Adrianne Pieczonka triunfa en su debut en el Ciclo de Lied

Adrianne Pieczonka

Schubert escribe Winterreise (Viaje de invierno) estando muy avanzada ya la sífilis que acabaría con su vida poco tiempo después. Solitario y sin haber tenido ningún éxito en su carrera, Schubert  desgrana a lo largo de 24 canciones dos de los temas fundamentales en los poemas de Wilhem Muller, la soledad y el camino. Y lo hace transmitiendo, de manera desgarradora, su propio invierno interior, lleno de melancolía, soledad y temor por esa muerte que le acechaba.

Winterreise fue escrito inicialmente para voz de tenor, bien conocida por Schubert. Pero es la voz de barítono la que con mayor frecuencia aborda este repertorio, tal vez porque describa la melancolía con mayor exactitud. Pero en esta ocasión, el Ciclo de Lied del Teatro de la Zarzuela y del Centro Nacional de la Música nos han sorprendido con la voz Adrianne Pieczonka. Todo un descubrimiento escuchar la expresión romántica más profunda de la mano de esta soprano canadiense, ya experimentada sobre los escenarios. Tal vez  gracias a esa experiencia vital y profesional se deba la capacidad de transmitir tantas emociones distintas contenidas en esta obra. Pieczonka ha ido desgranando, de manera turbadora, cada momento en el que Schubert describe, a través de su música, la llegada del final del camino. Una voz luminosa y esmaltada cuando las dinámicas ascendentes lo requieren, como en Frühlingstraum (sueño primaveral), o capaz de crear atmósferas cargadas de melancolía o dulzura, como en Der Lindenbaum (El tilo) o Der Leiermann (El zanfonista).

Estuvo acompañada al piano por Wolfram Rieger, quien marcó, con técnica impecable y elegancia, el camino perfecto a Pieczonka para transitar la romántica melancolía descrita por Schubert. Su conocimiento del repertorio liederístico es impecable, como su dominio del instrumento. Formaron un tándem perfecto en coordinación y expresividad que dejó al público feliz y satisfecho.