El próximo 15 de septiembre el Teatro Real inaugura la temporada 2016-2017 con una nueva producción de Otello, de Giuseppe Verdi (1813-1901), coproducción con la English National Opera —donde se estrenó, con excelente acogida, en septiembre de 2014— y la Ópera Real de Estocolmo, que presentó la ópera en marzo de 2015.
Como se podrá ver en la exposición El nacimiento del ‘Otello’ de Verdi: una mirada al Archivio Storico Ricordi, esta obra maestra nació gracias a la habilidad y perseverancia del gran editor Giulio Ricordi (1840-1912), que a lo largo de varios años fue persuadiendo a Verdi, ya discretamente retirado, de retomar la creación operística, que había abandonado después del estreno de Aida en El Cairo, en 1871.
Giuseppe Verdi era entonces un compositor consagrado internacionalmente, con una larga y fructífera carrera, buena posición económica, muy popular y querido por su implicación activa en la agitada vida política y social italiana. Decidió, pues, no volver a componer óperas, dando paso a una nueva generación de compositores que intentaba renovar los cánones de la ópera italiana, cuando la poderosa influencia de Wagner impregnaba la vida musical de su país.
Pero la arrebatadora fuerza dramática de William Shakespeare (1564-1616) despertó a Verdi de su letargo y, con el acicate de los excelentes libretos del compositor y poeta Arrigo Boito (1842-1918), compuso, ya septuagenario, sus dos últimas y mejores óperas: Otello y Falstaff. Con la primera, emprendió la más honda renovación de su lenguaje, con una suerte de síntesis y quintaesencia de la ópera italiana, que marcaría el final de un ciclo de casi dos siglos; con la segunda, llevó la ópera cómica a la cumbre del refinamiento y sutileza, despidiéndose con una deliciosa y nostálgica loa a la juventud y al amor.
Impulsado por la concisión del libreto de Boito, que simplifica la trama shakesperiana profundizando en la complejidad de los personajes y sus relaciones, Verdi utiliza todos sus recursos creativos al servicio de la dramaturgia, creando una partitura sin fisuras, en la que se funden y se disuelven arias, dúos, recitativos y ariosos, en un continuum en que la tensión no decae nunca, ni siquiera en los momentos de mayor intimidad y lirismo.
Una genial orquestación perfila los personajes y alumbra el devenir del drama, con una densidad y una contención difícilmente igualables, en la que el canto fluye como una declamación, que entrelaza sutiles melodías, casi epigramáticas, de enorme fuerza dramática, con otras de largo aliento expresivo.
Con esta obra, tan potente dramatúrgicamente, el director de escena estadounidense David Alden ha optado por enfatizar el conflicto interno de Otello, cuyo carácter guerrero enmascara la enorme inseguridad que lo hace vulnerable a la maquinación perversa de Iago. Una derruida y sombría ciudad mediterránea concebida por el escenógrafo Jon Morrell acentúa la atmósfera terrorífica del drama shakespeariano que Verdi engrandeció y universalizó.
Renato Palumbo, que en el Real ha dirigido Les Huguenots, Tosca y La traviata, vuelve con otro título verdiano, de nuevo con la soprano albanesa Ermonela Jaho, que triunfó con su interpretación de La traviata, en 2014. Estará acompañada por el tenor Gregory Kunde, uno de los más alabados intérpretes del exigente papel de Otello en la actualidad, que también inauguró la pasada temporada del Real con su aplaudido Roberto Devereux, y que protagonizará la Norma que se ofrecerá en octubre y noviembre. Junto a ellos, encarnando al sádico y sibilino Iago, estará el barítono George Petean, que acaba de participar en la ópera I puritani que puso fin a la pasada temporada.
Este trío protagonista se alternará con la soprano armenia Lianna Haroutounian, el tenor Alfred Kim y el barítono Àngel Òdena, que cantará su 13º papel protagonista en el Teatro Real (Das Rheingold, La conquista di Granata, La Dolores, I pagliacci, Luisa Fernanda, Madama Butterfly, Merlin, Margarita la tornera, Simon Boccanegra, Cyrano de Bergerac, La traviata y Roberto Devereux).
El coro Pequeños Cantores de la Comunidad de Madrid, dirigido por Ana González, y el Coro Titular del Teatro Real, preparado, como siempre, por su director titular, Andrés Máspero, actuarán una vez más junto a la Orquesta Titular del Teatro Real, bajo la batuta de Renato Palumbo.