Otello inaugura la temporada del Teatro Real

octubre 2025
Otello

OTELLO Otello, Dramma lirico en cuatro actos, música de Giuseppe Verdi, libreto de Arrigo Boito, basada en la obra de Shakespeare. Teatro Real, 28 de septiembre de 2025. D. Musical: Nicola Luisotti, D. escena: David Alden, D. coro: Jose Luis Basso, Reparto: Brian Jagde, Asmik Grigorian, Gabriele Viviani, Enkelejda Shkoza y Airam Hernández. “Otello, que creíamos antes del estreno que iba a ser una ópera italiana escrita al estilo de Shakespeare, después del estreno hemos visto que realmente es un drama escrito por Shakespeare al estilo de la ópera italiana”. Con estas palabras describió el crítico Bernard Shaw la ópera Otello después de asistir a su estreno en Londres en 1889. El Teatro Real ha empezado su temporada con una apuesta segura, el Otello verdiano. Se trata de la misma producción que ya vimos en 2016 aunque, como dice su director de escena, David Alden, siempre que hay nuevos intérpretes, la producción empieza desde cero. Sin embargo, en esta ocasión el cambio de protagonistas no es suficiente para actualizar una escenografía estática, que se desarrolla en un único escenario, una plaza de ambiente oscuro y claustrofóbico. Entre los aspectos positivos hay que destacar la iluminación de Adam Silverman, que a través de la proyección de la sombra de los protagonistas, y la luz del fuego que se sitúa en el centro del escenario, acentúa la tensión dramática creada por la orquesta. Verdi había abandonado casi la composición tras el estreno de Aida en 1871, coincidiendo con las incipientes corrientes veristas y la gran influencia de Wagner. Fue la insistencia de su gran amigo y editor Giulio Ricordi, quien le sacó del letargo. Otello es el producto del trabajo conjunto entre Verdi y el libretista Arrigo Boito para transformar el gran éxito literario, de su admirado Shakespeare, en una gran ópera. Shakespeare quiso reflejar a través de Otello la realidad social de la Inglaterra isabelina, donde una relación interracial era algo impensable. El libreto de Boito se centra en la fragilidad emocional y los aspectos psicológicos de los personajes y no profundiza en los aspectos étnicos de Otello, como hace el original de la obra. Son estos aspectos los que resultan rompedores en una Europa de profundos cambios, de innovaciones musicales y dramatúrgicas. Con Otello, Verdi cierra completamente el siglo XIX, al introducir una serie de modificaciones que marcaron un antes y un después en su estilo compositivo. Abandona la típica sucesión de arias, dúos y recitativos para crear una música que fluye sin interrupciones. Cambia la orquestación y utiliza instrumentos nuevos, como la mandolina. El resultado es mucho más rico y sofisticado. La música no se limita a acompañar, sino que describe el drama. Se nota la influencia de Wagner en la intensidad que adquiere la música para anticipar la acción y los personajes, como ocurre en el largo monólogo de Iago, un parlato cargado de dramatismo qye anticipa la tragedia, o en la oración de Desdemona, que genera una atmósfera que mezcla el recogimiento y la inquietud. En lugar de la tradicional obertura introductoria, la obra comienza con una tormenta orquestal que refleja el caos emocional de Otello. La música describe principalmente los estados de ánimo de los protagonistas, detallando con precisión los celos de Otello, la inocencia y pureza de Desdemona y el carácter manipulador de Iago. Todos estos elementos sirvieron para influenciar a compositores como Puccini o Strauss anticipando el verismo, esa necesidad de dotar de mayor realismo emocional y social a las nuevas composiciones operísticas y reflejar en ellas la evolución de la sociedad. Al frente de la orquesta ha estado un Nicola Luisotti que conoce como nadie el carácter de las composiciones verdianas. Sabe dotarlas de la adecuada potencia, que en el caso de Otello es mucha, al tiempo que tiene la capacidad de matizar y crear atmósferas de mágico recogimiento. Extrajo de las cuerdas esa delicada tensión que anticipaba los momentos más líricos y dramáticos y da, como siempre, muy buena cobertura a los cantantes y a un brillante y enérgico coro. El endiablado rol de Otello hace que no existan ahora mismo muchos cantantes capaces de interpretarlo con cierta solvencia. Una partitura extensa y la necesidad de contar con cualidades vocales e interpretativas muy amplias hacen que este papel sea tan atractivo como arriesgado. En esta producción ha debutado el rol el neoyorkino Brian Jagde que, para ser su primera aproximación al personaje, ha mantenido un buen equilibrio entre las arias heroicas, como demostró desde un inicio en “Esultate!”, y los momentos más líricos, sobre todo el tremendo final del cuarto acto. Tiene una potente voz que proyecta con facilidad, aunque sus graves anduvieron escasos de profundidad. Demostró tener mimbres para ir construyendo un personaje con la expresividad vocal y el carisma interpretativo que se requiere para convertirse en un Otello de referencia. La soprano lituana Asmik Grigorian fue la gran triunfadora de la noche. Se vació sobre el escenario realizando una intensa interpretación. Su voz de soprano lírica expresó con gran sensibilidad y dominio técnico la profundidad emocional de un personaje como Desdemona. Posee una voz potente, que supo proyectar por encima de la orquesta sin perder un ápice de dulzura y refinamiento. Brillante fue también su parte interpretativa, con una Desdemona siempre delicada e inocente, pero capaz de mantener la tensión dramática en todo momento. Posee un dominio absoluto del legato y gran capacidad para matizar, como demostró en los dúos con Otello y en la “Canción del Sauce” o el “Ave Maria”. El barítono Gabriele Viviani se encargó de dar vida a Iago, uno de los protagonistas de la historia, hasta tal punto que Verdi tituló en un principio la ópera con su nombre. Iago representa el cinismo, la manipulación y las consecuencias que puede tener para los demás la utilización de rumores y falsedades.Viviani se acercó mucho con su interpretación al carácter frío y desafiante de su personaje, uno de los más atractivos y complejos escritos para barítono, como demuestra el oscuro monólogo “Credo”, que revela la naturaleza del villano a través de una declamación, más bien un parlato, en el que brilló el barítono italiano. El canario Airam Hernández, cada vez más consolidado en los grandes teatros, interpretó a Cassio, el amigo y supuesto rival de Otello. Su voz, siempre luminosa, y la manera en la que se desenvolvió en escena, fueron el complemento perfecto a tanta oscuridad dramática. La nobleza del personaje quedó perfectamente reflejada en la interpretación de Hernández. El resto de comprimarios, encabezados por Enkelejda Shkoza (Emilia), Albert Casals (Roderigo), In Sung Sim (Lodovico) y Fernando Radó (Montano / Un heraldo), supieron estar a una gran altura, tanto en lo vocal como en la interpretación. Un buen comienzo de temporada que se completó con la celebración de la Semana Europea de la Ópera y la emisión en directo, a través de una gran pantalla en la Plaza de Isabel II, de la representación del jueves 25 de septiembre. Un acierto del Teatro Real, que se está convirtiendo en tradición, y a la que el público responde siempre de manera entusiasta. Texto: Paloma Sanz Fotografías Javier del Real / Teatro Real </div id>