Era la primera vez que el tenor polaco Piotr Beczala participaba en el Ciclo de Lied del Teatro de la Zarzuela, en colaboración con el Centro Nacional de Difusión de la Música y del Instituto Polaco de Cultura. Sin duda, la participación de uno de los más solicitados tenores del momento eleva el ya altísimo nivel de este Ciclo de Lied.
Beczala es un tenor atípico. Su vocación por la música fue tardía, llegó mientras cursaba estudios de ingeniería y cantaba en un coro para descansar de los libros. A los 19 años y sin prisa, se decantó por una carrera musical que le está proporcionando grandes momentos.
El repertorio seleccionado para el Teatro de la Zarzuela puede dividirse en dos partes bien diferenciadas, tres, si contamos las propinas. La primera parte se inició con tres obras, de gran vocación melódica, de Stefano Donaudy. De Ermanno Wolf-Ferrari interpretó cuatro Rispetti, pertenecientes al poema anónimo popular en lengua toscana Rispetto. De Anttonino Respighi ofreció tres breves piezas de las que hay que resaltar la sobrecogedora interpretación de Nebbie. Para finalizar esta primera parte, tres obras de Francesco Paolo Tosti y poner con ello el acento romántico a esta exposición de canción popular italiana.
La segunda parte estuvo compuesta por obras de compositores polacos. Una novedad que supone también un enriquecimiento para unos recitales de lied que tienden a la uniformidad programática. Seis Lieder de Karol Szymanowski, cuyas composiciones se inspiran en la tradición centroeuropea. Las canciones de Mieczyslaw Karlowicz, nos acercaron a un compositor que vio truncada su brillante carrera a causa de su repentina muerte. Para terminar, cuatro lieder de Stanislaw Moniuszko. Un compendio de hermosas y sencillas melodías que muestran las tradiciones y costumbres de la sociedad polaca del siglo XIX.
La interpretación de Piotr Beczala es de una pulcritud extraordinaria. Linea de canto elegante y un cambio de registro que parecía fácil. Se notó pérdida de brillo en los pianos, a los que les faltó la tensión que los sujeta. Pero son indiscutibles su hermoso timbre, una perfecta afinación y una dicción impecable.
Las mejores características de voz de Beczcala se vieron multiplicadas cuando pasó del lied a la ópera en las tres arias que ofreció como propina. La primera, la Mattinata, de Leoncavallo. Siguió con un emotivo Pourquoi me reveiller? del Werther de Massenet. Un rol que le está proporcionando muchos éxitos y un aria que trasladó a parte del público a otros momentos vividos en este Teatro. Terminó con Tosca, de Puccini y un E lucevan le stelle que puso al público en pie.
Estuvo muy bien acompañado al piano por Helmut Deutsch quien, a pesar de algún pequeño despiste, realiza una lectura perfecta de la partitura y del cantante.