Recital de Carlos Mena

febrero 2017
Carlos Mena

El pasado 30 de enero se presentaba el Recital V del XXIII Ciclo de Lied que conjuntamente programan el Teatro de la Zarzuela y el Centro Nacional de Difusión de la Música (CNDM). En esta ocasión a cargo del contratenor Carlos Mena. No es esta la tesitura más habitual para este tipo de repertorio, pero el resultado fue muy interesante.

El programa, muy bien elaborado, se iniciaba con las canciones (Evening, Morning, Night) de This Way to the Tomb (1945), seguidas de las Folk Songs, de Benjamin Britten. Se aprecia en estas breves obras la admiración del compositor por Purcell y su gusto por la voz de contratenor, que quedó de manifiesto tras numerosas colaboraciones con Alfred Deller.

Estas tres canciones, que pueden ser acompañadas por piano o por arpa, forman parte ya del repertorio de Carlos Mena. Acompañado al piano por Susana García de Salazar, dibujaron la atmósfera reflexiva que describe esta obra poéticamente descriptiva de la mañana, la tarde y la noche.

Le siguieron una selección de cinco canciones populares que fueron arregladas durante la estancia de Britten  en Estados Unidos huyendo de la II Guerra Mundial. Son contemporáneas de algunas de sus obras maestras, como Peter Grimes. Las canciones populares tienen un peso muy importante en la obra de Britten.

Esta primera parte finalizó con “Cantos del arpista” (Gesänge des Harfners) de Franz Schubert sobre textos de Goethe. Texto y música van de la mano en estas recreaciones de la soledad de quienes se culpabilizan y que Schubert  representa con la figura del arpista.

La voz de Carlos Mena es de una indiscutible belleza. Ha crecido en volumen y en elegancia, sobre todo en los matices más oscuros de su timbre. Dudó un poco en algunos graves pero el soporte de su voz es sólido y su fraseo delicado.

La segunda parte fue un cambio total de registro. Se interpretaron una selección de Chansons Légères, obras compuestas por el compositor Alberto Iglesias para Carlos Mena y basadas en textos de René Char (en francés), Wallace Stevens (en inglés) y Passolini (en italiano) de gran complejidad. Exige una gran concentración por la dificultad de la partitura y el cambio de idioma. La obra de Iglesias describe atmósferas narrativas cargadas de sensualidad e intriga que obligan al cantante a un esfuerzo interpretativo extra.

Un recital más que interesante por tratarse de obras y tesituras poco habituales y siempre sorprendentes.