Idomeneo desembarca en Les Arts de Valencia

Idomeneo, Mozart

El Palau de les Arts de Valencia ha realizado una fuerte apuesta, al poner en escena con producción propia, una ópera de Mozart como Idomeneo, re di Creta, poco conocida del público español, a pesar de su altísima calidad musical, ya que se suele representar en muy contadas ocasiones, al menos en comparación con otros famosos títulos mozartianos como: Las bodas de Fígaro, Don Giovanni , Così fan tutte o La flauta mágica. Las cinco representaciones programadas de Idomeneo, han resultado todo un éxito, por la masiva asistencia de público, que ha aplaudido con fuerza al final de las mismas.

Mozart recibió en el verano de 1780, el encargo del elector Karl Theodor de Baviera, de componer una ópera seria escrita en italiano, que finalmente llevaría el título de Idomeneo, re di Creta, para ser estrenada en el carnaval de Munich de 1781. El abate Giambattista Varesco fue el encargado de elaborar el libreto, donde se narraba el drama mitológico del rey de Creta Idomeneo, a su regreso de combatir en la Guerra de Troya. El prolijo y extenso libreto elaborado por Varesco ofrecía a Mozart un amplio campo para escribir música, pero pronto empezó a tener dudas sobre su estructura dramática, teniendo que revisarlo a fondo, en un intento de adecuar al máximo texto y música. Mozart estaba especialmente interesado en mostrar los contrastes entre las dos parejas de interpretes femeninos y masculinos: la dulce y bondadosa Ilia, en contraposición con la malvada y manipuladora Elettra, con sus estallidos de odio, celos e ira; el vacilante Idomeneo en contraposición con la sinceridad e idealismo que siempre muestra su hijo Idamante. Mozart comenzó la composición de la partitura a fines del verano de 1780 y, una vez terminados los dos primeros actos, en noviembre de ese mismo año, marchó a Munich donde concluyó el tercer y último acto, que le costó un gran esfuerzo, con continuas revisiones, hasta muy poco antes del estreno en el Teatro de la Corte de Munich el 29 de enero de 1781. Mozart eliminó en ese estreno muniqués varias arias ya compuestas para el Acto III: de Idomeneo “Torna la pace al core”, de Idamante “No, la morte”, la muy compleja de Elettra “D’Oreste, d’Aiace”y la de Arbace (consejero de Idomeneo) “Se colà en fati è scrito”. En el estreno de Munich, también se incluía una brillante música de ballet.

Mozart realizó una revisión de Idomeneo que se presentó de forma privada el 13 de marzo de 1786 en el Palacio del príncipe Johans Adam Auersperg de Viena. Los cantantes eran todos aficionados y pertenecientes a la nobleza. En esa versión de Viena, el papel de Idamante lo cantaba un tenor, mientras que en la de Munich lo había hecho un castrato. Mozart introdujo algunas modificaciones en la partitura: la escena de Idomeneo y Arbace en el comienzo del Acto II, es cambiada por otra donde intervienen Ilia e Idamante. En el Acto III, se incluye un nuevo dúo de Ilia e Idamante, que sustituye al escrito para el estreno de Munich.

Idomeneo cayó en el más profundo de los olvidos, y su recuperación se produjo en el Festival de Glyndebourne de 1951, con una serie de representaciones dirigidas por Fritz Busch, siendo su ayudante John Pritchard, quien se convierte en el gran avalista de esta ópera, que dirigirá en muchas ocasiones, fundamentalmente la Versión de Viena: puede escucharse el Idomeneo grabado en estudio, en 1956, con John Pritchard al frente de la Orquesta del Festival de Glyndebourne, e interpretada por Sena Jurinac (Ilia), Leopold Simoneau (Idamante), Richard Lewis (Idomeneo) y Lucilla Udovick (Elettra). También, con dirección de Pritchard, existe una toma en directo realizada en el Festival de Glyndebourne de 1964, con el Idamante, muy bien cantado por un joven Luciano Pavarotti, junto a Gundula Janowiz (Ilia), Richard Lewis (Idomeneo) y la soprano catalana Enriqueta Tarrés como Elettra. Ya, a partir de los años setenta del pasado siglo, se empezó a representar, fundamentalmente, la “Versión de Munich”, donde el papel de Idamante es cantado por una mezzo lírica. Esta es la versión que ha podido escucharse en Valencia, con la inclusión de la dificilísima aria de Elettra del Acto III “D’Oreste, d’Aiace”, que como ya se ha indicado fue suprimida por Mozart en el estreno de Munich.

Esta nueva producción de Idomeneo realizada por el Palau de les Arts, tiene como director escénico y escenógrafo a su actual Intendente Davide Livermore, quien realiza una propuesta escénica de fuerte componente visual, que se manifiesta desde el mismo comienzo de la ópera, cuando se está ejecutando la obertura, mostrándose al mismo tiempo, la imagen del rostro partido de una estatua, que se va convirtiendo en la cara de un Idomeneo, que envejece con gran rapidez, y en uno de cuyos ojos se adentra la cámara para mostrar a un astronauta vagando por el espacio (claramente inspirada en la famosa película 2001, una odisea del espacio de Stanley Kubrick) para, seguidamente, mostrarse otra imagen en cuyo fondo aparece una plataforma de lanzamiento espacial, y en un primer plano, la figura de Idomeneo despidiéndose de un niño ¡su hijo Idamante! Esta serie de imágenes coinciden con la ejecución de la obertura de la ópera, y ello -es una opinión personal- puede distraer al espectador de concentrarse en la audición de la brillante música que se está interpretando.

Esa fuerte componente visual se mantiene durante toda la representación, con proyecciones, un tanto reiterativas, de un mar en calma, o embravecido con grandes olas que rompen contra acantilados y llegan a una playa, que tiene su continuación en el propio escenario, con una lámina agua presente durante toda la representación. La escenografía se completa con plataformas metálicas que se transforman en pasarelas donde deambulan personajes como Elettra, o esos modernos atriles utilizados por Idamante e Idomeneo para dirigirse a sus súbditos.

La estética de 2001, una odisea del espacio, vuelve a estar presente en la parte final de la ópera: en primer lugar, cuando se escucha la voz del Oráculo y aparece una elegante sala dieciochesca, que vuelve a verse en el momento final de la ópera, ya con toda la simbología utilizada por Kubrick en su película: el monolito, las bolsas fetales y un personaje que avanza hacia Idomeneo para ambos fundirse en un mortal abrazo. Aunque, en realidad, Idomeneo no muere en la historia, solamente abdica en favor de su hijo Idamante. La acertada iluminación creada por Antonio Castro, produce bellos efectos que aumentan el atractivo visual escénico.

Resaltar la labor de Mariana Fracasso como diseñadora de un variopinto e intemporal vestuario, que incluye trajes espaciales, vestimentas de míticos guerreros griegos, en contraposición con modernos uniformes de soldados y policías. Y, en el caso de Elettra, el suntuoso modelo que exhibe en su entrada escénica, en comparación con ese otro vestido con minifalda y botas que utiliza en el Acto II.

Pero, la parte esencial de Idomeneo es su brillantísima música, servida por un suntuoso entramado orquestal. Aquí tuvo una muy destacada actuación Fabio Biondi al frente de la Orquesta de la Comunidad Valenciana, que volvió a demostrar su gran calidad ya desde la misma ejecución de la obertura, con el espléndido sonido de la cuerda elaborando un tema que asemeja el violento oleaje marino, y que reaparecerá de manera recurrente en diferentes momentos de la ópera. Gran labor de Biondi en los recitativos: muchos de ellos con acompañamiento orquestal que los convierten en auténticos ariosos. El sonido orquestal luce de sobremanera en las brillantes marchas y en sus diversas intervenciones junto al coro, sobre todo, en el intermedio de los dos primeros actos, en el imponente final del Acto II, y el conclusivo de la ópera. Resaltar la labor concertadora de Fabio Biondi, ya que la orquesta no se limita a subrayar y complementar a las voces, sino ir por encima y por delante de ellas. Finalmente, señalar la gran actuación orquestal en la ejecución de la brillante música de ballet (Chaconne), que cierra la representación, así como de otro pequeño ballet: “Il ballo delle donne cretesi”, que en esta producción se interpreta al reanudarse la representación, después de intermedio que se produce, durante el Acto II, al concluir el aria de Idomeneo “Fuor del mar”.

Destacada actuación de Gregory Kunde como Idomeneo, que ya se pone de manifiesto en su entrada escénica, en el Acto I, con el recitativo “Eccoci salvi alfine” seguido del aria “Vendromi intorno” muy bien cantada, alternando momentos de intenso lirismo con otros llenos de bravos acentos. Magnífica resulta su actuación en la preciosa cavatina con coro, marcada por sonido de la cuerda en pizzicato “Acogli, oh re del mar” perteneciente al Acto III, o en ese cálido discurso final “Popoli, a voi l’ultima legge”. Kunde afronta de manera notable la famosa aria del Acto II “Fuor del mar”, sobre todo en los pasajes que requieren un canto lleno de bravura, o luciendo su magnífico registro agudo en la escala ascendente con la que finaliza el aria, donde emite un si natural seguido de un do4. Tiene ciertas dificultades en los pasajes profusamente adornados que salpican este aria y que requieren una gran agilidad vocal. La joven soprano brasileña Lina Mendes, resulta excesivamente ligera en su papel de la princesa troyana Ilia, aunque ofrece su agradable timbre, junto a una buena proyección y excelente dominio de las agilidades; y, ello se puso de manifiesto, en cada una de sus líricas intervenciones: en el mismo arranque de la ópera, al interpretar con expresividad y delicados acentos “Padre, germani, addio”. Mostrando una excelente línea de canto en su aria del Acto II, “Se il padre perdei”. Su mejor momento se produce al afrontar la preciosa y delicada aria “Zeffirelli lusinghieri” del Acto III. En el papel de Idamante, la veterana mezzo Monica Bacelli, mostró un alto grado de expresividad, aunque la voz resultaba pequeña y con poca proyección, y ello se hace ostensible en sus dúos con la Ilia de Lina Mendes. Solo correcta resultó su interpretación de la primera de sus arias del Acto I “Non ho colpa, e mi condani”, mejorando su actuación en la segunda “Il padre adorato”, cantada con fuertes acentos marcados por el ritmo vertiginoso de la orquesta. Bacelli consiguió sus mejores momentos en el recitativo-dúo con Idomeneo del Acto III “Padre, mio caro padre”.

Elettra es el personaje de mejor definición dramática de toda la obra, y encontró una excelente interprete en la soprano valenciana Carmen Romeu, de bella y rotunda voz, muy bien manejada. Realizó una gran actuación, llena de teatralidad en su gran escena del Acto I, que arranca con el recitativo “Estinto è Idomeneo”, cuyo acompañamiento orquestal le da un carácter de arioso, con un canto lleno de furia y crispación, cuyo tono va in crescendo en el aria llena de dificultad “Tutte nel cor vi sento”, resolviendo con pericia los saltos de octava y con excelente dominio de las agilidades. Ya en el Acto II, su voz mostró cálidos acentos en el recitativo-aria “Chi mai del mio provo piacer piu dolce……Idol mio, se ritroso”, con una bella música en forma de danza, donde la cantante mostró un fraseo lleno de intencionalidad, en una perfecta simbiosis con la música orquestal. La actuación de Carmen Romeu tuvo su momento culminante en el aria “D’Oreste, d’Aiace” del Acto III, donde volvió a ofrecer ese canto salvaje y enloquecido del Acto I, dominando una endiablada coloratura, con muy complejas inflexiones vocales, donde mostró un amplio fiato. Algunos agudos un tanto tirantes no empañaron la excelente actuación la soprano valenciana.

Esta ópera contiene dos páginas de bella factura: el terceto del Acto II “Pria di partir, oh Dio” donde intervienen Idomeneo, Idamante y Elettra, junto al cuarteto del Acto del Acto III “Andrò ramingo e solo”, cantado por Idomeneo, Idamante, Ilia y Elettra, bien resuelto en ambos casos por los cantantes, aunque con desequilibrio entre las voces grandes de Gregory Kunde y Carmen Romeu en comparación con las más pequeñas de Lina Mendes y Monica Bacelli. Emmanuelle Faraldo en el papel de Arbace, mostró en su aria del Acto II “Se il tuo duol”, una voz en exceso ligera y de feo timbre, aunque con facilidad en el registro agudo. Las actuaciones de Alejandro López y Michael Borth, interpretando respectivamente La Voz y el Gran Sacerdote de Nettuno, no pasaron de discretas.

Gran actuación del Coro de la Generalitad en sus numerosas intervenciones: en el Acto I “Godiam la pace” de marcado tono festivo y “Pieta! Numi pietà!” con hermosísimos efectos al dividirse el coro en dos partes que producen sonidos cercanos y lejanos. Ya en el Acto II, el bellísimo “Placido è il mare” y los imponentes “Qual nuovo terrore” y “Corriamo, fuggiamo». En el Acto III, el impresionante “Oh voto tremendo” y el conclusivo de la ópera “Scenda Amor, scenda Imeneo”, con magnífica concatenación de coro y orquesta. La actuación del Ballet de la Generalitad en la “Chaconne” que cierra la representación, quedó algo deslucida, al tener sus componentes que bailar, con evidentes dificultades, sobre la lámina de agua existente en el escenario.

Estas representaciones de Idomeneo se han dedicado a la memoria del director Nikolaus Harnoncourt, recientemente fallecido, y gran estudioso de esta partitura.

Por Diego Manuel García Pérez

IDOMENEO, RE DI CRETA
Wolfgang Amadeus Mozart
Dramma per música en tres actos, K 366
Libreto de Giambattista Varesco, adaptado de un texto francés de Antoine Danchet
Estreno: Múnich, 29 enero 1781,
Residenztheater Edición: Alkor Edition Kassel GmbH
D. musical: Fabio Biondi
Dirección de escena y escenografía: Davide Livermore
Vestuario: Mariana Fracasso
Iluminación: Antonio Castro
Videocreación: D-WOK
Coreografía: Leonardo Santos
Nueva producción Palau de les Arts Reina Sofía
Ballet de la Generalitat
Cor de la Generalitat Valenciana
Francesc Perales, director
Orquestra de la Comunitat Valenciana
Reparto: Gregory Kunde, Monica Bacelli, Lina Mendes,
Carmen Romeu, Emmanuel Faraldo, Michael Borth
y Alejandro López