Plasson

El pasado 16 de diciembre el Teatro Real estrenó, en versión concierto, Roméo et Juliette, de Charles Gounod. Una fantástica noche de ópera gracias, principalmente, a la batuta del Maestro Michel Plasson. Obtuvo de la Orquesta un sonido refinadísimo y de una delicadeza y romanticismo que logró momentos cargados de emoción, como el final del II acto. Su batuta fue sin duda lo mejor de la noche.

En el papel de Roméo, papel que conoce a la perfección, Roberto Alagna. Su presencia en el escenario sigue cargada de cierto magnetismo. De gran expresividad teatral (algo exagerada en algunos momentos), se podría decir que su voz está en franca decadencia. Su línea vocal es muy buena, pero hubo demasiados detalles que la dejaron en evidencia. Apurado en los agudos y alguna nota desafinada. Esperaba mucho más en su debut.

Sonia Yoncheva brilló como Juliette por la intensidad y potencia de su instrumento, al que debe aprender a embridar en algunos momentos. Una emisión natural y ligera que fue creciendo con la obra y alcanzó unos momentos finales llenos de emoción.

Destacar, por su brillantez, a Marianne Crebassa, en el papel de Stéfhano. Y lo peor de la noche, Laurent Alvaro, como Capulet, con una emisión muy desagradable.

El resto del reparto: Diana Montague, Mikeldi Atxalandabaso, Antonio Lozano, Joan Martín-Royo, Damián del Castillo, Toni Marsol, Roberto Tagliavini y Fernando Radó, estuvieron a gran altura. Todo ellos ayudados desde el foso por el Maestro Plasson, siempre atento y cuidando a los cantantes.

Romeo y Julieta

El Teatro Real ofrecerá, dirigido por Michel Plasson, los días 16, 20 y 26 de diciembre a las 20 horas, Roméo et Juliette, de Charles Gounod (1818-1893), en versión de concierto.

Los roles titulares serán interpretados por la soprano búlgara Sonya Yoncheva,-que en el Real ha cantado en Don Pasquale y en Il retorno d’Ulisse in patria, y que se encuentra en un fantástico momento de su carrera- y el tenor franco-italiano Roberto Alagna, que en la última función será reemplazado por el norteamericano Charles Castronovo, conocido del público madrileño por su interpretación en Poppea et Nerone.

La ópera, en un prólogo y cinco actos, Roméo et Juliette, de Charles Gounod, está inspirada en la Symphonie dramatique – Roméo et Juliette de Héctor Berlioz y en la ópera I Capuletti e i Montecchi de Vincenzo Bellini, pero se acerca más a la tragedia de Shakespeare que sus predecesoras, gracias al libreto firmado por Michel Carré y Jules Barbier.

Estrenada en 1867 con puesta en escena de Georges Bizet, ha sido la primera ópera sin diálogos hablados representada en la Opéra-Comique de París. En su partitura aflora ya la nueva tendencia del drame lyrique francés de alejarse de la grandilocuencia y adentrase en la vida anímica de los protagonistas.

El núcleo de la ópera son los cuatro grandes duetti entre Romeo y Julieta, integrados a su vez en una totalidad cohesionada musicalmente por medio de la articulación de diferentes motivos musicales.

En Roméo y Juliette el virtuosismo puramente vocal es mucho más contenido que en Faust, y su presencia está subordinada a la dramaturgia de la obra. En este contexto, Gounod define con mayor precisión el perfil musical de los protagonistas sobre el claroscuro de los grupos sociales personificados en los coros, las oraciones y las baladas populares. Con esta ópera, presentada al mundo en la Exposición Universal de París de 1867, el compositor se despedía de escena.

Actualidad