Riccardo Frizza regresa al Liceu de Barcelona con Il trovatore

Il trovatore

El director italiano afianza su relación con el coliseo barcelonés, ahora con la popular ópera verdiana, de la que dirigirá diez funciones en una producción con dirección de escena de Àlex Ollé, antes de afrontar compromisos en Bérgamo, Bolonia, Venecia y Nápoles.

Este jueves, 27 de octubre, Riccardo Frizza subirá nuevamente al podio del Liceu de Barcelona esta vez para dirigir Il trovatore, de Giuseppe Verdi. Desde su debut en el teatro catalán en la temporada 2005/06 con Semiramide de Rossini, el maestro italiano, uno de los directores más importantes de su generación, ha consolidado un fuerte vínculo con el escenario de La Rambla y su público con títulos como Capuleti e i Montecchi (2015/16), Rigoletto (2016/17), L’Italiana in Algeri (2018/19), Les contes d’Hoffmann y el concierto Las Tres Reinas junto a la soprano Sondra Radvanovsky (2020/21). Con funciones los días 27, 28, 30, 31 de octubre y 2, 3, 5, 6, 7 y 8 de noviembre, Frizza contará en los roles principales con dos casts alternativos de primeras espadas de la lírica como son Saioa Hernández y Hibla Gerzmava (Leonora), Ksenia Dudnikova y Judit Kutasi (Azuzena), Vittorio Grigolo y Yonghoon Lee (Manrico), Juan Jesús Rodríguez y Àngel Òdena (Conde de Luna) y Gianluca Buratto y Krzysztof Baczyk (Ferrando).

El maestro Frizza se reencuentra con el público liceísta en lo que define como “un período del año muy verdiano, ya que acabo de dirigir Simon Boccanegra –en la primera versión de 1857– en el Festival Verdi de Parma ante de regresar, en diciembre, a La Traviata en el Teatro Comunale de Bolonia (incluyendo en estas semanas, y como exigen las fechas, al Festival de mi querido Donizetti en Bérgamo). Ahora estoy a punto de dirigir diez funciones de Il trovatore en el Gran Teatre del Liceu. El coliseo barcelonés retoma la producción de Àlex Ollé, creada para la Ópera de París e inspirada en la Primera Guerra Mundial, en la que se refleja de forma aún más desgarradora la inserción de un conflicto fratricida movido por el odio y la venganza. Il trovatore es quizá la obra maestra más representativa del arte de Verdi en su fase más romántica, la de su trilogía popular compuesta entre 1851 y 1853. Verdi se inspiró en El trovador de García Gutiérrez, un drama caballeresco representado en Madrid en 1836. España ha sido un escenario que ha fascinado siempre a compositores operísticos, desde Mozart a Bizet, pasando por Verdi y el poder de óperas como Ernani, La forza del destino, Don Carlo y, cómo no, Il trovatore”.

El exotismo que lo español ejercía en esa época y su poder evocador era considerable especialmente en Italia, donde además generó un imaginario alimentado por la presencia histórica de la corona española. Pero en Il trovatore, más que inspiraciones hispánicas como guerras, luchas dinásticas o autos de fe, destaca el decisivo componente gitano. Fue el mismo Verdi quien escogió y propuso a Cammarano ese intrincado tema, así como él mismo trabajó más el nivel de la creatividad, la fantasía y la dimensión psicológica que la propiamente descriptiva. La presencia del pueblo gitano se sumerge con fuerza y consistencia en el relato, contribuyendo a crear el famoso matiz de la obra, su intenso color rojizo del que la famosa cabaletta “Di quella pira” es el ejemplo más popular. Para dar sonido a este fuego tendré a mi disposición a las maravillosas agrupaciones corales (preparadas por Pablo Assante) y orquestales del Liceu y a dos elencos alternativos en los que brillan estrellas con una sólida vocación verdiana”. Además, continúa Riccardo Frizza, “es siempre una enorme satisfacción trabajar en un teatro histórico y de gran tradición operística como el Liceu, donde me siento como en casa y en el que cada año veo crecer el nivel tanto de la orquesta como del coro”, concluye el director de Brescia.

Tras Il Trovatore en Barcelona, a Riccardo Frizza le espera una temporada sin descanso que lo llevará al Festival Donizetti de Bergamo (La Favorite), al Teatro Comunale de Bolonia (La Traviata), al Auditorio Manzoni de Bolonia para un concierto junto a la soprano Maria Agresta, al Teatro La Fenice de Venecia (Ernani) y al Teatro San Carlo de Nápoles (Anna Bolena).