John Adams (1947)
Ópera en tres actos
Libreto de Alice Goodman
Estrenada en la Grand Opera de Houston, el 22 de octubre de 1987
Estreno en el Teatro Real. Nueva producción del Teatro Real, en coproducción con Den Kongelige Opera de Copenhague y la Scottish Opera. 28/04/23.
D. musical: Olivia Lee-Gundermann
D, escena: John Fulljames
D. asociada: Lucy Bradley
Escenografía y vestuario: Dick Bird
Iluminación: Ellen Ruge
Coreografía: John Ross
Diseño de sonido: Cameron Crosby
Diseño de vídeo: Will Duke
Dirección del coro: Andrés Máspero
Reparto: Jacques Imbrailo, Leigh Melrose, Borja Quiza, Alfred Kim, Sarah Tynan, Audrey Luna, Sandra Ferrández, Gemma Coma-Alabert y Ekaterina Antípova
Bailarines: Laura Conchuela, Clémentine Dumas, Laura García Carrasco, Clara Navarro, Xiao Ortega, Chiara Mordeglia, Paula Simón
Orquesta y Coro Titulares del Teatro Real
“Esta fue la semana que cambió el mundo”. Con esta frase, descargada de toda modestia, dicha por Nixon durante su visita a China, se iniciaba el histórico encuentro entre los mandatarios del país más poderoso del mundo y el más poblado del mundo.
La visita, que duró una semana, cambió el curso de la Guerra Fría y dejó imágenes históricas inéditas. Muchas de ellas se han podido ver proyectadas en esta producción. Un potente material iconográfico procedente de los archivos de la Fundación Richard Nixon y el Museo Richard Nixon.
La principal razón por la que Nixon visitó a Mao Tse-Tung, a pesar de esa guerra a través de terceros que mantenían en Vietnam, fue porque, en ocasiones, tener un enemigo común une más que cualquier otra cosa.
Es aquí donde Nixon ve la oportunidad de ampliar la brecha entre sus dos adversarios, las dos potencias comunistas. En aquel momento China y EEUU buscaban lo mismo, contrarrestar a la URRS.
Y claro está, un acontecimiento histórico tan importante, ¿por qué no podía ser el argumento de una ópera? Eso es lo que pensó Peter Sellars cuando le propuso el argumento al compositor John Adams que, junto a la libretista Alice Goodman, han creado una obra que empieza a tener su recorrido en numerosos teatros de ópera del mundo. A diferencia de la gran mayoría de las óperas contemporáneas, que no consiguen pasan del estreno.
El libreto de Goodman presenta, al inicio de la obra, a los dos hobres más poderosos del mundo. Para reflejar en el stercer acto la parte más humana e íntima.
Nixon in China es tremendamente evocadora de distintas tradiciones musicales norteamericanas.
Entre sus numerosos colores orquestales se observan influencias de jazz, de las grandes orquestas americanas, de Philip Glass, de Leonard Bernstein, incluso alguna inspiración cinematográfica.º
La partitura presenta una abundante orquestación donde abundan los metales. Esto ha obligado a una prudente amplificación de algunos instrumentos, incluso las voces han siso amplificadas en algunos momentos para no ser absorbidas completamente por la exuberancia de sonidos. Una orquesta que se mostró a un buen nivel de la mano de la directora coreana Olivia Lee-Gundermann, que supo mantener los equilibrios sonoros y la teatralidad de la obra.
La escenografía de John Fuljames y Dick Bird, ambienta los acontecimientos a la perfección. La gran escalera de la que desciende el matrimonio Nixon a su llegada, o los impresionantes archivos de los que van surgiendo las imágenes proyectadas sobre distintos elementos, crean una escenografía que cumple los requisitos de un decorado, enriquecer y contextualizar la obra. También es verdad que no sería nada fácil situar Nixon in China en otra época u otro lugar. Algunos escenógrafos no sabrían muy bien qué hacer con esta ópera.
Dick Bird se ocupa además del vestuario. No se complica, simplemente tiene que inspirarse en la realidad, y lo hace con acierto.
Las proyecciones de imágenes históricas de Will Duke, junto al diseño de sonido de Cameron Grosby y la iluminación de Ellen Ruge, completaron una excelente escenografía.
Magníficas fueron también las coreografías de John Ross. Toda una demostración de equilibrio entre tradición y vanguardia, magníficamente ejecutadas por las bailarinas.
El cuadro de cantantes estuvo muy equilibrado, con algunos elementos sobresalientes.
El barítono inglés Leigh Melrose dio vida a un Nixon poco refinado, también en lo vocal. Retrató adecuadamente esa parte obsesiva del personaje, aunque un poco exagerado a veces.
Sarah Tynan estuvo brillante en su caracterización de Pat Nixon. La soprano británica canta con gusto y sabe aprovechar muy bien sus cualidades vocales. Su personaje tiene gran importancia en la obra, como lo tuvo en el histórico viaje.
El barítono sudafricano Jacques Imbrailo, bien conocido por el público del Teatro Real, es un excelente actor que en esta ocasión ha dado vida al primer ministro chino Chou En-Lai. Su capacidad para delinear el canto quedó demostrada en su discurso de la cena de bienvenida.
El tenor coreano Alfred Kim, como Mao Tse-Tung, es el que contaba con mayor caudal vocal. No se si estaba amplificado, pero falta no le hacía. Posee un timbre klleno de brillo y resonancias que le sirvió para dotar al personaje de empaque, sobre todo en la escena de su reunión con Nixon. En el tercer acto se pudo ver al hombre despojado de grandezas artificiales.
La soprano estadounidense Audrey Luna, tuvo que hacer frente a la endiablada tesitura de su personaje, la esposa de Mao, la temible Chiang Ching. Supo controlar con maestría las altísimas notas que le exigía su partitura. Resolvió con soltura también la parte interpretativa, dejando claro su carácter autoritario.
El barítono Borja Quiza retrató perfectamente a Henry Kissinger, secretario de estado que fue el encargado de propiciar la reunión entre ambos mandatarios. Muy buena fue su parte interpretativa, en las que Quiza siempre destaca.
A buen nivel y bien empastadas estuvieron Sandra Fernández, Gemma Coma-Alabert y Ekaterina Antipova, primera, segunda y tercera secretaria de Mao. Al igual que el Coro, que tiene un importante papel en esta ópera. Sonó rotundo y espectacular.
Era muy esperado este estreno de Nixon in China que, desde luego, ha cumplido con creces las expectativas.
Texto: Paloma Sanz
Imágenes: Javier del Real/Teatro Real