Cuartetos de cuerda de Cherubini y Beethoven en el Teatro Real y en el Real Teatro de Retiro en torno a Medea

Cuarteto Barbican

En el marco de las actividades paralelas de Medea, el Teatro Real ha organizado dos conciertos extraordinarios con el Cuarteto Barbican en la Sala de Orquesta del Teatro Real (4 de octubre, a las 20 horas) y en la Sala Principal del Real Teatro Retiro (5 de octubre, a las 19.30 horas).

El Cuarteto Barbican -con Amarins Wierdsma y Kate Maloney (violines), Christoph Slenczka (viola) y Yoanna Prodanova (violonchelo)- interpretará el Cuarteto de cuerda nº 2 en do mayor, de Luigi Cherubini y el Cuarteto nº 15 en la menor, Op. 132, Ludwig van Beethoven, gran admirador del compositor de Medea.

Esta formación musical, fundada en 2014 en la Guildhall School of Music and Drama de Londres, recibió un gran impulso el año pasado, tras la incorporación de la violinista Kate Maloney. Apenas 6 meses después, el cuarteto logró el primer premio en el 71º Concurso Internacional de Cuartetos de Cuerda ARD, y también recibió el premio especial a la Mejor Interpretación de la obra encargada por Dobrinka Tabakova, el premio especial de producción de CD Genuin Classics, el premio GEWA y el premio Henle Urtext. A este éxito le siguió el tercer premio en el Concurso Internacional de Cuartetos de Cuerda de Burdeos, en mayo de 2022.

Después de sus actuaciones en festivales como Peasmarsh Festival, el Vibre! de Burdeos, el Zeister Muziekdagen, el Festival de Música de Cámara de Montreal, el IMS Prussia Cove y el Festival de Aldeburgh, esta formación, vinculada a la Escuela Superior de Música Reina Sofía, se estrena en el Teatro Real con dos obras que unen el clasicismo y el romanticismo en los albores del siglo XIX.

Fotografía (c) Andrej Grilc

ADMIRADO Y ADMIRADOR

LUIS GAGO

Al escuchar las dos obras del programa que va a tocar esta tarde el Cuarteto Barbican, muchos pensarán sin duda que fue el clásico, ordenado y conservador Luigi Cherubini quien admiró incondicionalmente –como tantos otros de sus contemporáneos– al innovador, caótico e iconoclasta Ludwig van Beethoven, pero la realidad fue justamente la contraria. El compositor alemán, que no acostumbraba a prodigar elogios, dedicó no pocos a su colega italiano, de quien tan solo en 1802 se representaron en Viena sus óperas Lodoïska, Les deux journées (en dos producciones diferentes), Eliza y, por supuesto, Médée. Cherubini viajó a Viena, aclamado por sus admiradores, en 1805 y, según Franz Grillparzer, el amigo de Schubert, ambos compositores se conocieron en casa de Joseph Sonnleithner, el libretista de la primera versión de Fidelio, una obra encuadrable en el género de la «ópera de rescate», al que también pertenece, quizá no casualmente, Eliza.

El 15 de marzo de 1823, tan solo dos años antes de componer el Cuarteto op. 132, Beethoven entregó a su amigo Louis Schlösser, a punto de viajar a París, una carta para que se la entregara en mano a Cherubini. En ella leemos: «Con gran placer aprovecho esta oportunidad para escribirle. Lo he hecho frecuentemente en espíritu, ya que valoro las suyas por encima de todas las demás obras teatrales. El mundo artístico tiene sólo que lamentar que, al menos en nuestra Alemania, haya pasado tanto tiempo desde que no se ha presentado una nueva obra teatral suya. Por alta que sea la estima que sienten los verdaderos conocedores por sus demás obras, es, sin embargo, una gran pérdida para el arte no contar con ningún nuevo fruto de su gran genio para el teatro». Podría pensarse que Beethoven lo halagaba simplemente porque en esa misma carta le pedía interceder ante el rey Luis XVIII –a quien también había escrito él directamente poco antes– para que se suscribiera a la primera edición de su Missa solemnis. Pero sabemos con certeza que copió fragmentos de sus óperas para estudiarlos detenidamente y otros documentos dan fe asimismo del entusiasmo sincero que le despertaba su música.

En una carta dirigida al copista Peter Gläser a finales de abril de 1824 (más cerca aún, por tanto, de la composición del Cuarteto op. 132), Beethoven defiende la práctica de introducir cortes o añadidos en sus obras «como esos grandes hombres», y a continuación cita –atención a la lista– solo tres nombres: «Haydn, Mozart, Cherubini». Cuando Cipriani Potter le preguntó en 1818 quién era el más grande compositor vivo, aparte de él mismo, Beethoven contestó: «Cherubini». La admiración que sentía por el autor de Médée era, pues, genuina, aunque no fue recíproca, y tendría aún una última manifestación post mortem: el Réquiem en do menor de Cherubini, que Beethoven había confesado preferir al de Mozart, se interpretó en su memoria en la Karlskirche y la Augustinerkirche de Viena los días 5 y 26 de abril de 1827, muy poco después de su muerte.

PROGRAMA

LUIGI CHERUBINI (1760 – 1842)

Cuarteto de cuerda nº 2 en do mayor

  1. Lent – Allegro
  2. Lent

III. Scherzo. Allegro assai

  1. Finale. Allegro vivace

LUDWIG VAN BEETHOVEN (1770 – 1827)

Cuarteto nº 15 en la menor, Op. 132

  1. Assai sostenuto – Allegro
  2. Allegro ma non tanto

III. Heiliger Dankgesang eines Genesenden an die Gottheit, in der Lydischen Tonart. Molto Adagio – Neue Kraft fühlend. Andante – Molto adagio – Andante – Molto adagio (Mit innigster Empfindung)

  1. Alla marcia, assai vivace – Più allegro
  2. Allegro appassionato – Presto

Cuarteto Barbican
Amarins Wierdsma, violín
Kate Maloney, violín
Christoph Slenczka, viola
Yoanna Prodanova, violonchelo

4 de octubre, miércoles, a las 20.00 horas

Sala de Orquesta del Teatro Real

5 de octubre, jueves, a 19.30 horas

Real Teatro de Retiro