Lucrezia Borgia

El Palau de les Arts continúa con el ciclo ‘Ópera desde casa’ con la emisión de ‘Lucrezia Borgia’, de Donizetti, protagonizada por la soprano Mariella Devia.

Tras finalizar la colaboración con Unitel con la emisión de ‘Fidelio’, Les Arts amplía la oferta de ópera online, que se prolongará hasta el próximo 30 de abril. De esta forma, además de la ópera de Gaetano Donizetti, desde la web de Les Arts se podrá visionar también ‘Le cinesi’, de Gluck, el lunes 27, y ‘Il corsaro’, de Verdi, el jueves día 30.

A partir de las 20.00 horas del 24 de abril y hasta las 20.00 horas del lunes 27 de este mes, la web de Les Arts ofrece de manera libre y gratuita uno de los títulos de referencia del bel canto en un montaje de Emilio Sagi con dirección musical de Fabio Biondi.

La soprano italiana Mariella Devia, en una de sus últimas actuaciones antes de retirarse de los escenarios, encarna a la enigmática hija del papa Alejandro VI, uno de los papeles más exigentes de todo el repertorio belcantista. Le acompañan en el reparto el tenor estadounidense William Davenport, el bajo-barítono croata Marko Mimica y la mezzosoprano valenciana Silvia Tro Santafé.

El lunes 27, a partir de las 20.00 horas, Les Arts ofrece ‘Le cinesi’ de Gluck. Bajo la batuta de Fabio Biondi, la soprano italiana Désirée Rancatore, la mezzosoprano sueca Ann Hallenberg y la valenciana Silvia Tro Santafé, junto con el tenor italiano Anicio Zorzi Giustiniani, interpretan esta ópera en un acto, en versión de concierto, registrada en el Auditori de Les Arts.

La ópera ‘Le cinesi’ versa sobre las aspiraciones de tres mujeres chinas que, tras escuchar los relatos que circulan sobre Occidente, sienten la atracción de querer vivir su vida, sensibles al deseo de un mundo imaginario donde (aparentemente) hay una mayor libertad.

Cierra la programación de ‘Ópera desde casa’ ‘Il corsaro’, de Verdi, gracias a la colaboración del prestigioso canal de televisión Mezzo, que ha cedido para este propósito la grabación que hizo de esta obra durante sus representaciones en Les Arts en 2018.

El jueves 30 de abril, a las 20.00 horas, los espectadores tienen la posibilidad de descubrir, desde la web de Les Arts, una de las obras menos conocidas y representadas de Giuseppe Verdi, que la alemana Nicola Raab puso en escena en una nueva producción con Fabio Biondi en el podio.

El tenor Michael Fabiano encabeza el reparto de esta obra, en el que figuran también Oksana Dyka, Vito Priante, Kristian Mkhitaryan y Evgeny Stavinsky.

Fotografía: Tato Baeza

El Palau de les Arts estrena ‘La tabernera del puerto’, de Pablo Sorozábal, el domingo, 27 de octubre, en la Sala Principal, dentro del apartado de la programación ‘Les Arts és Sarsuela’

El director artístico de Les Arts, Jesús Iglesias Noriega, ha presentado hoy este título, acompañado de Guillermo García Calvo, director musical; Mario Gas, director de escena, y el tenor valenciano Antonio Gandía.

“Tal y como anuncié en mi presentación, la zarzuela va a tener una presencia constante en esta etapa, de ahí que tenga epígrafe propio en la temporada. Se trata de un género nuestro, que debemos recuperar, promover y dignificar”, ha explicado Iglesias Noriega.

“Por ello —ha continuado— se ha escogido un título muy representativo y que está considerado como una de las últimas grandes zarzuelas de la historia, que les presentamos, además, con los mejores mimbres artísticos”.

La dirección musical recae en Guillermo García Calvo, una de las batutas con mayor presencia en la Ópera de Viena, donde ha dirigido más de 200 representaciones. El madrileño se pone al frente de los cuerpos estables de Les Arts, el Cor de la Generalitat y la Orquestra de la Comunitat Valenciana, y un reparto de especialistas en el género.

García Calvo, que ya trabajó con la OCV en 2013, ha subrayado la alta calidad de la partitura, “comparable a Ravel y Debussy, en la que cada compás es una auténtica joya”. En este sentido, el director madrileño ha señalado también la genialidad de la música, capaz de cautivar tanto al espectador novel como al público más erudito.

Mario Gas, uno de los grandes nombres de la escena nacional, firma esta producción del Teatro de la Zarzuela, que ha recibido elogios de público y crítica desde su estreno el pasado año en Madrid.

Profesionales de trayectoria internacional conforman el equipo creativo, con Ezio Frigerio y Riccardo Massironi en el diseño de la escenografía, la ganadora de un Óscar Franca Squarciapino en el vestuario, Vinicio Cheli en la iluminación, Aixa Guerra para el movimiento escénico y Álvaro Luna como responsable de las proyecciones.

El actor, director y también gestor cultural ha recordado su relación con esta zarzuela, a la que está vinculado incluso desde antes de nacer, ya que su padre se encontraba interpretando el papel de Simpson cuando él nació.

“Se trata de un libreto aventurero, fantástico, que transcurre en un lugar marino y lóbrego, escenario perfecto para las maledicencias, que contrasta con las ansias de libertad de la pareja protagonista, y donde tampoco faltan las notas de humor”.

Los valencianos Marina Monzó (Marola) y Antonio Gandía (Leandro) debutan en Les Arts con este título, en cuyo elenco también figuran reconocidos cantantes que regresan, como Àngel Òdena (Juan de Eguía) y Rubén Amoretti (Simpson).

La exigencia para los intérpretes es máxima, según apunta Mario Gas, puesto que no solo necesitamos cantantes que sean actores, sino también actores que sean cantantes.

La soprano Ruth González (Abel), la actriz Vicky Peña (Antigua), los actores Ángel Ruiz (Ripalda) y Pepe Molina (Chinchorro), el bajo Abel García (Verdier) y los también actores Gaizka Ugarte (Fulgen), Vicent Domingo (Senén) y Ángel Burgos (Valeriano) completan el elenco de la producción.

Además del estreno, el día 27 de octubre, las próximas representaciones tendrán lugar el 29 y 31 octubre, así como el 2 y 3 de noviembre. Las entradas, dentro de las representaciones con precios populares, varían entre 8 y 60 euros.

 En Cantabreda

‘La tabernera del puerto’ está ambientada en la imaginaria ciudad costera de Cantabreda, en pleno puerto, donde se encuentra la taberna de Marola. Nadie conoce su origen, tan solo saben que su negocio fue costeado por el bandido Juan de Eguía, a quien todos creen su marido.

Leandro, un pescador local, se enamora de Marola. Al mismo tiempo, Abel, un acordeonista, también queda prendado de sus encantos, aunque no se ve correspondido. Las mujeres del pueblo se hartan y reprochan a Marola que vuelva locos a los hombres de la ciudad ante la mirada furiosa de Juan de Eguía

‘Preestreno para menores de 29’

El Palau de les Arts reserva el preestreno de esta zarzuela, el viernes 25 de octubre, a menores de 29 años, dentro de la nueva propuesta ‘Preestrena fins a 28’, que comienza este fin de semana.

Según ha explicado el director artístico del teatro, Jesús Iglesias Noriega, el propósito de esta iniciativa es que “el público joven se reconozca como parte de Les Arts, por eso le dedicamos exclusivamente una función. A excepción del personal de atención al público, no habrá nadie mayor de 28 años ese día en la Sala Principal”.

Les Arts introduce en València una propuesta que goza de gran aceptación en los grandes teatros de ópera europeos y que, con un precio simbólico de diez euros por localidad, pretende incorporar la lírica en la agenda de actividades de ocio de los más jóvenes.

‘Perspectives’

El próximo lunes, 28 de noviembre, Les Arts pone en marcha un nuevo ciclo de tertulias alrededor de las producciones líricas de la temporada 2019-2020. Bajo el nombre de ‘Perspectives’, y con la colaboración de Amics de l’Òpera i de les Arts, Guillermo García Clavo y Mario Gas mantendrán una tertulia con el público asistente a esta iniciativa gratuita en el Aula Magistral.

Fotografía: Miguel Lorenzo

Celso Albelo

El tenor de Tenerife Celso Albelo, el más importante de los intérpretes españoles de su cuerda y de su generación, regresa en mayo al Palau de Les Arts de Valencia con una ópera que ha cantado en múltiples ocasiones alrededor del mundo, Rigoletto, de Giuseppe Verdi. Albelo vuelve al coliseo del Turia transformado ahora en el libertino Duque de Mantua, quien tiene a su cargo una de las arias más emblemáticas y populares de toda la literatura operística, “La donna è mobile”. “La verdad es que es un personaje fascinante”, afirma el tenor, “un hombre que mezcla el poder político con una especie de tiranía personal que lo convierte en un ser moralmente bastante despreciable. De todas maneras está claro que le interesa Gilda, quien, engañada, da la vida por él, pero lo más probable es que el Duque la quiera solo para un par de noches. Dudo que lo suyo sea amor”.

En las últimas temporadas Celso Albelo ha llevado el personaje verdiano a escenarios como los de la Wiener Staatsoper, el Teatro San Carlo de Nápoles, el Comunale de Bolonia, el Teatro de La Maestranza de Sevilla, la Opéra de Monte-Carlo, la Ópera de Oviedo, el Teatro Carlo Felice de Génova o el Festival de las Choregiés d’Orange, en Francia. El tenor español interpretará la obra en Valencia los días 11, 14, 17, 19 y 22 de mayo junto al Rigoletto de Leo Nucci alternándose con el de Vladimir Stoyanov y bajo la dirección de Roberto Abbado. Lo hará después de su Riccardo Percy de Anna Bolena de Donizetti en el Opéra Royal de Wallonie (Bélgica) y antes de interpretar el Stabat Mater de Rossini en París y de exhumar la ópera Il Paria en Londres, título que se editará en disco. Más tarde retomará el papel del Duque de Mantua en una gira por Japón con la compañía del Teatro Comunale de Bolonia.

Foto: Celso Albelo © Joan Tomàs / Fidelio Artist

Información:

www.celsoalbelo.com

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https://youtu.be/xlByMMGVW-M

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IOLANTA de CHAICOVKY OBTIENE UN GRAN TRIUNFO EN EL VALENCIANO PALAU DE LES ARTS.Por Diego Manuel García Pérez.

Las cuatro representaciones de Iolanta que han tenido lugar en el Palau de les Arts, se han saldado con un importante triunfo, sobre todo por la excelente prestación de la Orquesta de la Comunitat Valenciana, magníficamente dirigida por Henrik Nánási, junto a un muy notable conjunto de cantantes, con perfecto dominio idiomático y estilístico tan necesarios en el repertorio ruso. Todo ello unido a una escenografía sencilla pero de gran atractivo visual, y a la siempre brillante presencia del Coro de la Generalitat Valenciana, en este caso de su sección femenina. En enero de 2012, esta ópera ya pudo escucharse en el Palau de les Arts, en versión de concierto.

Piotr Ilich Chaikovski (1840-1893) puede ser considerado el compositor ruso de más popularidad de todos los tiempos; y, aunque conocido sobre todo por sus aportaciones al mundo sinfónico y del ballet, sus creaciones operísticas fueron importantes y mostraron su gran interés por este género, con la composición de hasta diez óperas, de las que solo han tenido auténtica resonancia Eugene Onegin (1879), y en menor medida La dama de Picas (1890). Otras óperas suyas de gran calidad son muy escasamente representadas: La doncella de Orleans (1881), Mazeppa (1884), Cherevichki (Las zapatillas de la zarina) y Charodeyka (La hechizera) ambas de 1887. Su última ópera Iolanta (1892), está teniendo en los últimos diez años cierta notoriedad, desde que se estrenó en 2009, la producción del Teatro Marinski de San Petersburgo, con dirección escénica del polaco Mariusz Trelinski, que también pudo verse ese mismo año en el Festspielhaus de Baden Baden y en el estreno de esta ópera en el Metropolitan de Nueva York, en enero-febrero de 2015, siempre con las magníficas interpretaciones de Anna Netrebko como Iolanta y la dirección orquestal de Valery Gergiev. En el Liceu de Barcelona, en enero de 2013, Anna Netrebko también interpretó Iolanta, en versión de concierto, con dirección de Valery Gergiev. Por tanto, ha resultado fundamental en la difusión de esta ópera el tándem Netrebko-Gergiev. También, fue representada en el Teatro Real de Madrid, en enero de 2012, en una producción conjunta de este teatro y del Bolshoi de Moscú, en lo que suponía el estreno de esta ópera en España. En marzo-abril de 2016, se representó en el Palais Garnier de París, una producción que también incluía el ballet Cascanueces, ambas obras con dirección escénica de Dmitri Tcherniakov. Precisamente, Chaikovsky había estrenado en un programa doble Iolanta y su ballet Cascanueces, en el Teatro Marinski, el 18 de diciembre de 1892. En enero-febrero de 2019, Iolanta ha vuelto a ser representada en el Metropolitan y en las funciones que han tenido lugar en el Palau de les Arts, en ambos casos, la producción del Teatro Marinski, con la dirección musical de Enrik Nánási y escénica de Mariuz Trelinki. Por tanto, resulta notorio el creciente interés que suscita esta última ópera de Chaikovsky.

El libreto en un solo acto con ocho escenas y una escena final, fue realizado por Modest Chaicovsky hermano menor del compositor, basado en la obra danesa La hija del rey René, de Herink Rudolf Hertz, ambientada en la Provenza del Siglo XV, donde se cuenta la historia de la princesa ciega Iolanta y de su padre el rey René, que mantiene a su alrededor un círculo de ficción, para que no sea consciente de su desdicha. Finalmente, el conde Goffriett de Vaudemont, enamorado de la princesa, le descubrirá aquello de lo que vive privada, fomentando en ella el deseo de ver, argumento decisivo para que sea curada por el médico árabe Ibn-Haqia, contratado por el rey René. La historia cuenta con otro personaje principal Roberto Duque de Borgoña, amigo de Vaudeamont, destinado desde niño a casarse con Iolanta, sin conocer su ceguera. Roberto está enamorado de otra mujer, aunque dispuesto a afrontar sus antiguos compromisos. Finalmente, la princesa recuperará la vista, y la historia concluirá felizmente con la unión matrimonial de Iolanta y Vaudemont. La maravillosa música compuesta por Chaicovsky, muestra la brillantez como orquestador del compositor ruso.

Existen bastantes grabaciones de Iolanta, tanto en DVD como CD. Destacar una toma en video de 1982, realizada en el teatro Bolshoi de Moscú y comercializada en DVD por el sello VAI, que cuenta con un excelente conjunto de cantantes rusos: Galina Kalinina (Iolanta), Lev Kuznetsov (Vaudemont), Igor Morozov (Roberto), Artur Eisen (Rey René), con Ruben Vardanian al frente de la Orquesta del Teatro Bolshoy. Una de las grabaciones clásicas de esta ópera, es la toma en directo con excelente sonido, realizada en la sala Playel de París, en 1984 y editada en CD por el sello ERATO, con las magníficas y muy matizadas interpretaciones de Galina Vishnevskaya (Iolanta) y Nicolaï Gedda (Vaudemont), dirigidos por Mstilav Rostropovich al frente de la Orquesta de París. Esta grabación puede escucharse completa en YouTube. El DVD editado por el Teatro Real de Madrid, sintetiza las representaciones de Iolanta junto a Perséphone de Stravinski que tuvieron lugar en enero de 2012, con un reparto de buenos cantantes rusos: Ekaterina Scherbachenko (Iolanta), Pavel Cernoch (Vaudemont), Dmitri Ulianov (Rey René) y el excelente barítono Alexei Markov (Roberto), dirigidos por Teodor Currentzis. De gran interés es la toma en video, realizada en 2009, en el Teatro Marinski de San Petersburgo, disponible íntegramente en YouTube, de la ya citada producción de ese teatro, con dirección musical de Valery Gergiev y escénica del polaco Mariusz Trelinski, con la excelente interpretación de Anna Netrebko (Iolanta), junto a unos magníficos Sergei Schorokhodov (Vaudemont) y Alexei Markov (Roberto). Como ya se ha mencionado, esta producción es la que ha podido verse en El Palau de les Arts.

Esta versión, traslada la acción del Siglo XV a un período que puede encuadrarse en los años cuarenta o cincuenta del pasado siglo, con una sencilla escenografía diseñada por Boris Kudlicka, dominada por la estructura de un cubo, donde solo está cubierta una de sus caras, por una pared donde se cuelgan cráneos de ciervos con sus enormes cornamentas; la pared tiene una puerta, que cuando la estructura gira puede verse exteriormente como la entrada de un pabellón de caza, justamente cuando Vaudemont y su amigo Roberto entran en escena. En esta estructura bastante opresiva habita Iolanta, dando la impresión de ser una sala hospitalaria donde están cuidándola sus amigas Marta, Briguitta y Laura, con aspecto de adustas enfermeras. Proyecciones holográficas nos muestran un oscuro y abigarrado bosque que rodea a ese habitáculo, donde los árboles flotan en el espacio con sus raíces al descubierto, confiriéndole al lugar un aspecto realmente fantasmagórico, muy en consonancia con el mundo de sombras que rodea a Iolanta. Después de el encuentro inicial de Iolanta y Vaudemont, donde se sienten fuertemente atraídos, ese oscuro bosque comience a ser traspasado por la tenue luz de un amanecer, que permite ver el batir de las hojas de los árboles, en uno de los momentos escénicos más bellos de esta producción, simbolizando la esperanza de que Iolanta recupere la visión. En las escenas finales hay una excesiva proliferación de focos y haces lumínicos, que llegan a deslumbrar al público. El vestuario diseñado por Magdalena Musial juega con el contraste de colores blancos y negros, reflejo de la luz y oscuridad que domina esta historia. Ya, en la escena final, cuando la princesa ha recuperado la vista, aparece ataviada con un brillante vestido blanco, símbolo de esa luz radiante, que le permitirá contemplar el mundo real. Resaltar la dirección escénica de Mariuz Trelinski, quien consigue extraer el máximo de teatralidad a las actuaciones de cada uno de los interpretes.

Excelente dirección de Enrik Nánási, con la magnífica prestación de la Orquesta de la Comunitat Valenciana. El director húngaro mostró su conocimiento de la partitura, sabiendo resaltar los más mínimos detalles, manejando bien las dinámicas e intensidades, con una destacada labor concertadora muy pendiente de las voces, que en este caso eran de suficiente volumen para traspasar la barrera orquestal en los momentos de sonido en forte. Ya resultó brillante la intervención orquestal desde la misma obertura, donde solo intervenían los instrumentos de viento-madera, destacando el sonido del corno inglés y los fagots. A lo largo de la obra cabe destacar la magnífica prestación de la cuerda, que ya se pone de manifiesto en la escena inicial, de preciosa orquestación, donde destaca el sonido de las arpas. Excelentes intervenciones del clarinete solista en la escena segunda y del violín concertino en la larga introducción de la preciosa “nana” con la que finaliza la tercera escena. La orquesta brilló de sobremanera en el gran dúo de Iolanta y Vaudemont, sobre todo en ese motivo musical recurrente relacionado siempre con la luz, que volverá a reaparecer en las escenas finales de la ópera interpretado por los protagonistas y también solo por la orquesta. Resultó muy brillante la conjunción de orquesta, voces solistas y coro en el gran concertante que cierra la ópera. Resaltar esos diálogos de orquesta y soprano que jalonan las intervenciones solistas de Iolanta.

Muy notable la interpretación de Iolanta realizada por la soprano armenia Lianna Haroutounian, exhibiendo un bello timbre, dominio del canto legato, moviéndose bien en todos los registros, sobre todo con una poderosa franja aguda y mostrando un considerable volumen, para sobrepasar el sonido orquestal en forte y emerger con fuerza en los concertantes. Destacar la interpretación que realiza en su aria inicial “Atchevo eto prezhde ne znala. Ni toski ja ni gorja, ni slez (¿Por qué nunca antes conocí ni la ansiedad, ni el dolor, ni las lagrimas?)” con un intenso y expresivo fraseo, brillando en el registro agudo con notas cada vez más elevadas y sutiles escalas descendentes. Intercalada dentro de su gran dúo con Vaudemont, interpreta el aria “Tvoe molchan’e mne neponjatno (No comprendo tu silencio)”, con excelente canto legato, manejando bien las medias voces, regulando el sonido de piano a forte y de nuevo mostrando gran facilidad en las subidas al agudo. Muy destacada la actuación de la soprano en el gran dúo con Vaudemont, donde ambos interpretan un bellísimo arioso, con tema musical recurrente, moviéndose en una alta tesitura, primero el tenor y después la soprano con diferentes mensajes, juntándose ambas voces para cantar de manera vibrante el mismo tema y concluir el dúo con un Do4, mejor proyectado por la soprano. Como Vaudemont, el joven tenor ucraniano Valentyn Dytiuk, muestra un timbre algo blanquecino típico de las voces eslavas, que adquiere rotundas sonoridades en la franja aguda. Cantó muy bien su aria “Nest! Chary lask mjatezhnoj mne nichevo ne govorjat (¡No! Los encantos de una belleza fogosa no me tientan)”, donde, aparte de unas brillantes subida al agudo, mostro un canto lleno de musicalidad con dominio de las medias voces y los reguladores. Magnífico el barítono ruso Boris Pinkhasovich, en el papel de Roberto, mostrando un bello y luminoso timbre, con un poderoso registro grave, ancho centro y brillantes agudos, junto a un incisivo y contrastado fraseo lleno de expresividad, interpretando con vehemencia y gran pasión su aria “Kto mozhet sravnit’sja Matilde’ doj moej (Quien puede compararse con mi Matilde)”. Muy bien el bajo ruso Vitalij Kowaljow como Rey Rene, papel que domina perfectamente al haberlo interpretado en bastantes ocasiones, con su grave y poderosa vocalidad, que luce en muchos momentos de esta ópera, sobre todo en su gran intervención solista “Shto skazhet on? Kakoj obet proizneset ego nauka? (¿Qué dirá? ¿Cuál será la respuesta de su ciencia?)” en alusión al médico árabe Ibn-Haqia, aceptablemente interpretado por el barítono armenio Gevorg Hakobyan. Magnífica interpretación de veterano bajo ruso Andrei Danilov como Almeric. Muy bien el trío de amigas de Iolanta interpretadas por las mezzos Marina Pinchuk y Olga Zharikova, junto a la soprano Olga Syniakova, respectivamente Marta, Laura y Briguitta, sobre todo en la preciosa “nana” con la que duermen a Iolanta en la tercera escena. Muy destacadas intervenciones del Coro de la Generalitat Valenciana, aquí restringido a las voces femeninas, primeramente alojadas en el foso junto a la orquesta y que suben al escenario al final de la ópera, brillando de sobremanera en el gran concertante conclusivo. Sin duda, se trata de una excelente versión de Iolanta, que muestra la gran belleza de esta partitura.

La Clemenza di Tito

El Palau de les Arts estrena el domingo 24 de junio, a las 18.00 h, ‘La clemenza di Tito’, de Mozart, en el Auditori. Les Arts, que ofrecerá una segunda función el 28 de este mismo mes, presenta esta obra, con dirección musical de Nimrod David Pfeffer, en versión semiescenificada.

El reparto de ‘La clemenza di Tito’ reúne a reconocidos intérpretes mozartianos y a jóvenes artistas de las últimas promociones del Centre Plácido Domingo. El tenor Carlo Allemano, la soprano Eva Mei y la ‘mezzosoprano’ Margarita Gritskova comparten escenario con jóvenes profesionales formados en València: la soprano Karen Gardeazabal, la ‘mezzosoprano’ Nozomi Kato y el bajo Andrea Pellegrini.

Allex Aguillera firma el concepto escénico de este montaje, de producción propia de Les Arts, con escenografía de Manolo Zuriaga, vestuario de José María Adame e iluminación de Antonio Castro.

‘La clemenza di Tito’ es el último ‘dramma per musica’ que dejó escrito el genio de Salzburgo y la penúltima ópera que estrenó antes de su muerte. Mientras finalizaba ‘La flauta mágica’, Mozart asumió el encargo de la partitura, que serviría como acto principal de los fastos de coronación de Leopoldo II de Austria como rey de Bohemia.

El 6 de septiembre de 1791 se estrenaba en el teatro Nacional de Praga esta ópera seria en dos actos y con libreto en italiano de Caterino Tommaso Mazzolá, basado en el drama de Pietro Metastasio.

La obra ofrece la imagen de Tito, emperador romano de reconocida rectitud, pero clemente con su pueblo, incluso ante un intento de asesinato contra su persona orquestado por Vitellia, hija del emperador derrocado, y llevado a cabo por Sesto, amigo del gobernante, aunque enamorado de la ambiciosa joven.

Artistas consolidados y jóvenes valores

El ascendente maestro y reconocido pianista Nimrod David Pfeffer (Tel Aviv, 1984) debuta con los cuerpos estables de Les Arts, el Cor de la Generalitat y la Orquestra de la Comunitat Valenciana. El joven director, en la actualidad director asistente del Metropolitan de Nueva York y director musical de la Ópera Lírica de Guatemala desde 2016, debutó el pasado febrero en la Israeli Opera.

La soprano italiana Eva Mei asume el rol de Vitellia. Intérprete refinada del bel canto italiano –Bellini, Rossini, Donizetti y Verdi–, nunca ha dejado de cantar Mozart y ha interpretado casi todos los papeles titulares más interesantes de este compositor.

En las dos últimas décadas ha actuado en los teatros de ópera más importantes de todo el mundo y ha sido dirigida por batutas como las de Nicolas Harnoncourt, Claudio Abbado, Zubin Mehta, Riccardo Muti, Colin Davis, Daniel Barenboim, Lorin Maazel, Franz Welser-Möst, William Christie, Daniele Gatti, Fabio Luisi, Myung-whun Chung, Antonio Pappano y Jonathan Nott.

Carlo Allemano canta el papel de Tito. Los inicios del tenor, premiado en certámenes como el concurso Toti dal Monte en Treviso (1989) y el concurso Mozart en la Staatsoper de Viena (1990), le han permitido forjar una sólida carrera, con actuaciones en La Scala de Milán, la Staatsoper de Viena, la Bayerische Staatsoper y en festivales como los de Salzburgo o Glynndebourne.

Asimismo, ha trabajado con destacados directores, entre los que figuran Christophe Rousset, Emmanuelle Haïm, René Jacobs, Wolfgang Sawallisch, Claudio Abbado, Riccardo Muti, Zubin Mehta, Leopold Hager, Gianandrea Gavazzeni, Marco Guidarini y Alessandro De Marchi.

Cierra la terna protagonista la ‘mezzosoprano’ rusa Margarita Gritskova (Sesto). Galardonada en varios concursos internacionales, es desde 2012 solista de la Staatsoper de Viena, donde ha trabajado con artistas como Anna Netrebko o Piotr Beczala. Asimismo, ha cantado en el Festival de Salzburgo, en el Festival Rossini de Wildbad, las óperas de Lyon y Colonia, así como la Deutsche Oper de Berlín.

Damnation de Faust

Es la segunda vez que una coproducción de Les Arts accede a las menciones del XXXVII Premio Abbiati de la crítica italiana.

Les Arts estrenará este título en junio, dirigido por Roberto Abbado, con Celso Albelo, Rubén Amoretti y Silvia Tro Santafé como protagonistas.

La coproducción del Palau de les Arts con la Ópera de Roma de ‘La damnation de Faust’, de Berlioz, ha sido designada mejor espectáculo de 2017 por la crítica musical italiana.

La comisión de la XXXVII edición de los Premios Franco Abbiati, que concede la Asociación Nacional de la Crítica Italiana, eligió el pasado mes de abril el montaje de Damiano Michieletto, con dirección musical de Daniele Gatti, como merecedor de esta distinción.

Los premios Franco Abbiati están considerados como uno de los reconocimientos más prestigiosos en el ámbito de la lírica europea. Instaurados en 1981, los galardones tienen en la actualidad el apoyo del Ministerio de Cultura y del patronato de la Presidencia de la República Italiana. Su jurado está integrado por los periodistas musicales más influyentes del país transalpino.

Se trata de la segunda ocasión en la que una producción de Les Arts accede a estas menciones. En 2007, el montaje de ‘El anillo del Nibelungo’ de Wagner, con puesta en escena de La Fura dels Baus y coproducido con el Maggio Musicale Fiorentino, recibió el premio a la mejor escenografía, vestuario y video.

‘La damnation de Faust’ es el último título escenificado de la temporada 2017-2018 que Les Arts estrenará el 20 de junio. Roberto Abbado, después de sus exitosas funciones de ‘Lucia di Lammermoor’ en el Metropolitan de Nueva York, regresa al podio de la Sala Principal de la ópera valenciana.

El titular de la Orquestra de la Comunitat Valenciana dirige un reparto con destacados intérpretes nacionales: el tenor canario Celso Albelo (Faust), el bajo burgalés Rubén Amoretti (Méphistophélès) y la mezzosoprano valenciana Silvia Tro Santafé (Marguerite). El teatro de ópera valenciano ha programado otras funciones de esta obra sinfonicoteatral el 23, 26 y 29 de junio, además del 1 de julio.

 

 

Daniella Barcellona y Jessica Pratt en Tancredi

El valenciano Palau de Les Arts, ha cerrado brillantemente la temporada con cinco representaciones del rossiniano Tancredi, que han reunido un magnífico elenco vocal encabezado por Daniela Barcellona como Tancredi y Jessica Pratt en el papel de Amenaide, junto a la excelente prestación de la Orquesta de la Comunitat Valenciana dirigida por Roberto Abbado. También, cabe señalar la interesante propuesta escénica de Emilio Sagi. Curiosamente, y siendo las representaciones de mayor calidad que han podido verse durante toda la temporada, la asistencia del público no ha sido masiva, pudiendo contemplarse bastantes huecos en el aforo del teatro valenciano. Eso sí, el público asistente aplaudió con gran fuerza las magníficas prestaciones de cantantes y orquesta.

Gioachino Antonio Rossini (Pesaro, 1792 – París, 1868) muy pronto se sintió atraído por la ópera. En 1810, con solo dieciocho años, estrenó en el Teatro Samuele de Venecia su primer trabajo importante La cambiale di matrimonio, al que seguirá al año siguiente L’ equivoco stravagante. Obtendrá su primer gran éxito con La pietra del Paragone estrenada en el Teatro alla Scala de Milán, en 1812, convirtiéndose en un compositor tremendamente prolífico, ya que antes de finalizar ese año, había estrenado dos nuevas óperas: La Scala di seta y L’ocasione fa il ladro. Sorprende la capacidad de Rossini para componer paralelamente, en un escaso período de tiempo, una comedia como Il Signor Bruschino, y Tancredi (su primera ópera seria) ambas estrenadas en Venecia respectivamente el 27 de enero y 6 de febrero de 1813. El éxito de las obras cómicas de Rossini, puede ocultar su gran importancia como compositor de óperas serias. Grandes títulos como L’italiana in Algeri (1813), Il turco in Italia (1814), Il Barbieri di Seviglia (1816) o La Cenerentola (1817), sumieron en un flagrante olvido las óperas serias que compuso en su período napolitano, entre 1815 y 1823. En títulos dramáticos como Otello (1816) y La donna del lago (1819), renunció al heroísmo neoclásico, para dejarse ganar por el clima romántico, que estaba comenzando a nacer. Rossini concluyó esa brillante etapa, en 1823, con el estreno de Semiramide, última de sus treinta y cuatro óperas italianas, partiendo ese mismo año hacia Francia, donde seguirá componiendo comedias como Il viaggio a Reims (1825) y Le Comte Ory (1828), títulos dramáticos como Le siege de Corinthe (1826), Moïse et Pharaon (1827); y, sobre todo, su monumental Guillaume Tell (1829), que sienta las bases del melodrama romántico, y con el que concluyó su ciclo operístico cuando solo tenía treinta y siete años.

Tancredi fue compuesta por Rossini en diciembre de 1812 y enero de 1813, con libreto de Gaetano Rossi a partir de la obra teatral Tancrède de Voltaire. El estreno tuvo lugar el 6 de febrero de 1813 en el Teatro la Fenice de Venecia, y la ópera concluía con un final feliz. El 20 de marzo de ese mismo año, Rossini estrenó en Ferrara una versión revisada que incluía diferentes cambios, siendo el más significativo un nuevo final de carácter trágico, cuyo texto fue escrito por el poeta Luigi Lechi. Este final no gustó al público, y Rossini elaboró una nueva versión, estrenada en Milán, en diciembre de 1813, que sintetizaba las ofrecidas en Venecia y Ferrara, con la inclusión del final feliz. Durante veinte años, hasta 1833, la ópera fue representada con cierta asiduidad, cayendo posteriormente en el más absoluto de los olvidos. La partitura y texto del final trágico llegó a desaparecer, siendo descubierto por el musicólogo Philip Gossett, quien elaboró una edición crítica, en 1976, a partir de la versión estrenada en diciembre de 1813, pero concluida con el final trágico de Ferrara. La recuperación definitiva de esta ópera se produjo cuando esa edición crítica se estrenó en La Ópera de Houston (Texas), en 1977, con la participación como Tancredi de la gran mezzo norteamericana Marilyn Horne, quien se convertirá en la gran avalista de esta ópera, que interpretó durante más de una década en diferentes teatros de todo el mundo, habiéndonos legado hasta ocho grabaciones en directo, entre ellas la toma en video realizada en el Teatro del Liceu de Barcelona, en 1989. La mezzo Daniela Barcellona interpretó Tancredi por primera vez en el Festival de Pesaro de 1999, convirtiéndose desde entonces en un Tancredi referencial. Ello se pone de manifiesto en diferentes tomas en audio y video, sobre todo el DVD comercializado por TDK, de unas funciones que tuvieron lugar en el Teatro Comunale de Florencia, en octubre de 2005, junto a uno de los grandes interpretes de Argirio: el tenor argentino Raúl Giménez. En España, Daniela Barcelona ha interpretado Tancredi en bastantes ocasiones: La Coruña (2003), Oviedo (2004), Teatro Real de Madrid (2007), Teatro de La Maestranza de Sevilla (2009), y ahora en las recientes funciones que han tenido lugar en el Palau de Les Arts, donde se ha representado la versión crítica de Philip Gossett con el final trágico de Ferrara.

El Tancredi representado en Valencia es una coproducción de la Ópera de Lausanne y el Teatro Municipal de Santiago de Chile, con dirección escénica de Emilio Sagi, trasladando la acción del Siglo XI, en la época de Las Cruzadas, al siglo XIX, en el período italiano del Risorgimento. La acción comienza en el gran salón de un palacio, con columnas de mármol y grandes ventanales con bellas vidrieras policromadas, donde muchos comensales se reúnen alrededor de una gran mesa, ataviados con vistosos y recargados uniformes diseñados por Pepa Ojanguren, habitual colaboradora de Emilio Sagi. Ese mismo escenario se va transformando, mediante rápidos desplazamientos de sus paredes y una cambiante iluminación, en diferentes espacios escénicos: el reducido e intimista donde se desarrolla el dúo de Tancredi y Amenaide del Acto I, ya en el Acto II, se convierte en el elegante despacho de Argirio o en la cárcel donde recluyen a Amenaide.

En algún momento, a la búsqueda de un esteticista impacto visual, el planteamiento escénico resulta fallido, como en la secuencia de la batalla, en el Acto II, acotada en un espacio cuyo fondo es un panel donde están ensamblados muchos pequeños espejos, la oscuridad escénica solo es alterada por los focos de las linternas que portan figurantes y que se reflejan en los espejos, molestando seriamente a los espectadores. Resulta atractiva la escena final de la ópera donde puede verse un gran monumento funerario que en cuya base se produce la muerte de Tancredi en brazos de Amenaide. Señalar la falta de idoneidad del traje militar que porta Tancredi, encorsetando sus movimientos escénicos. Si exceptuamos la escena de las linternas deslumbradoras, resulta bastante apropiado el diseño de iluminación realizado por Eduardo Bravo, creando adecuados ambientes escénicos siempre en consonancia con el desarrollo de la acción.

Excelente dirección de Roberto Abbado, quien consigue una alta prestación de la Orquesta de la Comunitat Valenciana. El maestro Abbado conoce muy bien esta partitura, habiéndola dirigido en bastantes ocasiones, pudiéndose escuchar una magnífica grabación de estudio realizada por RCA, en 1995, donde dirigía a la Müncher Rundfunk Orchestra, con Vesselina Kasarova como Tancredi, la Amenaide de Eva Mei y el excelente Argirio de Ramon Vargas, exhibiendo una voz de gran belleza. Esta versión discográfica contiene los dos finales y el aria alternativa de Amenaide “Ah, se pur morir degg’io” que Rossini compuso para la versión de Ferrara.

Roberto Abbado se presentó con el brazo derecho inmovilizado por una lesión, lo que aún hizo más meritoria su labor directorial, que ya se puso de manifiesto desde la misma obertura (idéntica a la de otra ópera anterior de Rossini: La pietra del paragone) en cuya primera sección de corte claramente mozartiano, brillaron metales y maderas; y, una segunda sección, dominada por un reiterado crescendo orquestal, típicamente rossiniano, que se va alternando con la interpretación de una graciosa melodía donde destacan las intervenciones del violonchelo en conjunción con la flauta, fagot y toda la cuerda. Magnífico el sonido del preludio orquestal que introduce la gran escena de Tancredi del Acto I, con el continuo sonido de la cuerda grave acompañando a violines y maderas, junto a las lucidas intervenciones del oboe solista. Destacar el acompañamiento en el gran dúo de Amenaide y Tancredi en el Acto I, que finaliza con una brillante coda. También, la actuación orquestal en el final del Acto I: sexteto y concertante conclusivo. Ya, en el Acto II, resultó excelente la prestación del clarinete solista en el transcurso del aria de Isaura, seguida de la brillante ejecución de la música, de fuerte aliento sinfónico, que precede y acompaña el recitativo de Amenaide “Di mia vita infelice”. Muy bella la introducción y acompañamiento orquestal del aria de Roggiero en el Acto II. Resaltar el etéreo y tenue sonido camerístico de la cuerda, que acompaña la escena de la muerte de Tancredi. En los numerosos recitativos que contiene esta ópera, cabe destacar la excelente prestación del bajo continuo compuesto por pianoforte (José Ramón Martín), violonchelo (Rafal Jezierski) y contrabajo (David Molina). Buena labor concertante de Roberto Abbado siempre pendiente de las voces.

La gran mezzo triestina Daniela Barcellona ha hecho de Tancredi su papel más paradigmático, aportando su precisa vocalidad belcantista, gran interpretación dramática y una presencia escénica totalmente identificada con el personaje. Ya, resulta brillante su entrada escénica con la interpretación del recitativo “Oh patria, dolce e ingrata Patria”, que inicia con una mezza di voce, y donde exhibe una depurada línea de canto llena de expresividad, con excelentes regulaciones del sonido. El recitativo enlaza con el arioso “Tu che accendi questo core” para concluir con el famosísimo “Di tanti palpiti”, interpretado en el más puro estilo belcantista, ejecutando con maestría las pertinentes variaciones en la repetición iniciada con la frase “Sarà felice”, donde muestra su dominio de las agilidades, junto a unos agudos muy bien emitidos. Ya, en el Acto II, realiza una gran interpretación de la cavatina “Ah, che scordar non son” con la reiterada frase “L’adoro ancor” cada vez expresada con diferentes matices. Realiza una gran interpretación vocal y dramática del aria-rondó “Perché turbar la calma”, con una primera sección lenta, llena de tristes acentos, que deriva a otra mucho más rápida, iniciada con la agresiva frase “Traditrice! Io t’abbandono”, donde muestra su gran dominio de las agilidades con puntuales y precisas subidas al agudo. Se suceden esos cambios de ritmo lento-rápido, en un continuo crescendo, para concluir el aria con la heroica y reiterada frase “Al campo, al campo a trionfar” insertando poderosos agudos magníficamente emitidos. En un registro totalmente diferente, ya a punto de morir, dota de patéticos acentos el recitativo-aria “Oh Dio, lasciarte io deggio….Amenaide, serbami tua fe” conclusivo de la ópera.

Gran interpretación como Amenaide de la soprano Jessica Pratt, en posesión de una voz de atractivo timbre, bien proyectada, con dominio del canto legato, excelentes regulaciones de sonido y un absoluto dominio de la coloratura: trinos, escalas, notas picadas, junto a agudos y sobreagudos muy bien emitidos. También, cabe destacar su magnífica actuación escénica. Todo ello, ya se pone de manifiesto en su cavatina inicial “Come dolce all’alma mia” . En el Acto II, dota de gran lirismo su recitativo-aria “Di mia vita infelice…..No, che il morir non è”, con melancólicos acentos y excelente capacidad para las medias voces y las regulaciones de sonido, emitiendo bellas notas en pianissimi. Sus momentos más brillantes se producen en el recitativo-aria “Gran Dio!…..Giusto Dio che umile adoro” donde en recitativo y primera parte del aria, muestra una depurada línea de canto llena de expresividad, emitiendo preciosos filados, apianando la voz incluso en las notas agudas. Ya, en la segunda parte del aria, donde la música retoma el crescendo de la obertura, puede constatarse la capacidad de la cantante para la coloratura, emitiendo notas picadas con verdadera precisión, subiendo con facilidad al agudo y sobreagudo y finalizando el aria con un impresionante Mi5.

De calidad extrema resultan los dos dúos interpretados de Pratt y Barcellona, especialmente la sección central del segundo “Ah, come mai quell’anima”, con acompañamiento de la cuerda en pizzicato.

El personaje de Argirio es interpretado por el tenor chino Yijie Shi, magnífico cantante rossiniano, a pesar de su poco atractivo timbre. Durante sus numerosas intervenciones mostró un elegante fraseo y excelente ejecución de las agilidades. Especialmente brillante resultó su interpretación del recitativo-aria “Oddio crudel! Qual nome….Ah! segnar invano io tento”, ofreciendo en el recitativo, un canto lleno de expresividad; y, en el aria, momentos meditativos apianando la voz, junto a otros de auténtico canto de bravura con brillantes subidas al agudo y sobreagudo. Muy bien en su dúo con Tancredi del Acto II.

El bajo Pietro Spagnoli, tiene una voz en exceso lírica para el papel de Orbazzano y su interpretación no pasó de discreta, a pesar de tener verdaderas oportunidades de lucimiento, ya que en esta versión de Tancredi se inserta el aria “Alle voci della gloria” (inmediatamente antes del dúo de Tancredi y Argirio del Acto II) que habitualmente es omitida. En el papel de Isaura, la mezzo Martina Belli mostró una voz grande aunque un tanto gutural, con buen dominio de las agilidades, en la interpretación de su aria “Tu che i miseri conforti” del Acto II. La joven soprano Rita Marqués perteneciente al Centro de perfeccionamiento Plácido Domingo, se lució en su aria “Torni alfin ridente”. Excelentes los números de conjunto que cierran el Acto I, sobre todo el concertante final. Magnífica actuación del Coro de la Generalitat Valenciana (en este caso solo voces masculinas) en sus numerosas intervenciones, destacando su interpretación en el Acto II del Coro di Saraceni: “Regna il terror nella citta”.

Estas funciones de Tancredi estuvieron dedicadas a la memoria del director de orquesta y musicólogo Alberto Zedda, fallecido el pasado mes de marzo, cuya labor ha sido esencial en la recuperación de toda la obra rossiniana.

 

Jessica Pratt

Dicen de ella que es la sucesora natural de Joan Sutherland. No en bano, la soprano australiana está considerada como una de las mejores intérpretes internacionales en su cuerda. Llega ahora a España, al Palau les Arts Reian Sofía de Valencia donde debuta, y lo hace con el papel de Amenaide, de la ópera Tancredi de Rossini. Una gran oportunidad para escuchar las habilidades canoras de esta gran intérprete.

Brío Clásica: Si no me equivoco, usted es hija de tenor y, de alguna manera, siempre ha tenido vinculación con la lírica. ¿En qué momento fue consciente de poder dedicarse al canto y cómo se planifica una carrera en los inicios de ésta?

Jessica Pratt: Mi padre nos enseñó todo sobre música y mi madre todo acerca de las artes visuales; creo que es natural para los padres transmitir a los hijos todo su conocimiento y su pasión por las cosas que aman. En mi caso tanto mi hermana, mi hermano como yo nos hemos beneficiado de una infancia llena de música y arte. Decidí intentar abrirme camino como cantante cuando tenía veinte y pocos años y tomé la decisión de trasladarme a Italia para ampliar mis estudios de canto. En Australia trabajé como payasa, como secretaria, como dependienta y hasta en el McDonalds para poder pagar las clases de canto, viajes y todo lo que significaba empezar una carrera como cantante de ópera; más tarde en Europa gané una beca que me permitió centrarme solamente en el estudio. Aproveché todas las oportunidades que se pusieron en mi camino, sustituyendo a colegas que cancelaban en varias ocasiones; se dijo entonces que esa fue mi gran oportunidad. Creo que vivimos en un mundo en el que esperamos que todo pase muy rápido y en realidad en mi caso creo que tomó bastante tiempo estabilizar mi carrera; es decir, no hubo un momento decisivo que cambió todo, simplemente fueron un cúmulo de pequeñas cosas, oportunidades, que con el tiempo, constancia y perseverancia construyeron mi carrera.

B-C: Sin duda es el bel canto en el que su voz se siente más cómoda. ¿Tiene esta misma sensación desde el punto de vista dramático e interpretativo?

J.P: Afortunadamente adoro el bel canto; lo encuentro súper agradecido tanto desde el punto de vista de espectadora como de intérprete. Así que efectivamente diría que me siento como en casa en ese repertorio desde todo punto de vista. Invertí mucho tiempo leyendo novelas románticas que se desarrollaban en el período de los Tudor, una época que me encanta, y disfruto muchísimo explorar ese tiempo a través de las óperas belcantistas que interpreto.

B.C: ¿En alguna ocasión ha tenido que decir no a un trabajo o proyecto?, ¿por qué razón?

Muchas veces, generalmente porque no estoy libre en las fechas que proponen si estoy trabajando en otra parte y en ocasiones porque el rol no es apropiado para mi voz. Hay cantantes jóvenes que tienen una cierta prisa y aceptan a veces roles inapropiados. Por lo tanto, es muy importante saber cuáles son tus límites y saber luchar por tu futuro, diciendo no cuando sabes que lo que te proponen no es para ti. Al principio de mi carrera tuve que enfrentarme con gente importante de este negocio por este motivo y fue complicado y difícil decir no cuando no tenía dinero. La anécdota más memorable fue durante una pelea con un agente que me preguntaba quién o qué me daba la libertad para rechazar un contrato muy importante que me estaban ofreciendo. Cuando debuté en el Covent Garden con la Reina de la Noche, al principio de mi carrera, tuve tantas ofertas para solo ese personaje que me limitó durante un tiempo a debutar otros roles, así que decidí quitarlo del repertorio. Era muy joven y en ese momento no quería encasillarme, sin embargo volví a interpretar el rol el año pasado en el Metropolitan Opera. Ahora que siento que mi carrera está establecida me encanta volver a cantarlo de vez en cuando, aunque prefiero las heroínas del bel canto.

B.C: En una representación que prefiere, ¿qué el director de escena le de todas las pautas para la interpretación o tener cierto margen de maniobra sobre el escenario?

J.P: No creo que a nadie le guste ser usado como a un títere que lo mueven alrededor del escenario. Nosotros interpretamos la ópera que escribieron conjuntamente el compositor y el libretista en colaboración con el equipo de dirección de escena elegido por el teatro. Es fantástico cuando el director de escena tiene una idea clara y consistente de cómo contar la historia, pero decididamente tiene que ser un trabajo de equipo y de colaboración entre todos.

B.C: ¿Qué supone interpretar un personaje casi fetiche para usted como Lucia?

J.P: Lucia fue el primer personaje que interpreté y sin duda el que más veces he cantado. Cuando lo canto siento como que llego a casa. Lucia es fantástica tanto dramática como musicalmente; exige muchísimo de una a todos los niveles; puede ser interpretada de maneras tan distintas que cada vez que la canto encuentro detalles nuevos, matices que no había visto antes; por todo esto es un rol que me llena de satisfacción. En una ocasión tuve que cantarlo simultáneamente en La Scala y en Amsterdam; las producciones eran tan absolutamente distintas tanto desde el punto de vista escénico como vocal que llegó un momento en el que pensaba que estaba cantando dos óperas diferentes, pero lo cierto es que me gustaban las dos. En Amsterdam Monique Wagemaker había creado una fabulosa versión en la que Lucia tenía una pesadilla horrible; toda la acción transcurría en su habitación llena de muñecas rotas que cobraban vida, todo era oscuro y culminaba en su suicidio, mientras que en Milán Mary Zimmermann había creado una Lucia mucho más tradicional; el personaje vivía en una gran casa solariega medio derruída y sufría una crisis nerviosa; tras haberle inyectado un sedante acaba saliendo del escenario tras la escena de la locura. Ambas producciones eran opuestas pero a la vez fantásticas e interesantes, cada una centrada en su discurso.

B.C: ¿Cómo ve la evolución de su voz con la perspectiva de abordar nuevos repertorios?

J.P: Es cierto que la voz cambia con los años, madura y se puede afrontar un repertorio más pesado. De momento no tengo intención de cambiarlo; he debutado más de 35 roles con los que todavía me siento muy cómoda. Este año finalmente añadiré algún nuevo personaje de ópera cómica y me gusta por divertirme en el escenario en otro registro; incluso me gustaría cantar algo de zarzuela algún día también. Acabo de debutar Le Comte Oryy debutaré Don Pasquale en Bilbao y en Barcelona este año. Próximamente cantaré por primera vez Zerbinetta y un par de roles donizettianos más dramáticos que tengo muchas ganas de cantar.

B.C: ¿Cómo se armoniza la vida de cantante lírica con la vida personal? ¿Qué le gusta hacer cuando su trabajo se lo permite?

J.P: Este año estoy fuera de casa desde el pasado mes de febrero hasta agosto, saltando de una producción a otra. Me siento muy afortunada por tener un compañero que tiene su propio negocio y está feliz con el hecho de tener que viajar a menudo. Cuando tengo tiempo de volver a casa aprovecho para pasar tiempo con nuestros perros y gatos, paseándolos, leyendo, mejorando cosas de la casa y volviendo loco a mi pareja porque dejo las cosas medio hechas porque tengo que viajar durante meses.

B.C: ¿Por qué cree que es tan difícil que los jóvenes se interesen por la ópera?

J.P: No creo que sea para nada difícil; creo que simplemente a la gente joven no se le ofrecen las oportunidades para poder disfrutar de la ópera. Cada vez que acompaño a algún amigo o amiga joven a la ópera acaban por apasionarse por el género. Niños, niñas y adolescentes suelen ser personas con una mente muy abierta, más de lo que creemos, y les encanta hacer cosas de adultos. Solo hay que hacérselo accesible. He visto en muchas partes ofertas para jóvenes que incentivan, como dos tickets por uno hasta ciertas edades, etc… y el teatro se llena. ¡Lo aprovechan siempre! La razón por la que vemos gente mayor en los teatros es porque cuando uno va a la ópera, esta te atrapa y no puedes dejar de ir en toda tu vida, y eso es algo muy positivo.

B.C: ¿Cuándo podremos verla actuar en Madrid?

J.P: Este verano estaré ensayando en Madrid para la producción de I Puritani que el Teatro Real llevará al Festival de Savonlinna en Finlandia y espero poder anunciar pronto mi debut en el Teatro Real!

Valquiria

EL BICENTENARIO DE VERDI Y WAGNER, MUY PRESENTE EN LA INAUGURACIÓN DE LA TEMPORADA DEL VALENCIANO PALAU DE LES ARTS.

Aunque inmersos en una profunda crisis económica que ha supuesto un drástico recorte presupuestario, como nos indicó a los medios de prensa Helga Smith, máxima dirigente del valenciano Palau de Les Arts: la programación prevista para esta temporada 2013-2014, resulta atractiva y con unas producciones de indudable calidad, habiéndose optado por la presencia de cantantes jóvenes, ya con un bagaje importante a sus espaldas y buenas perspectivas de futuro.

Estamos en el año del bicentenario de Verdi y Wagner, cuyas carreras en conjunto, ocupan gran parte del Siglo XIX. Las dos primeras óperas de Richard Wagner: Die feen (Las Hadas) compuesta en 1833, y cuyo estreno no se produjo hasta 1888, cinco años después de su muerte; y, Das Liebesverbot (La prohibición de amar) estrenada en 1836, y que no ha llegado a España hasta el pasado verano, en el Festival del Castillo de Peralada, y de la que ofrecí una amplia reseña en nuestra revista. Verdi se estrenó en 1839 con Oberto conte di San Bonifacio.
Por tanto, y considerando en conjunto las obras de Wagner y Verdi, ese largo período del Siglo XIX, abarca los sesenta años que median entre Die feen (1933) y la última ópera verdiana Falstaff (1893).

Tuve ocasión de asistir a Die Walküre el pasado 9 de noviembre y a La Traviata al día siguiente. Verdaderamente, todo un lujo que pocos teatros a nivel mundial son capaces de ofrecer.

En DIE WALKÜRE se podía contemplar la coproducción Palau de les Arts-Maggio Musicale Fiorentino de “La Fura dels Baus”, que se vio por primera vez en el Palau de les Arts en 2007, y posteriormente en 2009, con la importante presencia, en la función a la que asistí, de Plácido Domingo y Eva María Westbroek, respectivamente como Siegmund y Sieglinde. Por tanto, ese impacto inicial que me causó está producción ya ha quedado más diluido, aunque siempre resultan sumamente interesante esas impactantes y originales proyecciones sobre los paneles de fondo del escenario. Tienen un menor atractivo, los artilugios en forma de grúas donde aparecen encaramados: Wotan, Brünnhilde, Fricka y Las valquirias.

Magnífica la Orquesta de la Comunitat Valenciana, mostrándose cohesionada, con perfecta definición de planos sonoros, destacando, dentro del alto nivel mostrado por todas las secciones orquestales, unos metales contundentes y afinados. La interpretación de la famosa cabalgata de las valquirias resultó de gran brillantez y espectacularidad. Zubin Metha dirigió con maestría a esta orquesta que conoce tan bien, y a la que somete a exhaustivos ensayos para obtener muy altos rendimientos. De cualquier forma, el gran maestro hindú, nos mostró su gran conocimiento de esta monumental partitura; y, un público totalmente entregado, que abarrotaba el teatro, le mostró su entusiasmo dedicándole largas ovaciones.

El elenco vocal estuvo a una notable altura, con la presencia de Heidi Melton como Sieglinde. La soprano estadounidense comenzó con un volumen de voz no demasiado grande, pero que fue ensanchando notablemente en el transcurso de la representación –sobre todo cuando dejó la posición cuadrúpeda (como si fuera un animal), por la erecta- hasta ofrecernos una magnífica prestación vocal y dramática, destacando en esos largos y bellísimos dúos con un Siegmund, bien cantado e interpretado por Nikolai Schukoff.
También, una excelente y rotunda prestación de la soprano dramática Jennifer Wilson como Brünnhilde, es esos largos y filosóficos parlamentos con su atribulado padre el dios Wotan, a quien confirió una convincente prestación vocal y teatral Thomas Johannes Mayer. Magnífico y muy contundente trabajo vocal de Stephen Miling como Hunding, mostrándonos, en todo su esplendor la mala uva de este personaje.

Elisabeth Kulman aportó su bella presencia escénica, realizando una notable interpretación de Fricka, sobre todo en ese extenso dúo con su marido Wotan, a quien materialmente, machaca con sus reproches. En fin, una muy notable Die Walküre, con buenas voces, original escenografía –sobre todo, para aquellos espectadores que no la conocieran- y, una resolución musical de gran altura realizada por la Orquesta de la Comunitat Valenciana, magníficamente dirigida por Zubin Mehta.

Y, en cuanto a LA TRAVIATA, se nos ofreció la minimalista y famosa producción del Festival de Salzburgo de 2005. Famosa, fundamentalmente, porque supuso el lanzamiento a nivel internacional de la soprano rusa Anna Netrevko, entonces flanqueada por el tenor mejicano Rolando Villazón, también en aquellos momentos, figura emergente en el panorama lírico, junto al ya consagrado barítono norteamericano Thomas Hampson.

Con la omnipresencia de ese gran reloj circular –utilizado también como ocasional mesa de juego- cuya marcha se acelera o ralentiza en función de los acontecimientos que rodean a la protagonista, y en relación con la presencia de ese personaje anciano y adusto, que marca el devenir de Violetta, y que ya, en el último acto, se meterá en el rol del médico que certifica su muerte.

La escenografía de Wolfgang Gussmann, a pesar de su simplicidad resulta acertada y operativa con esos sofás itinerantes de color rojo sensual, como el vestido de la protagonista, quien se debate entre su nociva y alocada vida de cortesana, y ese sincero amor que siente por Alfredo Germont, materializado en ese decorado de fondo a base de flores, que asemeja la estancia de Violetta y Alfredo en una casa de campo a las afueras de París, ambos viviendo un intenso y pleno idilio, truncado por la presencia del ese calculador y mezquino –al final muestra humana sensibilidad- personaje llamado Giorgio Germont.

De nuevo, Zubin Mehta, en una verdadera pirueta evoluciona del germanismo musical propuesto el día anterior con Die Walküre, a la música meridional compuesta por Verdi para La Traviata. Los resultados son de nuevo sobresalientes, y el gran maestro hindú muestra su sapiencia y adecuación estilística para extraer brillantes sonoridades de la Orquesta de la Comunitat Valenciana, desde esa –un tanto tétrica obertura, que se reitera al comienzo del último acto- hasta las escenas coloristas y desenfadas del Acto II. Muy brillante, la actuación del Coro de la Generalitat Valenciana dirigida por su titular Francesc Perales. También, destacar la buena actuación del ballet de la Generalitat, dirigido por Inmaculada Gil-Lázaro.

En cuanto a las voces solistas destacar la presencia de la joven soprano búlgara Sonya Yoncheva, ganadora en 2010 del concurso Operalia, de Plácido Domingo. Nos encontramos con una cantante lírica de importante volumen y voz de atractivo timbre. En el Acto I, supera notablemente las exigencias de corte belcantista, aunque al final del mismo, en el “sempre libera”, omite ese optativo Mi5. Su prestación gana bastantes enteros a partir del Acto II, hasta el patético final de la ópera, tanto desde el punto de vista vocal, como dramático. Destacar su actuación en ese largo dúo con Giorgio Germont, bien interpretado vocal y teatralmente por el barítono Simone Piazzola, quien tiene sus mejores momentos en la famosa aria “Di Provenza il mar” y la subsiguiente cabaletta “Non udrai rimproveri”.

El tenor italiano Ivan Magri, a quien pudimos escuchar la pasada temporada, en este mismo teatro, el Duque de Mantua de Rigoletto y el Jacopo Foscari del verdiano I due Foscari, comienza su actuación un tanto destemplado, para mejorar sensiblemente mientras avanza la representación. Su línea de canto es aceptable, pero tiene serias dificultades para afrontar su gran escena del arranque del Acto II, “Lunga da lei..” cuya interpretación requiere estilo y gran dominio técnico, que nos obliga a recordar las creaciones de esta página de unos Alfredo Kraus o Carlo Bergonzi. Magri posee un excelente registro agudo que le permitió rematar la cabaletta “O mio rimorso..” con un contundente Do4. En suma, una buena representación de La Traviata, donde de nuevo brillaron a gran altura la orquesta y su director Zubin Mehta.

DIE WALKÜRE
Richard Wagner
D. musical: Zubin Mehta
D. escena: Carlus Padrissa (La Fura dels Baus)
Allex Aguilera (reposición)
Videocreación: Franc Aleu
Escenografía: Roland Olbeter
Vestuario: Chu Uroz
Iluminación: Peter van Praet
Copoducción de Palau de les Arts Reina Sofía y Maggio Musicale Fiorentino
Orquestra de la Comunitat Valenciana
Reparto: Nikolai Schukoff, Stephen Milling, Thomas Johannes Mayer, Heidi Melton, Jennifer Wilson, Elisabeth Kulman, Eugenia Bethencourt, Bernadette Flaitz, Julia Borchert, Pilar Vázquez, Julia Rutigliano, Patrizia Scivoletto, Nadine Weissmann, Gemma Coma-Alabert

LA TRAVIATA
Giuseppe Verdi
D. musical: Zubin Mehta
D. escena: Willy Decker
Meisje Barbara Hummel (reposición)
Escenografía: Wolfgang Gussmann
Vestuario: Wolfgang Gussmann y Susana Mendoza
Iluminación: Hans Toelstede
Coreografía: Athol John Farmer
Coproducción de De Nederlandse Opera, Amsterdam, basada en la producción original del Salzburger Festspiele
Inmaculada Gil-Lázaro, directora Ballet de la Generalitat
Francesc Perales, director Cor de la Generalitat Valenciana
Orquestra de la Comunitat Valenciana
Reparto: Jessica Nuccio y Sonya Yoncheva, María Kosenkova, Cristina Alunno, Ivan Magrì, Simone Piazzola, Mario Cerdá, Javier Franco, Maurizio Lo Piccolo, Luigi Roni, Valentino Buzza, David Astorga, Germán Olvera, Mattia Olivieri

Críticas