Riccardo Frizza vuelve al Liceu con Un ballo in maschera

Riccardo Frizza photo credit © Simone Falcetta

Riccardo Frizza, uno de los directores más importantes de la actualidad, continúa reforzando el vínculo con el Gran Teatre del Liceu, sus cuerpos estables y su público, esta vez de la mano de Giuseppe Verdi y su ópera Un ballo in maschera, título al que debutó en la Opéra de Montpellier hace dos décadas. El maestro de Brescia, que tiene una sólida y larga relación con los teatros españoles como el Teatro Real, la temporada de Abao Bilbao Opera o el mismo Liceu, se muestra entusiasmado ante esta nueva lectura de la “enigmática obra maestra de Verdi”, afirma; “el teatro musical y yo mismo hemos cambiado mucho en los últimos años, así que siento que esta será algo así como mi primera vez ante Un ballo in maschera, ya que ahora la afronto desde otra perspectiva tras la experiencia y madurez ganada en estos años. Es una ópera bellísima, pero al mismo tiempo muy complicada y dramatúrgicamente se mueve en ese milagroso equilibrio entre la comedia y la tragedia, tejida de conspiraciones, enredos, romances y supersticiones, pero también con aspectos mágicos y atmósferas de cementerio, para rematar todo con los colores brillantes de un baile de máscaras, espléndido pero fatal”. Para el director, “Verdi tenía razón” al oponerse a los vetos de los censores de la época del estreno, “contrarios a la primera versión de la ópera, ambientada en la corte sueca y que debería haberse estrenado en 1857 en el Teatro San Carlo de Nápoles. La obra finalmente se presentó –continúa Frizza– en el Teatro Apollo de Roma en 1859, pero trasladando la historia al Boston colonial y cambiando los nombres de los personajes (el rey Gustavo III pasa a ser el conde Riccardo) para contentar a los censores pontificios. La transposición, en general, no cambió mucho para Verdi, quien logró mantener el título que aclaraba y resumía el argumento y que, más allá del personaje de Gustavo III, era precisamente el que apareció en la fuente original de Scribe, Le Bal masqué.

En el Liceu la obra subirá a escena del 9 al 20 de febrero –tras el preestreno Under 35 para jóvenes del 7 de febrero– en el montaje “visionario” de Graham Vick, “llevado a cabo por Jacopo Spirei sobre las ideas del director de escena en el Regio de Parma en 2021, estrenada tres meses después de la muerte de Vick”, continúa Frizza. “Se trata de un espectáculo en el que nada es lo que parece y que revela nuestras debilidades y fragilidades. La música de Verdi es una inspiración, un pegamento y un bálsamo. Con la Simfònica y el Coro del Liceu y un doble elenco formidable encabezado por Freddie De Tommaso y Anna Pirozzi y Arturo Chacón-Cruz y Saioa Hernández, estamos haciendo un trabajo de exploración apasionante de una partitura que siempre ha encantado en escenarios de todo el mundo”, concluye el maestro.

Tras este compromiso, el director musical del Festival Donizetti de Bérgamo y de la Orquesta y Coro de la Radio Húngara en Budapest, inicia en marzo una gira de conciertos sinfónicos que lo llevarán a Austria (con conciertos junto a la Tonkünstler-Orchester Niederösterreich en el Musikverein vienés y en el Festspielhaus en St. Pölten y un programa que incluye obras de Glinka, Shostakovich y Martucci) al País Vasco (con la Euskadiko Orkestra y obras de Rachmaninov y Strauss) y a Budapest (con la Sinfónica de la Radio de Hungría y la Octava Sinfonía de Mahler) para, más tarde, dirigir Le Villi, de Puccini, en el Teatro Regio de Turín y Maria Stuarda en su regreso al Teatro San Carlo de Nápoles.

Riccardo Frizza photo credit © Simone Falcetta