A pesar de su apellido de origen georgiano, María Katzarava viene de México. Esa tierra que nos regala siempre potentes y expresivas voces. La suya es, sin duda, una de las que con mayor intensidad suenan. Ha llegado a Europa y ha establecido su centro de operaciones en Barcelona, iniciando una carrera internacional que se apunta exitosa. El 6 de agosto se estrena en uno de sus roles favoritos, la Liú de Turandot, junto a Irène Theorin y Roberto Aronica. Entre ensayo y ensayo ha respondido a las preguntas de Brío Clásica.
Quédense con el nombre, María Katzarava, porque ha venido para quedarse.
Brío Clásica: El día 6 de agosto se estrena en el Festival de Peralada Turandot. Su personaje, Liú, no es desconocido para Usted, lo ha interpretado ya en Cagliari y en Caracalla. Liú es, junto a Mimi y Butterfly una de las heroínas puccinianas más sufridoras. Necesita de una gran expresividad interpretativa. ¿Cómo se aborda un rol como este?
María Katzarava: Especialmente el rol de Liú es muy afortunado para nosotras las sopranos. Está perfectamente bien escrito musicalmente y creo que Puccini le ha dado el perfil psicológico que requiere este papel, y que es muy claro. Pienso que es un dulce para la intérprete, porque también está muy apegado al gusto del público y que éste se siente mucho más cercano a lo que siente Liú, que a lo que puede sentir Truandot.
B.C.: Usted ha tenido la oportunidad de perfeccionar su técnica junto a Mirella Freni, una grandísima Liú. ¿Llegó a preparar este personaje con ella?
M. K.: Yo estudié un tiempo con Mirella y uno de los roles que más preparé con ella fue el de Liú. Este personaje es uno de mis caballitos de batalla. Es de los que más interpreto y es, además, uno de mis papeles favoritos. Con este personaje si que lo di todo con Mirella.
B. C.: Su personaje en Turandot tiene dos extraordinarias arias casi consecutivas, “L´amore?… Tanto amore e inconfesato” y la bellísima “Tu che di gel sei cinta”, un precioso y dramático andantino. ¿Cuáles son las mayores dificultades a la hora de interpretar estas dos arias?
M. K.: Siempre se busca que la Liú sea muy expresiva y que tenga esos piannissimi que el público espera siempre de la intérprete. Creo que esa es la mayor dificultad es este de este personaje.
B. C.: Sabemos que domina distintos registros, desde Desdemona en Otello, Micaela en Carmen, Antonia Y Giulietta en los Cuentos de Hoffmann, Margarita en Fausto… Incluso hace incursiones en el repertorio barroco, Dónde se siente más cómoda ahora mismo?
M. K.: Me siento más cómoda precisamente en el repertorio más pesado, justo donde me estoy enfocando más en estos momentos. Como Madama Butterfly, Tosca o Il trovatore, Simon Boccanegra. Todos roles más maduros vocalmente. Para los que he tenido que esperar muchos años y por fin lo logré y estoy en ellos.
B. C.: ¿Y qué roles se ve interpretando en el futuro?
M. K.: Yo creo que esos roles van a ser mi máximo. Es donde mi voz puede realmente evolucionar y me siento cómoda al cien!. Donde yo puedo realmente sentirme a gusto y plena. Son además roles que histriónicamente me gustan mucho y los siento muchísimo cuando los interpreto. Así todo es más fácil para poder transmitírselo al público.
B. C.: Usted, antes de adentrarse de lleno en la lírica, exploró otros mundos musicales como el Pop o el Rock. Para un cantante lírico, y teniendo en cuenta lo delicada que es la voz, ¿utilizar registros diferentes hace a la voz más versátil o, por el contrario, puede llegar a perjudicarla?
M. K.: Creo que hay que ser una artista sensible y abierta a la vez. Yo soy de la idea de que es una gran experiencia abrir tus horizontes, tus puertas, también a otros repertorio, a otros géneros. Y siempre con la inteligencia de saber cambiar tu chip. Si vas a cantar Pop-Rock, cambias el chip para que no suenes a una cantante de ópera queriendo cantar como una popera, que es algo terrible, y viceversa. Yo creo que la inteligencia está en eso, en simplemente saber que cuando cantas pop es pop y cuando cantas ópera es ópera. Yo he tenido esa oportunidad y me encaminé a la ópera a través del pop. Y es algo que aún puedo diferenciar y tener la facilidad de cambiar el chip. Y creo, sin duda, que eso también ayuda mucho a atraer a un público que no siempre está empapado de ópera. Es una gran posibilidad.
B. C.: Su mentalidad es muy abierta a la hora de abordar nuevas producciones. ¿Qué opina de las escenografías más actualizadas que utilizan a veces la provocación como elemento fundamental de la obra?
M. K.: Yo soy muy abierta siempre, también con los directores de escena para explorar nuevas facetas de algún personaje que muchas veces he llegado a interpretar de manera tradicional. Yo estoy muy a favor de las puestas en escena contemporáneas. Cuando quieren presentar una situación actual, siempre y cuando tengan una lógica y una historia que realmente me cuadre, siempre estoy dispuesta. Creo que también la gente lo agradece mucho. No siempre y exclusivamente propuestas tradicionales.
B. C.: Su madre es violinista mexicana y su padre es violinista georgiano, y tal vez sean dos concepciones distintas de interpretar la música. ¿Existe alguna diferencia de sonido entre las orquestas europeas y la americanas?
M. K.: Yo creo que si. La cultura milenaria siempre se ha enfocado también el los instrumentos y en la música clásica. La historia es más antigua en Europa. Creo que tiene un sonido diferente. Yo creo que se puede diferenciar incluso en las orquestas europeas de una georgiana a una rusa, sobre todo en la técnica. Incluso con los cantantes. Se puede diferenciar su origen solo por la técnica. Hay diferencias muy marcadas.
B. C.: México ha sido siempre cuna de extraordinarios cantantes como Ramón Vargas. Ahora Usted misma o Javier Camarena. ¿Cómo ve el futuro de la lírica en su país?
M. K.: Me enorgullece muchísimo ver que salen tantas voces mexicanas. Es muy importante resaltar la presencia de las sopranos, no solo de los tenores. Las sopranos y mezzos, también las contraaltos que son sobre todo del norte de México y donde me he encontrado con gratísimas sorpresas. Insisto, no solo de los hombres, sobre todo de las mujeres y creo que hay que empezar a dar un peso muy importante a las mujeres que estamos muy presentes. Pero a veces se da más presencia a los tenores y las voces femeninas son muy importantes.