Llegaba al Teatro de la Zarzuela la opereta El Cantor de México. Compuesta en 1951 por el francés, pero de origen hispano americano, Francis Lopez, y escrita para ser interpretada por el famoso Luis Mariano, que llegó a interpretarla en más de 850 ocasiones.
Su director de escena, Emilio Sagi, adaptó y actualizó el libreto inicial, algo desfasado, para su estreno en 2006 en el Théàtre du Châtelet. La producción que ha llegado a Madrid bajo la dirección escénica de Daniel Bianco es, como denominó su compositor, una opereta gran espectacle. Una brillante y espectacular escenografía, donde los cambios de escena se producen permanentemente y con gran dinamismo, recreando el ambiente de los clubes de la época y de los espectáculos de Carmen Miranda.
Muy importante es el trabajo del director musical Óliver Díaz al frente de la Orquesta Titular del Teatro de la Zarzuela. Una obra como ésta, cercana a la revista y llena de melodías de repertorios completamente distintos a los que acostumbra, como jazz, mambos o boleros, no resulta fácil de dirigir por la variedad de material musical. El resultado es de una calidad indudable.
Al frente del reparto encontramos al tenor José Luis Sola, evocando a Luis Mariano, pero con dificultades. Escaso volumen de voz y ausencia de sonido, salvo en los agudos, donde el brillo y el color tienen mucha presencia.
El personaje de Cricri corre a cargo de la soprano Sonia de Munck. Consigue un buen nivel interpretativo, pero no logra que su voz se escuche. Mucho menos cuando es acompañada por otros cantantes o crece el volumen de la orquesta.
El experimentado Luis Álvarez interpreta brillantemente al empresario Ricardo Cartoni, acompañado de una espectacular Ana Goya, que da vida a la hilarante Señorita Cécile. Al frente del reparto teatral está Rosi de Palma, como Eva Marshall, una diva kitsch que se alza con el protagonismo de la obra gracias a su personalidad y su potente presencia escénica.
El Teatro de la Zarzuela comienza la temporada con una obra diferente, un espectáculo que es puro divertimento. Quiere lanzar con ello un mensaje, la Zarzuela quiere llegar a todos los públicos y abrirse a la sociedad.