Adrianne Pieczonka

Schubert escribe Winterreise (Viaje de invierno) estando muy avanzada ya la sífilis que acabaría con su vida poco tiempo después. Solitario y sin haber tenido ningún éxito en su carrera, Schubert  desgrana a lo largo de 24 canciones dos de los temas fundamentales en los poemas de Wilhem Muller, la soledad y el camino. Y lo hace transmitiendo, de manera desgarradora, su propio invierno interior, lleno de melancolía, soledad y temor por esa muerte que le acechaba.

Winterreise fue escrito inicialmente para voz de tenor, bien conocida por Schubert. Pero es la voz de barítono la que con mayor frecuencia aborda este repertorio, tal vez porque describa la melancolía con mayor exactitud. Pero en esta ocasión, el Ciclo de Lied del Teatro de la Zarzuela y del Centro Nacional de la Música nos han sorprendido con la voz Adrianne Pieczonka. Todo un descubrimiento escuchar la expresión romántica más profunda de la mano de esta soprano canadiense, ya experimentada sobre los escenarios. Tal vez  gracias a esa experiencia vital y profesional se deba la capacidad de transmitir tantas emociones distintas contenidas en esta obra. Pieczonka ha ido desgranando, de manera turbadora, cada momento en el que Schubert describe, a través de su música, la llegada del final del camino. Una voz luminosa y esmaltada cuando las dinámicas ascendentes lo requieren, como en Frühlingstraum (sueño primaveral), o capaz de crear atmósferas cargadas de melancolía o dulzura, como en Der Lindenbaum (El tilo) o Der Leiermann (El zanfonista).

Estuvo acompañada al piano por Wolfram Rieger, quien marcó, con técnica impecable y elegancia, el camino perfecto a Pieczonka para transitar la romántica melancolía descrita por Schubert. Su conocimiento del repertorio liederístico es impecable, como su dominio del instrumento. Formaron un tándem perfecto en coordinación y expresividad que dejó al público feliz y satisfecho.

Adrianne Pieczonka

La soprano Adrianne Pieczonka interpretará Winterreise de Franz Schubert dentro del XXV Ciclo de Lied que coproducen el Centro Nacional de Difusión Musical (CNDM) y el Teatro de la Zarzuela. El concierto será el lunes 28 de enero a las 20h00 en el propio coliseo de la plazuela de Jovellanos, y ha levantado una especial expectación ya que ‘Viaje de invierno’ está considerada como una de las obras fundamentales del género, y la cantante canadiense, que estará acompañada por el pianista Wolfram Rieger, una de sus voces más representativas.

Las entradas, con un precio general de 8 a 35 euros, ya están a la venta en las taquillas del Teatro de La Zarzuela, teatros del INAEM, www.entradasinaem.es y 902 22 49 49.

Winterreise: el profundo viaje interior 

El crítico Arturo Reverter indica que: «El lirismo de Schubert es el lirismo del lied, que tiene como preocupante y profundo telón de fondo nada menos que la tan romántica idea de la muerte, que se intuye, se presiente, se hace real finalmente, sola o en singular conexión con la naturaleza circundante, tras cada efecto instrumental, melódico o armónico; tras esos sutiles encadenamientos temáticos, aparentemente improvisados o por debajo de expresivos trémolos, de abundantes cromatismos, de las disonancias o de las apoyaturas. A través de la efusión lírica las cosas son transfiguradas en ese universo romántico al que acaba por adscribirse y en el que nada será ya lo que fue. Winterreise (Viaje de invierno) es, en efecto, un auténtico viaje interior, una idea básica, como hemos dicho, en la música de Schubert. En pocas ocasiones se ha pintado con tanta precisión, justeza y dramatismo la soledad, la desolación y la desesperanza; en pocas oportunidades se ha calado tan hondo en el drama íntimo de un ser humano y se ha profundizado en la antesala de la propia muerte como en estas canciones, verdadero viaje hacia la nada. Dos temas fundamentales y recurrentes en el músico dominan los poemas de Wilhelm Müller: de nuevo la idea de viaje, de cambio de situación en el espacio, de traslado, y la soledad». Jordi Roch añade: «Ambos eran caminantes, Franz Schubert, por los bosques de Viena y Müller, en los paisajes paradisiacos de los alrededores de Dessau, y más tarde en Berlín, en compañía del poeta Friedrich Rückert, y en Roma. A fines del siglo XVIII, el Wanderschaft o persona errante equivalía a la idea del verso de Machado: «Se hace camino al andar», y el Wanderer («caminante»), desde el primer lied que con este título escribiera Schubert en 1816, es tema recurrente en toda su obra.»

«Reconocida internacionalmente por sus interpretaciones de Wagner, Strauss, Verdi y Puccini, Adrianne Pieczonka ha encarnado poderosas heroínas como Senta, Chrysothemis, Sieglinde, la Mariscala, la Emperatriz, Tosca, Elisabetta y Amelia en los principales escenarios de Europa, América el Norte y Asia. Ha cantado en el Metropolitan Opera de Nueva York, Royal Opera House Covent Garden, Viena, París, Berlín, Madrid, Múnich, Frankfurt, Los Ángeles y La Scala, así como en los Festivales de Salzburgo, Bayreuth, Glyndebourne y Aix-en-Provence, dirigida por James Levine, Riccardo Muti, Zubin Mehta, Sir Neville Marriner, Claudio Abbado, Richard Bradshaw, Lorin Maazel, Nikolaus Harnoncourt, Anthony Pappano o Sir Georg Solti.

Recientes y futuros compromisos incluyen Elektra (Barcelona Liceu, San Francisco, Metropolitan Opera Nueva York), Tosca (Toronto, Viena, Londres), Un Ballo in Maschera (Viena, Múnich), Fidelio (Metropolitan Opera), Die Frau ohne Schatten y Der fliegende Holländer (Múnich), Der Rosenkavalier (Múnich y Carnegie Hall Nueva York) y Tosca (Staatsoper Berlín), entre otros. Pieczonka es también una consumada artista en el repertorio de concierto y recitales, y se ha presentado con gran éxito en la Konzerthaus de Viena, Salle Pleyel de París, Lincoln Center y Carnegie Hall de Nueva York, los Proms de Londres, Festivales de Edimburgo, Lucerna, Montpellier y Salzburgo. Recientemente ha cantado las Cuatro Últimas Canciones con la Vancouver Symphony Orchestra y Die Winterreise con la pianista Rachel Andrist en Toronto.

La soprano canadiense estudió en las Universidades de Western Ontario y Toronto, y empezó su carrera en la Canadian Opera Company de Toronto. En 1989 fue contratada como solista en la Volksoper de Viena y en 1991 entró a formar parte de la compañía de la Wiener Staatsoper, donde inició su carrera internacional. En marzo de 2007 fue nombrada Kammersängerin por el gobierno austríaco.

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