Maxim Mironov

El tenor ruso más famoso del repertorio belcantista hará su debut en el Gran Teatre del Liceu el próximo 13 de diciembre, al que seguirán funciones los días 15, 18, 21 y 23. Maxim Mironov vuelve a dar vida a un personaje rossiniano, tras su aplaudida interpretación como Il conte d’Almaviva en la nueva producción de Il barbiere di Siviglia firmada por Pier Luigi Pizzi, en el Rossini Opera Festival de Pésaro el pasado verano. En esta ocasión; regresa al dramma giocoso de L’Italiana in Algeri para interpretar, una vez más, a Lindoro, rol que debutó en la conocida regia de Dario Fo, estrenada en el ROF en 2006, y con el que ha cosechado grandes éxitos en  importantes festivales y coliseos operísticos internacionales como el Festival Aix-en-Provence, Théâtre du Capitole de Toulouse, Teatro Real de Madrid, Teatro del Maggio Musicale Fiorentino, la Royal Opera House de Mascate, la Wiener Staatsoper o la Ópera Stanislavsky de Moscú, que le galardonó con una “Máscara de Oro”, el prestigioso Premio Nacional de Teatro, por su interpretación del enamorado de Isabella.

Considerado por la crítica especializada internacional como la nueva estrella rossiniana, desde que hace más de una década el maestro Alberto Zedda le invitó a cantar el rol del Conte di Libenskof (Il viaggio a Reims, 2005), el tenor Maxim Mironov es invitado habitual del Rossini Opera Festival de Pésaro, donde también ha sido Alberto (La gazzetta, 2015), y Cavalier Giocondo (La pietra del paragone, 2017).

Ganador del prestigioso concurso internacional “Neue Stimmen” de Alemania, Maxim Mironov ha cantado en festivales tan destacados como el Festival de Glyndebourne, el Festival Rossini in Wildbald o el Stressa Festival, y  en los más prestigiosos teatros de ópera, como el Theater an der Wien, el Teatro Real, La Scala de Milán, la Opéra national de París, La Fenice de Venecia, el Teatro Comunale de Bolonia, el Théâtre des Champs-Elysées de París, la Washington National Opera, o la Staatsoper de Berlín, entre otros.  Ha trabajado con directores musicales y de escena de la talla de Alberto Zedda, Michele Mariotti, Bruno Campanella, Vladimir Jurowski, y Gianandrea Noseda, Pier Luigi Pizzi, Dario Fo, o Daniele Abbado.

En noviembre, salía al mercado su último proyecto discográfico “Questo è Rossini”!, que cuenta con el patrocinio de la Fondazione Rossini y el comitato Rossini150; un nuevo CD, en el que Maxim Mironov presenta una selección de arie da camera del compositor italiano, con acompañamiento de Richard Barker, que toca un pianoforte de época Pleyel, similar al utilizado por el propio Rossini.

Sus próximos proyectos incluyen La Cenerentola, en el Teatro alla Scala de Milán, Il barbiere di Siviglia en la Staatsoper Unter den Linden de Berlín y La Fenice de Venecia, y Orphée et Euridice en la Staatsoper Hamburg y el Festspielhaus Baden-Baden.

https://www.maximmironov.com/

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Es usted un gran intérprete rossiniano ¿Qué cualidades o técnica cree que se debe tener para ser un buen intérprete rossiniano? El canto rossiniano requiere de una técnica bastante particular; podemos llamar al estilo de Rossini “il belcanto fiorito”. Se necesita saber mantener la tesitura, que en muchos casos es bastante alta, además de tener la agilidad vocal. Es importante, sobre todo, conocer bien el estilo de la escritura de Rossini y saber variar la línea de canto donde se debe. Se trata, en definitiva, de un conjunto de cosas muy específicas. Ah, me olvidaba: todo esto hay que hacerlo al mismo tiempo y con extrema facilidad.

El pasado verano, volvió a interpretar el Conte d’Almaviva, en la nueva producción de Il Barbiere di Siviglia, en el Rossini Opera Festival de Pésaro, con dirección escénica de Pier Luigi Pizzi. ¿Qué dificultades plantea este rol?

Sí, es uno de mis roles rossinianos preferidos, y cada vez que lo tengo que cantar, doy gracias a Rossini por este magnífico rol. ¿Aunque quizá tendría que agradecer más a Manuel García? ¡Quién sabe lo que este gran tenor del pasado ha contribuido a la creación del personaje de Almaviva! Si el rol se hace como en Pésaro, es decir, integral y con el rondó final, las dificultades son brutales. Es un rol largo, exigente desde el punto de vista actoral, lleno de travestimenti y movimientos. Es, además, un rol muy dinámico que hay que coronar con un rondó final lleno de coloraturas. Pero la sensación de satisfacción que tienes después de haberlo hecho te hace olvidar cualquier dificultad.

¿Qué otros roles rossinianos le gustaría hacer en un futuro?

En realidad, después de tantos años trabajando en el repertorio rossiniano, me quedan pocos roles que debutar, pero podría señalar tres que quiero hacer en un futuro: Le Comte Ory, Corradino en Matilde di Shabran e Ilo, en Zelmira.

Se publica ahora “Questo è Rossini!”, una selección de arias de cámara acompañadas al piano por Richard Barker, con un piano del siglo XIX, similar al utilizado por Rossini y coincidiendo con el aniversario de su muerte. ¿Cómo ha vivido esta experiencia?

Pues es fruto de un arduo trabajo de investigación, pero muy interesante, que he llevado a cabo con mi gran amigo, el Maestro Richard Barker. La verdad es que siempre me ha fascinado la música de cámara; creo que en este género los compositores tenían mucha más libertad de expresión y, sobre todo, de experimentación. En el repertorio camerístico de cada compositor podemos encontrar verdaderas joyas, que a menudo caen en olvido. Así que con este CD queremos sacar a la luz las obras menos conocidas de Rossini y darles la posibilidad de ser interpretadas. Hemos usado un instrumento histórico para grabar este álbum: un Pleyel muy similar al que usaba el mismo Rossini. El sonido del instrumento de época es inconfundible y te catapulta, al instante, al pasado, produciendo un efecto casi mágico. Al tocarlo, podemos sentir lo que sentía el mismo Rossini. Hemos querido llamar a este CD “Questo è Rossini”!, (¡Esto es Rossini!), pero quizá hubiera sido más oportuno llamarlo “E anche questo è Rossini” (¡Y también esto es Rossini!), por la sorprendente variedad de músicas… desde el pathos de un exiliado en el aria “L’esule” a la comicidad casi grotesca de “La chanson du bébé”, donde se entreven los rasgos del mismo Rossini.

Su anterior CD “La Ricordanza” estaba dedicado al repertorio de cámara de Bellini, ¿cómo surge este proyecto?

“La Ricordanza” es un concierto-relato. La idea surgió mientras estaba visitando el museo de Bellini en Catania. Entre los objetos expuestos, había dos pianoforti que pertenecían a Bellini. Se encontraban en un estado lamentable, y no se podía escuchar su sonido. Pero fue allí donde me dio por pensar: ¿cómo sería el sonido de estos instrumentos que escuchaba Bellini? ¿De qué manera pudo influir ese sonido en su inspiración? Así que comencé un viaje por la historia de la vida de Bellini, y entendí que con sus obras de cámara se podría ilustrar todo su recorrido artístico. Y diseñé este concierto, en el que cuento al público sobre el gran compositor de Catania, que nos dejó demasiado pronto, e ilustro mi relato cantando sus arias de cámara. Este concierto ha tenido un gran éxito en Moscú y en Viena, y próximamente, lo llevaremos, por primera vez, a Italia. Se trata de una experiencia bastante novedosa para el oyente. El público queda siempre encantado. Hicimos también un CD, que ahora solo está disponible online en iTunes, Spotify o Google Play. También está disponible en la web www.illiria.de/charity, donde hemos hecho una edición especial para ayudar a la recogida de fondos para la organización alemana Kinderlachen, que ayuda a niños con dificultades.

Su repertorio es claramente belcantista pero aborda también otros roles como Orfeo, de Gluck, incluso roles mozartianos. ¿Hacia dónde está evolucionando su voz?

Inevitablemente, la voz cambia con el paso del tiempo… yo no noto cambios fuera de lo normal, aunque obviamente la voz crece, adquiere volumen y el color se enriquece, pero aún no puedo decir que, dentro de algún año, cantaré Otello de Verdi… Por el momento, ¡estoy feliz con el de Rossini!

¿Dónde se siente más cómodo, interpretando arias llenas de ornamentación o en arias más dramáticas?

Prefiero las arias, donde sé cómo expresar mejor la voluntad del compositor. El hecho de que sean con coloraturas o sin ellas, tiene poca importancia.

A partir del 13 de diciembre será Lindoro en L’Italiana in Algeri, en el Liceu de Barcelona, ¿Cómo aborda este rol?

Lindoro es un personaje complejo que nosotros percibimos hoy de forma muy diferente a como fue creado al inicio del siglo XIX. La comicidad de Lindoro provenía del hecho de que, en esta ópera, es la mujer quien hace el papel de un hombre: Ella parte de Italia para Argel, seduce a Mustafá, libera a los esclavos. Pero si no hubiera llegado Isabella a salvarlo, él habría estado igualmente bien en Argel. ¡Era el esclavo predilecto de Mustafá! También desde el punto de vista vocal, la escritura es casi femenina, muy aguda y llena de ornamentos. Yo trato de crear un personaje muy joven, un poco ingenuo y soñador… una de esas personas que no saben exactamente dónde están y escapan de cualquier peligro por la gran suerte que tienen.

Tuvimos ocasión de verle en otra L’Italiana in Algeri en 2009, ¿Cuándo podremos volver a escucharle en Madrid?

De momento, no tengo otros compromisos en Madrid, pero recuerdo con gran placer el periodo que pasé allí, sobre todo por la gente que trabaja en el teatro. ¡Nunca he visto personas tan apasionadas de la ópera trabajando en un teatro!

Ante un nuevo rol, ¿cómo lo prepara y qué elementos tiene en cuenta?

Empiezo siempre estudiando primero las arias, después los duettiterzettiquintetti… y así hasta llegar a los finales. De este modo, tengo bastante tiempo para madurar las arias. Paralelamente, también investigo sobre la ópera: leo, veo cosas en internet… Hoy en día, podemos sacar mucho provecho de este medio de comunicación.

¿Cómo es su relación con los directores de escena? ¿tienen mucha influencia en la versión del personaje que interpreta?

Los directores de escena son ahora los padroni (dueños) de la ópera. A veces, esto beneficia a la ópera, y otras veces, no. Si el director de escena es inteligente, se da siempre cuenta de que haciendo las óperas de los grandes compositores del pasado como Rossini, Mozart, Donizetti, Verdi, Puccini, etc., no solo está ante genios absolutos de la música sino también del teatro. El trabajo de director escénico implica una gran imaginación, pero se tiene que combinar con una cierta humildad. Los grandes directores del pasado tenían ese don. Los directores de hoy… no todos. Pocos entienden que primero tienen que convencernos a nosotros, los cantantes, para que nosotros seamos capaces de convencer al público. No creo en puestas en escena clásicas o modernas, sino en aquellas que funcionan o no funcionan. Normalmente, desde el primer encuentro con el director de escena, suelo darme cuenta si el espectáculo tendrá o no éxito y quién vencerá al final: el compositor o el director de escena.

Para finalizar, ¿cuáles son sus próximos compromisos?

Inmediatamente después de Barcelona, presentamos “La Ricordanza” en Italia, concretamente en Cuneo. Después voy a La Scala con La Cenerentola, y a la Staatsoper de Berlín para Il Barbiere di Siviglia. A finales del verano 2019, estaré en La Fenice de Venecia con otro Barbiere. Entretanto, tendré que grabar mi nuevo disco. ¡Pido solo al Señor que me dé salud para hacer todo esto!

Riccardo Frizza

Después de dirigir en el Teatro La Fenice de Venecia la ópera Semiramide de Rossini en conmemoración del 150º aniversario de la muerte del compositor y de haber inaugurado el Festival Donizetti de Bergamo en el que debutaba como director musical –con un concierto y exhumando la ópera del bergamasco Il Castello di Kenilworth–, el director italiano Riccardo Frizza regresa en diciembre a la temporada del Gran Teatre del Liceu de Barcelona para ponerse al mando de otra obra belcantista, la genial L’italiana in Algeri de Gioachino Rossini, antes de viajar a Bilbao, en enero, para dirigir I Lombardi alla prima crociata de Giuseppe Verdi.

En Barcelona Frizza demostrará su maestría en el repertorio belcantista, del que es un reconocido experto internacional, contando con dos repartos encabezados por especialistas como son la mezzosopranos Varduhi Abrhamyan y Maite Beaumont, los tenores Maxim Mironov y Edgardo Rocha y los bajo-barítonos Luca Pisaroni y Simón Orfila. Frizza se pondrá al mando de una producción del Teatro Regio de Turín que firma Vittorio Borrelli. Las funciones serán los días 13, 14, 15, 17, 18, 19, 21, 22 y 23 de diciembre.

En su regreso al podio de la Asociación Bilbaína de Amigos de la Ópera (ABAO-OLBE) Riccardo Frizza se enfrentará a un ópera verdiana raramente programada como es I Lombardi alla prima crociata, con funciones los días 19, 22, 25 y 28 de enero, obra que casi completa el proyecto Tutto Verdi, una iniciativa abaísta que revisa la totalidad de la obra musical para el teatro del compositor italiano (el repertorio se completará con Alzira y Jérusalem). En esta ocasión el maestro Frizza contará con las voces de José Bros, Ekaterina Metlova y Roberto Tagliavini en los principales papeles, en una producción de Lamberto Puggelli para el Teatro Regio de Parma.

www.ricccardofrizza.com

Fotografía: Joan TOMÀS / Fidelio Artist

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