El pasado 10 de Agosto tuvo lugar en el Auditorio de Peralada, un extraordinario concierto con la actuación de la Mahler Chamber orchestra & Friends dirigida por Gustavo Dudamel (Barquisimeto, Venezuela, 26 de enero de 1981), con un programa que incluía en la primera parte El sueño de una noche verano (versión integra) de Felix Mendelssohn, con la intervención como narradora de la actriz María Valverde, actualmente casada con Gustavo Dudamel, que dotó al concierto de una añadida expectación. En la segunda parte pudo escucharse una impresionante ejecución de la Sinfonía nº 1 (El Titán) de Gustav Mahler.
Gustavo Dudamel es uno de los grandes directores de orquesta actuales, cuya vertiginosa carrera comenzó en 2004, cuando consiguió el primer premio del Concurso de dirección Gustav Mahler. Desde entonces ha triunfado en las principales salas de conciertos de todo el mundo, dirigiendo prestigiosas orquestas. Desde 2009 hasta la actualidad es director titular de la Orquesta Filarmónica de los Ángeles. Fue en 2017, el director más joven del famoso Concierto de año nuevo en Viena. Su carrera está muy relacionada con Gustav Mahler, de quien ha llegado a dirigir todas sus sinfonías.
Inspirándose en sus experiencias musicales y pedagógicas, creó en 2012, la Fundación Gustavo Dudamel, una organización benéfica cuyo objetivo es procurar el acceso a la música como un derecho humano y como un catalizador para el aprendizaje, la integración y el cambio social.
La Mahler Chamber Orchestra fue fundada en 2007 por Claudio Abbado, basándose es la visión compartida de sus miembros en ser un conjunto libre e internacional, dedicado a crear y compartir excepcionales experiencias en la música clásica. Su plantilla base es de 40 músicos de 20 países, a los que se agregan de manera circunstancial otros jóvenes músicos, en sus giras por Europa y el resto del Mundo. Un acuerdo educativo entre la Fundaciones Gustavo Dudamel y Mahler, ha hecho posible la preparación de esta Sinfonía nº 1 de Mahler, que ha podido escucharse en Peralada.
El sueño de una noche de verano de Felix Mendelssohn (Hamburgo, 1809 – Leipzig, 1847), es una música para escena basada en la obra de Shakespeare, cuyo estreno tuvo lugar en Postdam el 14 de octubre de 1843, acompañando una representación de la obra teatral. La “Obertura” ya había sido escrita por Mendelssohn, en 1827, cuando el compositor apenas contaba dieciocho años. En el presente concierto la batuta de Dudamel transmitió en la “Obertura” una gran brillantez sonora por parte de todas las secciones orquestales, destacando en su inicio los lentos y luminosos acordes de la madera que dan paso al acariciante sonido de la cuerda. Magníficas las intervenciones de las trompas y del resto de instrumentos de metal. En el “Scherzo” destacó el sonido de cuerda y maderas, sobre todo el solo de la flauta solista con el que concluye este movimiento. Verdaderamente brillante resultó la interpretación de la deliciosa canción “You Spotted Snakes”, introducida por las lucidas intervenciones de clarinetes y fagots, seguidos de un solo de flauta, que da entrada a las magníficas intervenciones de la soprano Mercedes Gancedo y la mezzo Lídia Vinyes-Curtis, junto a miembros del coro femenino del L’Orfeó Català, con dirección de Buia Reixach i Feises. En el “Intermezzo”, se producen motivos melódicos donde brillaron maderas y cuerda. En el “Nocturno” resultó magnífica la interpretación de las trompas así como de la cuerda y las flautas. En la conocidísima “Marcha nupcial” brillaron de sobremanera las intervenciones de tres trompetas y tres trombones, junto al resto de la orquesta. En la “Fanfarria y Marcha fúnebre”, tuvieron una lucida actuación clarinete y fagot dialogando sobre la percusión de los timbales. En la “Danza de los payasos”, brillaron a ritmo frenético los “tutti orquestales”, con puntuales intervenciones solistas de los clarinetes junto a los oboes y ocasionalmente de la tuba. Precedido por el sonido de la flauta y las trompas, volvieron a intervenir de manera muy brillante las cantantes solistas y el coro interpretando “Through the House”.
Paralelamente a la magnífica interpretación orquestal, se produjeron una serie de proyecciones de imágenes de dibujosanimados, que parecían extraídos de un cuento de hadas, pero que no aportan casi nada a interpretación de la obra y llegan a distraer al público de lo que es realmente importante: escuchar la maravillosa música de Mendelssohn. La presencia como narradora de la actriz María Valverde, resultó bastante discreta; visiblemente nerviosa, leía el texto, por momentos, con poca claridad, sin haberlo memorizado debidamente, para dotarlo de auténtico énfasis.
Gustav Mahler (Kaliste, Bohemia, 1860 – Viena, 1911) concibió su primera sinfonía como un largo poema sinfónico en dos partes y cinco movimientos, cuyo estreno tuvo lugar en Budapest, en 1889, con dirección del propio compositor y que resultó un auténtico fracaso. Mahler realizó una importante revisión, convirtiendo la obra original en una sinfonía en cuatro movimientos, cuyo estreno dirigió en Berlín, en 1896, siendo la que suele escucharse habitualmente.
Como gran interprete mahleriano, Gustavo Dudamel consiguió una impresionante respuesta orquestal, con un rendimiento verdaderamente al limite de las diferentes secciones, con una cuerda suntuosa, junto a un sonido muy brillante de las maderas, en especial del oboe solista en sus numerosas intervenciones a lo largo de la obra. Resaltar la vibrante e inusual fanfarria de clarinetes, en el primer movimiento “Langsam, schleppend (Como un sonido de la naturaleza). Pero, sobre todo, cabe señalar el afinadísimo sonido del numeroso conjunto de instrumentos de metal, formado por siete trompas, cuatro trompetas, tres trombones y tuba, que emerge con tremendo poderío en perfecta conjunción con la percusión, cuerda y maderas en los numerosos “tutti orquestales”, que jalonan esta partitura, sobre todo en ese imponente arranque del cuarto movimiento “Stürmisch bewegt (Atormentado, agitado)”, y en la larga coda conclusiva de la sinfonía. Dentro un altísimo nivel interpretativo, cabe destacar la ejecución del tercer movimiento, esa “Trauermasch (Marcha fúnebre)”, que comienza y concluye con la famosa melodía “Frere Jacques”, interpretada en forma de canon, e iniciada con el tenue sonido de los timbales, al que se incorpora el violonchelo solista, y va siendo retomado por los fagots, el conjunto de violonchelos y la tuba. La melodía reaparece fugazmente para lucimiento clarinetes, fagots y trompas, y vuelve a ser el tema conclusivo del movimiento con sonidos de timbales, fagot y violín en pizzicato, que van desvaneciéndose hasta desaparecer. Gran interpretación de Gustavo Dudamel y La Mahler Chamber Orchestra en Peralada.