Lara Diloy, la naturalidad al frente de una orquesta

Lara Diloy
Lara Diloy, la naturalidad al frente de una orquesta

Lara Diloy encontró en la dirección de orquesta la mejor manera de vincularse a su mayor pasión, la música. Como directora asistente es toda una garantía para teatros y directores titulares. Y hemos podido comprobarlo recientemente, dirigiendo algunas funciones de la opera Don Gil de Alcalá en el Teatro de la Zarzuela. Su seguridad y actitud al frente de una orquesta nos demuestra que estamos ante uno de los nuevos talentos de la dirección en nuestro país. El futuro ya está aquí.

¿Cómo y cuándo decide que quiere ser directora de orquesta?

En mi caso ha sido una consecuencia natural de mi dedicación y pasión por la música. Desde pequeña descubrí que hacer música junto a otras personas me hacía muy feliz. La orquesta era mi hogar, por eso cuando terminé los estudios superiores de trompa y sentí que necesitaba ampliar mi formación para convertirme en un músico más completo, la opción fue estudiar dirección de orquesta, ya que esta disciplina me permitía profundizar mis conocimientos manteniéndome ligada a la orquesta.

Si tengo que elegir un momento clave en el que decidí dedicarme profesionalmente a ello, fue participando en un encuentro de la JONDE como joven directora. Me llenó tanto la experiencia que el curso siguiente dejé mi trabajo como docente y las colaboraciones como trompista en orquestas, y desde entonces me he volcado en cuerpo y alma a la dirección.

El director de orquesta es el único músico que no emite ningún sonido, pero consigue que lo hagan todos los demás. ¿Qué cualidades considera que debe tener un director de orquesta?

Cierto es que nosotros no emitimos ningún sonido de forma directa, pero apuntaré que la batuta suena (y mucho). La orquesta percibe nuestra energía y nuestro conocimiento de la música, y como tal lo traslada a la interpretación. Esa es la magia de la dirección de orquesta.

Las cualidades necesarias son múltiples ya que nuestra disciplina requiere del dominio de muchas facetas. Pero algo que considero fundamental es tener un profundo conocimiento de la música que tienes entre manos, decidir tu idea interpretativa y, por supuesto, tener la capacidad de comunicación para transmitirla al grupo que tienes delante en cada momento.

Ha sido en varias ocasiones directora asistente en el Teatro de la Zarzuela, pero esta es la primera vez en la que le ha tocado sustituir al maestro titular en varias funciones. Aunque, tarde o temprano puede llegar ese momento, ¿cómo es?, ¿qué pasó por su cabeza?

Realmente ha sido una experiencia inolvidable. Aunque como asistente eres consciente de que en cualquier momento puede pasar algo y hay que sustituir al maestro, habitualmente no suele suceder. Por ello es difícil saber cómo vas a reaccionar en una situación así.

En Don Gil de Alcalá me ha tocado tomar el mando en pocas horas (me avisaron a las 15h y la función era a las 20h), y puedo decir que solamente pensé en hacer lo que tenía que hacer: estar tranquila y dirigir. Conocía perfectamente la música y la producción, y además estaba arropada por el maestro desde la distancia y por todo el teatro. Se generó una energía fantástica con los cantantes, el coro y la orquesta, y esa energía llegó al público. Solo puedo estar agradecida por esta oportunidad.

Aunque ha tenido la oportunidad de dirigir en teatros importantes como Auditorio Nacional de Música y Teatro Monumental (Madrid), Auditorio Alfredo Kraus (Las Palmas de Gran Canaria) o el Teatro Arriaga (Bilbao), ¿cómo ha sido esta primera experiencia al frente de la Orquesta, el Coro y el cuadro de cantantes en una producción tan importante como la de Don Gil de Alcalá en el Teatro de la Zarzuela?

Es un debut muy especial para mí por muchas razones. En primer lugar, porque debutar en el Teatro de la Zarzuela es un sueño cumplido. Llevo años asistiendo como público, participando en diversas producciones y trabajando con ilusión para llegar a dirigir desde el foso.

Me siento muy afortunada de que haya sido con un título como Don Gil de Alcalá, una ópera de Penella con una música maravillosa, en esta producción de Emilio Sagi que hace las delicias de los espectadores (es un “caramelo”). Si a eso le sumas haber trabajado mano a mano con el maestro Macías y un elenco enorme en lo profesional y en lo humano, y hacer música con la Orquesta de la Comunidad de Madrid y el Coro del Teatro, agrupaciones a las que tengo gran cariño, es emoción pura haber vivido esta experiencia, por lo que siempre ocupará un lugar importante en mi memoria.

La figura de director asistente no es muy conocida. Explíquenos un poco en qué consiste y la importancia que tiene en una producción.

La labor que realiza el asistente musical es fundamental dentro de una producción y, como afirmas, poco conocida y reconocida. Es la extensión del maestro musical en el Teatro, y por ello adquiere importancia esta figura para todos los elementos que lo forman: producción, regiduría, equipo técnico, orquesta (archivo, inspección, músicos), coro… El director asistente se encarga de cuestiones como preparar los materiales en coordinación con el archivo de la orquesta, dar notas a los cantantes, al coro y la orquesta, de escuchar los balances en los ensayos, sustituir al maestro en ensayos de escena (lecturas, conjuntos y funciones si fuera necesario)… Junto con los maestros repetidores forman el equipo musical y facilitan el trabajo del director.

Cuando hay bandas internas, se hace cargo de dirigirlas, algo que en mi caso he tenido que hacer en teatros como el de la Maestranza o el Palau de Les Arts. La carga de trabajo se amplía cuando eres asistente musical de una Temporada. Desde 2021 he asumido este rol en la Ópera de Oviedo, donde además realizo labores de coordinación musical que tienen que ver con el largo plazo (previsión de plantillas, cortes, disposición de la orquesta y un largo etc.)

El trabajo del director asistente no solamente es importante en producciones, también en conciertos sinfónicos o galas líricas. Recientemente he sido asistente en el Teatro Real junto al maestro Rovaris, en una gala con Lisette Oropesa, y la coordinación con el archivo del teatro y el maestro para preparar los materiales fue fundamental para optimizar al máximo el tiempo de ensayo.

Además de la dirección de orquesta, es directora y fundadora del coro de voces blancas Sinan Kay, que hemos podido escuchar estos días participando en Carmen, de Bizet, en el Teatro Monumental con la Orquesta y Coro de RTVE. ¿Cómo surgió este proyecto y qué supone para usted?

Sinan Kay es un proyecto muy personal. Surge de mi etapa como docente, donde me hice cargo del coro infantil del centro en que trabajaba. La agrupación desapareció de la programación y los padres y alumnos quisieron continuar con la actividad. Se constituyó como asociación en el curso 2015/2016 y desde entonces hemos buscado siempre un equilibrio entre la excelencia artística y pedagógica.

Además de contar con un equipo docente multidisciplinar, hemos participado en numerosos concursos y festivales, siendo premiados en varias ocasiones. En cuanto a colaboraciones, hemos cantado en producciones del Teatro de la Zarzuela junto a la Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid y el Coro del Teatro destacando títulos como Pinocchio, El Gato Montés o Mirentxu, y junto a la Orquesta y Coro de Radio Televisión Española en el Concierto de Reyes de 2020 y en esta Carmen. La próxima temporada volvemos a tener compromisos con ambas instituciones.

Su conocimiento del repertorio sinfónico y operístico es muy amplio. Si tuviera que decantarse por alguno de los dos, ¿prefiere dirigir “sólo” orquestas sinfónicas o prefiere la ópera?

He tocado en orquesta desde los 12 años. El repertorio sinfónico me ha acompañado siempre y me ha hecho crecer como músico. No podría concebir dedicarme a la dirección de orquesta dejando de lado ese repertorio. Aún así, creo que en el mundo lírico estoy encontrando mi espacio. Me siento cómoda y mi alta dedicación a ello en los últimos años está dando sus frutos. En una producción se trabaja durante varias semanas, hay más tiempo para profundizar en la música y para conocer a las personas con las que trabajas, y esa parte me hace inclinar la balanza hacia la ópera y zarzuela, aunque me gustaría combinar ambas.

Usted ha dicho que las mujeres llegan a la dirección de orquesta para darle otro punto de vista, enriquecer… ¿cuál es el suyo?, ¿qué propone Lara Diloy batuta en mano?

Por supuesto, considero que la inclusión de nuevos perfiles en cualquier campo es enriquecedora. Aunque quizá mi aportación no es nueva, sí creo que es poco frecuente: tratar la profesión con naturalidad (somos personas preparadas para hacer un trabajo complejo, pero no “divos” ni nada parecido), con un liderazgo basado en el trabajo en equipo y en hacer que los demás brillen, y buscando la excelencia desde el amor por la música y el respeto y cariño por las personas que me acompañan en cada proyecto.

¿Hay algún director en el que se fije especialmente o le inspire?

En el último año he tenido la fortuna de trabajar con maestros maravillosos: Yves Abel, Corrado Rovaris, Ramón Tebar, Gianluca Marcianó, Lucas Macías, Iván López-Reynoso, Daniele Callegari… De ellos he aprendido mucho y son mi mayor fuente de inspiración en el día a día.

También tengo mucho que agradecer a Óliver Díaz, con quien trabajo desde hace tiempo, que destaca por su profesionalidad y talla humana. Además, sigo a directores españoles o que están haciendo carrera en España como Pablo González o Dima Slobodeniouk, ya que son músicos de gran talento.

En cuanto a grandes nombres de la historia, Carlos Kleiber es un referente que siempre tengo en mente. Y también mujeres como Marin Alsop o Susanna Mälkki que han sido pioneras y nos han abierto camino.

¿Hay algún compositor u obra que le guste especialmente dirigir y por qué?

Me siento muy cómoda dirigiendo repertorio español, tanto lírico como sinfónico, y también con música de compositores como Mozart y Beethoven. Quizá porque han sido los pilares de mi formación como músico y se adhieren en el ADN. Aún así, cada vez estoy incorporando más repertorio y, aunque suene a tópico, intento que la obra que estoy interpretando o estudiando en cada momento sea la más maravillosa del mundo.

Seguro que ya está cumpliendo alguno de sus sueños. ¿Dónde le gustaría verse dentro de no mucho tiempo?, ¿con qué sueña?

El más importante se está realizando, que es poder vivir de la dirección de orquesta. A partir de ahí me gustaría siempre seguir superándome y mejorando, afianzar mi carrera en los teatros y orquestas españolas, y despegar con una carrera internacional.