La rosa del azafrán regresa al Teatro de la Zarzuela

La rosa del azafrán
La rosa del azafrán Zarzuela en dos actos y seis cuadros Música de Jacinto Guerrero y libreto de Federico Romero y Guillermo Fernández-Shaw, inspirado en El perro del hortelano, de Lope de Vega D. musical: José María Moreno D. escena: Ignacio García Escenografía: Nicolás Boni Vestuario: Rosa García Andujar Iluminación: Albert Faura Coreografía: Sara Cano Reparto: Yolanda Auyanet, Juan José Rodríguez, Carolina Moncada, Ángel Ruiz, Vicky Peña, Juan Carlos Talavera, Mario Gas, Pep Molina, Emilio Gavira, Chema León, Elena Aranoa y Javier Alonso 23 años después de la última representación sobre este escenario, regresa al Teatro de la Zarzuela La rosa del azafrán, la obra de Jacinto Guerrero que es uno de los mejores ejemplos de música popular. Una obra que describe magistralmente la estética y las costumbres de la España de hace un siglo, pero que es siempre reconocida y celebrada por el público, gracias a su estilo popular y castizo.El libreto, de los prolíficos Federico Romero y Guillermo Fernández-Shaw, está basado en El perro del hortelano, de Lope de Vega. Autor que esta temporada tiene gran protagonismo en el Teatro de la Zarzuela, pues se inició con El caballero de Olmedo, y terminará con Doña Francisquita. Ambas del autor madrileño. El género de la zarzuela suele estar ligado a las gentes y el folclore de alguna de las regiones de nuestro país. En esta ocasión es La Mancha, sus tierras, costumbres y gentes, las que protagonizan La rosa del azafrán. En ella se hacen guiños a la obra más universal transcurrida en esta tierra, El Quijote, y a no pocos argumentos de esta obra. Planteando situaciones entre sus protagonistas que, a pesar del paso de tiempo, son comunes a todas las generaciones. Pues el amor, los celos, la amistad o los conflictos de clase, son siempre actuales.Y llegamos a esta nueva producción del Teatro de la Zarzuela, con una extraordinaria dirección musical del José María Moreno, que extrae de la partitura todo su caudal teatral y lo transforma en musicalidad. Una orquestación llena de detalles que contribuyen en la descripción de lugares y personajes.La dirección de escena, a cargo de Ignacio García enmarca con acierto y plasticidad cada uno de los números musicales. Son magistrales los elementos que introduce para “actualizar” la obra. Como la aparición de una cantante de música popular, Elena Aranoa, que acompaña algunos momentos entonando fragmentos de la propia obra, y la inclusión de algunos números de baile. Está hecho con una elegancia y sentido del ritmo y la teatralidad, que redondea la producción. Esperamos que Ignacio García, junto a Nicolás Boni y Sara Cano, creen escuela y no se repitan algunos excesos que hemos visto en alguna que otra ocasión.Muy bien reflejados los campos manchegos, las callejuelas de sus localidades y las gentes. Las escenas costumbristas y divertidas protagonizadas por los roles secundarios y los actores.A este acierto escénico ha contribuido la iluminación de Albert Faura y el vestuario de Rosa García Andújar.El cuadro de cantantes a estado encabezado por Yolanda Auyanet, que ha interpretado a Sagrario, la caprichosa protagonista prefiere quedarse soltera antes de confesar su amor por u hombre que no es de su clase. Un rol complicado el de Sagrario, pero que no encuentra dificultad en una Auyanet que demuestra sus cualidades vocales, sobre todo en la romanza del segundo acto No me duele que se vaya, muy aplaudido por el público.Juan José Rodríguez se ocupó de dar vida al otro protagonista, Juan Pedro, el labrador del que se enamora Sagrario. Llena siempre a sus personajes con un halo de dignidad y honestidad que, junto con las cualidades de su voz baritonal, enriquece las obras y entusiasma al público. Quedó demostrado en el largo aplauso, al borde del bis, tras interpretar Canción del segador, de manera magistral.Hay que destacar la interpretación que del personaje de Catalina hace la soprano Carolina Moncada. Muy bien en la parte vocal, que demostró sobre todo en el Coro de las espigadoras, pero también brilló en la interpretación, dotando de personalidad local a su personaje. Fue una de las triunfadoras de la noche.El tenor Ángel Ruiz, tan excepcional actor como cantante, se encargó de dar vida a Moniquito, el personaje más atrabiliario y que en sus manos cobra gran importancia en la obra.El resto de comprimarios estuvo a la altura del elenco principal, Juan Carlos Talavera, en el rol de Carracuca, Pep Molina, como Miguel, Emilio Gavira, como Micael, Chema León, que interpretó al mendigo Julián y Javier Alonso, un pastor.La obra se completó con un impresionante reparto de actores, con Mario Gas, interpretando a Don Generoso, Vicky Peña, como Custodia, Pep Molina, como Miguel o Emilio Gavira, en el papel de Micael.Una excelente producción de esta Rosa del azafrán para empezar un año lleno de reconocimientos al género de la Zarzuela.Texto: Paloma Sanz Fotografías: Elena del Real/Javier del Real