The Turn of the Screw

La vuelta de tuerca

The Turn of the Screw: «Soy la vida oculta que se despereza cuando la vela se apaga»

En The Turn of the Screw (La vuelta de tuerca) nunca llegamos a saber en qué consiste la turbia historia que se desarrolla en un caserón victoriano en la Inglaterra de 1840. Una historia entre niños y adultos, o entre niños, fantasmas y una institutriz. Pero ¿Los fantasmas existen realmente?, ¿existen para los niños?, ¿para la institutriz?, ¿para ambos?. Todos estos interrogantes son los que nunca se aclaran (o si). Será la imaginación del espectador la que despeje (o no) las incógnitas que de manera magistral plantea Benjamin Britten en La vuelta de tuerca.

La estructura musical de la obra se basa en que cada escena va precedida por una variación sobre un tema que, en el desenlace, vuelve a la tonalidad inicial, describiendo a lo largo de la acción un giro en forma de tuerca. Todo gira alrededor de una variación, una tonalidad que siempre vuelve, como todo aquello que se reprime, siempre vuelve…
13 son los instrumentos que bastan para generar una atmósfera opresiva e inquietante a través de una variedad increíble de sonidos. De manera magistral, Benjamín Britten, desarrolla musicalmente la fantasmagórica obra literaria de Henry James, adaptada para la ópera por Myfanwy Piper.

15 escenas breves que obligan a una escenografía esquemática, sin grandes cambios. Unos paneles que se deslizan por el escenario junto con un ventanal al fondo cuya luz cambia de intensidad y tamaño, son los encargados de realizar el tránsito por las escenas. Pero es sin duda la iluminación, la que se encarga de realizar estas transiciones de manera brillante, matizando cada instante, demudando a los fantasmas, unos interiores estremecedores o un cálido otoño. Todo contribuye a crear un ambiente gótico y fantasmal donde se mueven las sombras de personajes y figurantes.

Una notable dirección a cargo de Josep Pons, aunque podría haber dado más intensidad a esos trece instrumentos que no por ello dejaron de lado la excelencia. Algo parecido ocurre con la dirección de actores, que ha optado por una contención excesiva cuando esta obra requiere de una mayor afectación por parte de los personajes, más vehemencia y fuerza. A destacar el vestuario de la English National Opera. Elegantemente sencillo y muy acorde con la escenografía y la época victoriana.

Los niños protagonistas no resultan repelentes, cosa que, tratándose de niños sobre el escenario, es de agradecer. Esas dos criaturas que al inicio de la obra son presentados como beatíficos, dos figuras angelicales e inocentes, van descubriendo, a medida que avanza la obra, su lado oscuro. Ver a James y a Flora transitar de los inocentes juegos infantiles a su cita nocturna con los fantasmas, con la misma candidez, resulta helador para el espectador.
Los poco inocentes niños Peter Shafran y Nazan Fikret consiguen unos personaje creíbles en su inocencia y también en su maldad. La escasez de matices de Miles realza su infantil personaje. Flora presume de una mejor entonación y proyección de voz.
Emma Bell reviste de autoridad y ternura el papel de la institutriz. Daniela Sindram, da vida a la difunta Miss Jessel, en una excelente dramatización, el maquillaje y la iluminación ayudan a construir un personaje que impone. El mejor de la noche fue John Mark Ainsley que en su doble papel, como prologuista y Quint, fantasma del antiguo empleado de la casa. El tenor resuelve ambos papeles con gran solvencia, especialmente el rol de fantasma.

Con tantos elementos para el análisis, ¿por qué resulta tan complicado resolver las dudas que se plantean?  Pregunta que no resulta fácil para un auditorio que se descubre a sí mismo sobrecogido en el momento en el que el telón hace su aparición. Es a partir de este momento cuando dan comienzo las reflexiones personales, y se pone de manifiesto todo el simbolismo de esta obra.

Benjamin Brittern (1913-1976)
Libreto: Myfanwy Piper, basado en la novela homónima de Henry Jomes
D. Musical: Josep Pons
D. escena: David McVicar
Reparto: John Mark Ainsley (The Prologue/Quint), Emma Bell (The Governess),
Peter Shafran (Miles), Nazan Fikret (Flora),
Marie McLaughlin (Mrs. Grose) y Daniela Sindram (Miss Jessel)
Orquesta y Coro Titular del Teatro Real