Aquiles en Esciros por fin en el Teatro Real

Aquiles en Esciros
Aquiles en Esciros por fin en el Teatro Real

ACHILLE IN SCIRO
AQUILES EN ESCIROS
Francesco Corselli (1705-1778)
Ópera dramática en tres actos
Libreto de Pietro Metastasio (1698-1782)
Estrenada en el Real Coliseo del Buen Retiro de Madrid
el 8 de diciembre de 1744.
Obra recuperada por el Instituto Complutense de Ciencias Musicales (ICCMU)
Nueva producción del Teatro Real, en coproducción
con el Theater an der Wien.
D. musical: Ivor Bolton
D. escena: Mariame Clément
Escenógrafa y figurinista: Julia Hansen
Coreógrafo: Mathieu Guilhaumon
Iluminador: Ulrik Gad
D. coro: Andrés Máspero
Reparto: Gabriel Díaz, Mirco Palazzi, Tim Mead, Francesca Aspromonte,
Sabina Puertolas, Krystian Ada,mJuan Sancho y Katia Klein
Orquesta Barroca de Sevilla
Coro Titular del Teatro Real
Llegaba por fin al Teatro Real la ópera Aquiles en Esciros de Francesco Corselli. Pertenece esta obra a uno de los períodos más interesantes y menos conocidos de la historia de la ópera. Sabemos mucho de las obras de Montevedi o Haendel, pero existe una laguna informativa de lo que ocurrió en el mundo operístico durante los años 1730 a 1770. Esta es una de las razones por las que este estreno es importante. Aquiles en Esciros es una fotografía muy interesante de cómo fue la vida operística en el siglo XVIII.
Pocas eran las óperas que se escribían en España en aquel momento, solo con motivo de grandes acontecimientos de la corte. Precisamente Aquiles en Esciros fue un regalo del Ayuntamiento de Madrid a la Infanta de España María Teresa Rafaela, para festejar su matrimonio con el delfín de Francia. Esta es la principal razón por la que se ha podido conservar casi intacta la partitura en la Biblioteca Histórica de Madrid. Y es aquí donde ha sido rescatada y pulida, para llegar a su estreno, por el musicólogo Álvaro Torrente, del Instituto Complutense de Ciencias Musicales, junto a Ana Llorens y Alberto Cubero, que se han ocupado de la partitura y Nicola Usala, del libreto.
Francesco Corselli nació en Piacenza, pero muy pronto se trasladó a Madrid y pasó a formar parte de un nutrido grupo de artistas italianos que habían llegado a la capital de la mano de Isabel de Farnesio, como Domenico Scarlatti, Farinelli, Gaetano Brunetti o Luigi Boccherini.
Corselli fue nombrado Maestro de la Capilla Real. Compuso numerosas obras de las que solamente tres fueron óperas para la corte. Pero ni Corselli ni su obra llegaron a ser muy conocidos. A pesar de que en ese momento Madrid era la capital operística de Europa, España siempre fue considerada poco relevante, musicalmente hablando.
En ese momento los libretistas eran más importantes que los compositores, y para Aquiles en Esciros se eligió nada menos que a Pietro Metastasio, el libretista más importante de la historia de la ópera. Sus libretos han sido los más versionados y su obra marca la evolución de la ópera a partir del siglo XVIII. Los compositores más importantes, como Haendel o Mozart, han puesto música a sus historias.
La partitura es una auténtica joya. Su estructura sigue los convencionalismos de una ópera seria, aunque contiene elementos humorísticos, arias da cappo, recitativos, coros… Destaca la calidad de las arias y la manera en la que se expresan los sentimientos de los personajes.
Pero la partitura también ha presentado algunos problemas, relacionados principalmente con los instrumentos de viento. Al no conservarse las particelas, ha sido necesario reescribir las de los oboes, ya que la escritura de los vientos es muy diferente en la actualidad.
Otra peculiaridad de su composición es la gran imaginación de Corselli a la hora de introducir instrumentos exóticos, como el salterio, que aparece al final de la ópera con gran protagonismo en un aria de Aquiles. Su sonido, casi mágico, aporta un color muy especial, generando su propia atmósfera y dotando a la ópera de una gran personalidad.
La historia que nos narra el libreto se sitúa en las Guerras de Troya. Tetis, madre de Aquiles, teme que se cumplan los malos augurios para su hijo Aquiles si participa en la batalla. Para evitar su marcha, le viste de mujer llamándole Pirra y encomienda su seguridad al rey Nicomede. La historia comienza cuando Pirra ya se ha enamorado de Idamia, la hija de Nicomede. Ulises, que sospecha que Aquiles vive escondido en Esciros, consigue descubrirle y que éste le acompañe a la guerra, donde finalmente muere.
La escenografía de esta producción del Teatro Real ha estado a cargo de la francesa Mariane Clément, que ha recreado el interior de una cueva, como elemento materno-protector de Aquiles, en un ambiente onírico, gracias a la iluminación de Ulrik Gad y el vestuario de Julia Hansen. Una escena llena de estalactitas, pasajes y pasarelas donde se desarrolla la acción.
El director musical Ivor Bolton ha dirigido desde el clave a la Orquesta Barroca de Sevilla y el Monteverdi Continuo Ensemble que, junto a sus instrumentos de época, han tenido un papel crucial en el éxito de esta obra. Cabe destacar el salterio, en las mágicas manos de Heidelore Schauer.
Aquiles en Esciros tiene una parte teatral muy potente, por lo que se necesitan cantantes con altas capacidades interpretativas.
Los personajes de Aquiles y Pirra han estado interpretados por el contratenor Gabriel Díaz, sustituyendo a un enfermo Franco Fagioli. El sevillano ha resuelto con soltura y brillantez unos roles nada fáciles, tiene nada menos que siete arias, algunas de bellísima factura, como Tornate sereni. Aunque la tesitura escrita es más aguda que la de su instrumento, ha defendido con bravura su doble personaje. Muy bien en los recitativos.
El bajo italiano Mirco Palazzi fue un rey Licomede de voz pobretona, sin brillo y de escaso volumen. Ganó enteros en su interpretación escénica.
La soprano italiana Francesca Aspromonte, brilló en el rol de Deidamia, el gran amor de Aquiles y el personaje con arias más dramáticas. Muy bien en las agilidades y delicada en las partes más románticas, como su aria Chi può dir, junto al solo de violín de Bojan Čičić.
La más aplaudida de la noche fue sin duda la soprano Sabina Puértolas, como Teagene. Estuvo muy segura en las agilidades y brilló acompañada por el trompetista Bruno Fernandes en su aria Con tromba d’or.
A gran altura estuvo el Arcade del tenor polaco Krystian Adam. Posee un hermoso y cálido timbre. Muy buena también su interpretación como criado de Ulises.
El contratenor británico Tim Mead se encargó de dar vida al otro héroe de la obra, Ulises. Se mostró seguro con su hermoso y agudo timbre.
El sevillano Juan Sancho, bien conocido por el público del Real, ha tenido también una muy buena actuación como Nearco, tanto en la parte vocal como en la interpretación.
Paralelamente a la historia narrada, se desarrollaba en escena la intrahistoria con la familia real como protagonista. La infanta María Teresa, personaje a quien estaba dedicada la composición, aparece y a veces interacciona con los personajes. En la escena final se acompaña de toda la familia real.
Un acierto programar este Aquiles en Esciros después de que fuera suspendido por el confinamiento que produjo la pandemia del covid. Tres años han pasado desde entonces y hay que recordar algunas ausencias que esperaban aquel estreno con ilusión y que ahora no han estado para verlo. Como mis queridos Ofelia Roca y Paco Mejorana.