Arcángel, Fahmi Alqhai y Accademia del Piacere en el Festival de Segovia

Arcangel Fahmi Alqhai

Son ya varios los años que decir verano es hablar de festival de música en muchas localidades españolas y europeas. Cada uno de ellos con distintos niveles de atractivo y acierto en la programación. Uno de los que sin duda, aciertan siempre, es el Festival de Segovia. Con una completa programación atractiva siempre para distintos tipos de público, suele ir un paso más allá y apostar por nuevos talentos, músicas innovadoras o mestizajes revolucionarios. Pero ofreciendo siempre calidad de intérpretes y músicas. Si a estos aciertos unimos los espacios elegidos para los espectáculos, el éxito está garantizado. En esta ocasión ha sido el magnífico Patio de Armas del Alcázar de Segovia el encargado de acoger entre sus piedras una brillante noche de verano.

Nacido en Huelva en 1977, Francisco José Arcángel Ramos, es la joven esperanza de los aficionados al flamenco. Ganó el primer premio en el concurso infantil de fandangos de Huelva con tan solo diez años. Ha crecido y trabajado junto a los más grandes cantaores y bailaores que le han reclamado a su lado, pero fue en 1998, en la X bienal de Sevilla, cuando recibió el definitivo reconocimiento de público y crítica.
Amante de la libertad en el arte y la experimentación, es poseedor de una voz limpia,  llena de optimismo y alegría.

Fahmi Alqhai es considerado como uno de los jóvenes interpretes de viola da gamba y de música antigua más prestigiosos y brillantes de su generación. Nace en Sevilla en 1976. De padre sirio y madre palestina pasa sus primeros 11 años de vida en Siria donde comienza su formación musical a muy temprana edad.
Es cofundador, junto a la soprano Mariví Blasco, y director del grupo Accademia del Piacere, especializado en la interpretación del repertorio musical del Seicento italiano. Es fundador junto a su hermano Rami Alqhai del sello discográfico ALQHAI & ALQHAI, que ha producido el disco “Le Lacrime di Eros” , “Les Violes du Ciel et de l’Enfer”, dedicado a la música de Marin Marais y Antoine Forqueray, y que acaba de lanzar el tercer CD del grupo, “Amori di Marte”.
A pesar de su juventud es requerido por las formaciones camerísticas más importantes del panorama nacional e internacional de la música antigua. Su vertiginosa carrera como concertista le ha llevado a colaborar con numerosas y afamadas formaciones; hoy en día trabaja habitualmente con Hesperion XXI (Jordi Savall) e Il Suonar Parlante (Vittorio Ghielmi). Es miembro fundador de More Hispano (Vicente Parrilla). Ofrece regularmente conciertos en toda Europa, Japón, EEUU y Latinoamérica.

La curiosidad nos llevó el domingo 29 de julio a Segovia. La curiosidad por escuchar una voz flamenca como la de Arcángel, acompañado por un grupo de música barroca española como Academia del Piacere.
Bajo una luna inmensa empezaron a sonar los primeros acordes. Música reconocible que se respiraba con más intensidad en ese Patio de Armas de el Alcázar. Apareció en escena, entonando el primer cante, un Arcángel cómodo y feliz, que se fue entregando como el resto de los músicos a medida que avanzaba el concierto, al arte de dos mundos musicales que, pareciera en ese momento, hubieran nacido para encontrarse. En ese encuentro la música crecía de la mano de la improvisación con gusto y la experiencia de todos. Parecía que el flamenco había encontrado sus verdaderas raíces en el barroco y viceversa. Ese intercambio de ritmos que circulaban por América y Andalucía siglos atrás. Esa fusión de cantes y danzas de ida y vuelta y otra vez ida, del Golfo de Guinea al Caribe y de ahí a Triana y al Golfo de Cádiz. Una mezcla de jácaras, folías y chaconas que eran patrimonio común de la música popular y de la culta. Guarachas de Céspedes que recuerdan tanguillos de Cádiz, romances medievales de tradición oral. Músicas que se escribieron hace siglos y que ahora resucitan de la mano de los buenos músicos y el buen flamenco.

La voz de Arcángel y la viola de Alqhai dialogan en busca de un pasado y un presente musical común. Realizan en el escenario un ejercicio de libertad dejándose llevar únicamente por el instinto musical. Nada más estimulante en una noche de verano que abandonarse a la música energética de unas raíces siempre contemporáneas.

Imagen y sonido: Enrique Cornejo