Cuando, en 1808, Napoleón Bonaparte, después de invadir el antiguo reino de Westfalia, ordenó que se aplicase el principio de igualdad ante la Ley, todos los ciudadanos judíos se vieron forzados a tomar un apellido. El empresario Moses Meyer adoptó entonces el apellido Wittgenstein, nombre del antiguo condado alemán del que procedía.