René Pape debuta con gran éxito en el Ciclo de Lied

René Pape

Esta temporada el Ciclo de Lied que conjuntamente organizan el Centro Nacional de Difusión de la Música y el Teatro de la Zarzuela, ha retrasado su inicio hasta finales de noviembre, pero lo ha hecho con el debut en este ciclo del alemán René Pape. Uno de las voces más importantes dentro de la tesitura, cada vez más escasa, de bajo profundo. En esta ocasión no pudo estar acompañado por su pianista habitual Camillo Radicke por indisposición, y le acompañó Michael Schütze, que resolvión su participación con gran profesionalidad.

Para la ocasión se eligió un repertorio poco convencional pero de una gran belleza. Comenzó con Die ihr des unermesslichen Weltalls Schöpfer ehrt (Los que adoráis al Creador del Universo inconmensurable), K 619, de Wolfgang Amadeus Mozart que se escuchaba por primera vez en este ciclo. Continuó esta primera parte con Canciones bíblicas, op. 99 (1894) de Antonín Dvořák (1841-1904).

La pieza mozartiana contenía la riqueza de estilos del compositor, a las que Pape respondió con su bello y oscuro timbre, su extraordinaria zona central y una voz homogénea, densa y sin artificios. Hizo derroche además de una buena dicción en checo, en las intimistas y recogidas Canciones de Dvořák, el ruso, el inglés y, claro está, de su alemán natal.

La segunda parte dió comienzo con Three Shakespeare songs, op. 6, tres obras de un compositor poco conocido, el británico Roger Quilter, con textos de Shakespeare pero tal vez de una tesitura menos adecuada para Pape, que no se encontró muy cómodo, sobre todo en los agudos.

Terminó esta segunda parte con los Cantos y danzas de la muerte, de Modest Mussorgski. En esta ocasión el bajo alemán encontró su nicho sonoro, tanto en la tesitura como en la teatralidad de la interpretación. Poniendo así un magnífico colofón a este variado recital.

Ofreció tres propinas ya más relajado y con un público entregado. Un buen debut de un cantante que estamos más acostumbrados a ver desenvolverse sobre un escenario operístico, pero que ha dejado muy buen sabor de boca en su primera y, esperamos que no última, intervención en el Ciclo de Lied.

Fotografía: Elvira Megías