Inspirada en una leyenda medieval de origen celta, Tristán e Isolda no solo abanderó la vanguardia musical de su tiempo, llevando la tonalidad hacia un punto de no retorno, sino que, con su cromatismo, su inestabilidad armónica, su exacerbada voluptuosidad y su angustia orquestal -“música enferma”, la llamó el crítico Eduard Hanslick- constituye un símbolo de la victoria del sentimiento sobre la razón, arrastrándonos hacia el profundo misterio de la noche insondable, de un amor imposible que trasciende la vida y solo es realizable más allá de la muerte.
Cumbre del drama musical wagneriano, en el que la música, el texto y la acción escénica se funden en una continua unidad común, constituye una cima del romanticismo alemán sobre la que ronda la metafísica y gravita el descubrimiento de la filosofía de Arthur Schopenhauer, con su impacto sobre un Richard Wagner arrastrado por su pasión hacia Mathilde Wesendonck, inspiradora de esta obra y esposa de uno de sus mecenas.
El Teatro de la Maestranza estrena una nueva producción propia con dirección de escena del hispano-brasileño Allex Aguilera -quien ya puso en escena el Tristán con dirección musical de Zubin Mehta- con la ROSS en el foso dirigida por el húngaro Henrik Nánási. Stuart Skelton, Elisabet Strid y Agnieszka Rehlis lideran un apabullante reparto con el que este título esencial sobre el deseo, la sexualidad, el amor imposible y la muerte, retorna al escenario del Teatro de la Maestranza tras 14 años de ausencia.
El 27 y 30 de septiembre y el 3 de octubre, a las 19.00horas.
Una de las más bellas y perturbadoras experiencias líricas que se pueden vivir en un teatro de ópera.
Fotografía: Sonia Espigares