 1936 –pese al éxito indiscutible, con no pocos problemas para el compositor debido a los tiempos convulsos que dos meses después derivarían en la Guerra Civil–, y en Madrid en marzo de 1940 –una vez terminada la contienda– en el Teatro de la Zarzuela. Ahora, 81 años después de aquella premier madrileña, regresa a este mismo escenario con un montaje emotivo, en ocasiones poético y, ante todo, profundamente teatral y documentado del director de escena Mario Gas.

Están programadas 8 funciones entre el 19 y el 28 de noviembre, de este ‘romance marinero en tres actos’ cuyo libreto original lo firman los dramaturgos Federico Romero y Guillermo Fernández-Shaw.

Mario Gas tiene profundas razones para que su trabajo venga repleto de una muy especial carga de emotividad y de conocimiento. Sus vínculos familiares le convierten en agudo conocedor de la obra de Sorozábal. No en vano, en el reparto que participó en el estreno de ‘La tabernera del puerto’ en el Teatro de la Zarzuela el 23 de marzo de 1940, su padre, el bajo Manuel Gas, que a lo largo de los años llegó a tener una estrecha relación con el compositor, cantaba el papel de Simpson con el que a partir de aquella presentación alcanzaría grandes y continuados éxitos.

Otro de los platos fuertes de la propuesta del Teatro de la Zarzuela es la escenografía y el vestuario, que firman respectivamente el genial Ezio Frigerio y la oscarizada (‘Cyrano de Bergerac’, 1991) Franca Squarciapino, cuyo trabajo acabamos de disfrutar en su montaje de ‘Los gavilanes’ en este mismo Teatro de la Zarzuela, y ambos historia viva de una de las más brillantes generaciones teatrales de todos los tiempos, con el actor y director de escena Giorgio Strehler y el actor, dramaturgo y director Eduardo De Filippo como sus cabezas y referencias más visibles.

El conjunto de ambas artes, la escenográfica y la del vestuario, llega a ser por momentos ensoñadora, a lo que contribuye la videoescena de Álvaro Luna.

La programación de ‘La tabernera del puerto’ es siempre un acontecimiento, pero el interés sube enteros si el equipo artístico que la pone en pie tiene la altura que la obra exige, como es el caso. A Mario Gas, Ezio Frigerio y Franca Squarciapino, se suma en esta propuesta la dirección musical de Óliver Díaz que estará al frente de la Orquesta de la Comunidad de Madrid (Titular del Teatro) y del Coro Titular del Teatro de la Zarzuela, así como de un doble reparto que supera con creces los muy especiales atributos vocales que reclama la composición del maestro Sorozábal.

La de ‘La tabernera del puerto’ es una partitura evocadora, de atmósfera impresionista y repleta de aires portuarios, de ultramar, de mestizaje y de fusiones modernas. Óliver Díaz reflexiona al respecto asegurando que la música de ‘La tabernera del puerto’ “es hija de su época, pues responde a lo que ya se hacía en el resto de Europa: por una parte está el Verismo y por otra el Impresionismo. El compositor emplea magistralmente acordes, sonoridades y colores orquestales para describir el ambiente marinero del pueblo, recrear un acordeón en una de las canciones o dar vida a una galerna en escena”. El director alude también a la variada instrumentación a la que recurre Sorozábal para describir los exóticos paisajes de ultramar; “todo resuelto con una gran capacidad de síntesis y de genialidad que caracteriza la obra del compositor”.

A la altura de las circunstancias

Eso es lo que deben transmitir músicos y cantantes. Y para ello, para que el espíritu legítimo de la obra llegue a la sala, y desde allí vuelen hasta el escenario como genuina respuesta las muestras de satisfacción y el regocijo del público, es necesario contar sobre las tablas con un reparto a la altura de las circunstancias, que en este caso es mucha.

No hay peligro. En esta ocasión la garantía de solvencia está servida por cualquiera de los flancos desde el que se mire: formarán los elencos las sopranos María José Moreno y Sofía Esparza en el papel de Marola (la joven tabernera que provoca amores y envidias), los barítonos Damián del Castillo y Rodrigo Esteves en el de Juan de Eguía (el dueño de la taberna que mantiene una extraña relación con Marola, que todos creen su esposa), los tenores Antonio Gandía y Antoni Lliteres, que encarnan a Leandro (el joven marinero que se desvive de amor por Marola), los bajos Rubén Amoretti e Ihor Voievodin  como Simpson (curtido lobo de mar inglés, borracho y único depositario del oscuro pasado de Juan de Eguía con quien comparte un turbio interés), la soprano Ruth González haciendo las veces de Abel (joven músico callejero que bebe los vientos por Marola, cantando a los siete mares su belleza y sus gracias), la actriz-cantante Vicky Peña dando vida a Antigua (sardinera desposada con el marino Chinchorro, como este muy dada a consolarse con la botella y celosa de sus continuas visitas a la taberna), el actor-cantante Pep Molina como Chinchorro (marinero, muy dado a la bebida, patrón del barco en el que tripula el joven Leandro), el tenor-actor Ángel Ruiz, cuyo personaje es Ripalda (dueño del Café del Vapor, competencia de la taberna de Juan Eguía y lugar que acoge alguno de los momentos reveladores de la trama), el bajo Abel García, que interpreta a Verdier (extraño marinero marsellés, antiguo conocido de Juan de Eguía, con quien tiene un oscuro negocio entre manos), el actor Agus Ruiz, el actor-cantante Didier Otaola y el también actor Ángel Burgos, que representan respectivamente a los marineros Fulgen y Senén y al sargento de carabineros Valeriano. Junto a ellos alternarán la escena 7 actores.

Es necesario destacar también la siempre pulcra e inteligente iluminación de Vinicio Cheli y la naturalidad del movimiento escénico creado por Aixa Guerra.

“Este Romance marinero no es una obra realista ni lo pretende; se trata de un relato teatral teñido de un vapor de leyenda, o elemento poético, en el que se explica una historia de contrabando y de amor en un pueblo marinero”. Mario Gas quiere ser fiel a la obra y que los intérpretes ayuden a “contar la historia con todo el sentimiento y toda la verdad que permite el teatro”, porque aquí se combina la pasión teatral con la cultura popular.

Los gavilanes

El tiempo corre siempre más de lo deseado. Tanto, que al fin pasan las décadas sin que siquiera podamos reparar en ello. En torno a esto, a la tenacidad que el calendario tiene en desprenderse de lo que somos y de lo que fuimos, discurre la historia transatlántica de ‘Los gavilanes’. Las consecuencias de esa tan predecible carrera frente a la vida: la nostalgia obstinada, el instinto profundo de amar lo aún joven –que conduce a cometer locuras–, la imperiosa necesidad de burlar a toda costa y sin éxito las secuelas de la vejez, lo que por naturaleza ha de ser, todo ello es protagonista de primer orden en este clásico absoluto del género compuesto por Jacinto Guerrero con libreto de José Ramos Martín. Y veinte volátiles años son, precisamente, los que han transcurrido desde la última vez que la obra subió al escenario del Teatro de la Zarzuela. El mismo donde nació en 1923, hace ahora casi un siglo, y al que a partir del 8 de octubre regresará en una nueva producción con dirección de escena de Mario Gas, cuya belleza y originalidad sin duda a nadie dejarán indiferente. Serán 13 funciones, hasta el 24 de octubre, en las que los espectadores podrán disfrutar de un título que con todas las de la ley forma parte de nuestro más profundo arraigo popular.

Con ‘Los gavilanes’, el maestro Jacinto Guerrero llevaba a efecto su primera y feliz incursión en la zarzuela grande. El compositor toledano fue un creador moderno que se situó entre los grandes zarzuelistas de finales del XIX y los últimos autores de comedias y dramas líricos del XX; sus éxitos fueron abundantes y continuados en España y América, y estos “gavilanes” se han erigido siempre como una de sus grandes bazas creativas a la que a lo largo de los años las compañías de zarzuela y los teatros han recurrido como garantía para sanear sus cuentas a base de éxitos.

El público la adora, los aficionados la esperan como agua de mayo; y si la ocasión llega de la mano de un equipo artístico y unos repartos como los de la propuesta que presenta el Teatro de la Zarzuela para abrir la temporada escénica 2021/2022, se multiplica el interés por regresar a la incierta localidad del sureste de Francia donde sucede la historia, o por viajar a ella por primera vez.

Belleza y originalidad

El maestro Jordi Bernàcer, director residente durante tres temporadas en la Ópera de San Francisco y reclamado de forma continuada en las temporadas de los prestigiosos teatros y festivales internacionales, subirá al podio del foso al frente de la Orquesta de la Comunidad de Madrid, ORCAM –Titular del Teatro–, del Coro Titular del Teatro de la Zarzuela cuyo director es Antonio Fauró y de dos brillantes repartos en los que participan muchas de nuestras mejores voces líricas jóvenes y veteranas.

El planteamiento escénico de este bello y original montaje dirigido por Mario Gas, hombre decididamente imprescindible en nuestra escena de las últimas décadas, traslada la acción desde mediados del XIX a los años 20 del pasado siglo (justamente los del estreno de la obra); y Gas lo argumenta explicando que esa época es “un tiempo estéticamente atractivo y que coincide con el retorno de las últimas oleadas de indianos que marcharon a hacer las américas a mediados y finales del XIX. Una época conflictiva y premonitoria.”

Junto al escenógrafo Ezio Frigerio, la oscarizada figurinista Franca Squarciapino, el iluminador Vinicio Cheli, historia viva y renovadores todos ellos del teatro del último medio siglo, y con el diseño audiovisual del afamado Sergio Metalli y el movimiento escénico de Carlos Martos de la Vega, Mario Gas explica que ha transitado “por un mundo alejado del ruralismo paisajista y naturalista para adentrarnos en elementos neofigurativos, pictóricos, inspirados en esos años veinte y contrastados con estructuras fuertemente constructivistas. El hierro, el miedo detrás de la sonrisa, tiempo de entreguerras… ¡fascinante!”.

Inagotable tradición

A lo largo de los casi cien años transcurridos desde el estreno de ‘Los gavilanes’, muchos han sido los intérpretes que han vestido una y otra vez los ropajes de Juan, Adriana, Gustavo o Rosaura en esa aldea sin nombre de la Provenza francesa.

Y en este punto, siguiendo esa inagotable y fértil tradición, llegamos a quienes ahora llenaran de propósitos y voz a los personajes surgidos de la pluma del dramaturgo José Ramos Martín, libretista también de Chapí, Vital Aza, Arrieta o Giménez.

La obra, como más arriba se ha reseñado, habla de emigración, del paso del tiempo, de los amores jóvenes y de los amores olvidados. Y todo ello volverá a cobrar vida en la piel y la garganta de los barítonos Juan Jesús Rodríguez y Javier Franco, que interpretan al indiano Juan que regresa de América a su aldea querida con una gran fortuna después de más de veinte años de duro trabajo; las mezzosopranos María José Montiel y Sandra Ferrández, que dan vida a Adriana, antiguo amor de Juan, causante de su marcha y hoy viuda, que se vio abocada a desposarse con otro hombre a causa de la pobreza y de las ambiciones irrefrenables de Leontina, su madre; las sopranos Marina Monzó y Leonor Bonilla, que harán las veces de Rosaura, hija de Adriana de la que Juan queda prendado al ver en ella la imagen viva de su madre joven; los tenores Ismael Jordi y Alejandro del Cerro, que encarnarán al joven Gustavo, que bebe los vientos por Rosaura, y de quien ella  también está prendada; el actor y cantante Lander Iglesias, como alcalde de la aldea y antiguo compañero de correrías de Juan, al igual que el personaje de Triquet, sargento de gendarmes que interpreta el también actor y cantante Esteve Ferrer; la actriz Ana Goya, que asume el rol de Leontina, la anciana madre de Adriana que vuelve a encender la mecha del odio con tal de, ahora, aprovecharse de la riqueza de ese Juan trastornado por un falso e imposible amor hacia su nieta; la también actriz Trinidad Iglesias, que viste la piel de Renata, esposa de Camilo y cuñada de Juan; el barítono Enrique Baquerizo, en la historia Camilo, hermano de juan y marido de Renata; o la mezzosoprano Mar Esteve y la soprano Raquel del Pino, como Nita y Emma, hijas de Renata y Camilo y sobrinas de Juan.

Todos ellos reviven teatralmente las ilusiones que surgen cuando el indiano Juan vuelve rico y poderoso. Pero también reflejan los temores que afloran cuando ese mismo individuo enloquece por un deseo irracional, una locura que a todos afecta. Y es que poco a poco las mentiras e hipocresías de la naturaleza humana van brotando en los diálogos y cantos de estos aldeanos que, como animales, están al acecho del gavilán traidor que les roba y ofende.

Inspiración melódica. Frescura, sencillez, rigor

Y en lo musical, el acabose. El maestro Jordi Bernàcer, resalta que “el valor a destacar de la música de Guerrero reside en su espléndida inspiración melódica, en su capacidad de concebir frases sencillas que, desde el instante mismo de la primera escucha, van a quedar fijadas para siempre en los más íntimos recovecos de nuestra memoria”. De ahí la formidable acogida que obtuvo ‘Los gavilanes’ en su estreno hace casi cien años, un éxito que perdura hasta la actualidad. El director de orquesta explica que “al poner hoy sobre el atril la partitura de Guerrero, nos encontramos ante el reto de descifrarla poniendo de relieve su frescura y sencillez, y hacerlo con todo el rigor que él nos propuso y merece”.

Para ir abriendo boca, ya se pueden disfrutar en YouTube y Facebook la conferencia impartida por el musicólogo Mario Lerena y un nuevo capítulo de la serie ‘Viaje por la zarzuela’, con una distendida conversación entre Jordi Bernàcer, Mario Gas, Juan Jesús Rodríguez y María José Montiel.

Teatro de la Zarzuela 21/22

Daniel Bianco, director del Teatro de la Zarzuela: “Una nueva temporada es una nueva ilusión que promete un futuro, es un horizonte que ofrece esperanza, algo que todos necesitamos ahora más que nunca”

Se presentarán 10 títulos de teatro musical, 4 recuperaciones de patrimonio lírico, 6 producciones de gran repertorio y 5 nuevas producciones

Se ofrecerán 164 funciones, manteniendo la media de los últimos años

Una de las líneas maestras de la programación vuelve a ser la figura de la mujer en la música española, ampliando y dedicando el ciclo Domingos de Cámara Mujeres con Ñ íntegramente y por segundo año consecutivo a las compositoras españolas, así como el recital de “Notas del Ambigú” Una Mujer en la música –con motivo del Día Internacional de la Mujer– y los conciertos Zarzuela tiene nombre de mujer de Rosa Torres-Pardo y Nancy Fabiola Herrera a base de romanzas que tienen a la mujer como protagonista y Mujeres de Música de Sole Giménez

El Proyecto Zarza –zarzuela hecha por jóvenes para jóvenes– recientemente galardonado con el Premio Ópera XXI a la Mejor Iniciativa de Fomentode la Lírica, será de nuevo pieza fundamental de la temporada, y los proyectos didácticos volverán a superar el 20% de la programación

El ciclo de Conciertos ofrecerá 8 propuestas de algunas de las más destacadas voces de la lírica, el flamenco, el pop y la música popular

El ciclo ‘Notas del ambigú’, que continúa su incesante éxito de público, ofrece 10 recitales

Se crea el ciclo, “A propósito de…”, de la mano del director musical del Teatro, Guillermo García Calvo

Volverán, asimismo, el Teatro Musical de Cámara en coproducción con la Fundación Juan March y el ciclo de Lied, coproducido con el CNDM

Se mantienen los precios populares (4 a 50€), e importantes descuentos (entre el 20 y el 60 % del PVP) para jóvenes, mayores, desempleados, familias numerosas, grupos o último minuto.

El Teatro de la Zarzuela presenta la Temporada 2021/2022 cuyas 164 funciones programadas, que mantienen la media de los últimos años, serán la plasmación de que ya se vislumbra un nuevo horizonte. Así lo señala Daniel Bianco, director del coliseo, que tilda el nuevo curso como  “la temporada de la ilusión”. Y la confianza y la buena sintonía no es para menos, ya que en la temporada que aún estamos la feroz amenaza de la covid no ha podido con este Teatro: “Podemos decir con orgullo que no hemos retrasado ni una sola función ni cancelado un solo día por causa de la covid”, señala, e indica que “todas las producciones propias del teatro, conciertos y recitales hasta el día de hoy se han podido llevar a cabo”.

Y no quiere dejar de mencionar a nadie en esta ardua tarea que ha supuesto sacar adelante toda una programación con las hostiles circunstancias a las que toda la sociedad aún hace frente: “Ha sido un esfuerzo de todos. Técnicos, Coro, Cantantes, Bailarines, Actrices, Actores y Artistas que aman y arman el Teatro con la misión de levantar el telón cada noche. Y así lo hemos hecho, misión cumplida”, afirma con una nada disimulada satisfacción.

Esto explica la ilusión a la que el director alude como lema de la temporada en el titular de la presentación; ilusión porque la música, la zarzuela, continuará sonando en este escenario en la próxima temporada. “Creo firmemente que la música y la escena son capaces de cambiar el mundo y juntas de mejorarlo, y que su milagro se hace presente cuando público y artistas participan de un mismo ritmo, un mismo canto, un mismo sueño, una misma respiración”.

Y la complacencia se transforma en profunda emoción cuando alude al público. “Cuando comenzamos la temporada no sabíamos de qué manera iba a reaccionar, si nos acompañaría en este camino, si tendría miedo a volver… Pero la respuesta ha sido excelente: ha demostrado una vez más su fidelidad acudiendo a todas nuestras funciones, siguiendo nuestras retransmisiones por streaming, nuestras conferencias y encuentros online con artistas. Formando parte de la vida, del día a día de este teatro”. Y con una afirmación categórica, apoya la certeza de que solo hay lugar para la emoción y el agradecimiento: “Sin el público este teatro no existiría”.

Y quiere Daniel Bianco recordar aquella extremada prudencia a la que al comienzo de la temporada que ahora termina, aludía como la única manera posible de funcionar: “Como teatro público esta es nuestra primera responsabilidad y nuestro compromiso: la prudencia ha guiado nuestros pasos y hemos completado la temporada entera cumpliendo con rigor todas las recomendaciones y normas que nos protegen del coronavirus dictadas en el protocolo del INAEM”.

La Temporada 

Esta que se presenta es la sexta temporada desde que Daniel Bianco llegó al Teatro (aunque también se podría presentar como la temporada 162 desde su fundación en 1856): “Se trata de una etapa más de un proyecto de largo alcance cuyo objetivo persigue un fin concreto: que el Teatro de la Zarzuela siga cumpliendo con la misión con la que nació, que no es otra que ser el escenario privilegiado del teatro musical español, con la vocación irrenunciable de ser un teatro público, accesible y asequible, abierto para todo aquel que quiera descubrir y disfrutar el patrimonio lírico español. Estas son las razones por las que –como dicen nuestros estatutos– somos y seguiremos siendo el Teatro Lírico Nacional”. 

Por ello, y bajo esa máxima, en la próxima temporada se presentarán 164 funciones, manteniendo la media de funciones de los últimos años;  10 títulos de teatro musical, de los cuales 4 son recuperaciones del patrimonio lírico español: dos de ellos en concierto y dos en escena; además de 6 títulos líricos del gran repertorio zarzuelístico. El ciclo de conciertos con 8 propuestas que van de la lírica, al flamenco, el pop o la música popular y el ciclo notas del ambigú con 10 recitales. Además, se amplía el ciclo Domingos de Cámara dedicado a las creadoras españolas e echa a andar un nuevo ciclo de la mano del director musical del Teatro, Guillermo García Calvo.

De igual manera, continúan las colaboraciones ya veteranas con el Centro Nacional de Difusión Musical (CNDM) en el ciclo de Lied, y con la Fundación Juan March en el ciclo de Teatro Musical de Cámara. 

En cuanto a las entradas, se mantienen los precios populares (de 4 a 50€), e importantes descuentos (entre el 20 y el 60 % del PVP) para jóvenes, mayores, desempleados, familias numerosas, grupos o último minuto. Daniel Bianco manifiesta al respecto que esta es una de las funciones esenciales de un teatro público: ser “verdaderamente” el teatro de todos. Mantener esta escala de precios ”supone un enorme esfuerzo, un sacrificio que es absolutamente necesario”, indica.

LÍRICA

Los estatutos que rigen el espíritu y el funcionamiento del Teatro de la Zarzuela lo dicen bien claro: el coliseo erigido en 1856 debe, sin ningún tipo de pretexto, salvaguardar y difundir el género lírico español. Por ello, comenzará la temporada con la recuperación de uno de los títulos capitales de la ópera española. Hablamos de ‘Circe’, obra de gran significación en la historia de la ópera española porque en ella Ruperto Chapí desarrolla hasta sus últimas consecuencias un estilo propio que asumen las vanguardias de corte wagneriano y las traspone a la lírica española. No en vano, ‘Circe’ fue (junto a ‘Farinelli’ de Bretón y ‘María del Pilar’ de Giménez, ambas también recuperadas recientemente por el Teatro de la Zarzuela) uno de los títulos de la temporada inaugural del Teatro Lírico de Madrid, coliseo que se levantó precisamente para dar espacio y oportunidades a la ópera española, en contraposición con la ópera italiana y francesa que dominaba la cartelera lírica de la ciudad. Estará dirigida por Guillermo García Calvo y contará con las voces de Saioa Hernández, Alejandro Roy, Rubén Amoretti y Pilar Vázquez. Serán 2 funciones en versión de concierto los días 10 y 12 de septiembre.

Después de 20 años sin representarse en el Teatro de la Zarzuela, vuelve a su escenario uno de los títulos más queridos y celebrados por el público fiel al género y su teatro: ‘Los Gavilanes’. Esta fue precisamente la primera incursión del Maestro Jacinto Guerrero en la zarzuela grande, y se ha mantenido hasta hoy en el repertorio y en la memoria sentimental de los aficionados. La obra habla de la inmigración, del paso del tiempo, de los amores jóvenes y de los amores olvidados. Esta nueva producción del Teatro de la Zarzuela tendrá como director musical a Jordi Bernàcer y como director de escena a Mario Gas. Se han programado 13 funciones del 8 al 24 de octubre, y contará con la participación de Juan Jesús Rodríguez, Javier Franco, María José Montiel, Sandra Ferrández, Marina Monzó, Leonor Bonilla, Ismael Jordi, Alejandro del Cerro,
Lander Iglesias, Esteve Ferrer, Ana Goya,
Trinidad Iglesias, Enrique Baquerizo, Mar Esteve y Raquel del Pin. La escenografía será de Ezio Frigerio, el vestuario de Franca Squarciapino y la iluminación de Vinicio Cheli.

Hace ahora un año, cuando todavía estábamos saliendo del confinamiento, el Teatro de la Zarzuela se comprometió a reubicar todos los espectáculos que se vieron afectados entre marzo y junio de 2020. Durante la presente temporada se han reprogramado todos los conciertos y recitales que tuvieron que ser aplazados, y el pasado mes de enero se estrenó la nueva producción de ‘Luisa Fernanda’ prevista para mayo de 2020. En noviembre de 2021 se recuperará ‘La Tabernera del puerto’, una producción que no sólo se vio afectada por el confinamiento, sino también por las huelgas de 2018 contra la fusión del Teatro Real y el Teatro de la Zarzuela. En aquella ocasión solo pudieron celebrarse cinco funciones. En noviembre de este año, el público podrá disfrutar, entre el 19 y el 28 de noviembre de 8 funciones de este título imprescindible de Pablo Sorozábal, con dirección musical de Óliver Díaz, escénica de Mario Gas, escenografía de Ezio Frigerio, vestuario de Franca Squarciapino  e iluminación de Vinicio Cheli. En los repartos participarán María José Moreno, Sofía Esparza, Damián del Castillo, Rodrigo Esteves, Antonio Gandía, Antoni Lliteres, Rubén Amoretti, Ruth González, Vicky Peña, Pep Molina, Ángel Ruiz, Abel García y Agus Ruiz.

Si ‘La Tabernera del puerto’ es una de las obras más populares de nuestro género, el Maestro Sorozábal tiene joyas no tan conocidas, como es el caso de ‘Entre Sevilla y Triana’, sainete lírico en dos actos estrenado en 1950. Entre el 26 de enero y 6 de febrero se ofrecerán 10 funciones históricas de esta obra que llega por vez primera al escenario de La Zarzuela. Como suele pasar en todas las obras del compositor donostiarra, nadie quedará indiferente: en esta ocasión, se reivindica la dignidad de la mujer (en la figura de una madre soltera) contra las costumbres y moralidad de una época que por fortuna ya es historia. En ella nos deslumbraremos con el Sorozábal más andaluz que existe, con una melodías llenas de luz y otras de profundo dramatismo. Se trata de una producción de 2012 del Teatro Arriaga de Bilbao, el Teatro de la Maestranza de Sevilla, los Teatros del Canal de Madrid y el Teatro Campoamor de Oviedo. El director musical será Guillermo García Calvo, director musical de la casa, y el de escena Curro Carreres. La escenografía es de Ricardo Sánchez Cuerda, el vestuario de Jesús Ruiz y la coreografía de Antonio Perea. Los dos elencos contarán con Carlos Álvarez, Javier Franco, Ainhoa Arteta, Carmen Solís, Andeka Gorrotxategi, Alejandro del Cerro, Anna Gomà, Jesús Méndez, Gurutze Beitia, Pedro Bachura, Antonio Martínez, Rocío Galán, Natán Segado y Lara Chaves.

Los días 4 y 6 de marzo, y de nuevo siguiendo con la política de recuperación del patrimonio lírico español del Teatro, será rescatada del olvido ‘Tabaré’, obra magnífica como todas las de Tomás Bretón. Estrenada en su día por el tenor Francisco Viñas en 1913 en el Teatro Real, solo pudo escucharse en tres únicas funciones y hasta el día de hoy no ha sido representada nunca más. Se trata de una composición de madurez que sintetiza el lirismo melódico de la tradición italiana, el tratamiento armónico de la ópera wagneriana y sonoridades propias del impresionismo. El propio Bretón la consideraba su obra más personal e independiente.  Y el tema sobre el que se desarrolla el argumento no puede ser más particular: la lucha entre los    indios charrúas (que poblaban en el siglo XVI lo que hoy es Uruguay) y los españoles. Una temática nada convencional con libreto del propio Tomás Bretón basado en el poema épico homónimo de Juan Zorrilla de San Martín. Será dirigida por el maestro Ramón Tebar al frente de la orquesta Titular del Teatro, Orquesta de la Comunidad de Madrid, ORCAM, y del Coro Titular del Teatro de la Zarzuela, y de un reparto que cuenta con Andeka Gorrotxategi, Maribel Ortega y Juan Jesús Rodríguez.

Otro momento especialmente importante se vivirá en el mes de abril: la  recuperación escénica  de la comedia musical de Isaac Albéniz ‘The Magic Opal’. Se trata de la primera obra escénica que compuso Albéniz para el público inglés. Estrenada en Londres, en inglés, en 1893, rápidamente fue traducida al español y presentada en 1894 en el Teatro de la Zarzuela.
En esa ocasión, el público no entendió la obra por estar alejada de la tradición musical española. Sin embargo, se trata de una obra colorista, sugestiva y fresca: un Albéniz diferente. La traducción del libreto de 1894 –titulado entonces ‘La Sortija’– no se ha conservado, y esa es la razón por la que para esta representación que recupera el título se ha encargado una nueva traducción al castellano elaborada por Javier L. Ibarz y Pachi Turmo. La dirección musical será de Guillermo García Calvo, la dirección de escena y escenografía de Paco Azorín, el vestuario de Juan Sebastián Domínguez, la iluminación de Pedro Yagüe y el diseño de audiovisuales de Pedro Chamizo. Encabezarán los repartos Ruth Iniesta, Carmen Romeu, Santiago Ballerini, Leonardo Sánchez, Luis Cansino, Rodrigo Esteves, Damián del Castillo y César San Martín. Están programadas 8 funciones del 1 al 10 de abril.

El siguiente título es un ejemplo de gran maestría: con tan solo una orquesta compuesta por las secciones de cuerda y dos arpas, Manuel Penella consigue escribir uno de los títulos más bellos del repertorio. Hablando de ‘Don Gil de Alcalá’, una ópera ambientada en el Virreinato de Nueva España en el siglo XVIII, que se presentará en una producción del Festival de Teatro Lírico Español de Oviedo firmada por Emilio Sagi en 2017. Se ofrecerán 14 funciones del 5 al 22 de mayo, la dirección musical será de Lucas Macías y en los repartos intervendrán Celso Albelo, José Luis Sola, Sabina Puértolas, Irene Palazón, Carlos Cosías, Facundo Muñoz, Carol García, Lidia Vinyes-Curtis, Manel Esteve, Eleomar Cuello, Stefano Palatchi, Simón Orfila, María José Suárez, David Sánchez, Ricardo Muñiz y Miguel Sola. La escenografía es de Daniel Bianco, el vestuario de Pepa Ojanguren, la iluminación de Eduardo Bravo y la coreografía de Nuria Castejón.

Y para rematar la temporada lírica, uno de los títulos ineludibles de zarzuela, de los que hacen grande al género y crean afición, ‘El barberillo de Lavapiés’ de Francisco Asenjo Barbieri, que llegará al escenario en la producción del coliseo que se estrenó con atronador éxito en 2019, y que ha viajado con idéntica suerte a Sevilla, Oviedo y Valencia. Firmada por Alfredo Sanzol, uno de nuestros más destacados dramaturgos y directores, Premio Nacional de Literatura Dramática en 2017, en lo musical volverá a dirigirla José Miguel Pérez-Sierra; la escenografía y el vestuario son de Alejandro Andújar, la iluminación de Pedro Yagüe y la coreografía de Antonio Ruz. Borja Quiza, David Oller, Cristina Faus, Carol García, María Miró, Cristina Toledo, Javier Tomé, Francisco Corujo, Gerardo Bullón y Abel García compondrán los elencos en las 10 funciones que irán del 15 al 26 de junio.

Con la presentación de estos 8 títulos el teatro seguirá siendo un año más ejemplo único en la conservación, difusión y exhibición de nuestra lírica, tan fecunda como heterogénea.

CONCIERTOS: SALA PRINCIPAL, NOTAS DEL AMBIGÚ, Domingos de Cámara, LIED

Tras el éxito obtenido en sus cinco primeras temporadas, el CICLO DE CONCIERTOS en la sala principal presenta 8 nuevas propuestas con algunas de las más destacadas voces de la lírica, la canción popular, el flamenco y el pop. Esto convierte al Teatro en un espacio fundamental en nuestro teatro porque en él tiene cabida la pluralidad de la música española, sin prejuicios y con un espíritu abierto a todos los públicos. Abrirá el ciclo la cantante Sole Giménez presentando ‘Mujeres de Música’, continuación del concierto que ya ofreciera la pasada temporada como parte de un amplio proyecto que reúne grandes canciones compuestas y escritas por mujeres con la intención de visibilizar el trabajo de la mujer como autora en el mundo de la música (18 de octubre); la soprano Lisette Oropesa, aclamada internacionalmente, debuta en el Teatro de la Zarzuela y cantara por primera vez en su carrera un recital de romanzas de zarzuela española y cubana: ‘Zarzuela de ida y vuelta’. Un concierto muy especial con el que la cantante quiere rendir un sentido homenaje a Cuba, la tierra de sus padres, y en el que estará acompañada al piano por Rubén Fernández Aguirre (13 de diciembre); el tradicional Concierto de Navidad, con el Maestro Guillermo García Calvo como director musical, a quien acompañará la soprano Ainhoa Arteta con la Orquesta de la Comunidad de Madrid y el Coro Titular del Teatro de la Zarzuela (30 de diciembre); Estrella Morente, con su voz privilegiada, sentido único  del ritmo, pasión y la herencia de sus mayores, este referente indiscutible del flamenco y de la música española vuelve a su casa en Madrid a celebrar 20 años como artista única. (31 de enero); y de una estrella del firmamento flamenco a otra: Arcángel, uno de los cantaores de referencia en el panorama actual del flamenco con una extensa carrera caracterizada por el equilibrio entre la tradición y la vanguardia, nos presenta ‘Bel cante’. Con esa incansable búsqueda de nuevos caminos, sumergirá al público en una travesía por la zarzuela, el flamenco y la ópera junto al Quinteto Tottem Ensamble (5 de marzo); luego llegará el espectáculo ‘Zarzuela tiene nombre de mujer’ en el que dos artistas imprescindibles, la pianista Rosa Torres-Pardo y la mezzosoprano Nancy Fabiola Herrera se reúnen en un recital en el que “conversarán” a través de diferentes romanzas que tienen a la mujer como protagonista (5 de abril); Silvia Pérez Cruz. ‘Farsa (género imposible)’. Sola: la reconocidísima artista de Palafrugell regresa a este escenario, sola, con su guitarra, creando un espacio íntimo para presentar su último proyecto discográfico. (9 y 10 de mayo); Xabier Anduaga. ‘Nuestra música’. El tenor donostiarra, brillante ganador del International Opera Award y del Premio Ópera XXI como mejor cantante joven y antes del Premio Zarzuela Operalia y también al Mejor Cantante Joven del Concurso International Opera World, cantara por primera vez en este Teatro un recital de zarzuela y canciones de compositores españoles. Además, seducirá al público con romanzas y arias de zarzuela (21 de junio).

Desde su creación, hace ya cinco temporadas, todos los conciertos del CICLO NOTAS DEL AMBIGÚ han colgado el cartel de ‘localidades agotadas’ y han dejado un gusto dulce y diferente a cualquier experiencia musical por la proximidad del artista con el público que crea una atmósfera emocionante y feliz. En esta ocasión, los protagonistas serán la soprano Sabina Puértolas junto al pianista Rubén Fernández Aguirre, que ofrecerán un recital dedicado íntegramente a Emilio Arrieta (1821-1894) en conmemoración del bicentenario de su nacimiento  (28 de octubre); los cantantes y actores Nuria Pérez y David Pérez Bayona, que acompañados por el pianista Álvaro Ortega Luna, presentarán ‘Enzarzados. Del teatro musical a la zarzuela’. La historia de dos jóvenes provenientes del teatro musical que iniciaron su andadura en el Proyecto Zarza y descubrieron en la zarzuela un género que, sin saberlo, les pertenecía (20 de octubre); el bandoneonista Claudio Constantini y la pianista Louiza Hamadi  que conmemorarán el centenario del nacimiento de Astor Piazzolla (1921-1992) (2 de diciembre); el contratenor Alberto Miguélez Rouco con Pablo Fitzgerald (laúd) y Teodoro Baú (viola da gamba) nos ofrecerán un programa dedicado a Cantadas de Jose de Torres (1670-1738), uno de los compositores más importantes del Barroco español; maestro de capilla, editor musical, organista y compositor de zarzuela (4 de enero); el tenor Enrique Viana, acompañado por el pianista Ramón Grau, regalará al público una hora y cuarto de lírica, ironía y crítica, de reflexión y surrealismo, de absurdo y realidad contada y cantada. Un ≪cabaret lirico≫ con músicas de nuestra zarzuela bajo el título ‘Luisa Fernanda, ya tengo Instagram’ (7, 8 y 9 de enero); La soprano Carmen Romeu y el pianista Borja Mariño presentarán ‘La meua llar’, un programa con el que nos harán descubrir música de compositores valencianos como Oscar Esplá, Manuel Palau Boix, Miquel Asins Arbó, Ángeles Lopez Artiaga y Matilde Salvador, entre otros (11 de febrero); con ocasión del Día Internacional de la mujer, la actriz-cantante Gurutze Beitia ofrecerá el recital ‘Una mujer en la música’ dedicado a mujeres compositoras de música popular como Chabuca Granda, Mercedes Sosa, Violeta Parra, Consuelo Velázquez o Cecilia, y con César Belda al piano (8 de marzo); el tenor David Alegret y el pianista Rubén Fernández Aguirre ofrecerán el recital ‘Catalanes por el mundo’ con obras de compositores catalanes que compusieron también en otros idiomas: en catalán, Eduard Toldrà; en alemán, Joan Manen; en francés, Pau Casals; en castellano, Jaume Pahissa; o en italiano, Isaac Albéniz; entre otros (18 de abril); ‘Música española contemporánea’. Con el propósito de fomentar la creación de nuevas obras para grupo de cámara, el Teatro de la Zarzuela, en colaboración con el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid, convoca un concurso de composición para jóvenes compositores. Las tres obras ganadoras se estrenarán en este concierto por el Ensemble Opus 22 (28 de junio); y para cerrar el ciclo el guitarrista Rafael Aguirre dedicará su recital ‘Los últimos románticos’ a la música de Francisco Tárrega e Isaac Albéniz (4 de julio).

El CICLO DOMINGOS DE CÁMARA: MUJERES CON Ñ. Tercera edición del ciclo de música española de cámara que por segundo año consecutivo estará dedicado íntegramente al papel de la mujer en la música en su faceta como compositora. Con este ciclo el Teatro quiere continuar con la difusión de estas obras, muchas inéditas, y descubrir al público la excelente calidad de las creaciones de estas compositoras españolas que rara vez tuvieron o tienen el debido reconocimiento por sus creaciones. De esta manera, se pondrá en valor a algunas de nuestras compositoras del siglo XX y XXI como Maria Teresa Prieto, Raquel Garcia-Tomás, Claudia Montero, Diana Perez Custodio, Iluminada Perez Frutos, Laura Vega, Maria Jose Arenas, Mercedes Zavala, Dolores Serrano, Marisa Manchado, Sonia Magías, Cruz Lopez de Rego, Zulema de la Cruz, Maria Rosa Ribas, Emma Chacón, Elena Mendoza, Emiliana de Zubeldia, Gabriela Ortiz, Nuria Núñez o Teresa Catalán, entre otras. Y el compromiso del Teatro de la Zarzuela es también con el futuro de las autoras, por lo que cada concierto contará con un estreno absoluto de jóvenes compositoras, alumnas del real Conservatorio de Música Superior de Madrid. Las cinco citas de esta edición serán: Cuarteto Bretón (7 de noviembre), Cristina Montes, arpa (20 de febrero), Cuarteto Sax-Ensemble (20 de marzo), Trío Arbós (24 de abril) y Mario Prisuelos, piano (5 de junio). Lo estrenos absolutos serán de las alumnas Amanda Garrido, Adela Rodríguez Yus, Laura de las Heras, Miriam Sanz Ortega y Nuria M. Sánchez Sánchez.

Por otra parte, el CICLO DE LIED, en coproducción con el Centro Nacional de Difusión Musical (CNDM), celebrará su XXVIII edición con 10 recitales: La mezzosoprano Ekaterina Semenchuck (4 de octubre), la soprano Marlis Petersen (23 de noviembre), la soprano Eva-Maria Westbroek (20 de diciembre), el barítono Matthias Goerne (7 de febrero), el barítono Josep-Ramon Olivé (21 de marzo), la soprano Katharina Konradi (4 de abril), el barítono Andrè Schuen (17 de mayo), el tenor Mark Padmore (20 de junio), la soprano Julia Kleiter con el barítono Christian Gerhaher (11 de julio) y la mezzosoprano Anna Lucia Richter también junto al barítono Christian Gerhaher (18 de julio) y de nuevo el barítono Florian Boesch (14 de junio), completan la propuesta de la nueva temporada.

PROYECTOS DIDÁCTICOS. PROYECTO ZARZA. CLASES MAGISTRALES

El Teatro de la Zarzuela continúa dando una importancia muy especial a la formación y la información para ese amplio público joven al que corresponderá llenar la sala de este teatro en el futuro y que, a su vez, deberá formar a la generación que le tome el relevo. “Tenemos la obligación de seducirlos y hacerles asequible la zarzuela en este siglo que nos toca”, asevera Daniel Bianco, quien lleva a la práctica su intención como muestra el hecho de que más del 20% de la programación del Teatro esté dedicada al público joven, y hasta tal punto la respuesta es positiva que la edad media de los espectadores del Teatro se ha reducido en las cinco últimas temporadas en una década.

En la nueva Temporada se ofrecerá un total de 30 funciones entre los espectáculos que conforman el proyecto didáctico.

El PROYECTO ZARZA, zarzuela hecha por jóvenes para jóvenes, un proyecto que acaba de recibir el Premio Ópera XXI a la Mejor Iniciativa de Fomento de la Lírica, supone un éxito rotundo cada temporada. En las cinco que lleva funcionando, han pasado por las butacas del Teatro más de 35.000 espectadores –de los que más de 21.000 han sido escolares de entre 12 y 18 años– que acudieron a las funciones de ‘La revoltosa’, ‘El dúo de La Africana’, ‘La verbena de La Paloma’, ‘Agua, Azucarillos y Aguardiente’ y ‘Amores en Zarza’, y cerca de 100.000 que han podido disfrutarlo online. Como no podía ser de otra forma, en la Temporada 2021/2022 el proyecto vuelve con fuerza y con una cifra récord de presentación de candidaturas a las audiciones: más de 800 jóvenes artistas se han presentado a las mismas. Este año el proyecto presentará una nueva producción del musical del maestro Jacinto Guerrero ‘El sobre verde’ el libreto original de Enrique Paradas y Joaquín Jiménez estará revisado por el dramaturgo Álvaro Tato. Con dirección de escena de Nuria Castejón, musical de Cecilia Bercovich, escenografía de Ricardo Sánchez Cuerda y vestuario de Gabriela Salaverri, el reparto como de costumbre estará formado, por un grupo de jóvenes cantantes y actores de entre 18 y 30 años elegidos tras un proceso de audiciones y acompañado por un conjunto musical de cámara. Las 12 funciones se ofrecerán del 21 al 26 de febrero de 2022.

Y los proyectos didácticos destacan un año más porque, gracias a ellos, el Ambigú del Teatro vuelve a tener por quinto año consecutivo la función de espacio de espectáculos. Tras las dos emocionantes entregas de ‘Perdida en el Bosco’ y las del éxito arrollador de ‘La increíble historia de Juan Latino’, volverá al Ambigú el teatro de títeres con música en directo. La propuesta será en esta ocasión el estreno de la obra ‘El cielo de Sefarad’, coproducido por el Teatro y la Compañía Claroscvro. Serán otras 18 funciones entre el 25 de mayo y el 3 de junio de 2022.

También enmarcado en los proyectos didácticos, la soprano Nicola Beller Carbone, que se distingue por un perfil artístico peculiar, en el que cuida los aspectos interpretativos tanto como los musicales, y que en 2019 fundó LIBERAinCANTO para impartir clases magistrales para cantantes liricos en las que trabaja la actuación y el canto desde la imaginación y la creatividad, ofrecerá del 21 al 27 de marzo clases magistrales a jóvenes artistas.

DANZA

En la temporada próxima también la danza será protagonista a través de las dos compañías nacionales, residentes del Teatro: El Ballet Nacional de España llega con el programa ‘Invocación’, diseñado expresamente para la compañía por su director, Ruben Olmo, ofrece una visión global de la danza española, abarcando la mayor parte de sus estilos, desde la escuela bolera a la danza estilizada y el flamenco estilizado. Incluye además un especial homenaje al bailarín y coreógrafo Mario Maya (1937-2008), uno de los grandes maestros de nuestra danza. Serán once funciones del 10 al 22 de diciembre. Por su parte, la Compañía Nacional de Danza dirigido por Joaquín de Luz presentará un programa triple integrado por las coreografías ‘Polyphonia’ de Christopher Wheeldon con música de György Ligeti, ‘Grosse Fuge’ de Hans van Manen con música de Ludwig van Beethoven y ‘Concerto DSCH’ de Alexei Ratmansky con música de Dmitri Shostakovich. Serán diez funciones del 7 al 17 de julio.

TEATRO MUSICAL DE CÁMARA

Otro de los ciclos que prevalece cada año renovado de energía e intenciones es el dedicado al Teatro Musical de Cámara en colaboración con la Fundación Juan March. Del 26 de septiembre al 4 de octubre se presentarán las siete funciones de ‘I Tre Gobbi’ (‘Los tres jorobados’) de Manuel García, que no pudo estrenarse en su día por culpa de la pandemia. Con libreto del propio músico sevillano del siglo XVIII, basado en el intermedio de Carlo Goldoni, se trata de una nueva coproducción entre ambas instituciones, que vuelve a demostrar que la suma de esfuerzos permite llegar más lejos. La dirección musical de esta ópera de cámara será de Rubén Fernández Aguirre, uno de los más destacados expertos en la obra de Manuel García, que también interpretará la música al piano. La dirección de escena es de José Luis Arellano, la escenografía de este y Pablo Menor Palomo, el vestuario de Ikerne Giménez, la iluminación de David Picazo, la coreografía de Andoni Larrabeiti y el reparto lo componen Cristina Toledo, David Alegret, David Oller, Javier Povedano y Andoni Larrabeiti. Como es habitual, las representaciones serán en la Fundación Juan March.

GRANDES VOCES PARA LA ZARZUELA

Uno de los logros que distingue al Teatro de la Zarzuela es el de reunir en cada temporada a las grandes voces líricas que cantan en español. Así, en la próxima tendremos la oportunidad de disfrutar del arte de cantantes como CARLOS ÁLVAREZ, AINHOA ARTETA, SAIOA HERNÁNDEZ, LISETTE OROPESA, NANCY FABIOLA HERRERA, ISMAEL JORDI, MARÍA JOSÉ MONTIEL, JUAN JESÚS RODRÍGUEZ, SABINA PUÉRTOLAS, XABIER ANDUAGA, ANDEKA GORROTXATEGI, CELSO ALBELO, RUTH INIESTA, SIMÓN ORFILA, CARMEN ROMEU, JOSÉ LUIS SOLA, CAROL GARCÍA, MARINA MONZÓ, BORJA QUIZA, CRISTINA FAUS…, y tantos y tantos otros que solo sus nombres hacen de la temporada una experiencia ciertamente única.

María del Pilar

El Teatro de la Zarzuela continúa rescatando títulos del género lírico español que por distintos motivos habían quedado olvidados. Algunas de esas obras, como María del Pilar, del maestro Gerónimo Giménez, no se explica que hayan vivido tanto tiempo en el ostracismo. Se estrenó en el Teatro Circo Price de Madrid en 1902 y, desde entonces, nunca más se supo.  Parece que una de las razones de estas ausencias puede estar en unos libretos que han quedado muy desfasados. El de María del Pilar, de Francisco Flores y Gabriel Briones, presenta una España rural casposa y con muchas dificultades para su representación teatral. Pero el Teatro de la Zarzuela ha encontrado una buena solución a este problema, como ya hizo con “La tempestad”.

En la versión de concierto de la que se han programado dos representaciones, se ha sustituido el texto hablado por una narración actualizada con acierto por María Velasco. La narración estuvo a cargo de un Mario Gas templado, cuyo buen hacer quedó demostrado una vez más.

La partitura de Jiménez sorprende por su calidad. Se notan en ella las influencias de sus admirados Wagner o Verdi con momentos de verdadero verismo. La orquesta, reforzada para la ocasión, sonó como nunca desde la obertura, siendo los pasajes más intensos las dos romanzas a cargo del tenor y el bajo o el dúo de las de las dos sopranos en el acto segundo.

La dirección de Óliver Díaz, que sustituía al maestro Jesús López Cobos, a quien se dedicó la representación, estuvo llena de intensidad y colorido. Dirigió con pulso firme y adecuado todos los pasajes de la obra, dotando a cada uno de su propia personalidad y matices, como se comprobó en la jota o en el muy verdiano dúo de bajo y barítono del segundo acto.

El apartado de las voces estuvo muy equilibrado. La soprano Carmen Solís ofreció un canto homogéneo con un hermoso timbre y una voz con cuerpo, sobre todo en la zona media. Su papel, a pesar de dar nombre a la obra, no es el protagonista ni tiene arias en solitario, pero brilló cuando le correspondía, también en la dramatización.

La soprano polaca Iwona Sobotka interpretó el papel de Esperanza. Puede presumir de una buena dicción en español con su voz oscura, que le proporciona una buenas notas graves. No ocurre lo mismo con los agudos.

Marina Rodríguez-Cusí  interpretó a la Señá Nieves, junto a su pareja cómica Jorge Rodríguez-Norton como Almendrita. Ambos a gran altura. Ella siempre es una garantía de profesionalidad y buen hacer.

Andeka Gorrotxategi, como Rafael, abordó su exigente tesitura con entrega y su siempre hermoso timbre. Tuvo algún problema que solucionó a medida que avanzaba la obra. No se entendió bien que cantara todo el tiempo cruzado de brazos, como si estuviera sujetando o buscando algún apoyo, en cualquier caso, no es la mejor postura sobre un escenario.

El barítono Damián del Castillo interpretó a Marcelino con un canto sereno y suficiente. El bajo David Sánchez, como Tío Licurgo, siempre solvente con su profunda y homogénea  tesitura.

Sin duda el mejor de la noche y el más reconocido por el público fue el bajo burgalés Rubén Amoretti. Su personaje de Valentín estuvo dotado de una entidad muy superior a la del personaje. Su romanza “Cual rayo me aniquila”, fue interpretada con elegancia y oficio, matizando cada frase y llenándola de intensidad dramática.

Es más que probable que el coro haya tenido una brillante actuación, como es habitual, pero siempre que lo sitúan al fondo del escenario apenas se le puede escuchar. Una lástima.

María del Pilar ha sido una extraordinaria sorpresa que hay que agradecer al Teatro de la Zarzuela y, sobre todo, a su director, Daniel Bianco, que está realizando una labor que nunca le agradeceremos lo suficiente.

MAría del Pilar

El Teatro de la Zarzuela cumple una labor esencial en la preservación, estudio, recuperación y divulgación de nuestro patrimonio lírico. Es por esta razón elemental e indispensable, entre otras de idéntica importancia, que la programación de ‘María del Pilar’, zarzuela en tres actos de Gerónimo Giménez, es uno de los hitos más saludables y propicios de la temporada. Con libreto de Francisco Flores García y Gabriel Briones, la partitura, en palabras de la experta musicóloga María Encina Cortizo, tiene “trazas de obra maestra que incomprensiblemente ha desaparecido de nuestro canon lírico como tantas otras, hoy injustamente olvidadas”. Se estrenó en el Teatro Circo Price de la madrileña plaza del Rey (donde hoy se ubica el Ministerio de Cultura y Deporte) el 17 de diciembre de 1902, y tras las 26 funciones programadas para esa ocasión, solo volvió a programarse de forma esporádica en dicho coliseo y muy puntualmente en provincias. Por esta razón, el viernes 30 de noviembre (20h00), y el domingo 2 de diciembre (18h00) serán dos días especialmente valiosos para nuestra lírica. La obra, de la que no hay registrada grabación alguna, volverá a escucharse más de un siglo después de su última audición. Será en versión de concierto y con adaptación libre de la reconocida dramaturga María Velasco. Nueva música, por tanto, para nuestros oídos del siglo XXI.

Ambos conciertos estarán dedicados a la memoria del añorado maestro Jesús López Cobos, que se hubiera encargado de dirigirlos si la muerte no le hubiera sorprendido el pasado mes de marzo en su residencia de Berlín. Su lugar en el podio será asumido por Óliver Díaz, director musical del Teatro de la Zarzuela, y uno de los maestros españoles más destacados y solicitados de la actualidad. El maestro deberá enfrentarse a la inspiración melódica, la exigente escritura vocal y al solvente discurso orquestal que conforman la imponente composición de ‘María del Pilar’, características todas ellas propias de un músico (Gerónimo Giménez) que pasó parte de su vida a la batuta. Si a estas condiciones sumamos la necesidad de una gran orquesta y de un gran coro, estaremos, lo más seguro, ante las razones principales de la evaporación de esta zarzuela de los fondos de nuestro repertorio lírico. Asimismo, para paliar todas estas dificultades, esa orquesta y ese coro deben obligatoriamente “arropar” voces de primera fila.

Y eso es lo que el Teatro de la Zarzuela ha reunido para esta nueva, histórica puesta de largo de ‘María del Pilar’.
La soprano Carmen Solís interpretará el papel de María del Pilar, enamorada fiel de Rafael, un Don Juan que abandonó el pueblo después de dejar malheridos algunos corazones. El papel de Esperanza, otra de las “víctimas” de Rafael, que al desaparecer este contrajo matrimonio con su hermano Valentín, el terrateniente, lo asumirá la soprano polaca Iwona Sobotka. La mezzosoprano Marina Rodríguez-Cusí hará las veces de la Señá Nieves, cocinera que se deja cortejar por el Tío Licurgo, padre de María del Pilar y ayudante de Valentín. Rafael, el rompecorazones que después de todo regresa al pueblo, hermano de Valentín y antiguo novio de María del Pilar y Esperanza, esta ahora desposada con su hermano, será encarnado por el tenor Andeka Gorrotxategi. El bajo Rubén Amoretti dará vida a Valentín, despechado hasta el límite de la tragedia con su hermano al enterarse de la antigua relación entre este y Esperanza, ahora su esposa. El barítono Damián del Castillo será Marcelino, que pretende sin éxito a María del Pilar, quien sorprendentemente sigue fiel a su amor por Rafael. El bajo David Sánchez cantará el rol del Tío Licurgo y el tenor Jorge Rodríguez-Norton el de Almendrita, trabajador enamorado en secreto de María del Pilar, y testigo de esta intriga.

Como la historia recreada por María Velasco es el testimonio de este último personaje, Almendrita también relata los acontecimientos a través de la voz Mario Gas, otro de los alicientes indiscutibles de esta feliz propuesta.
La Orquesta de la Comunidad de Madrid, Titular del Teatro, y el Coro Titular del Teatro de la Zarzuela, completan el cuadro artístico de esta histórica recuperación.

‘María del Pilar’. Trazas de obra maestra
La zarzuela ‘María del Pilar’ fue muy bien recibida por el público, como recoge por unanimidad la prensa de entonces, teniendo que repetirse varios números la misma noche de su estreno.
La obra se mantiene diariamente en cartel desde el 17 de diciembre hasta el 10 de enero, alcanzando veintiséis
representaciones. A partir de esa fecha, se interpreta sólo en días puntuales —15, 18 y 24 de enero, 8 de febrero y 4 de marzo—, y en provincias, por ejemplo, el 13 de abril, la misma compañía la estrena en el Teatro Calderón de Valladolid. La partitura de ‘María del Pilar’ manifiesta no sólo la solvencia de un compositor que, como los colegas de su generación —Tomás Bretón, Ruperto Chapí o Emilio Serrano y Ruiz— ha podido ampliar su formación en el Conservatorio de París (1874-1877) y en Roma (1877-78); sino también la de un músico que conoce bien el contexto lírico nacional como maestro concertador y compositor; y un director de música sinfónica. No en vano, esta cualidad diferencial es la que destaca Cecilio de Roda en su crítica publicada en La Época el día después del estreno: «Lo que más descuella en la partitura del maestro Giménez es el modo como están tratadas las voces y la orquesta. Se ve siempre la experimentada mano del que durante tantos años ha dirigido las campañas de la Sociedad de Conciertos, y la profunda técnica del que está completamente familiarizado con las obras maestras de los grandes genios de la música».

Encina Cortizo subraya en pocas palabras dónde está el secreto de la grandeza de esta obra maltratada, y la importancia de su obligada recuperación: “La inspiración melódica, la exigente escritura vocal y el solvente discurso orquestal, propios de un músico que ha pasado parte de su vida a la batuta, definen una partitura con trazas de obra maestra que incomprensiblemente ha desaparecido de nuestro canon lírico como tantas otras, hoy injustamente olvidadas. Sirva esta recuperación histórica del Teatro de la Zarzuela como justa reparación.”

Turandot

El Festival Castell Peralada ha celebrado su treinta edición, destacando en su programación las dos representaciones del pucciniano Turandot, que tuvieron lugar los pasados días 6 y 8 de agosto, con un gran éxito de público que llenó por completo el Auditori Parc del Castell. Turandot se representaba por primera vez en el festival ampurdanés.

Pero, vayamos por partes, ya que antes de enjuiciar estas representaciones de Turandot, me gustaría introducir al lector en los orígenes, génesis y grandes interpretes de esta ópera, que puede considerarse la obra maestra de Giacomo Puccini, siendo su última e inacabada composición y donde el gran maestro de Lucca construye una partitura de rabiosa modernidad, donde se muestra receptivo a los grandes cambios musicales introducidos en la primera parte del Siglo XX, por autores como Claude Debussy, Igor Stravinski, Richard Strauss e incluso Arnold Schoenberg. Sin embargo, reserva espacios para ese fino melodismo presente en sus óperas anteriores.

Renato Simone y Giuseppe Adami, fueron los encargados de escribir el libreto, adaptando la obra teatral Turandotte del dramaturgo veneciano Carlo Gozzi, donde se incorporaban elementos de la «comedia del arte», con personajes del teatro de máscaras, y cuyo estreno se produjo en 1762, en el Teatro San Samuele de Venecia. La obra de Gozzi fue traducida al alemán por Friedrich Schiller, siendo representada en tierras germánicas a comienzos del Siglo XIX. En 1917, y en el Teatro de la Ópera de Zurich se estrenó la ópera Turandot, de Ferruccio Busoni, quien además de la composición musical, se encargó de escribir el libreto en alemán a partir de la obra de Carlo Gozzi. Por tanto, a Puccini y sus libretistas se les planteaba el desafío de retomar un tema ya reiteradamente tratado.

La génesis de Turandot se produjo de manera muy lenta, comenzando en 1920 y alargándose durante un largo período de cuatro años. En la primavera de 1924, Simone y Adami completaban el libreto; que, con respecto a la obra de Gozzi, presentaba algunas sustanciales modificaciones, como la creación de un personaje esencial en el desarrollo de la obra: la esclava Liù, mujer dulce, de gran feminidad y abnegación, en contraposición con la bella y cruel princesa Turandot. Las máscaras Tartaglia, Pantalone y Truffaldino que aparecen en la obra de Carlo Gozzi y en la ópera de Ferruccio Busoni, se convierten en Ping, Pang y Pong que ejercen como ministros del imperio chino. Debido a un cáncer de garganta, Puccini falleció en noviembre de 1924, dejando musicalmente inacabada la parte final de la ópera, a partir de la muerte de Liù. Arturo Toscanini se hizo cargo de la partitura, encargando al compositor Franco Alfano su conclusión. Alfano trabajó a partir de unos escasos apuntes dejados por Puccini antes de morir, agregando algo de música propia y retomando algunos temas anteriores de la ópera, con una conclusión brillante y triunfalista. En principio, el trabajo de Alfano tenía una duración aproximada de veintidós minutos, que Toscanini redujo a quince. Este final más corto de Alfano, es el que habitualmente se ha venido representando desde el estreno de la ópera, acaecido el 25 de abril de 1926, en el Teatro alla Scala de Milán, con dirección de Arturo Toscanini y el conjunto de interpretes formado por la soprano polaca Rosa Raisa como Turandot, el Calaf de nuestro gran Miguel Fleta y María Zamboni en el personaje de Liù. En aquella premiere de Turandot, y justo después de la muerte de Liù, el maestro Toscanini dejó la batuta, y cuando el telón descendía lentamente, se dirigió al público con estas emocionadas palabras «Aquí finaliza la ópera, porque en este punto murió el maestro» En la segunda función se incluyó el final de Franco Alfano

El 25 de enero de 2002, con Riccardo Chailly al frente de la Orquesta del Concertgebow de Amsterdam, se estrenó en el Festival de Las Palmas de Gran Canaria, un nuevo final realizado por el compositor Luciano Berio, basándose en los apuntes dejados por Puccini, y también con música propia, donde se incluye un largo interludio musical, como transición del cambio radical de actitud de Turandot hacia Calaf. Y, el momento final de la ópera, se plantea abierto y meditativo con sonidos en piano, en comparación con el contundente y triunfalista propuesto por Franco Alfano. En nuevas producciones de Turandot, el final compuesto por Luciano Berio va siendo adaptado cada vez con mayor frecuencia.

Turandot tuvo una época dorada entre el final de los años cincuenta y principio de los setenta del pasado siglo, cuando confluyeron dos grandes cantantes: Birgit Nilsson como Turandot y el Calaf de Franco Corelli, quienes no solo interpretaban sus respectivos personajes, sino que, en una rara identificación vocal y dramática, eran realmente Turandot y Calaf. Coincidieron en escena en más de cincuenta ocasiones, habiéndonos legado varias grabaciones tanto en estudio como tomas en directo, donde se pueden escuchar sus extraordinarias creaciones, en compañía de alternativas y magníficas Liù, como Mirella Freni, Renata Scotto, Rossanna Carteri, Clara Petrella, Teresa Stratas, Anna Moffo, Pilar Lorengar o la rusa Galina Visnevskaja. A mediados de los años setenta y casi al unísono de las últimas actuaciones de Birgit Nilsson como Turandot, recoge el testigo la soprano búlgara Ghena Dimitrova, y unos años más tarde la húngara Eva Marton. Ambas cantantes realizaran magníficas interpretaciones de la terrible princesa china, prácticamente hasta fines del pasado siglo. Plácido Domingo ha realizado numerosas y brillantes interpretaciones de Calaf, siendo el único que ha llegado a cantarlo con Birgit Nilsson, Ghena Dimitrova y Eva Marton. La soprano sueca Irene Theorin, se ha convertido en los últimos diez años en la Turandot oficial, habiéndola interpretado en más de cien representaciones. Su poderosa vocalidad y gran presencia escénica han sido el gran aliciente de las dos funciones de Turandot, representadas en Peralada los pasados días 6 y 8 de agosto.

Uno de los atractivos de esta nueva producción de Turandot realizada para el Festival de Peralada, es el diseño de escenografía realizado por Paco Azorín, cuyo carácter minimalista no le resta un ápice de atractivo visual, y que plantea una estructura central giratoria con un entramado de maderas en forma de pagoda, y una escalera interior que lleva a una plataforma elevada donde aparecerá de manera mayestática la princesa Turandot en el Acto I. Escalera interior y plataforma desaparecen a partir del Acto II. El fondo del escenario está dominado por un gigantesco gong, iluminado con diferentes colores en función del desarrollo de la acción dramática. En los extremos del escenario se sitúan dos palcos, que darán cabida a diferentes acciones a lo largo del desarrollo de la representación. Sin duda, este conjunto de sencillas estructuras posibilitaban una interesante puesta en escena, que en manos de Mario Gas, resultó sumamente estática. Solamente, la fulgurante aparición en escena de los ministros Ping, Pang y Pong, sobre sendos carritos chinos y sus actuaciones teatrales a lo largo de toda la representación producen cierto dinamismo escénico. Esos carritos vuelven a reaparecer portando a bellas cortesanas, cuando los ministros quieren sobornar a Calaf en el Acto III. Debe señalarse el acierto de Mario Gas al mostrar a una Turandot con presencia de diosa sobre una plataforma elevada, en su primera aparición escénica, que va convirtiéndose en un ser más humano e inseguro, cuando casi se desvanece sobre el escenario al comprobar que Calaf ha acertado el tercero de los enigmas. Ping, Pang y Pong también están muy bien caracterizados, mostrándose su carácter ambivalente: cómicos y grotescos en el Acto I, de extrema crueldad cuando hacen torturar a Liù en el Acto III; y, en su gran escena del Acto II, Mario Gas los presenta como unos auténticos vividores, que beben, esnifan coca y fuman opio. Otros detalles de esta puesta escena, están bastante fuera de lugar, como la utilización, al comienzo de la ópera, de uno de los mencionados palcos laterales, por dos cortesanas que traducen mediante un lenguaje de signos el edicto del mandarín, posibilitando que los espectadores no se concentren debidamente ni en la interpretación del cantante, ni en la escucha de la impactante música que se está ejecutando. Ello vuelve a repetirse en el Acto II, esta vez por parte de Ping, Pang y Pong, cuando reaparece el mandarín. Y, resulta totalmente incongruente, que esos dos palcos sean utilizados, en el Acto III, por Pang y Pong, para degollar pollos, mientras Ping tortura a Liú, convirtiendo en grotesco y de mal gusto uno de los momentos más dramáticos de toda la obra. Después de la muerte de Liù, la orquesta se para, y el propio Mario Gas lanza por megafonía el ya mencionado discurso de Arturo Toscanini, el día del estreno de Turandot; para, a continuación, y de manera muy discutible, ejecutarse todo el final de la ópera -versión corta de Franco Alfano- con los interpretes ataviados con modernos trajes de gala, como si se tratase de una representación en forma de concierto.

Resulta adecuado el diseño de vestuario realizado por Antonio Belart, sobre todo en los suntuosos vestidos de Turandot, y en general de toda la clase noble, resultando sumamente originales los atuendos que exhiben Ping, Pang y Pong, con trajes de gala netamente occidentales cubiertos por capas típicamente chinas. Y, en contraposición, las pobres vestimentas de las clases populares, con claros guiños a la época maoista. Excelente el diseño de iluminación a cargo de Quico Gutierrez, cuya acertada utilización, complementa y da brillo a la sencilla escenografía.

La actuación de la Orquesta Sinfónica del Liceu, resultó discreta, ya que el director Giampaolo Bisanti no consiguió dar suficiente relieve a la riquísima orquestación realizada por Puccini. También, es preciso señalar los problemas de acústica que se producen en un escenario al aire libre, sobre todo en una ópera de tan contrastadas sonoridades. La dirección Bisanti consiguió sus mejores logros en los momentos de más bello contenido melódico, como es el caso de la escena del «canto a la luna» en el Acto I, de claro sabor impresionista. También en la ejecución de la exótica música, de estilo claramente chino, que acompaña las intervenciones de Ping, Pang y Pong, en su larga escena del Acto II. En los momentos de mayor espectacularidad, Bisanti abusó de sonidos en fortísimo. Cabe señalar la buena labor concertadora del director italiano en el acompañamiento a los cantantes, especialmente en las delicadas arias interpretadas por Liù, o en esas preciosas frases cuando Calaf insta a Turandot a adivinar su nombre antes del alba: “Il mio nome non sai. Dimmi il mio nome. Dimmi il mio nome prima dell’alba e all’alba moriró”, sin duda, uno de los momentos más bellos de esta ópera.

En lo que respecta a los cantantes solistas, cabe señalar en primer lugar la gran actuación de Irene Theorin como Turandot, exhibiendo su bella y poderosa voz de timbre aterciopelado, con un perfecto legato y gran capacidad en las regulaciones, desde sonidos en forte a delicadas notas en pianissimi, junto a una matizada interpretación, dando auténtico relieve dramático a cada frase, a cada palabra cantada. La soprano sueca encaró con fuerza y valentía la terrorífica tesitura de “In questa reggia”, con gran profusión de notas agudas que deben ser atacadas verticalmente, alguna de ellas emitida por Theorin con cierta tirantez. Su prestación fue ganando en calidad e intensidad en el transcurso de la escena de los enigmas, seguida del aria “Figlio del cielo”, donde alterno con maestría el canto piano y forte, ofreciendo esta vez, unas notas agudas muy bien colocadas. Su interpretación resultó verdaderamente extraordinaria en todo el final de la ópera, junto al Calaf de un Roberto Aronica de timbre leñoso y emisión irregular, que ya se había puesto de manifiesto al ser incapaz de matizar los poéticos acentos de aria “Non piangere Liù”. Tuvo auténticos problemas en el final del primero de los enigmas, y omitió el alternativo Do4, que se plantea, en la frase “No, no, principessa altera! Ti voglio tutta ardente d’amor”, cuando Calaf increpa a Turandot, después de la escena de los enigmas. Su interpretación del famoso “Nessum dorma”, no pasó de discreta, con ciertos desajustes con respecto al sonido orquestal.

Gran actuación de la soprano María Katzarava, como Liù, con una voz de atractivo timbre, mostrando un amplio y elegante fraseo, gran capacidad para regular el sonido y buen dominio de todos los registros desde unos graves bien emitidos a unas brillantes ascensiones al agudo. Mostró una delicada línea de canto en “Signore, ascolta”, del Acto I, para acabar el aria regulando el sonido de pianissimi a forte y de nuevo a pianissimi en una brillante “messa di voce”. Ya en el Acto III, su actuación rayó a gran altura en sus dos arias consecutivas: “L’amore?…Tanto amore segreto e inconfesato”, y sobre todo, en el precioso andantino “Tu che di gel sei cinta”, cantado con dolorosa expresión. En suma, una gran interpretación de la joven soprano mexicana, destinada a realizar una magnífica carrera.

Buena interpretación como Timur del joven bajo Andrea Mastroni, dotando de nobles acentos a todas sus intervenciones, especialmente en el concertante con el que finaliza el Acto I, y en su patético cantable ante el cadáver de Liù.

Otro de los alicientes de estas representaciones fueron las magníficas interpretaciones del barítono Manuel Esteve y los tenores Francisco Vas y Vicenç Esteve, respectivamente como los ministros Ping, Pang y Pong, sobre todo en su gran escena del Acto II. De los tres, brilló de sobremanera Francisco Esteve, quien tiene a su cargo las más largas intervenciones. Todos ellos conjugaron una excelente vocalidad y gran capacidad teatral en sus cambiantes actitudes a lo largo de toda la representación.

Todo un lujo la presencia del tenor Josep Fadó como el emperador Altoum, dándole auténtico relieve a un papel casi siempre asignado a tenores en franca decadencia. Sin duda, en su dúo con Calaf del Acto II “Un giuramento atroce mi costringe” su prestación fue incluso mejor que la de Roberto Aronica. Bien la interpretación de Jose Manuel Díaz como el mandarín, en sus dos apariciones escénicas.

Los coros resultan fundamentales en esta ópera, con su casi continua presencia escénica, donde va subrayando las cambiantes actitudes del pueblo ante los acontecimientos que se van desarrollando. La prestación de coro Intermezzo dirigido por Enrique Rueda resultó un tanto irregular, con momentos auténticamente brillantes, como en toda las escena del «canto a la luna» o en la del cortejo hacia la muerte del príncipe de Persia, junto a otros de mayor contundencia sonora, emitidos con excesivo volumen. También es preciso comentar ciertos desajustes en el coro femenino, y que el sonido, por momentos, no resultara compacto, posiblemente debido a la dispersión de los cantantes por todo el escenario. Muy buena actuación del coro de niños Amics de la Uniò dirigido por Josep Vila en su deliciosa intervención del Acto I, retomado en la introducción de la imponente aria de Turandot “In questa reggia”.

Críticas