Naroa Intxausti rinde homenaje a Federico García Lorca en su primer disco en solitario

septiembre 2025
Naroa Intxausti

“La canción de concierto sigue más viva que nunca”, confiesa Naroa Intxausti, soprano bilbaína de consolidada trayectoria en escenarios europeos, al hablar de Lorca de amor y muerte (Cezanne Producciones), título que lleva su primera grabación realizada junto a ese experto en el género que es el pianista Aurelio Viribay. El disco gira en torno a la obra de Federico García Lorca, sin duda uno de los poetas más musicados de la Generación del 27, “e incluye canciones de tres compositores y una compositora contemporáneos de gran relevancia en la actualidad, de estilos muy diferentes entre sí, y que se han inspirado en textos de Lorca de distintas épocas, una de las aspiraciones de esta grabación”, añade la cantante. “El proyectó se gestó a raíz de un recital que ofrecimos junto a Aurelio Viribay en el festival bilbaíno Musika-Música, que en su edición de 2023 llevaba por título Notas y Letras, con un programa que incluía canciones con textos de Lorca; lógicamente no hubo espacio para incluir toda la música que se ha compuesto con textos del gran poeta granadino, pero nos entusiasmó la idea de grabar un álbum en el que pudiéramos ampliar ese horizonte; tras meses de investigación teníamos claro algunas premisas: por un lado hemos querido poner el foco en obra de nueva creación, de compositores actuales o contemporáneos, y a ser posible que fuera inédita; es importante que el público sepa y entienda que la canción de concierto sigue de actualidad, con autores que componen música inspirándose en poetas tan importantes como Federico García Lorca, Rafael Alberti o Antonio Machado”.

Miguel Asins Arbó (1916-1996), compositor barcelonés inscrito en la tradición musical valenciana, es el único de los autores incluidos en el disco que no está vivo. Intxausti aclara que se le conoce sobre todo por “como compositor de bandas sonoras de títulos tan fundamentales del cine español como El Cochecito (1960, Marco Ferreri), Plácido, El Verdugo y La Vaquilla (1961, 1963 y 1985, Luis G. Berlanga)”. De él se incluye Tres romances gitanos (1979), inspiradas en los célebres poemas del Romancero gitano lorquiano escrito entre 1924 y 1927, “una joya inmersa en la cultura gitana de Andalucía que Lorca embadurnó de pena y desasosiego; Asins, con gran maestría y acierto, musica las populares La casada infiel, La monja gitana y Romance de la luna, luna.

Tres gacelas de amor y de muerte (2014), del destacado compositor madrileño Hermes Luaces (1975), pone música a poemas del libro Diván del Tamarit que el escritor granadino cristalizó en el período previo a la Guerra Civil y que fue publicado póstumamente, en 1940, en Buenos Aires y Nueva York. Son obras que dibujan con fidelidad los trascendentales temas del amor y de la muerte, y “entre gacelas (referidos al amor y al erotismo) y casidas (principalmente referidos a la muerte), formas que constituyen un explícito homenaje a la histórica poesía arábiga cultivada en Granada”, comenta el musicólogo José Luis García del Busto en la notas al repertorio del disco.

El gallego Borja Mariño (1982) atesora a sus espaldas un importante bagaje como compositor, más allá de su consolidada trayectoria como pianista repertorista en teatros de toda España, de quien se incluye su ciclo Vaqueros en Nueva York (estrenada en Madrid en 2024), que agrupa cuatro canciones que combinan dos poemas tempranos de Lorca (La balada del mar y Veleta) escritos en su pueblo natal, Fuente Vaqueros, y publicados en el Libro de poemas (1921), con otros dos (Vals en las ramas y Muerte) creados en la ciudad de los rascacielos en la que inició, en 1929, su vanguardista y popular poemario Poeta en Nueva York que finalizó en Cuba en 1930 y que se publicaría póstumamente, en 1940.

Por último, Cinco canciones (1986), de Elisenda Fábregas (1955) –renombrada compositora catalana que ha desarrollado principalmente su trayectoria profesional en centros universitarios y musicales de Estados Unidos y Corea del Sur–, vio la luz en 1988. Tres de estas piezas (El silencio, Las seis cuerdas y Clamor) ponen música al Poema del cante jondo de Lorca publicado en 1931 pero escrito en 1922 a propósito del emblemático Concurso de cante jondo que organizó Manuel de Falla en la Plaza de los Aljibes de la Alhambra de Granada –con la participación de Lorca y célebres pintores de la época– para rescatar el cante primitivo andaluz que estaba a punto de desaparecer; a estas piezas se unen La luna negra, que se incluyó posteriormente como poema adicional del mencionado Poema del cante jondo y La mano imposible del comentado poemario Diván del Tamarit.