Cyrano de Bergerac

mayo 2012
Cyrano de Bergerac

Este Cyrano que llega al Teatro Real parece ser la concesión o “detalle” que Gerard Mortier tiene con el público de Madrid. Debe pensar que un Plácido al año, no hace daño, pero solo uno y sin adornos. Sin “Enfoques”, solo cinco funciones, sin publicidad inicial en la web, etc, etc.. Pero Domingo, como institución que es, por encima de otras consideraciones, ha colgado el cartel de no hay billetes con esta comedia heroica de Alfano, una composición italiana con evidentes evocaciones francesas.

Plácido Domingo es un Maestro, entre otras cosas, por saber descubrir y desempolvar partituras que se amoldan perfectamente a sus características, vocales primero, y escénicas después. El Cyrano de Bergerac de Franco Alfano (conocido sobre todo por concluir el Turandot de Puccini) es un personaje con una vocalidad centrada y sin grandes exigencias en los extremos. Propicio para un tenor lírico spinto y amplio. Esto permite a Domingo tener algunos momentos de calidad, donde es posible reconocer ese color de voz suyo tan hermoso y característico, a pesar de que nunca fue dueño de metal en el agudo. Se aprecia también la necesidad de hacer pausas más a menudo ante la escasez de fiato y la dificultad en algunos apoyos que resultaban insuficientes en el recorrido por los graves. Se percibe también la falta de ensayos, que se evidenciaba en la asincronía con el resto de intervinientes, y las dificultades para recordar el texto.
A los elementos canoros, propiamente dichos, hay que sumar las ya evidentes dificultades para moverse en escena. Continúa Domingo haciendo gala de una excelente forma física dada su edad, pero desde Su Simon Boccanegra de hace dos temporadas, se ha notado un cierto declive físico que hace que la soltura de sus movimientos no sea la misma.

Junto a Plácido Domingo, y al menos durante las dos primeras representaciones, sustituyendo por enfermedad a Sondra Radvanovsky, hacía su presentación operística oficial en el Real, la soprano Ainhoa Arteta. Conocedora del personaje de Roxane, solventó la noche con gran dignidad y así fue recompensada por el público, que le brindó una cálida ovación de bienvenida. Su voz se ha ensanchado un poco y al hacer la transición al agudo se estrecha y resulta un poco tirante, pero es robusta y voluminosa y sus mezza voce estuvieron llenos de belleza. Continúa teniendo problemas de expresión y teatralidad, parece tensa y poco natural, esperemos que se relaje para la Doña Elvira de Don Giovanni, que la vuelve a traer al Real la próxima temporada.

Del resto de cantantes no hay mucho que decir, Decepcionante Michael Fabiano, como Christian y muy solvente Ángel Ódena como De Guiche.

EL coro estuvo brillante, como nos tiene acostumbrados. Tal vez un escalón por debajo pero no por demérito suyo, sino porque la obra en sí se sitúa en ese segundo escalafón.

Después de haber comprobado a lo largo de la temporada, todo de lo que es capaz la Orquesta Sinfónica de Madrid cuando es dirigida por batutas brillantes y exigentes, la de hoy ha sido una interpretación pobre en matices y expresividad. A favor de Pedro Halffter, decir que la partitura no es precisamente lucida.

La escenografía, demasiado espectacular y excesiva. En ocasiones había mucha gente sobre el escenario que hacía, además, demasiado ruido y daba sensación de cierto caos. Un poco insoportable resultó el inicio de la obra con actores por el escenario mientras sonaba las desagradables afinaciones de la Orquesta. Mala e infantil iluminación que debió dejar ciego a más de un espectador en el Patio de butacas por los reflejos.

En resumen, una ópera aburrida cuyo único objetivo es recibir en su casa, una temporada más, a un Plácido Domingo que cuenta siempre con el cariño de su público satisfecho solo con su presencia. Pero hay algo que continua haciendo como nadie, morirse en escena. Especialidad ésta que proporcionó un final conmovedor, como solo él es capaz de hacer.

Cyrano de Bergerac
Franco Alfano (1875-1954)
Ópera en cuatro actos y cinco cuadros
Libreto de Henri Cain, basado en el drama heroico homónimo de Edmond Rostand
Nueva producción del Teatro Real procedente del Théâtre du Châtelet de París
D. musical: Pedro Halffter
D. escena e iluminación: Petrika Ionesco
D. coro: Andrés Máspero
Coro y Orquesta titulares del Teatro Real
Arteta, Lamprecht, Toledo, Domingo, Ódena, Pomponi, Fabiano, Alvaro, Helmer