Ballet La Bella durmiente en el Teatro Real

Cinco años han pasado desde que Nacho Duato dejara de estar al frente de la Compañía Nacional de Danza. Los mismos cinco años que ha tardado el maestro en regresar con una producción diseñada y dirigida por él. Cinco años son demasiado tiempo cuando de una ausencia como esta se trata.

Se presenta al frente del Staatsballett Berlin. Compañía resultante de la unión de las respectivas formaciones de danza de los tres teatros de ópera de Berlín: Staatsoper Under der Linden, Deutsche Oper y Komische Oper. Convirtiéndose así en una de las compañias de ballet clásico más importantes de Alemania y prestigiosas del mundo.

Llegaba al Teatro Real con un ballet clásico después de veinte años dedicado exclusivamente a las coreografías contemporáneas. La bella durmiente, con música de Chaikovski y basada en la versión de Charles Perrault. Este cuento transporta, desde los primeros compases, a un mundo mágico. Y lo hace de la mano de Pedro Alcalde cuya potente batuta extrajo de la Orquesta una energía extraordinaria. Perfectamente coordinada con los bailarines que tenían en la música su principal aliado.

El primer acto es el más evocador. un cuento infantil hecho música y concebido desde el pricipio por el compositor para ser bailado. Queda enmarcado en la escenografía de Angelina Atlagic como si de un cuadro se tratase.Todo es color y volumen, que conceden una gran profundidad al escenario.

En el segundo acto es la naturaleza la protagonista. El colorido y el vestuario son imponentes. Aún más si la iluminación potencia y equilibra. El tercer acto rompe con con la dinámica de los dos anteriores. La aparición en escena de personajes de otros cuentos, distrae de la trama original.

Es un ballet clásico, pero con matices contemporáneos, de los que parece que Duato no se puede desprender. Aunque cuesta identificarle en el conjunto de la coreografía. Ha querido Duato con esta obra poner el acento en la ténica coreográfica. Él mismo explica que ha querido reflejar en esta coreografía:“un clásico renovado, más ligero, menos pesado, más cercano al público. Es dificil atraer gente jóven al teatro después de estar todo el día con iPad. Por eso he tratado de refrescarla un poco y quitarle el polvo”.

La dirección de Pedro Alcalde es brillante. Llena de fuerza y rítmo y siempre pendiente de los bailarines. Algo muy importante en un arte tan extremadamente exacto en las entradas y acciones.

El cuerpo de baile, encabezado por Michael Banzhaf, como Rey Florestan y Beatrice Knop, como reina, componen una bella durmiente llena de delicada plasticidad. Y saben interpretar esas claves que Nacho Duato imprime en todos sus ballets.

El Teatro Real inicia temporada con un ballet. Algo inusual pero extraordinario. Comenzar de una forma tan hermosa solo puede ser el preámbulo de una gran temporada. Ilusión, no falta. Que no sea inocencia.

La bella durmiente
Piotr I. Chaikovski
Libreto de Nacho Duato, basado en el original de Iván Vsevolozhski
Coreografía: NAcho Duato
D. musical: Pedro Alcalde
Escenografía y figurines: Angelina Atlagic
Diseño de luces: Brad Fields
Bailarines: Michael Banzhaf, Beatrice Knop, Iana Salenko, Marian Walter, Arshak Ghalumyan, Martina Böckmann, Elvis Abazi, Ty Gurfein.

StaatsballBerlin

El Teatro Real inaugura su Temporada 2015-2016 el próximo 4 de septiembre con la presencia en su escenario del Staatsballett Berlin, dirigido en la actualidad por Nacho Duato. La compañía alemana ha asumido el reto ofreciendo dos programas distintos en los que interpretarán una nueva versión de La bella durmiente, los días 4, 5 y 6 de septiembre, con coreografía de su director artístico y la participación de la Orquesta Titular del Teatro Real dirigida por Pedro Alcalde, y otro compuesto también por obras de Duato y de Marco Goecke, los días 8 y 9 de septiembre.

Nacho Duato, uno de los coreógrafos más reconocidos del mundo, ha aportado la amplitud de su creatividad a una compañía firmemente arraigada en el repertorio clásico, pero con la gran capacidad de ejecutar obras neoclásicas y contemporáneas.

La idea de elaborar un nuevo trabajo para La bella durmiente nace de un encargo del Teatro Mikhailovsky de San Petersburgo. Duato revisa las coreografías clásicas y piensa en configurar una nueva estructura narrativa que se ajuste a las cualidades de sus bailarines, en una forma de contar la historia del cuento clásico en un contexto más sintético y dinámico. El resultado es un ballet que consigue mantener la tensión a lo largo de toda la obra, reforzando la presencia de los malos de la historia, con escenas sugerentes, algunos toques de humor y movimientos que permiten a los solistas hacer una exhibición de sus extraordinarias cualidades, todo ello sin renunciar al romanticismo esencial de la composición de Chaikovski.

Duato ha contado con la colaboración en el diseño del vestuario y la escenografía de Angelina Atlagić, galardonada en España en 2009 con el premio Max por sus diseños para la obra Barroco -dirigida por Tomaz Pandur– y a quien el coreógrafo ya había encomendado los trajes para su coreografía Alas, en la CND. La bella durmiente posee una expresión visual desbordante de belleza y creatividad; sus diseños, junto a la inspirada iluminación de Brad Fields, resaltan la magia del cuento.

Los días 8 y 9 de septiembre la compañía interpretará un programa contemporáneo compuesto por las coreografías And the Sky on that Cloudy Old Day, de Marco Goecke, Static Time y White Darkness, ambas de Nacho Duato.

Static Time es la primera coreografía de Nacho Duato para el Staatsballett Berlin, estrenada el pasado mes de mayo. Con música de Rajmáninov, Mozart, Schubert y electrónica de los compositores Pedro Alcalde y Sergio Caballero, dos bailarines exploran los temas de la memoria, las despedidas, los reencuentros y la eternidad, que en algún momento ocupan la existencia del ser humano.

Marco Goecke, responsable también de la escenografía y el vestuario, se inspira en la obra orquestal de John Adams Guide to Strange Places, quien a su vez parte del pequeño libro de viajes “Guide noir de la Provence mystérieuse“, que describía lugares geográficos, históricos y secretos de la Porvenza francesa. Con la misma curiosidad del viajero, el coreógrafo alemán adentra a los bailarines en recorridos desconocidos e inusuales, reflejando las impresiones y sentimientos que éstos les provocan, “lugares en los que a veces se reúnen con el miedo, pero también con la curiosidad“, en palabras de Goecke.

Estrenada en 2001 por la Compañía Nacional de Danza, White Darkness, de Nacho Duato, será la obra encargada de cerrar las veladas contemporáneas. Concebida como un réquiem a la muerte de su hermana, la coreografía muestra de forma muy visual el drama de los jóvenes atrapados por las drogas, el viaje a la profunda oscuridad destructora y reflexiona sobre sus efectos en el individuo y la sociedad. Inquietante, como los hechos que se narran, resulta la música de Karl Jenkins, del que Duato ha seleccionado su Cuarteto de cuerda núm. 2 y las Variaciones Adiemus.

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