Jenůfa, de LEOŠ JANÁČEK, triunfa en el valenciano Palau de Les Arts

Jenůfa

JENŮFA
Leoš Janáček
D. musical: Gustavo Gimeno
D. escena: Katie Mitchell
D. coro: Francesc Perales
Escenografía y vestuario: Lizzie Clachan
Iluminación: James Farncombe
Dramaturgia: Klaus Bertisch
Reparto: Corinne Winters, Elena Zaremba, Brandon Jovanovich, Norman Reinhardt, Petra Lang, Sam Carl, Scott Wilde, Amparo Navarro, Laura Orueta, Olga Syniakova, Quiteria Muñoz, Larisa Stefan, Leticia Rodriguez
Cor de la Generalitat Valenciana
Orquestra de la Comunitat Valenciana

 

JENŮFA de LEOŠ JANÁČEK, TRIUNFA EN EL VALENCIANO PALAU DE LES ARTS

Por Diego Manuel García Pérez

En sus programaciones, el Palau de Les Arts siempre ha ofrecido un equilibrio entre los repertorios más tradicionales y obras menos conocidas, verdaderamente innovadoras, como el Wozzeck de Alban Berg que pudo verse el pasado año, o las óperas de Benjamin Britten representados en pasadas temporadas. Faltaba mostrar el extraordinario talento del compositor checo Leos Janacek, con su Jenůfa: una de las óperas más importantes del Siglo XX. Jenůfa ha triunfado plenamente en Valencia, sobre todo por la gran prestación de la Orquesta de la Comunitat Valenciana, magníficamente dirigida por Gustavo Gimeno, el siempre excelente Coro de la Generalitat Valenciana, y las dos interpretes protagonistas: la soprano norteamericana Corinne Winters (Jenůfa) y la mezzo alemana Petra Lang (Kostelnička).

El gran legado de Leoš Janáček.

Leoš Janáček (Huvaldy, Moravia-Silesia, antiguo Imperio Austro-Húngaro, 1854 – Ostrava, República de Checoslovaquia, 1928), puede asociarse a la generación de Giacomo Puccini (1858-1924), Gustav Mahler (1860-1911) y Richard Strauss (1864-1949). La música de Janáček es de gran originalidad y muy concatenada con el folclore checo del cual fue un activo investigador. Este gran interés por la canción popular y sacar el máximo partido a la prosodia checa se hacen patentes en sus óperas, casi todas estrenadas en el Teatro Nacional de Brno: la primera de ellas Šárka fue compuesta en 1887, y estrenada en 1925. Su segunda ópera Počátet Románu (Comienzo de un romance), fue compuesta en 1891, y estrenada en 1894. Después de un largo período de gestación entre 1896 y 1903, concluyó Jenůfa, estrenada en 1904. Entre 1903 y 1907 compuso Osud (El destino) estrenada en 1958, treinta años después de su muerte. En 1917, concluyó su quinta ópera Výlety pánĕ Broučkovy (Las excursiones del Señor Broucek), estrenada en el Teatro Nacional de Praga, en 1920, año en que comienza la composición de Káťa Kabanová, estrenada en 1921, a la que seguirían Příhody lišky bystroŭky (La zorrita astuta) y Věc Makropulos (El caso Makropulos), estrenadas respectivamente en 1924 y 1926. Concluyó su última ópera Z mrtvého domu (Desde la casa de los muertos), en 1928 (el año de su muerte), que fue estrenada en 1930, y como las tres anteriores en el Teatro Nacional de Brno. Estas cuatro últimas óperas junto con Jenůfa, convierten a Janáček en uno de los más grandes compositores de este género en el Siglo XX.
Jenůfa es una adaptación que el propio Janáček realizó de la obra teatral Její pastorkyňa (La hijastra) de Gabriela Preissová, siendo uno de los primeros libretos escritos totalmente en prosa. Se trata de una historia tremendista y lúgubre emparentada con el verismo italiano y el naturalismo francés, donde incluso se produce un infanticidio, y que cuenta las complejas relaciones del triángulo amoroso formado por Jenůfa perdidamente enamorada de Števa y Laca enamorado de Jenůfa, junto a la terrible y manipuladora Sacristana, madrasta de Jenufa. El estreno tuvo lugar el Teatro Nacional de Brno el 21 de enero de 1904, y cabe señalar que ese mismo año Giacomo Puccini estrenó Madama Butterfly, y en 1905, Richard Strauss su Salomé. Por aquellos años Puccini era ya muy famoso, y Richard Strauss consiguió su primer triunfo operístico con Salomé, iniciando una triunfal andadura en este género. Muy diferente es el caso de Janáček, quien ya contaba cincuenta años cuando estrenó Jenůfa, en un teatro de provincias, no pudiendo hacerlo en Praga, ya que los gerifaltes musicales que dominaban el ambiente musical de la capital checa, encabezados por Karel Kovařovic (director del Teatro Nacional de Praga, y además compositor y director de orquesta), despreciaban a Janáček, quien finalmente pudo estrenar Jenůfa, en la capital checa, en 1916, no sin haber tenido que pagar un duro peaje, ya que la condición impuesta fue que el propio Kovařovic realizase modificaciones en la orquestación y algunos cortes. El libreto en checo fue traducido al alemán por el crítico y escritor Max Brod, lo que posibilitó su estreno en Viena, en 1918, iniciando una exitosa andadura por diferentes teatros del área germana. La llamada versión Kovařovic es la que se va a imponer durante más de sesenta años. Se estrenará en América cantada en alemán, en el neoyorkino Teatro Metropolitan, en 1924, con la gran soprano checa María Jeritza, en el papel de Jenůfa.

El olvido y la recuperación de Jenůfa.

Durante más de veinte años será representada escasamente y casi siempre en el ámbito checo. En 1950 fue estrenada en el Teatro Colón de Buenos Aires, cantada en alemán. Traducida al francés fue estrenada en París, en 1952, y cuatro años más tarde pudo verse en Inglaterra, concretamente en el londinense Covent Garden cantada en inglés. Su estreno en España se produjo en el Teatro Liceu de Barcelona, en 1965, y además cantada en checo. Se representó por primera en Italia, en el Teatro alla Scala, en 1974, traducida al italiano.
Hasta fines de los años setenta se venía representando habitualmente la versión Kovařovic, que puede contemplarse en una toma en video de 1971, realizada en la Ópera de Munich, con unas aceptables imágenes en color, cantada en alemán, y donde el papel de Jenůfa es interpretado de manera muy notable por la soprano alemana Hildegard Hillebrech, aunque el máximo atractivo es ver la portentosa actuación, sobre todo en el plano teatral, de la gran soprano sueca Astrid Varnay como Kostelnička, con la magnífica dirección orquestal del checo Rafael Kubelik, una de las grandes batutas del Siglo XX. Este video puede verse completo en YouTube.
La labor del director de orquesta y musicólogo australiano Sir Charles Mackerras (ferviente admirador de Janáček), ha sido fundamental en la recuperación de la partitura original, que Janacek revisó en 1908, materializada en la grabación discográfica, de gran calidad sonora, realizada por DECCA, en 1982, donde Charles Mackerras dirigía a la Filarmónica de Viena, con un gran reparto que incluía a la soprano sueca Elisabeth Söderström (magnífica interprete de Jenůfa), el tenor polaco Wieslav Ochman (un referencial Laca), junto a dos excelentes cantantes checos: la mezzo Eva Randová (Kostelnička) y el tenor Petr Dvorsky (Števa). Grabación auténticamente referencial de esta ópera. Señalar la gran interpretación de Jenůfa, realizada por la soprano checa Gabriela Benacková, quien en 1978-79, participó en una grabación de estudio para el sello SUPRAPHON, junto a la mezzo checa Nadezda Kniplová (magnífica Kostelnička). Por espacio de veinte años, Benacková interpretará Jenůfa en los más importantes teatros de todo el mundo; y, aparte de su grabación de estudio, se la puede escuchar en dos tomas en directo: en el Carnegie Hall de Nueva York, en 1988, junto a la impresionante Kostelnička de la gran soprano austriaca Leonie Rysanek, y ese mismo año, ambas cantantes la interpretaron en el Teatro Nacional de Brno. Las dos grabaciones pueden escucharse completas en YouTube. Cabe resaltar que en 1989, el prestigioso Festival de Glyndebourne, programó doce funciones de Jenůfa, en la versión de Brno, revisada por Janacek en 1908, con las excelentes interpretaciones de la soprano norteamericana Roberta Alexander (Jenůfa), de la soprano alemana Anja Silja (otra referencial Kostelnička) y del tenor Philip Langridge (Laca), en una magnífica producción dirigida escénicamente de Nikolaus Lehnhoff, con la escenografía y diseño de vestuario de Tobias Hoheisel, y la dirección musical de Andrew Davis, al frente de una brillante London Philarmonic. Tal fue el éxito de aquellas representaciones, que Alexander y Silja, volvieron a interpretar otras catorce funciones en Glyndebourne, en 1992. De estas representaciones nos ha quedado una toma en video (verdaderamente referencial), que está disponible completa en YouTube, con imágenes de bastante calidad y subtítulos en español.
Durante la primera década del Siglo XXI, la soprano finlandesa Karita Mattila, se convertirá en otra gran interprete de Jenůfa. Existe una toma en directo con magnífico sonido realizada en el londinense Covent Garden, en 2001, comercializada por ERATO, donde junto a Karita Mattila, puede escucharse, de nuevo, la extraordinaria Kostelnička de Anja Silja, dirigidas por el gran maestro holandés Bernard Haitink, al frente de la Orquesta del Covent Garden. Numerosos fragmentos de esta grabación están disponibles en YouTube. Altamente recomendable es la toma en video realizada en el Liceu de Barcelona, en 2005, con un magnífico reparto encabezado por la soprano sueca Nina Stemme (Jenůfa) y la soprano húngara Eva Martón (Kostelnička), aquí puede verse la famosa producción con dirección escénica de Olivier Tambosi, y que también está también disponible en YouTube.
El interés por esta ópera no deja de acrecentarse, y los últimos años está siendo interpretada de manera muy brillante por la soprano armenio-letona, Asmik Grigorian, una de las grandes voces actuales. Cantó por primera vez el papel de Jenůfa en unas representaciones que tuvieron lugar en el Covent Garden, en 2021 y que volvió a interpretar el pasado año en Berlín y Viena. Una toma en video de alta definición fue realizada en las funciones londinenses, comercializada por el sello OPUS ARTE, y en ella también puede contemplarse la gran actuación de Karita Mattila en el papel de Kostelnička. De este video puede verse en YouTube, la impresionante interpretación de Asmik Grigorian en su gran escena del Acto II. El pasado año debuto como Jenůfa, en el Gran Teatro de Ginebra, la soprano norteamericana Corinne Winsters, quien ha conseguido un importante triunfo en las funciones que han tenido lugar en el Palau de Les Arts.

Una producción de la Dutch National Opera, Ámsterdam

Esta producción holandesa fue estrenada en 2018, con dirección escénica de Katie Mitchell, ausente en la reposición que ha tenido lugar en el Palau de Les Arts, y cuyo lugar ha sido ocupado por Robin Tebbutt, con la escenografía y diseño de vestuario a cargo de Lizzie Clachan, que nos plantea una transposición de la acción original de la obra, en la Moravia rural de 1860, al tiempo actual. Aquí puede verse en el Acto I, una moderna oficina con ordenadores, donde trabaja como secretaria Jenůfa, ayudando a su abuela Buryja, en labores administrativas. Anexa a la oficina un comedor con sus respectivas mesas y sillas; ambos espacios están separados por un cuarto de baño, cerrado en su parte posterior, pero abierto para que el público pueda contemplar lo que allí sucede. Muy al fondo del escenario puede verse una moderna fábrica de harinas. En el Acto II, la acción se desarrolla en una amplia roulotte, donde Kostelnička ha recluido a su hijastra para disimular su embarazo. Encajado aparece un pequeño habitáculo donde Jenůfa cuida de su bebe recién nacido; y, en todo ese espacio lleno de símbolos religiosos, se va a desarrollar la parte más sórdida y trágica de esta ópera, en la que Kostelnička planea el asesinato de su nieto recién nacido, que consumará ya fuera de escena. El Acto III, se desarrolla en un moderno apartamento propiedad de Kostelnička, donde los personajes van elegantemente ataviados. Personalmente, creo que estas producciones, a pesar de su atractivo visual, desvirtúan totalmente ese modesto escenario rural originario de la obra, con el protagonismo de un molino, que aquí se convierte en una casi imperceptible fábrica de harinas. Esta encajada escenografía causa no pocos problemas en los movimientos escénicos de los numerosos personajes, que se hacen más patentes con la llegada de los miembros del coro. También resta proyección a las voces, agravada en muchos momentos cuando la orquesta suena en forte.
Musicalmente, Jenůfa es una gran sinfonía, donde en muchas ocasiones las voces se insertan en el entramado orquestal como un instrumento más. Gustavo Gimeno ha sabido sacar el máximo rendimiento a la orquesta en una partitura de grandes dificultades rítmicas y tímbricas, junto a una compleja variedad de dinámicas. Ya, el sonido orquestal comienza a brillar desde la misma obertura inicial con ese tintineo del xilófono (irá reapareciendo en numerosas ocasiones), en el que se superpone un tema reiterativo de sonido envolvente y circular, donde destacan cuerda y maderas (en especial las flautas), el violín solista y las trompas. Destacar durante el Acto I, la fusión de la orquesta, coro y voces solistas interpretando una música de carácter folclórico, donde destacan las brillantes intervenciones de trompetas y trombones. La orquesta ofrece imponentes sonoridades, con algunas marcadas disonancias en la conclusión del Acto I. Excelente prestación de la orquesta en la breve obertura del Acto II, con una música fuertemente descriptiva que reproduce una tormenta, con reiterados redobles de timbales y un sonido de carácter trágico donde se funden la cuerda en trémolo y maderas, con brillantes intervenciones de los fagots y clarinetes. Destacar la ejecución del pequeño interludio que sigue a la conclusión del primer gran dúo de Jenůfa y Kostelnička del Acto II, con magníficas prestaciones de las maderas (sobre todo de las flautas), a las que se unen trompeta, trombones y cuerda grave, y que concluye con el sonido de la cuerda en trémolo. En el arranque del Acto III, la orquesta se luce en la ejecución de una música de carácter folclórico con un reiterado tema ejecutado por la cuerda aguda con acompañamiento de la grave, y donde se van insertando deliciosos sonidos de oboes y flautas, retomados por los clarinetes y de nuevo por flautas y oboes. La orquesta en pleno, ofrece imponentes sonoridades en esos dos finales consecutivos de la ópera, redondeando una memorable actuación.
Siempre en Jenůfa, hay una auténtica interacción entre las voces solistas y la orquesta, con brillantes intervenciones de diferentes instrumentos: arpa, corno inglés, clarinete bajo, oboe, flautas, trompas y reiteradas intervenciones del fagot. La soprano Corinne Winters con una voz de bello timbre muy bien proyectada, ofreció una magnífica interpretación de Jenůfa, marcando la evolución del personaje, desde la joven perdidamente enamorada de Števa en el Acto I, a esa mujer, en el Acto II, cuyas trágicas circunstancias vitales la han hecho madurar rápidamente y que muestra una pena infinita a conocer la muerte de su hijo, donde muestra una gran capacidad teatral. Y, en el Acto III, su total abatimiento y desesperanza ante la confesión de su madrasta responsabilizándose de haber matado a su nieto. Finalmente, la posibilidad de redención e inicio de una nueva vida junto a Laca. Resaltar sus intervenciones en el Acto I, sobre todo en el aria que precede a su dúo con Števa, con un incisivo y rítmico fraseo, junto brillantes subidas al agudo. Y, sobre todo, su gran escena del Acto II, plena de poesía con reiteradas intervenciones del violín solista, donde muestra, con un canto pleno de expresividad, sus cambiantes estados anímicos, para concluir con una preciosa interpretación, llena de emotividad de “Salve Regina”, sin duda, uno de los momentos cumbre de esta ópera. Ya, en ese segundo final de la ópera (un arioso-dúo de arrebatadora belleza), resulta magnífica su interpretación, con unas expresivas inflexiones vocales y brillantes subidas al agudo, para fundirse con la voz de Laca, siempre acompañados por el sonido del arpa en conjunción con la cuerda y también con las trompas, ejecutando un repetitivo acorde. Excelente la mezzo alemana Petra Lang como Kostelnička, con su voluminosa voz y ese canto a medio camino entre el recitativo-expresivo y la declamación. Imponente su irrupción escénica en el Acto I, con esas frases imprecatorias dirigidas a Jenůfa, de las nefastas consecuencias de su relación con Števa, a quien considera un borracho y lo compara con su difunto marido en un brillante monólogo. Destacar su actuación en el Acto II, en los dúos con Jenůfa, con momentos de contracanto de ambos personajes; y, sobre todo, en su gran monólogo donde planea el asesinato del hijo de Jenůfa, con una interpretación plena de teatralidad. También resulta de gran dramatismo su confesión, en el Acto III, responsabilizándose del asesinato del bebe, con acompañamiento de la cuerda grave y el clarinete bajo. Logra también plasmar -en contraste con su terrible carácter- líricas emociones en el Acto II, cuando de rodillas implora a Števa que se haga cargo de Jenůfa y su hijo. El tenor norteamericano Brandon Jovanovich, en el papel de Laca, muestra una atractiva y voluminosa voz, con dominio de todos los registros, donde destaca su poderosa franja aguda. En su interpretación, alterna momentos de gran empuje dramático, con otros de encendido lirismo, que muestran sus contradicciones: malévolo y envidioso en el Acto I, y que va evolucionando hasta mostrar un auténtico amor por Jenůfa, superando cualquier tipo de prejuicios. Destacar en el Acto I, su entrada en escena dotando a su canto de fuertes acentos, así como su intervención en el dúo con el capataz de molino (interpretado muy bien por el bajo-barítono Sam Carl, de voluminosa voz), quien le reprocha la maldad de sus actos. Y, en su intenso dúo con Jenůfa a la que acaba hiriendo en la cara. También resulta magnífica su interpretación en el dramático trío con Jenůfa y Kostelnička, conclusivo del Acto II. Aporta expresividad y lirismo en sus dúos con Jenůfa del Acto III. Bastante desdibujado el también tenor norteamericano Norman Reinhardt como Števa, con una voz pequeña, incapaz de traspasar la barrera orquestal. Muy bien la mezzo rusa Elena Zaremba, en sus numerosas intervenciones del Acto I, sobre todo en el cuarteto junto a Jenufa, Laca y el capataz, en conjunción con el coro. También destacar sus intervenciones en la gran escena de conjunto del Acto III. Bien el resto de interpretes, sobre todo la mezzo Laura Orueta como Karolka, y la soprano Larisa Stefan como Jano, en su dúo del Acto I con Jenufa. Muy destacadas las intervenciones del Coro de la Generalitat Valenciana, dirigido por Francesc Perales, en esas escenas con música de carácter folclórico en los Actos I y III.

Finalmente, al escuchar esta verdadera obra maestra, cabe preguntarse ¿como habría sido la carrera de Leos Janacek? si hubiese tenido el apoyo y promoción que recibieron Giacomo Puccini y Richard Strauss.