Recital de Celso Albelo en el Teatro de la Zarzuela

Albelo

El Teatro de la Zarzuela no ha descansado estas navidades y ha programado, como plato fuerte, un concierto de año nuevo el 2 de enero con el tenor canario Celso Albelo. El repertorio, muy del agrado del público habitual de la Zarzuela, empezó con la obertura de “Orfeo en los infiernos”, de Jacques Offenbach. Una fabulosa versión instrumental que preparó al público para recibir a un Celso Albelo que comenzó con el aria de Edgardo, de “Lucia de Lammermoor” de Donizetti. Tras este aria, la romanza de Nemorino en “L´elisir d´amore”, “una furtiva lagrima”. Muy celebrada fue la romanza de Fernando en Doña Francisquita, “Por el humo se sabe donde está el fuego”, que Albelo cantó con gran gusto y agilidad. Se encuentra el tenor canario en un momento bocal magnífico. Un hermoso timbre realzado por unos armónicos que lo llenan todo. Una voz pulida y radiante. Un fraseo claro y exquisito. Aunque comenzó un poco estático, disfrutó en el bis de “La donna è mobile” de Rigoletto, que había interpretado antes, en el que se marcó un impecable Do, como impecables fueron los del otro bis,  “a mes amis”, de “la hija del regimiento”, que hicieron las delicias de un público a esas alturas entregado y a los que la escasa propina supo a poco.
El programa se completó con otras obras instrumentales como la Obertura de Nabucco, el Preludio del Tambor de granaderos, de Ruperto Chapí,  Danza del fuego de Benamor, de Pablo Luna y el intermedio de La boda de Luis Alonso, de Gerónimo Giménez. Obras clásicas y que siempre se agradece escuchar. Se echa en falta un público más joven en este tipo de recitales, y en el Teatro de la Zarzuela no es el precio de la localidad el principal responsable. Ellos se lo pierden, pero no deberían.