
Se iniciaba la XXXII temporada del Ciclo de Lied que organizan conjuntamente el CNDM y el Teatro de la Zarzuela, y lo hacía con el debut del barítono francés Stéphane Degout, acompañado al piano por Cédric Tiberghien, debutante también en este ciclo.
Se presentaron con un repertorio profundamente romántico y de gran riqueza cromática. Algo muy en la línea de la sensualidad francesa y que Degout ha sabido abordar con una línea vocal elegante y cargada de sensibilidad. Ha transitado con facilidad por los distintos estilos y épocas de las obras y compositores seleccionados, pero todas con un denominador común, el romanticismo.
Empezó con los “Liederkreis”, op. 39 de Robert Schumann, 12 piezas introspectivas que exploran el amor, la naturaleza y la melancolía, utilizando la poesía de Joseph von Eichendorff. Degout reflejó a la perfección los cambios emocionales que plantea la obra utilizando los medios tonos con gran precisión. Una de las piezas más conocidas, Mondnacht, estuvo muy bien acompañada al piano por Tiberghien, quien ayudó a crear esa atmósfera un tanto espectral del alma humana que nos describe el poema.
Continuó con los “Intermezzos” de Guy Ropartz, un ciclo de canciones con un preludio y un postludio a piano solo y cuyas letras están basadas en poemas de Heinrich Heine, que el compositor adaptó al francés. Esta obra muestra la profundidad romántica y melancólica de Ropartz que Degout supo llenar de matices, con un perfecto y delicado fraseo.
La segunda parte comenzó con el modernismo francés de la compositora Rita Strohl, con la obra «Six Poésies de Baudelaire» (Op. 20) inspirados en los poemas de Les Fleurs du Mal de Charles Baudelaire. Una obra en la que la compositora refleja, con gran intensidad lírica, la imprecisión poética del autor, que es interpretado por Degout con refinamiento y expresividad, con esa voz baritonal de emisión nítida y aterciopelada.
Continuó con una selección de canciones de Maurice Ravel, donde la diversidad sonora exigió a Degout la demostración de su versatilidad en la interpretación, que realizó con gran habilidad estilística. Comenzó con “Sainte”, con textos de Stéphane Mallarmé, para llegar a la sensualidad de “Shéhérazade”, con textos de Tristan Klingsor, y terminar brillantemente con “Don Quichotte à Dulcinée”, con textos de Paul Morand.
El último compositor de la noche fue Debussy y sus “Trois ballades de François Villon”, para salir del ensimismamiento romántico y entrar en terrenos más ligeros y enérgicos que Degout demostró también dominar.
Una noche muy inspiradora que concluyó, ante la insistencia del público, con una canción de Héctor Berlioz, “El espectro de la rosa”, que brindó otro maravilloso momento de recogimiento romántico en una noche de Lied que esperemos repita, con estos dos grandes artistas, en próximas ediciones.
Fotografía © Elvira Megías