Otro éxito para Juan Diego Flórez

JD. Flórez

Un relajadísimo Juan Diego Flórez ofrecía el pasado 16 de noviembre un recital en el Teatro Real de Madrid. Un Real abarrotado, para el que no quedaban entradas desde hacía tiempo, recibió al tenor peruano con la ansiedad que solo produce una adicción.

El recital comenzó con tres canciones de Henri Dupartc que dedicó a las víctimas de los recientes atentados de París. Esta nueva incursión en el repertorio francés es una esperanzadora oportunidad de ampliar horizontes bocales.

La primera parte brilló con obras de Mozart como “Il mio tesoro”, de Don Giovanni, en la que hizo gala de un extraordinario fiato. Siguieron obras de Donizetti y Rossini. La segunda parte, algo más inconsistente, finalizó con un más que aceptable “T´amo qual s´ama”, de Lucrezia Borgia.
Regaló al público, a esas alturas ya enardecidamente entregado, cinco propinas. La primera, su ya célebre “Ah! mes amis” de La Fille du Régiment de Donizetti. Después, guitarra en mano, una canción popular peruana, “José Antonio”, magistralmente interpretada. Una simpática “Au Mont Ida”, de La bella Hélène, de Offenbach, «Una furtiva lagrima» de L´elisir d´amore de Donizetti, para terminar con “La donna e mobile”.

A una voz como la de Juan Diego Flórez y a un Teatro como el Real hay que exigirle un programa más exigente y equilibrado que el que nos han ofrecido. Se notaba cierta improvisación. También en la coordinación con el pianista Vincenzo Scalera, que subsanó, con maestría y unas poderosas tablas, las idas y venidas de Flórez en escena. Unas ausencias tal vez motivadas por la sequedad de los aires de Madrid, tan de moda últimamente, que le obligaron a utilizar un inhalador.

Posee sin duda uno de los mejores instrumentos de su cuerda. A su hermoso timbre se unen un fraseo perfecto, un brillo metálico en los agudos que multiplica los armónicos y un gusto exquisito en la interpretación. Aunque mucho más suelto y relajado que en otras ocasiones (se le ve feliz) sigue siendo la rigidez una de sus dificultades en escena. Su voz no es grande, pero si suficiente. Aunque fue necesario mantener el piano casi cerrado.

Seguimos esperando su participación en Madrid en una ópera representada. El éxito está ya asegurado.