El director de orquesta gijonés Julio César Picos se suma al éxito sin precedentes alcanzado en Suiza con un título de zarzuela: desde que se estrenara en septiembre en el Theater Basel la producción de El barberillo de Lavapiés firmada escénicamente por Christof Loy, el boca oreja ha hecho que las funciones programadas se agoten. Las tres últimas, los días 28 de noviembre y 7 y 28 de diciembre, marcarán el debut del maestro asturiano en el podio del coliseo suizo.
“Es impresionante comprobar el triunfo que está teniendo en Suiza esta magnífica producción de El barberillo de Lavapiés”, confiesa el director español Julio César Picos; “llevar la zarzuela a esta ciudad por primera vez ha sido maravilloso, ya que no podía ser en mejores condiciones: con solistas de primer nivel, dirección de escena firmada por uno de los grandes –el alemán Christof Loy de la mano de su compañía de zarzuela Los Paladines–, y una orquesta y coro excepcionales a las órdenes del maestro madrileño José Miguel Pérez-Sierra”, con quien Julio César Picos ha crecido profesionalmente y lleva colaborando asiduamente desde que coincidieran en 2007 en Oviedo, con El Rey que rabió de Chapí. “Estoy feliz de estar en este equipo espléndido con el que estamos llevando el género de la zarzuela más allá de nuestras fronteras”, confiesa el maestro, que en su trayectoria ha tenido una estrecha relación con el repertorio hispano con colaboraciones, entre otras, con el Festival de Teatro Lírico Español de Oviedo. El maestro Picos alaba el punto de vista propuesto en el montaje que dirigirá en Basilea: “Chistof Loy, con su visión experta y un gran respeto y entusiasmo por la zarzuela, da una vuelta de tuerca a los personajes a nivel emocional, y como resultado ofrece una propuesta luminosa e inteligentemente elaborada y renovada; desde el punto de vista musical ha sido una vez más un lujo trabajar con el maestro Pérez-Sierra, con quien compartimos, además de amistad, una misma visión de la dirección orquestal”.
Pianista de formación, Julio César Picos debutó en el ámbito de la ópera en diciembre de 2019 con La Cenerentola de Rossini en el Teatro Massimo Bellini de Catania (Italia), después de varias temporadas –desde 2001– como maestro repetidor en el Teatro Campoamor de Oviedo, donde se empapó del oficio de la dirección orquestal junto a grandes batutas, de modo que casi de manera natural acabó subiéndose al podio, primero y desde 2013, como asistente de dirección en ensayos y más tarde liderando funciones tanto de zarzuelas como de óperas.
Recientemente ha dirigido La tabernera del puerto en el Teatro de la Zarzuela de Madrid, título que llevó en agosto pasado al 58º Festival Jan Kiepura, que se celebra en Krynica-Zdrój (Polonia); tras El barberillo de Lavapiés en el Theater Basel, espera “con mucho entusiasmo” asumir la dirección del proyecto Zarza de divulgación del coliseo madrileño con Bohemios, de Amadeo Vives: “Hacer zarzuela bien hecha por y para jóvenes, con un alto nivel de calidad, es lo mejor que le podía pasar al género, un acierto de la etapa de Daniel Bianco al frente del teatro que es fundamental mantener, tal y como lo está haciendo la actual directora, Isamay Benavente”, señala.
