Extraordinario recital el que ofreció el pasado 21 de diciembre el barítono alemán Christian Gerhaher, acompañado de su fiel pianista Gerold Huber, en el Teatro de la Zarzuela.
Lo primero que capta la atención es su claro color de voz, poco común en un barítono. Esta cualidad le permite alcanzar notas agudas con gran facilidad y ligereza. El recorrido de sus registros es amplio, la dicción perfecta, variedad de matices. Capaz de expresar un suave pero intenso dramatismo, como demostró en las Kindertotenlieder (Canciones para los niños muertos) que no estaban programadas, pero que ofreció en sustitución de las Rückert-Lieder.
Una voz clara, elegante, expresiva, sutil. De líneas impecables y de discreta expresividad. Siempre magistralmente acompañada al piano por Gerold Huber, con el que forma un equipo perfecto. La exquisitez de Huber al piano contribuye y acompaña, acentuando o llenando de matices o energía los requerimientos de cada canción y de Gerhaher.
Si la máxima aspiración de Gerhaher es la profundización en la interpretación de la canción de arte alemana, su camino en esta dirección es, inequívocamente, impecable.
Teatro de la Zarzuela 21-12-14
Centro Nacional de Difusión de la Música (CNDM)
XXI Ciclo de Lied
Christian Gerhaher, barítono
Gerold Huber, piano
Gustasv Mahler (1860-1911)
Lieder eines fahrenden Gesellen (Canciones del aprendiz errabundo)
Des Knaben Wundehorn (El cuaderno maravilloso del muchacho)
Kindertotenlieder (Canciones para los niños muertos)