Malos tiempos … también para la lírica

agosto 2012

No corren precisamente buenos tiempos en esta Europa con los pies de barro. Menos aún para todo aquello que siempre, ante la incertidumbre, se manifiesta más vulnerable. Es el caso de la música y el arte en general.
La temporada de ópera en España ha terminado sembrando cierta inquietud de cara a la próxima de 2012-13 en lo que a cuestiones laborales se refiere. A pesar de la suspensión del ERE que puso en peligro la continuidad de la temporada en el Teatro del Liceu de Barcelona, la última representación, Aida, donde se despedía de los escenarios al barítono Joan Pons, se vio afectada por la huelga de una treintena de miembros del coro. Protestaban por el despido de dos de sus miembros. Los grandes coros de esta ópera habían necesitado el refuerzo de unos 50 coristas de la Polifónica de Puig-Reig, lo que permitió que la obra no se desluciera y la despedida del magnífico Pons haya sido la que merece.
Tampoco la situación es fácil en el Teatro Real de Madrid. Las negociaciones que venían manteniendo representantes de los trabajadores y la empresa, no han llegado a ningún acuerdo y se anuncian despidos antes del comienzo de la próxima temporada.
Los trabajadores del Real acusan a la dirección artística, no sin razón, de la falta de realismo por la situación actual que atraviesa el país. Empezando la temporada con una ópera en versión concierto (2 funciones) que cuesta más de 1.000.000 €. Se programan 6 nuevas producciones, con el inmenso gasto que conlleva, y no se apuesta por ninguna reposición como están haciendo todos los teatros de ópera de Europa. Se programan 10 Noches del Real cuando esta temporada ha habido 7 y 6 han sido muy deficitaria».
Ante estas situaciones esta claro que la temporada próxima en los dos teatros de ópera más importante de España dará comienzo con cierta inquietud. A falta de la repercusión que tendrá el IVA a partir de septiembre (nunca buena), habrá que estar atentos y esperar acontecimientos. Lo único claro es que vivimos momentos de incertidumbre y la música, como no, no iba a ser menos.»