Arabella
Arabella
Lyrische Komödie en tres actos
Música de Richard Strauss (1864-1949)
Libreto de Hugo von Hofmannsthal
Estrenada en el Sächsisches Staatstheater de Dresde el 1 de julio de 1933
Estreno en el Teatro Real
Nueva producción del Teatro Real, procedente de la Oper Frankfurt
D. musical: David Afkham
D. escena: Christof Loy
Escenógrafo y figurinista: Herbert Murauer
Iluminador: Reinhard Traub
Coreógrafo: Thomas Wilhelm
D. del coro: Andrés Máspero
Reparto: Sara Jakubiak, Sarah Defrise, Anne Sofie von Otter, Josef Wagner, Sarah Defrise, Matthew Newlin, Dean Power, Roger Smeets, Tyler Zimmerman, Elena Sancho Pereg, Barbara Zechmeister, José Manuel Montero, Benjamin Werth, Niall Fallon, Hanno Jusek
Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real

“Quisiera un segundo Caballero de la rosa, sin sus errores ni su longitud.” Así se dirigió Richard Strauss a su libretista, Hugo von Hofmannsthal, en una carta que le envió en septiembre de 1922. Esta sería la sexta y última colaboración entre ambos.

Todo empieza, tras algún pequeño desencuentro inicial, con el envío, por parte de Hofmannsthal a Strauss, de un proyecto que había publicado en 1910, Lucidor. La historia que aquí se narra será el germen de Arabella.

En diciembre de 1924 el compositor recibe el primer borrador del libreto que le había encargado. Se titula Mandryka, que es el pretendiente de la protagonista Arabella. A Strauss le convence la historia, pero no el título de la obra. Influido por el éxito del caballero de la rosa, quería que el personaje protagonista tuviera más presencia y decide cambiarlo, pasando a titularse Arabella.

Mientras daban los últimos retoques al libreto, Hofmannsthal sufre un ictus y fallece a los pocos días. Strauss queda muy impresionado por la muerte de su colaborador y abandona la composición de esta ópera. No será hasta 1931 cuando, junto a su amigo y director de orquesta Clemens Krauss, retomen la partitura y la terminen. En homenaje a su libretista, Strauss decide dejar como están el segundo y tercer acto del libreto, que no habían tenido tiempo de pulir.

La partitura se termina en 1932 y está previsto su estreno al año siguiente. Pero en 1933 Hitler es proclamado canciller y para entonces ya han empezado a aplicarse las leyes antisemitas. Esto afecta al estreno de Arabella, ya que el director del teatro, que era judío, y Freud Woods, que iba a dirigir la obra, protestan por la implantación de estas leyes. Como consecuencia, fueron fulminantemente destituidos de sus cargos. Strauss se opuso entonces al estreno de su ópera pero, obligado por el contrato, tuvo que llegar a un acuerdo y accedió a su estreno a cambio de elegir él mismo todo el elenco, empezando por su director musical que sería Clemens Krauss. Finalmente se estrenó el 1 de julio de 1933, con gran éxito de crítica, pero con cierta frialdad por parte del público.

Si en El Caballero de la rosa, Strauss había descrito la decadencia del siglo XVIII, en Arabella describe la del siglo XIX. Sitúa la acción en la Viena de 1860, en una sociedad que vive de las apariencias y sobre la que el compositor ejerce una dura crítica. Una de esas familias de la alta sociedad, arruinadas y decadentes, es la protagonista de la historia. El conde Waldner, junto a su esposa Adelaide y sus dos hijas, Arabella y Zdenka, viven en un hotel que apenas pueden pagar. La pequeña de las hermanas, Zdemka, es obligada a disfrazarse de chico, ya que solo tienen dote para una de ellas y solo a esa pueden financiar su asistencia a las fiestas y círculos más exquisitos de Viena. Deciden invertir sus poco recursos para que Arabella busque un pretendiente capaz de aliviar su situación económica. A partir de aquí se suceden los enredos de Arabella con sus numerosos pretendientes, y las distintas tramas, todo con ambiente de fiesta pues se está celebrando el carnaval.

Strauss hace de sus óperas obras muy corales, como ya pudimos ver en este mismo teatro con Capriccio, por lo que el canto se convierte a veces en pura conversación.
Aparentemente Arabella no tiene una estructura sinfónica, pero los live motive asociados a personajes equilibran las tonalidades. Su partitura contiene melodías de gran belleza, como los valses, arias y dúos de bellísima factura, como el que hay entre Arabella y Mandryka en el segundo acto, o la escena final, basada en una canción de boda de la tradición croata, de donde es Mandryka.

La escenografía de Christof Loy tiene la elegancia de la recordada Capriccio y la misma sobriedad de color, blanco y negro. Además de esa cualidad de Loy de hacer que un escenario sin apenas elementos no parezca vacío. Unos paneles móviles nos van mostrando, primero las distintas estancias de hotel donde vive la familia Waldner, y después los salones de baile donde se celebran las fiestas. La obra termina en un enorme cubículo de un blanco que deslumbra y que deja todo el protagonismo a los cantantes y la resolución de la trama. Los figurines de Herbert Murauer son elementos fundamentales de la escenografía, plenamente descriptivos de la época y la situación de los personajes.

La dirección musical de David Afkham estuvo a buen nivel. Aunque a veces había que esperar a la llegada del Strauss más reconocible para volver a sumergirnos en la obra.

La estadounidense Sara Jakubiak es la encargada de dar vida a Arabella. Posee un atractivo timbre y una muy buena y esmaltada emisión. Un centro poderoso y un fraseo notable. Su personaje brilló también gracias a su buena interpretación y presentó una Arabella madura, a la que tal vez le faltó un poco de frivolidad. Su aria final, cuando ofrece a Mandryka el agua clara de la fuente que sella su compromiso, fue de una gran belleza interpretativa.

Josef Wagner, al que ya vimos interpretando uno de los protagonistas de Capriccio, se encargó de dar vida a Mandryka. Su voz de bajo barítono brilló con este extraño protagonista. Pero donde mejor estuvo fue en la interpretación, nada fácil, de un personaje brusco y fuera de lugar en la alta sociedad a la que llega. Aunque cumple el requisito principal, la riqueza.

La Zdenka de la soprano belga Sarah Defrise estuvo muy bien, sobre todo en la parte interpretativa. Su personaje es muy especial, por la soledad en la que se encuentra y que supo transmitir a la perfección. Su bonito timbre con tonos oscuros resultó perfecto para el personaje.

Anne Sophie von Otter se encargó de dar vida a Adelaida, la esposa del Conde y el personaje más superficial de toda la familia. Se nota en su voz el paso de tiempo, pero conserva un instrumento de mucha calidad. Su presencia escénica sigue siendo imponente, como su manera de desenvuelve por el escenario.

La donostiarra Elena Sancho Pereg, como Fiakermilli, tuvo que hacer frente a un rol breve, pero diabólico por los sobreagudos que abordó con valentía y calidad. Todo acompañado de una gran interpretación.

Martin Winkler como el conde Waldner, tuvo un destacado papel. Ya no se suelen escuchar voces de bajo barítono tan sólidas y profundas.

Dean Power, como Elemer, quedó en casi todas sus intervenciones oculto bajo la orquesta. Destacar a Roger Smeets, en su papel de Dominik, otro de los pretendientes de Arabella, al igual que Tyler Zimmerman.

Un acierto programar Arabella por fin en el Teatro Real y este ciclo que. Temporada tras temporada nos acercan a la música de Strauss.

Arabella

Entre el 24 de enero y el 12 de febrero, a las 19.00 horas, el Teatro Real ofrecerá siete funciones de una nueva producción de Arabella, de Richard Strauss (1864-1949), que se presentará por primera vez en Madrid, 90 años después de su estreno en Dresden.

La génesis de esta ópera se remonta a 1927, cuando Strauss le pidió al poeta y dramaturgo Hugo von Hofmannsthal (1874-1929) –con quien colaboró en seis óperas– un texto que emulara El caballero de la rosa, con la que ambos habían triunfado. La comedia debería desarrollarse nuevamente en Viena, pero ahora con la trama desplazada al año 1860, cuando el imperio austrohúngaro se resquebrajaba bajo los oropeles de una aristocracia corrupta e hipócrita, empeñada en esconder su decadencia y ajena a las convulsiones políticas y sociales que se fraguaban fuera de los salones y las fiestas nocturnas.

El enredo parte de un tema aparentemente muy sencillo: un noble empobrecido por el juego y el despilfarro ofrece la mano de su hija mayor, Arabella, a ricos pretendientes, para así salvar a su familia de la trágica ruina económica.

La protagonista acepta ese papel degradante con arrojo, ocultando su humillación en un juego de seducción que cree controlar, hasta acabar con un rico y hosco provinciano ajeno a la hipocresía y depravación de los salones vieneses, en un agridulce ‘final feliz’, incapaz de ocultar los malos presagios de un futuro inquietante.

Esa alienación del convulso contexto político y social que retrata la ópera, la viven, también, curiosamente, el compositor y el libretista, creando una “comedia lírica” con reminiscencias de la opereta y el vodevil en los albores del nazismo, cuyos malos augurios afectarían al mismo estreno de la ópera, que ya no pudo ver Hofmannsthal, muerto repentinamente el 15 de julio de 1929, dos días después del suicidio de su hijo.

Las desavenencias con el régimen nazi apartaron del cargo de director musical de la Ópera de Dresden a Fritz Busch, dedicatario de la partitura, que iba a estrenar la obra. Lo mismo pasó con la soprano Lotte Lehmann, que no pudo interpretarla. Fueron reemplazados por el director Clemens Krauss, en el foso, y la que sería su mujer, la soprano Viorica Ursuleac, como protagonista, pero una convención de líderes nazis, a poca distancia del Teatro, acaparó todas las atenciones, pasando el estreno de Arabella casi inadvertido.

La ópera ha experimentado una creciente revalorización en los últimos años, gracias a interpretaciones musicales y dramatúrgicas más hondas y serias, que profundizan en lo que subyace bajo los cánones de la comedia.  La música de Strauss, que nace de la prosodia de un texto de gran voltaje teatral, rico en requiebros y dobles sentidos, va dando voz a un reparto de personajes caricaturescos, perfilados con sutiles leitmotiv que articulan y entrelazan vals, polonesas, melodías eslavas, partes cantadas y habladas, con una orquestación genial, cristalina y minuciosa, que alcanza vuelos de grandísimo ímpetu emocional.

El director de escena Christof Loy, que siente por Arabella una especial afinidad, lleva profundizando en la lectura dramatúrgica de la obra desde hace casi dos décadas, ya que la producción que se verá en Madrid fue concebida inicialmente para la Ópera de Gotemburgo, en 2006, evolucionando desde entonces hasta su actual recreación en el Teatro Real.

Loy despoja la comedia de adornos, decoración palaciega y trajes engalanados, transformando su lujoso hotel en un espacio diáfano concebido por el escenógrafo y figurinista Herbert Murauer, en el que paneles deslizantes van dejando al descubierto las estancias interiores donde se desarrollan las sucesivas escenas de la ópera, transformando al espectador en un voyeur.

Los cantantes, actores y bailarines, ataviados en blanco y negro, se mueven como en una gran coreografía emocional, despojados de sus máscaras, en una lectura de gran hondura psicológica y meticuloso trabajo actoral, en el que destacan Sara Jakubiak (Arabella), Josef Wagner (Mandryka), Sarah Defrise (Zdenka), Martin Winkler (Conde Waldner), Matthew Newlin (Matteo) y Anne Sofie von Otter (Adelaide), que estrenó la producción.

David Afkham, gran conocedor de la música de Richard Strauss, dirigirá su segunda ópera en el Teatro Real, después de Bomarzo, en 2017, ya que La pasajera, de M. Weinberg, prevista para junio de 2020, se canceló por la pandemia. Estará al frente del Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real, que interpretarán la ópera por primera vez en Madrid, reparando una laguna inexplicable en el acervo musical del Teatro Real.

ACTIVIDADES PARALELAS

AGENDA | ACTIVIDADES PARALELAS

16 de enero al 2 de febrero | Teatro Real, Sala de actividades paralelas

Taller: Comprender a Strauss: Arabella

A lo largo de cinco sesiones, el musicólogo Luis Gago abordará la música y el contexto de Strauss para comprender su universo compositivo y su importancia en la ópera de comienzos del siglo XX.

18 de enero, a las 19.00 horas| Residencia de estudiantes

Conferencia: El segundo y último viaje a Viena de Richard Strauss y Hugo von Hofmannsthal

El musicólogo Luis Gago ofrece una conferencia en torno a la relación y colaboración entre el compositor y el libretista.

19 de enero, a las 20.15 horas | Teatro Real, Sala Gayarre

Enfoques: charla con David Afkham (director musical de Arabella), Christof Loy (director de escena de Arabella), Joan Matabosch (director artístico del Teatro Real), Luis Gago (musicólogo) y Charo Romo (traductora).

Participan: Dean Power (tenor) y Riccardo Bini (pianista)

 

22 de enero, a las 12.00 y a las 17.00 horas | Teatro Real, Sala Gayarre

¡Todos a la Gayarre! IV: Talleres musicales para toda la familia, con dirección y presentación de Fernando Palacios.

La bella y orgullosa Arabella

24, 26 y 31 de enero, a las 11.30 horas; 28 de enero, a las 12.30 horas | Museo Nacional del Romanticismo

Muestra: Los bailes de máscara en el siglo XIX.

25 de enero, a las 12.00 horas; 1 y 8 de febrero a las 17.00 horas | Museo de Historia de Madrid

Visita: El papel social de la mujer en Madrid en la segunda mitad del siglo XIX.

9 de febrero, a las 12.00 horas | Museo de Arte Contemporáneo de Madrid

Visita guiada por los fondos del Museo de Arte Contemporáneo de Madrid que reflejan temas relacionados con Arabella.

Por María Ángeles Salvador, directora de la institución

No es necesaria inscripción previa

14 y 16 de febrero, a las 17.30 horas | Museo Nacional de Artes Decorativas

Visita-taller: máscaras para adultos

Marlis Petersen

Marlis Petersen estará acompañada por el pianista Stephan Matthias Lademann con quien interpretará canciones de Weigl, Richard Strauss, Brahms, Wolf, Sommer, Reger, Hahn, Duparc, Fauré, Rössler y Mahler.

El ciclo es una coproducción entre el Centro Nacional de Difusión Musical y el Teatro de la Zarzuela y se extenderá hasta julio de 2022.

El Centro Nacional de Difusión Musical (CNDM) en coproducción con el Teatro de la Zarzuela presentará el próximo martes 23 de noviembre a las 20h00 en el XXVIII ciclo de Lied el recital de la soprano alemana Marlis Petersen, una de las voces más queridas, requeridas y aclamadas en el mundo, que interviene por primera vez en este reconocido ciclo.

Petersen estará acompañada por el pianista Stephan Matthias Lademann para ofrecer un programa que indagará en los universos de Karl Weigl, Richard Strauss, Johannes Brahms, Hugo Wolf, Hans Sommer, Max Reger, Reynaldo Hahn, Henri Duparc, Gabriel Fauré, Richard Rössler y Gustav Mahler. Un compendio del arte del lied y de la mélodie.

Un amplio repertorio que domina con ese sedoso timbre de soprano lírica que la convierte en una artífice en la creación de claroscuros. La intérprete germana controla perfectamente cada nota en un discurso rico en sugerencias y en todo momento coherente y emotivo. Estas son precisamente las condiciones idóneas para adentrarse con todas las garantías en los universos liederísticos, en ocasiones tan recónditos.

Las entradas, con un precio general de 8 a 35 euros, están a la venta en las taquillas del Teatro de la Zarzuela, teatros del INAEM, www.entradasinaem.es y en el teléfono 91 193 93 21.

Fotografía: Yiorgos Mavropoulos

UNA ESPLÉNDIDA ELEKTRA, CON LA QUE SE RECUPERAN EN EL VALENCIANO PALAU DE LES ARTS LAS MEJORES SENSACIONES DE ANTAÑO. Por Diego Manuel García Pérez.Las  representaciones de Elektra de Richard Strauss, que tuvieron lugar el pasado mes de enero en el Palau de Les Arts de Valencia, han resultado un auténtico triunfo, sobre todo por la magnífica prestación de la Orquesta de la Comunitat Valenciana, esta vez ampliada a más de cien instrumentistas y muy bien dirigida por Marc Albrecht, gran conocedor del repertorio straussiano. Entre las voces destacó la soprano norteamericana Sara Jakubiak, magnífica Chrysotemis y el barítono australiano Derek Welton como Orestes. El canadiense Robert Carsen, realizó una excelente dirección escénica, moviendo de manera altamente expresiva a cantidad figurantes en un especio escénico prácticamente vacío. El aforo estaba casi al completo, lo cual resultaba reconfortante, sobre todo con un título como Elektra bastante alejado del repertorio más habitual. Un público entusiasta dedicó grandes ovaciones al final de las representaciones. Después de varios años de cambios e incertidumbres, El Palau de Les Arts ha recuperados sus mejores sensaciones de antaño.Después del gran éxito conseguido por Richard Straus con Salome, se inició su colaboración con el gran dramaturgo y poeta austriaco Hugo von Hofmannsthal, en la que  música y texto se complementaban de manera perfecta, produciendo en veinte años seis óperas: Elektra de 1909, Der Rosenkavalier (El caballero de la rosa) de 1911, Ariadne auf Naxos (primera versión de 1912 y segunda y definitiva de 1916) y Die frau ohne schatten (La mujer sin sombra) de 1919, que pueden considerarse verdaderas obras maestras, y las otras dos: Die Ägyptische Helena (La Helena egipcia) de 1928 y Arabella, estrenada en 1933, de extrema calidad. La muerte de Hofmannsthal, en 1929, cuando ya había casi concluido el libreto de Arabella, fue un duro golpe para Strauss. En 1903, Hofmannsthal estrenó con gran éxito  su obra teatral Elektra (adaptación de la obra de Sófocles), en el Kleines Theater de Max  Reinhardt de Berlín. Strauss asistió a una representación en otoño de 1905, muy poco antes del estreno de Salome, y consideró que su estructura dramática resultaba muy idónea para una ópera. En la primavera de 1906, compositor y escritor se reunieron para discutir las condiciones para convertir la obra teatral en ópera. La composición se alargó durante más de dos años, comenzando en el verano de 1906 y concluyendo en el otoño de 1908. Elektra se estrenó en el Teatro Real de Dresde, el 25 de enero de 1909, y ese mismo año tuvieron lugar exitosas representaciones en Munich, Frankfurt, Berlín, Hamburgo, Düsseldorf, Viena, Graz, Milán y al año siguiente, se estreno en Londres y Nueva York. Puede considerarse la más revolucionaria de las óperas de Strauss, que precisa de una gigantesca orquesta con más de cien instrumentistas, ejecutando una música fuertemente expresionista, donde el compositor mezcla la tonalidad con la politonalidad y el atonalísmo más atrevido, junto a momentos de gran intensidad lírica. Compuesta en un solo acto, requiere tres grandes cantantes de magnífica vocalidad y gran capacidad expresiva: una soprano dramática para la obsesionada y vengativa Elektra, una lírico-spinta para su hermana Chrysothemis y una mezzo dramática o contralto para el papel de su madre Klytämnestra, junto con un barítono en el papel de Orestes, en posesión de una poderosa vocalidad. Más episódico el papel Aegisth, interpretado por un tenor de voz ligera y extravagantes movimientos escénicos. Cabe destacar los monólogos de Elektra, sus dúos con Chrysothemis (alucinante el que se produce al final de la ópera), el que interpreta con Orestes, donde se mezclan lirismo y una gran intensidad dramática; y, sobre todo, el impresionante dúo con su madre Klytämnestra, donde las voces deben ofrecer un considerable volumen en conjunción con el imponente sonido orquestal.El excelente recorrido inicial de Elektra, durante los años 1909 y 1910, en los grandes teatros de todo el mundo, quedó ensombrecido por el tremendo éxito de las dos siguientes dos óperas de Strauss: Der Rosenkavalier (El caballero de la rosa) y Ariadna auf Naxos, que junto a Salome, se convirtieron en el trío de óperas straussianas más representadas. Será preciso la aparición de la soprano húngara Rose Pauly, cuya interpretación del papel de Elektra al final de los años veinte y la década de los treinta, volverá a relanzar esta ópera en los escenarios europeos y americanos. En el Festival de Salzburgo, con una fuerte tradición straussiana no llegó a representarse hasta 1934, con Rose Pauly y la Chrysothemis de la gran Viorica Ursuleac (la soprano favorita de Richard Strauss), con su marido Clemens Krauss  al frente de la Filarmónica de Viena. Rose Pauly grabó esta ópera completa en 1937, con dirección de Artur Rodzinky al frente de la New York Philarmonic- Symphony Orchestra; varios fragmentos de esta grabación pueden escucharse en YouTube y permiten comprobar la gran calidad de la Elektra interpretada por la soprano húngara. Es partir de la década de los cincuenta, cuando Elektra recibe su impulso definitivo, sobre todo por el interés de directores como Dimitri Mitropoulos, Karl Böhm y Fritz Reiner. También, muestran gran interés por esta ópera las sopranos suecas Inge Borg y Astrid Varnay, de grandes medios vocales y expresivos, quienes dominaran el papel de Elektra a partir de 1950, hasta mediados de los años sesenta, interpretándolo en muchas ocasiones, con bastantes grabaciones, siendo muy recomendable por su extrema calidad y buen sonido  la toma en directo realizada en el Festival de Salzburgo de 1957 (disponible completa en YouTube) dirigida por Dimitri Mitropoulos al frente de la Filarmónica de Viena, con la imponente Inge Borg (Elektra), junto a la bellísima voz de Lisa Della Casa (Chrysothemis) y a la extraordinaria mezzo norteamericana Jean Madeira (una Klytämnestra referencial). De las interpretaciones de Elektra realizadas por Astrid Varnay, han quedado varias magníficas grabaciones, entre ellas son muy recomendables dos tomas en directo (disponibles completas en YouTube): la primera realizada en el Metropolitan neoyorkimo, en 1952, con dirección orquestal de Fritz Reiner y la segunda en el Festival de Salzburgo de 1964, dirigida por Herbert von Karajan. Tomando el testigo de Varnay y Borg, otra extraordinaria soprano sueca Birgit Nilsson, empezó a cantar Elektra a partir de 1965 hasta 1980. Sus compañeras más habituales en múltiples funciones serán Leonie Rysanek (Chrisothemis de referencia, que ya había interpretado este papel con Varnay y Borg), y la mezzo Regina Resnik (Klytämnestra). Es preciso escuchar (está disponible completa en YouTube), la toma en directo realizada en la Ópera de Viena, en 1967, con estas tres cantantes dirigidas por Karl Böhm, al frente de la Filarmónica de Viena. La soprano húngara Eva Marton y la alemana Hildegard Berens, durante los años noventa, también realizaron notables interpretaciones de Elektra, aunque no comparables con las realizadas por Nilsson, Varnay y Borg. En tiempos recientes, a partir de 2010, la soprano sueca Irene Theorin y la alemana Evelyn Herlitzius, están interpretando excelentes Elektras, a ellas se ha unido a partir de 2015, otra gran soprano sueca Nina Stemme (parece que las sopranos suecas tienen gran afinidad con el personaje de Elektra). Puede considerarse una moderna referencia de esta ópera, la toma en video (disponible completa en YouTube), de excelente imagen y sonido, plagada de imponentes primeros planos, realizada en el Festival de Salzburgo de 2010, con un gran reparto: Irene Theorin (Elektra), Eva María Westbroek (Chrysothemis), Waltraut Mayer (Klytämnestra) y un magnífico René Pape (Orestes), con dirección escénica de Likolaus Lehnhoff y musical de Daniele Gatti, al frente de la Filarmónica de Viena.

La producción presentada en Valencia, proviene de la Ópera National de París, basada en una coproducción del Maggio Musicale Fiorentino y la Tokio Opera Nomori, con dirección escénica de Robert Carsen y una escenografía de Michael Levine de carácter totalmente minimalista, con un espacio escénico de absoluta la desnudez constituido por un amplio recinto cerrado por tres grandes paredes que se curvan en su base  de apoyo sobre el escenario, con un suelo terroso de oscura arena donde se abre un hueco rectangular multiuso, ya que se trata de la tumba de Agamenón y la entrada en el palacio donde habitan los reyes Klytämnestra y Aegisth, asesinos de Agamenon. En realidad, el atractivo de esta producción reside en la capacidad de Robert Carsen para mover con gran sentido dramático a cantidad de figurantes alrededor de los protagonistas. Resulta impactante la entrada en escena de Klytämnestra totalmente vestida de blanco sobre una cama también blanca, que es portada a modo de trono por las numerosas bailarinas-figurantes. El blanco queda resaltado mediante una idónea iluminación focal, dentro de la oscuridad escénica y las vestimentas negras del resto de personajes. Destacar de esta puesta en escena el momento en que Elektra, en su monólogo inicial, invoca la figura de su padre Agamenón y las figurantes lo extraen de su tumba portándolo y entregándoselo a Elektra. Los movimientos coreográficos de las bailarinas y esa iluminación focal diseñada por el propio Robert Carsen y Peter van Praet, también confieren auténtico atractivo a esta escenografía. También cabe destacar el diseño de vestuario realizado por Vazul Matusz, de color negro para las protagonistas y figurantes, en comparación con las vestimentas blancas que portan Klytämnestra y Aegisth.

Elektra es una ópera donde la amplísima orquesta de más de cien músicos adquiere absoluto protagonismo y las voces solistas se insertan como un instrumento más. La Orquesta de la Comunitat Valenciana, sensiblemente ampliada a ciento tres ejecutantes, volvió a demostrar su extrema calidad, con la magnífica dirección de Marc Albrecht, plena de transparencia, con perfecta diferenciación de los planos sonoros y ofreciendo toda una gama de matices en la densa y extraordinaria orquestación que Strauss concibió para esta ópera. Albrecht manejó muy bien las dinámicas. Todas las secciones orquestales rayaron a gran altura, con una cuerda suntuosa, capaz de alternar sonidos de fortísima contundencia y maravillosos pianísimos. Strauss presenta la novedad de tres grupos de primeros, segundos y terceros violines, cada uno de ellos con ocho instrumentistas, junto a otros tres de primeras, segundas y terceras violas, cada uno con seis instrumentistas, y la cuerda grave con seis primeros violonchelos y seis segundos, junto a ocho contrabajos. Ya, solo la cuerda, con nada menos que sesenta y dos ejecutantes supera con creces las dimensiones de una orquesta clásica. También los metales brillaron a gran altura, con imponentes sonoridades de las trompas, trombones y trompetas, capaces también de emitir delicados pianísimos. La respuesta orquestal siempre estuvo en consonancia con la complejidad de esta riquísima partitura donde se mezclan pasajes tonales con otros inmersos en la más pura atonalidad, en contraste con numerosos momentos de fino melodismo casi camerístico. En  el mismo arranque de la ópera puede escucharse el tema de Agamenon, brillantemente emitido en fortísimo por trompa y trompeta al unísono con toda la cuerda, al que siguen el sonido tenue en pianísimo de trombones y contrabajos. Este tema se convierte en recurrente con distintas variaciones a lo largo de la ópera: aparición de Orestes en su gran escena con Elektra, quien vuelve a cantarlo en un tono despiadado e irónico cuando Klytemnestra y Aegisth son asesinados por Orestes, y que reaparece en el alucinante dúo de Elektra y Chrisotemys, casi al final de la ópera, con toda la salvaje intensidad del comienzo, repetido tres veces asemejando rayos de tormenta que abaten a Elektra, después de su danza frenética para festejar la muerte de Klytämnestra y Aegisth. El otro tema recurrente de esta ópera es el llamado “acorde de Elektra”, donde Strauss utiliza la politonalidad, que ya puede escucharse por primera vez, de manera episódica en la escena inicial de las doncellas y que reaparece de modo suntuoso, ejecutado reiteradamente por cuerda y maderas en la entrada escénica de Elektra. Destacar el tema de intenso lirismo de Chrysotemis y sus expansiones melódicas en el primero de sus dúos con Elektras, donde tienen brillantes intervenciones los metales y en especial las cinco trompas. Sin duda, el momento culminante de esta ópera y donde la Orquesta de la Comunitat Valenciana brilló a mayor altura, lo constituye toda la gran escena de Klytämnestra y Elektra, con un interludio orquestal introductorio de carácter fuertemente atonal, donde intervienen todas las secciones orquestales en un imponente crescendo, que en su transcurso permite el lucimiento de la percusión así como de los metales, en especial de trompetas y tubas. En el diálogo de madre e hija se van alternando disonancia y melodía, destacando la presencia puntual de un trombón con sordina y del sonido combinado de las arpas y contrafagot, junto a las numerosas intervenciones de la celesta (instrumento muy apreciado por Strauss). Otro gran momento es el interludio que precede a la irrupción escénica de Orestes, dominado por el sonido de los metales, con incursiones de violonchelo y fagot. La orquesta también brilló en el largo dúo de Elektra y Orestes, donde reaparece el “acorde de Elektra” ejecutado de manera suave y cadenciosa, también se insertan pequeños interludios orquestales de fino melodismo, bruscamente interrumpidos por las poderosas y disonantes irrupciones de trompas y trompetas. Destacar finalmente, la labor concertadora de Marc Albrecht muy pendiente de las voces, algunas de ellas con problemas para atravesar la inmensa orquesta, por estar colocadas en el fondo del escenario.

Irene Theorin ha interpretado con bastante frecuencia el personaje de Elektra en los últimos diez años, destacando de manera brillante en la ya mencionada producción del Festival de Salzburgo de 2010. Pero, diez años no pasan en balde; y, en estas funciones valencianas tuvo un comienzo discreto, en su gran monólogo inicial “Allein! Weh, ganz allien”, con escaso volumen, una emisión un tanto irregular y falta de proyección de la voz; también pudo deberse a imperativos escénicos al tener cantar tendida en el suelo proyectando la voz hacia arriba. Mejoró sensiblemente en su gran escena con Klytämnestra, bien interpretada por la veterana mezzo alemana Doris Soffel, ya con setenta y un años, que mostró gran dominio del canto parlato, y una magnífica capacidad escénica para matizar cada frase, cada palabra cantada.  Lógicamente dada su edad, mostraba deterioro vocal con problemas en el registro grave y agudo. Ambas cantantes se insertaron bien en el imponente sonido orquestal. Theorin también realizó una buena interpretación en su escena con el Orestes del barítono australiano Derek Welton, de poderosa vocalidad y excelente línea de canto. Sin embargo, en sus dúos con Chrisothemis, fue claramente superada por la soprano norteamericana de origen polaco Sara Jakubiak: una Chrisothemis de bello timbre, considerable volumen, dominio de todos los registros, capacidad para las regular el sonido y proyectar la voz hacia delante, traspasando la barrera orquestal. Tenía interés de escuchar en directo a Sara Jakubiak, después de conocer sus interpretaciones editadas en DVD, de Agathe en Der Freischütz (El cazador furtivo) de Carl Maria von Weber, con dirección de Christian Thielemann; y, sobre todo, de su extraordinaria creación de Heliane en Das wunder der Heliane (El milagro de Heliane), de Erich Wolfgang Korngold, dirigida por Marc Albretht. El personaje de Aegist fue interpretado por el veterano tenor checo Stefan Margita, cuya voz blanquecina y ademanes histriónicos resultaban idóneos en su dúo con Elektra. Destacar las interpretaciones en la escena inicial de la ópera de las cinco doncellas interpretadas por Eva Kroon, Evgeniya Khomutova Emilie Pictet Larisa Stefan y Aida Gimeno, también interpretando a la confidente de Klitämnestra.

Excelente prestación del Coro de la Generalitat Valenciana, sonando fuera del escenario al final de la ópera. Destacar también al grupo de veinte bailarinas que ejecutan la coreografía de Philippe Giraudeau, tanto en sus desplazamientos en línea con los brazos abiertos hacia arriba. También bailando en circulo o actuando de manera mimetizada con Elektra o alrededor de ella ocultando un hacha en sus espaldas. Y,  en la escena de Elektra y Orestes, cuando este comenta que hasta los perros del palacio le han reconocido, y las bailarinas se acercan a él, moviéndose como perros a cuatro patas. En fin, una magnífica Elektra.

Elektra en Les Arts

El Palau de les Arts reúne a Marc Albrecht y a Robert Carsen en ‘Elektra’, de Richard Strauss, el primer título operístico de 2020, que se estrena el próximo 18 de enero.

El director de orquesta alemán y el reputado creador canadiense debutan en Les Arts con esta obra, pieza imprescindible en la programación de los grandes teatros de ópera, para la que el centro de artes reúne, además, a tres de las más destacadas intérpretes de este título: Iréne Theorin (Elektra), Doris Soffel (Klytämnestra) y Sara Jakubiak (Chrysothemis).

‘Elektra’, según ha explicado Jesús Iglesias Noriega en conferencia de prensa, supone toda una declaración artística de esta nueva etapa de Les Arts.

“Por un lado, se trata del regreso a la programación del repertorio alemán, con el que el centro operístico y la Orquestra de la Comunitat Valenciana (OCV) han cosechado sus mayores éxitos, y también la presentación por primera vez ante nuestro público de eminentes directores, cantantes y artistas habituales en el gran circuito operístico”, ha señalado.

Artísticamente, ‘Elektra’ es un reto para cualquier teatro por sus exigencias musicales y dramatúrgicas, tanto para la OCV que estará compuesta en esta ocasión por 103 músicos, así como para los equipos técnico y de producción, y para la elección del reparto.

Ganador del Opera Award a la mejor dirección musical en 2019, Albrecht se erige como una de las batutas consagradas en la obra de Wagner y Strauss. Para el maestro nacido en Hannover la pieza de Strauss se puede considerar como “la puerta de entrada de la música moderna”.

“Es una pieza muy interesante de principios del S. XX. Es una partitura singular en el mundo de la ópera por muchas cuestiones, por su violencia no sólo en escena sino también musical. Toda la ópera es como un grito, un ataque de pánico, en la que también hay momentos musicales de gran intimidad”, explica.

Albrecht ha destacado, asimismo, la duración como aspecto de la modernidad de ‘Elektra’. “Está todo en 100 minutos de música, hay una concentración de armonías, acción, velocidad, todavía suena como una obra totalmente actual si se interpreta correctamente”.

Robert Carsen, presenta ante el público valenciano una producción de la Opéra National de Paris, basada en una coproducción original del Teatro del Maggio Musicale Fiorentino y Tokyo Opera Nomori, con escenografía de Michael Levine, vestuario de Vazul Matusz, iluminación propia y de Peter van Praet y coreografía de Philippe Giraudeau.

Reconocido por su gran talento teatral y por la cuidada estética de sus montajes, Carsen propone una estremecedora visión de ‘Elektra’, de gran fuerza expresiva y profundo simbolismo.

Robert Carsen considera ‘Elektra’ la obra maestra de Strauss. “Su estreno fue un shock y todavía lo sigue siendo cada vez que se representa. Supone todo un hito en el teatro musical”.

Concretamente, el director canadiense ha apuntado a la vinculación de la ópera de Richard Strauss con su tiempo y la vigencia del psicoanálisis de Sigmund Freud con cuestiones como la familia, los sueños, la paranoia….

“La obra se concentra en la pesadilla que vive Elektra en su cabeza de manera completamente innovadora. Su personaje nunca deja el escenario, estamos dentro de su alma. En la música que escribe Strauss está todo lo que ella siente y piensa”.

En este sentido, Robert Carsen ha explicado que la producción introduce un conjunto de 20 bailarinas alrededor de Elektra como elemento teatral que amplifica los sentimientos, miedos y emociones de la protagonista.

Iréne Theorin, aclamada por la crítica en el rol protagonista, interpreta a la vengativa hija del rey Agamenón, el papel más complejo escrito por Strauss para soprano, no sólo por su amplia tesitura vocal sino por sus requisitos sobre el escenario.

Asimismo, la intérprete sueca ha subrayado la importancia de los personajes femeninos sobre los masculinos, tanto en número como en presencia escénica, en una obra que contraviene la tendencia de óperas anteriores.

La mezzosoprano Doris Soffel encarna a Klytämnestra, viuda, conspiradora y asesina de Agamenón. La diva alemana es una de las más prestigiosas intérpretes de Wagner y Strauss de nuestro tiempo como atesora su dilatada carrera y amplia discografía, con más de 60 álbumes editados.

Soffel, que tuvo su primer contacto con la partitura en 1975, con la legendaria soprano Astrid Varnay como Klytämnestra, reivindica una interpretación de la madre de Elektra alejada del monstruo femenino de la tradición vienesa. En su lugar, propone una auténtica mujer en tres dimensiones, con sentimientos, pensamientos y pasiones.

Cierra la terna protagonista, la emergente soprano estadounidense Sara Jakubiak en el rol de Chrysothemis, hermana de Elektra. Con una importante carrera en Alemania, Sara Jakubiak debuta en València este papel, que dentro de unos meses supondrá su presentación en el Covent Garden de Londres.

Completan el elenco de solistas, el tenor eslovaco Štefan Margita (Aegisth), el bajo-barítono australiano Derek Welton (Orest),Emilie Pictet, Michael Pflumm, Miranda Keys, Eva Kroon, los cantantes del Centre de Perfeccionament Max Hochmuth, Aida Gimeno, Larisa Stefan y Evgeniya Khomutova junto con Bonifaci Carrillo del Cor de la Generalitat.

El estreno de ‘Elektra’ tendrá lugar el sábado 18 de enero. Les Arts ha programado otras cuatro funciones de la ópera de Richard Strauss los días 21, 24, 27, y 30 de enero.

‘Les Arts és per a tots’

Hoy, viernes, 10 de enero, Ramon Gener explicará los entresijos de ‘Elektra’ a partir de las 19.30 h en el Auditori, en una ponencia-espectáculo de libre acceso. Por su parte, el próximo día 14, el Aula Magistral acogerá una nueva edición de ‘Perspectives’, en la que el público tendrá la ocasión de preguntar y escuchar las impresiones de las protagonistas de esta producción, moderadas por Javier Monforte, de Amics de l’Òpera i de les Arts de la Comunitat Valenciana.

El 28 de enero, dentro de la colaboración de Les Arts con Berklee College of Music, se podrá disfrutar, también de manera gratuita, de ‘La mitología griega y su vigencia a través de la música’ en el Aula Magistral.

Fotografía:  Miguel Lorenzo

Violeta Urmana protagoniza el próximo domingo 17 de noviembre, a las 18.00 horas, la segunda sesión de ‘Les Arts és Lied’, el primer ciclo que el Palau de les Arts dedica íntegramente a esta forma musical, en el que participan algunas de las voces de mayor reconocimiento en el panorama lírico.

Acompañada por Helmut Deutsch, considerado como el repertorista de mayor prestigio en la actualidad, la mezzosoprano lituana descubre su faceta de ‘liederista’ con obras de Franz Schubert y de Richard Strauss en su regreso a la sala principal.

Violeta Urmana es una de las voces más apreciadas para el público de Les Arts, teatro con el que mantiene una estrecha relación desde sus primeras temporadas. Voz de referencia en el repertorio alemán e italiano, entre sus éxitos en València destacan ‘Parsifal’, ‘Iphigénie en Tauride’, ‘Medea’ y ‘Don Carlo’, así como el concierto ‘Homenaje a Puccini’, que conmemoró el 150º aniversario del nacimiento del compositor italiano.

Invitada habitual del Metropolitan de Nueva York, del Teatro Real, del Liceu y de la Opéra National de París, entre otros, ha trabajado con directores de la talla de Claudio Abbado, Daniel Barenboim, Bertrand de Billy, Pierre Boulez, Semyon Bychkov, Riccardo Chailly, James Conlon, James Levine, Jesús López Cobos, Fabio Luisi, Zubin Mehta, Riccardo Muti, Simon Rattle, Donald Runnicles, Esa-Pekka Salonen, Franz Welser-Möst y Christian Thielemann.

Violeta Urmana cultiva, asimismo, una exitosa carrera como intérprete de recital, que la ha llevado a las salas de conciertos más importantes de Europa, Estados Unidos y Japón con páginas de Berlioz, Mahler, Richard Strauss, Schönberg, Verdi y Wagner.

El coliseo recuerda a los interesados que el precio de las entradas oscila entre 20 y 40 euros y que podrán ser adquiridas en las taquillas del teatro y a través de la web www.lesarts.com.

El contratenor Philippe Jaroussky (12 de enero), el barítono Simon Keenlyside (1 de febrero) y la soprano Ainhoa Arteta (15 de marzo) protagonizarán las próximas sesiones de ‘Les Arts és Lied’.

Fotografía: Iván Balderramo

El próximo 27 de mayo el Teatro Real presentará, por primera vez en su escenario, Capriccio, última ópera de Richard Strauss, de la que se ofrecerán nueve funciones en una nueva producción concebida por el director de escena Christof Loy, realizada en coproducción con la Opernhaus de Zürich.

El director musical Asher Fisch, experta batuta en la música de Strauss, estará al frente de un reparto que contará en los papeles principales con las voces de la soprano Malin Byström (Condesa Madeleine), el barítono Josef Wagner (Conde), el tenor Norman Reinhardt (Flamand), el barítono André Schuen (Olivier) y el bajo Christof Fischesser (La Roche), entre otros, junto a la Orquesta Titular del Teatro Real.

Con este estreno, el Teatro Real prosigue con su proyecto de ampliación de repertorio y ofrece una obra maestra, cuya composición y contenido argumental trascienden el valor artístico para invitar al eterno debate en torno a la ópera: ¿qué es más importante, la palabra o la música?

Capriccio surge de una idea original del escritor Stefan Zweig, quien descubrió una ópera breve de Antonio Salieri y Battista Casti, Prima la musica e poi le parole, en torno a este tema, y sugiere al compositor la creación de una nueva obra inspirada en él.  Strauss, en colaboración con  Clemens Krauss, se adentra en esta aventura y elabora un libreto cargado de ironía, ingenio e inteligencia en el que, en clave de comedia, propone una reflexión, sobre la importancia que debe tener en la ópera la palabra en relación con la música.

Así, mientras el mundo occidental se sumergía en los horrores de la Segunda Guerra Mundial, en el corazón de la  Alemania nazi, Richard Strauss se aleja de la realidad –no en vano la ópera está ambientada en un castillo en París en 1775 para contarnos la historia de la condesa Madeleine, una culta y refinada aristócrata, incapaz de decidirse ante el amor de sus dos pretendientes, un poeta y un compositor. La celebración de su cumpleaños origina la creación de una pequeña obra de teatro, en la que participan ambos artistas, y que dará origen a un debate intelectual y filosófico, no exento de humor, alrededor de la cuestión fundamental de la predominancia de la música sobre la palabra en el teatro musical.

El director de escena alemán Christof Loy, gran conocedor de la obra de Strauss, se lanza por primera vez a la interpretación de esta compleja obra en la que, sin restar protagonismo al tema central, descubre múltiples capas que perfilan los secretos que se esconden en el alma de cada protagonista, las inquietudes y motivaciones del ser humano derivadas de sus emociones ante la percepción de la belleza.

El personaje central de Capriccio es la condesa, una mujer de enorme sensibilidad que refleja en esa indecisión ante la elección de uno de sus dos pretendientes, la necesidad de definir los valores y los afectos que determinarán el resto de su vida. En ese momento trascendental en el que transcurre la acción, su cumpleaños, Madeleine, ante el omnipresente espejo que preside su salón, mira el presente con la consciencia de que pronto será pasado, como la niña que fue, y que se encuentra en un tránsito hacia el futuro.

CAPRICCIO: ACTIVIDADES PARALELAS

TEATRO REAL

Miércoles 22 de mayo, 20:15h. Enfoques

Sala Gayarre. Acceso libre hasta completar aforo.

Encuentro con los artistas de la producción. Sala Gayarre.

 

Domingo 26 de mayo, 12.00 y 17.00 h. ¡Todos a la Gayarre!

Talleres musicales para toda la familia. Este mes: Hoy estamos de capricho.

 

Domingo 16 de junio. Domingos de Cámara

Sala Principal

Concierto a cargo de los solistas de la Orquesta Titular del Teatro Real en torno a Richard Strauss y Roberto Gerhard.

 

Todos los días, 45 minutos antes del comienzo de la función.

Sala Gayarre. Aforo Limitado

José Luis Téllez desgrana al público interesado las claves de la ópera todos los días de función, 45 minutos antes de la misma.

 

FUNDACIÓN JUAN MARCH

22, 29 de mayo, 19.30 h. Conciertos

Música de cámara de Richard Strauss junto a creaciones de algunos de sus colegas contemporáneos: Korngold, Krenek, Zemlinsky, Pfitzner o Schreker.

Actividad gratuita

Calle Castelló 77

 

CASA DE AMÉRICA

Miércoles 29 de mayo. 19.00 h

Mesa redonda.

Memoria de un ‘Capriccio’: Stefan Zweig y el éxodo judío a América.

Actividad gratuita

Plaza de Cibeles s/n

  

MUSEO LÁZARO GALDIANO

Viernes 7 de junio, de 20.00 a 21.30 h

Velada literaria dedicada a la literatura española. Un recorrido por el Museo que mezcla piezas de la Colección Lázaro y fragmentos de textos y poemas de escritores como Lope de Vega y Gertrudis Gómez de Avellaneda.

Mínimo de 15 personas y máximo de 25. Inscripciones en info@museolazarogaldiano.es

Calle Serrano 122

Hanna-Elisabeth Müller

El próximo lunes 2 de julio, el Centro Nacional de Difusión Musical (CNDM) en coproducción con el Teatro de La Zarzuela, presenta por primera vez en el Ciclo de Lied a la soprano alemana Hanna-Elisabeth Müller (Mannheim, 1985), que estará acompañada por Juliane Ruf al piano. El programa tiene como protagonistas a dos de los compositores más destacados del género, delimitadores entre el Romanticismo temprano y el muy tardío: Robert Schumann y Richard Strauss. Según Arturo Reverter: «El arte caleidoscópico de esta cantante, que se desenvuelve estupendamente en la ópera italiana más tradicional, resplandece en este mundo más interiorizado». Las últimas entradas, con un precio general de 8 a 35 euros, están a la venta en las taquillas del Teatro de La Zarzuela, teatros del INAEM, www.entradasinaem.es y 902 22 49 49

Müller: sabia juventud

Hanna-Elisabeth Müller estudió con Rudolf Piernay con quien todavía colabora. Galardonada en múltiples ocasiones, la soprano continuó perfeccionando su técnica en clases magistrales con Dietrich Fischer-Dieskau, Julia Varady, Elly Ameling y Thomas Hampson. En 2017 hizo su debut en el Metropolitan Opera House de Nueva York como Marzelline (Fidelio) y Jürgen Flimm, debutó en La Scala de Milán como Donna Anna (Don Giovanni) y en la Ópera de Zúrich como Ilia en Idomeneo de Mozart. En  2015 se presentó en Ámsterdam cantando el papel de Sophie en una nueva producción de Der Rosenkavalier. Un año después, se estrenó en el Festival de Ópera de Salzburgo como Zdenka junto a Renée Fleming y Thomas Hampson bajo la dirección de Christian Thielemann. Poco después fue distinguida por la revista Opernwelt como «Artista Joven del Año». Desde 2012 hasta 2016, ha sido miembro de la Ópera Estatal de Baviera, donde interpretó a Pamina, Zerlina, Susanna, Servilia, Gretel, Zdenka, la Infanta doña Clara en The Dwarf de Zemlinski y Sophie en Werther, entre otros. En la presente temporada ha cantado con la Orquesta Estatal de Baviera en una gira por Japón (Pamina) y en el Carnegie Hall de Nueva York (Sophie en Der Rosenkavalier). En el verano de 2018 volverá a Múnich como Zdenka. Esta versátil cantante es habitual en las salas de concierto más prestigiosas como la Elbphilharmonie de Hamburgo (con la Novena Sinfonía de Beethoven), la Filarmónica de París, Philharmonie Essen, Philharmonie Cologne (con WDR Symphony Orchestra), y el Tonhalle en Düsseldorf. En la temporada 17/18 ha interpretado Ein deutsches Requiem de Brahms con la Orquesta Filarmónica de Berlín, bajo la dirección de Yannick Nézét-Seguin y Sieben frühe Lieder de Berg con la Orquesta Sinfónica de Bilbao y Erik Nielsen.

Violeta Urmana

Violeta Urmana sustituirá este fin de semana a Alice Coote, quien ha cancelado por motivos personales sus actuaciones con la Orquesta Nacional de España en los conciertos “Réquiem por Cleopatra” del viernes 16, sábado 17 y domingo 18 de febrero, bajo la dirección de Sir Mark Elder. Las obras programadas en dichos conciertos son La mort de Cléopâtre (La muerte de Cleopatra), H 36 de HECTOR BERLIOZ y Ein Heldenleben (Una vida de héroe), opus 40 de RICHARD STRAUSS.

La cantante de origen lituano Violeta Urmana es una de las voces dramáticas más importantes del repertorio lírico italiano y alemán.

Entre sus proyectos más recientes están la interpretación del papel de Santuzza en Cavalleria rusticana en San Petersburgo, Isolda en Tristán e Isolda en Londres, así como también en el Festival de Música de Schleswig-Holstein en Lübeck, en Viena, Madrid y París, Amneris en Aida en el Festival de la Arena de Verona, en Tokio y Nueva York, Eboli en la ópera Don Carlo en Viena y Berlín o Tosca en Viena. Junto a estas óperas tiene programados numerosos conciertos por Europa en los que interpretará, entre otros, la Misa de réquiem de Verdi y el ciclo de canciones Gurre-Lieder compuesto por Schoenberg.

Al comienzo de su carrera Violeta Urmana cosechó gran éxito en todo el mundo por su magnífica interpretación del papel de Kundry en la ópera Parsifal de Wagner, así como por su caracterización en el papel de Eboli en Don Carlo de Verdi. Durante los últimos años ha interpretado papeles como Amelia en Un baile de máscaras, Elisabetta en Don Carlo, Leonora en La fuerza del destino, Odabella en Attila, así como los papeles protagonistas de las óperas Aida, La Gioconda, Medea, Tosca, Norma, Ifigenia en Táuride y Ariadna en Naxos, Brunhilda en Sigfrido, Siglinda en La walkiria y el papel de Isolda en Tristán e Isolda.

Violeta Urmana es asidua invitada a los teatros de ópera más importantes del mundo como el Metropolitan de Nueva York, el Teatro Real de Madrid, el Gran Teatre del Liceu de Barcelona, la Ópera Nacional de París, la Deutsche Oper de Berlín, la Ópera de Viena, el Teatro alla Scala de Milán, el Royal Opera House Covent Garden de Londres y los festivales de Bayreuth, Salzburgo, Aix-en-Provence, Edinburgo y los Proms de la BBC. Trabaja con directores de orquesta de la talla de Claudio Abbado, Daniel Barenboim, Bertrand de Billy, Pierre Boulez, Semyon Bychkov, Riccardo Chailly, James Conlon, James Levine, Jesús López Cobos, Fabio Luisi, Zubin Mehta, Riccardo Muti, sir Simon Rattle, Donald Runnicles, Esa-Pekka Salonen, Franz Welser-Möst y Christian Thielemann.

Violeta Urmana ha recibido numerosos premios entre los que destacan el Royal Philharmonic Society Singer Award, el título de Österreichische Kammersängerin de la Ópera de Viena y en su país natal ha recibido la condecoración cultural más importante de Lituania: Shine your light and hope.

Más información.

Jennifer Holloway

La soprano estadounidense Jennifer Holloway cantará “Salome” en la ópera de Richard Strauss que sube a escena el próximo 17 de febrero, en la 66 temporada de ópera de ABAO‐OLBE en Bilbao.

Alabada por la crítica internacional por su “voz fresca y brillante”, la cantante que debuta en ABAO-OLBE, tiene entre sus compromisos esta temporada volver a protagonizar Salome en Leipzig y la Opera North de Reino Unido y repetir el éxito de público y crítica que obtuvo en la Sächsische Staatsoper de Dresden en 2016 donde debutó este rol.

Desde su exitoso debut como Musetta en La Boheme en la ENO de Londres, su carrera se acerca cada vez más a soprano lírico spinto eligiendo títulos en esta dirección, aunque también conserva muchos de los roles de su repertorio anterior, especialmente aquellos con una alta tesitura.

Entre sus recientes y próximos compromisos destacan: Salome y Les Troyens (donde debutó como Cassandre) en la Sächsische Staatsoper de Dresden; su debut como Sieglinde en Die Walküre en el Staatsoper Hamburg el pasado mes de enero; Norma en Mannheim; una gira de Salome en Inglaterra; Der Rosenkavalier en el Teatro Colón de Buenos Aires; Anna Bolena en el Teatro Nacional São Carlos en Lisboa; Norma en la Opera de Tel Aviv y en la ENO de Londres; Ezio en la ópera de Boston; Così fan tutte en Pittsburgh, entre otras actuaciones.

Holloway sustituye a la inicialmente prevista Emily Magee, quien ha cancelado su compromiso con ABAO‐OLBE debido a una fractura de pierna según ha certificado la oficina de la artista. ABAO‐OLBE lamenta profundamente la enfermedad de la soprano a quien ha trasladado sus mejores deseos de una pronta recuperación.

Mauro Peter

El polivalente tenor suizo Mauro Peter acompañado por Helmut Deutsch, nombre indispensable dentro de los pianistas de este género se presentan el próximo lunes 3 de abril por vez primera vez en el Ciclo de Lied, coproducido por el Teatro de la Zarzuela y el Centro Nacional de Difusión Musical (CNDM), que cumple su XXIII edición. En esta cita del Teatro de La Zarzuela (20h00), Peter interpretará el ciclo de canciones de Franz Liszt sobre tres sonetos de Petrarca, además de seis canciones de Robert Schumann sobre poemas de Heinrich Heine y dos atractivas series de canciones de Richard Strauss sobre poemas de Felix DahnSchlichte Weisen (Canciones sencillas) y Mädchenblumen (Flores y muchachas). Las entradas para este recital, con un precio general de 8 a 35 euros, ya están a la venta en las taquillas del Teatro de La Zarzuela, teatros del INAEM, www.entradasinaem.es y 902 22 49 49.

Nacido Lucerna (Suiza), Mauro Peter hizo su debut como cantante de lied en las Schubertiadas de Hohenems y Schwarzenberg, interpretando La bella molinera de Schubert con Helmut Deutsch. A éste siguieron muchos otros recitales en las más importantes salas de concierto y teatros de ópera europeos, como el Musikverein y el Konzerthaus de Viena, el Musikverein de Graz, el Wigmore Hall de Londres, deSingel de Amberes, KKL de Lucerna y las óperas de Frankfurt y Zúrich.

En 2016 debutó en recital en el Festival de Salzburgo con La bella molinera. Con similar éxito en concierto, ha cantado con Ivor Bolton, Nikolaus Harnoncourt, Sir John Eliot Gardiner, Gustavo Dudamel, Fabio Luisi y Thomas Quasthoff en los festivales de Salzburgo y Verbier Festival, en el Musikverein de Viena, el Mozarteum de Salzburgo y Copenhague. Desde la temporada 2013/14 es miembro de la Ópera de Zúrich. Además debutó con gran éxito en el Festival de Pascua de Salzburgo, la Ópera de Lyon, el Theater an der Wien, la Komische Oper de Berlín, la Bayerische Staatsoper de Múnich y la Ópera de la Bastilla. Regresó al Festival de Salzburgo, donde es invitado regularmente desde 2012, como Ferrando en Così fan tutte en 2016 y como Andres en Wozzeck en 2017.

En la temporada 2016/2017 actuará en recital en Bolzano, Lugano, Graz, Dortmund, Berlín, Aix-enProvence, en el Musikverein de Viena y en el Wigmore Hall de Londres, así como a dúo con la soprano Christiane Karg en Feuchtwangen, Colonia, Hamburgo y la Schubertiada de Hohenems. Debutará también en el Théâtre du Capitole de Toulouse y en La Scala de Milán, apareciendo por primera vez como Belmonte en El rapto en el serrallo. En Zúrich, su hogar artístico, será Don Ottavio en Don Giovanni y actuará en el Orlando Paladino de Haydn. En Múnich cantará Ferrando en Così fan tutte. Entre sus últimas grabaciones en 2015, el Wigmore Hall Edition editó La bella molinera de Schubert, seguido de un álbum a solo con lieder de Schubert y en otoño de 2016 presentó un nuevo disco de lieder de Schumann con Sony.

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