La del manojo de rosas vuelve al Teatro de la Zarzuela

Emilio Sagi

‘La del manojo de rosas’, la producción más emblemática y popular del Teatro de la Zarzuela, cumple 30 años. En su estreno fue muy bien recibida por el público y la crítica, y así ha seguido siendo durante las tres décadas transcurridas desde entonces. No es fácil adivinar la suerte que en el futuro le espera a un montaje teatral. Se puede intuir si funcionará. Si gozará de la aprobación del público. Pero no saber a ciencia cierta si con el paso de los años (de muchos años) seguirá levantando telones y pasiones. Esto último es precisamente lo que le ocurre a la producción que el director de escena Emilio Sagi presentó en septiembre de 1990. La composición de Pablo Sorozábal con libreto de Francisco Ramos de Castro y Anselmo Cuadrado Carreño es en sí misma irresistible, y la propuesta escénica de Sagi llegó para marcar la diferencia: un antes y un después en los planteamientos teatrales del género. Un regalo para el público que sigue conservando la frescura y la alegría.

El Teatro de la Zarzuela revivirá estos éxitos con doce funciones entre el 10 y el 22 de noviembre, que servirán para celebrar los 30 años de su montaje más aplaudido, de la producción que más ha viajado. Varias generaciones de cantantes, artistas, técnicos y público han participado o disfrutado del que es ahora el título más conocido de Pablo Sorozábal y el que él mismo ha vinculado de forma especial con el recinto de la calle Jovellanos.

El acontecimiento de esta nueva reposición servirá también para evocar los 40 años de carrera que el director de escena cumple también este año.

Y como no hay dos sin tres, con estas presentaciones viviremos otra extraordinaria conmemoración: la de los 30 años de carrera como solista del barítono Carlos Álvarez, uno de nuestros grandes intérpretes líricos de las últimas décadas, que comenzó precisamente con el estreno de esta producción. Y para celebrarlo, qué mejor que volver a meterse en la piel del personaje con el que comenzó todo: Joaquín, ese falso mecánico.

Los ingredientes son muchos para que esta nueva presentación de ‘La del manojo de rosas’ sea una fiesta de las que difícilmente se olvidan. Pero aún hay más: el Maestro Guillermo García Calvo, director musical de la casa, ocupará el podio del foso al frente de la Orquesta Titular del Teatro de la Zarzuela -Orquesta de la Comuni­dad de Madrid-, del Coro Titular del Teatro de La Zarzuela y de dos repartos extraordinarios.

La más emotiva y emocionante

Emilio Sagi no es ajeno a la emoción. La siente profundamente y sabe que estos días tienen algo nuevo, distinto: “Para mí cada reposición ha sido como la primera vez. Es tremendamente emocionante ver cómo los personajes van adquiriendo vida. Y ahora —a pesar de los malos tiempos que nos toca vivir— verlos renacer me hace pensar, me lleva a sentir que en esta ocasión no se trata de una reposición más, sino de la más emotiva y emocionante de las reposiciones al cumplirse 30 años de aquella primera vez…”

No en vano, ‘La del manojo de rosas’ tiene, por muchas razones, un significado muy especial para él. Fue su primer trabajo de zarzuela en España —ya había montado ‘La Revoltosa’ y ‘La verbena de La Paloma’, pero curiosamente había sido en La Habana y Buenos Aires—. Aunque fue un encargo del entonces sobreintendente de este teatro, José Antonio Campos, con este montaje se acercaba más, si cabe, a la figura de su tío Luis Sagi Vela, para quien Sorozábal, Ramos de Castro y Cuadrado Carreño, crearon expresamente el personaje de Joaquín.

Y como todo en estas jornadas son emociones a flor de piel, Guillermo García Calvo no le anda a la zaga a Sagi. Para el director de orquesta ‘La del manojo de rosas’ es una obra “llena de poesía. De melodías y armonías sencillas capaces de expresar las más variopintas emociones”. El maestro sostiene que Sorozábal “tiene el raro talento de que cualquier nota que escribe le suena ‘carismática’. La inspiración musical, la chispa del libreto y lo perfectamente retratados que están los personajes… Todo eso se transmite al público desde el primer compás –añade– y hace que la obra sea entrañable y cercana. Después de venir a verla vamos a estar más enamorados de la vida”.

Repartos de fuste

Los dos repartos que intervienen en esta sexta presentación del montaje en el Teatro de la Zarzuela (donde se ha podido disfrutar en 1990, 1991, 1999, 2004, 2013 y ahora en 2020) están cargados de artistas de fuste.

En la piel de Ascensión, florista soñadora y moderna, orgullosa de su origen obrero que no quiere oír hablar de amores más que con un hombre de su clase, se meterán en esta ocasión las sopranos Ruth Iniesta (que en la reposición de 2013 en La Zarzuela asumió el papel de Clarita) y Raquel Lojendio. El personaje de Joaquín, ese joven señorito que simula ser mecánico y que pretende a aquella, será interpretado por Carlos Álvarez (que como se ha visto regresa así al rol que le vio nacer como primer cantante y que le regaló sus primeros éxitos) y por el también barítono Gabriel Bermúdez. Vicenç Esteve encarnará a Ricardo, aviador que también bebe los vientos por la chica de ‘El manojo de rosas’, y que por ello está en constante disputa con Joaquín. En contraste con este conflicto amoroso a tres bandas, surge otro entre Clarita –una coqueta y «superculta» manicura–, Capó –aprendiz de mecánico– y Espasa –camarero del bar de la plaza–. Aunque novia del primero, ella se deja querer por el segundo para así poner a prueba el cariño de Capó. David Pérez Bayona y Joselu López y Sylvia Parejo y Nuria Pérez, darán vida a Capó y a Clarita; se da el caso de que los cuatro intérpretes son asiduos participantes en esa valiosa iniciativa del Teatro que es Proyecto Zarza, y alguno de ellos ya ha hecho sus radiantes pinitos en grandes producciones de pasadas temporadas. Por su parte, del pomposo y divertido Espasa se encargará el polifacético cantante y actor Ángel Ruiz.

Y llegados a este punto, hay que hacer un merecido inciso, ya que la madre de Joaquín, Doña Mariana, estará interpretada por Milagros Martín, una de las artistas que en las últimas tres décadas más ha pisado las tablas del Teatro de la Zarzuela. En la primera reposición del montaje de Sagi, en 1991, ella era Asunción (papel que representó durante años) y Carlos Álvarez su pretendiente. Ahora, en la presentación de 2020, son madre e hijo.

Completan el reparto Enrique Baquerizo y César Sánchez como Don Daniel y Don Pedro, padres de Ascensión y Joaquín respectivamente; los actores Eduardo Carranza y Joseba Pinela, los integrantes del Coro Titular del Teatro, Daniel Huerta, Alberto Ríos, Francisco José Pardo, Rodrigo Álvarez, Alberto Camón, Román Fernández-Cañadas y Francisco José Rivero; además de 19 bailarines-figurantes.

En cuanto al equipo artístico, lo rematan el escenógrafo Gerardo Trotti, la añorada diseñadora de vestuario Pepa Ojanguren, el iluminador Eduardo Bravo y la coreografía, de cuya reposición se encarga Nuria Castejón, es del también desaparecido y admirado Goyo Montero.

Larga vida viajera

A nadie se le escapa que con ‘La del manojo de rosas’ Emilio Sagi, realizó uno de los mejores trabajos de su larga y muy productiva carrera. En todos estos años ha llevado la producción a otros doce escenarios del país —Valencia, Málaga, Oviedo, Bilbao, Santander, Barcelona, Sevilla, Jerez de la Frontera, San Sebastián, Valladolid, Santiago de Compostela, Pamplona—, así como a otras dos capitales europeas —Roma y París—, y siempre ha cosechado éxitos de público y crítica por igual. Porque, como los autores explicaron en su estreno en 1934, “el sainete debe ser como un reflejo sentimental y gracioso de la vida popular”, aclarando que cambia lo externo: atuendo, diálogo, lugar de acción, “aunque los sentimientos del pueblo no varían”.

‘La del Manojo de Rosas’, que ya cuenta con más de 85 años (se estrenó en el Teatro Fuencarral de Madrid el 13 de noviembre de 1934), es el título que mejor refleja el Madrid moderno de aquellos años. Después de todo, esa fue la intención de Sorozábal, «hacer una música, sencilla, espontánea, garbosa, que tuviera salero y sentimiento, con sabor popular». Es el momento en el que las mujeres tuvieron la libertad de aprender y de decidir, así lo muestran en escena Ascensión y Clarita, dos chicas sacadas de uno de esos ateneos femeninos del momento, ya sea el Lyceum Club o La Cívica, porque hablan de sus sueños y deseos sin sentimentalismos, y dicen con claridad lo que saben y lo que piensan.

La Zarzuela es, en definitiva, como todas las artes, algo vivo que evoluciona con los autores que viven en la Sociedad; eso se refleja en la adaptación de sus obras a cada época y lugar. En ese sentido, ‘La del Manojo de Rosas’ sirve de modelo de una época, la República, en la que se fusionan géneros musicales e ideologías en un Madrid cambiante y moderno. Y esta producción de hace “solo 30 años” ya se ha convertido en el mejor legado del escenario del Teatro de la Zarzuela al Madrid de entonces y de ahora.

Y todo con las más extremas medidas de seguridad.