El lunes 20 de mayo a las 20 horas, el Centro Nacional de Difusión Musical (CNDM) en coproducción con el Teatro de La Zarzuela presentan en el XXV Ciclo de Lied a la mezzosoprano argentina Bernarda Fink junto al pianista Anthony Spiri. El programa elegido para esta velada muestra las raíces de la cantante argentina de padres eslovenos, con obras de Bohuslav Martinu, Lucijan Marija Škerjanc y Antonin Dvorák, que exponen el lado europeo de su cultura además de piezas de los españoles Joaquín Rodrigo y Manuel de Falla y los argentinos Carlos Guastavino y Alberto Ginastera, expresión musical de lo popular hispano a este y al otro lado del Atlántico. Según Blas Matamoros: «Tal empresa resuelve unos cuantos desafíos. Sus compositores cubren diversos momentos del siglo XX. Es decir: pertenecen a una época de la música habitada por tendencias distintas, polémicas fuertes y ensayos audaces. Recoger aires anónimos y tradicionales, memorias sueltas sin fecha cierta, para resolverlas con lenguajes contemporáneos que no siempre resultan coetáneos, implica respetar lo recibido, a la vez que hacerlo moderno. Incluso volverlo compatible con la ruptura vanguardista. Al mismo tiempo, perfilar lo nacional o meramente local dentro de un código que no pertenece a ninguna peculiaridad determinada, sino al bagaje mundial de la música.»

Las entradas, con un precio general de 8 a 35 euros, ya están a la venta en las taquillas del Teatro de La Zarzuela, teatros del INAEM, www.entradasinaem.es y 902 22 49 49.

Bernarda Fink: expresividad a flor de piel 

Según Arturo Reverter: «Fink es una mezzosoprano muy lírica, de bien labradas vibraciones, de expresividad a flor de piel y de canto aéreo y mesurado».

Hija de padres eslovenos, Bernarda Fink nació en Buenos Aires y recibió educación vocal y musical en el Instituto Superior de Arte del Teatro Colón, donde actuó con frecuencia. Fink es una de las cantantes más solicitadas en conciertos y recitales, aclamada por su versatilidad musical e invitada por las principales orquestas y directores de Europa y América. Su repertorio abarca desde la música antigua hasta la música del siglo XX y ha cantado con maestros como Daniel Barenboim, Herbert Blomstedt, Semyon Bychkov, Riccardo Chailly, sir John Eliot Gardiner, Valery Gergiev, Bernard Haitink, René Jacobs, Mariss Jansons, Riccardo Muti, sir Roger Norrington, Trevor Pinnock, Georges Prêtre, sir Simon Rattle y Franz Welser-Möst. Tuvo una estrecha colaboración artística con Nikolaus Harnoncourt, reflejada en numerosas grabaciones. Entre sus interpretaciones destacan los papeles de Cecilio (Lucio Silla), dirigido por Nikolaus Harnoncourt en el Theater an der Wien, Idamante (Idomeneo), en una producción de Luc Bondy y Jesús López Cobos en el Teatro Real, e Irene (Theodora), con Ivor Bolton en el Festival de Salzburgo. También ha cantado Sesto (La clemenza di Tito) e Idamante bajo la batuta de René Jacobs. En 2017, debutó en Pelléas et Mélisande en la Wiener Staatsoper.

En su faceta como solista está presente en las principales salas de concierto. Además, ha interpretado canciones de Dvořák y Janáček con el Cuarteto Pavel Haas en el Wigmore Hall de Londres, en el Concertgebouw de Ámsterdam, en La Haya y en Madrid. En la temporada 2018-2019, en la que ya ha cantado en Colonia, Viena y París, destaca la interpretación de las Canciones bíblicas de Dvořák con Manfred Honeck en Praga y Dresde, la Sinfonía nº 2 de Mahler con la Boston Symphony Orchestra y Andris Nelsons y con la Orchestre National des Pays de la Loire en Angers y Nantes, la Sinfonía nº 3 de Mahler en Bamberg, París, Mascate y Ostrava, así como la Das Lied von der Erde con la South Netherlands Philharmonic y Hans Graf en los Países Bajos. Fink tiene una amplia discografía: su último álbum incluye los lieder de Mahler, acompañado por la Niederösterreichisches Tonkünstlerorchester, Andrés Orozco-Estrada y Anthony Spiri. En 2006, el canciller de Austria le otorgó la Medalla Honoraria de Austria de las Artes y las Ciencias y, en 2013, recibió, junto con su hermano Marcos, el premio cultural más prestigioso de Eslovenia, patrocinado por la Fundación Prešeren, por su grabación Slovenija!. En 2014, recibió el título de Österreichische Kammersängerin.

Nuevo disco del Cuarteto Quiroga

Un diálogo folclórico y vanguardista entre Bartók, Ginastera y Halffter .

El Cuarteto Quiroga publica su quinto disco, Terra, un proyecto con el que pretenden reivindicar la naturaleza esencialmente popular de la música a través de las composiciones de Béla Bártok, Alberto Ginastera y Rodolfo Halffter, además de rebelarse contra las etiquetas que simplifican el universo de la creación musical. Terra, cuarto disco que producen con el sello Cobra Records, lleva desde el 1 de junio a la venta en internet y estará disponible en tiendas a partir del 26 de junio.  Antes, el día 16, la agrupación integrada por Aitor Hevia, Cibrán Sierra, Josep Puchades y Helena Poggio hará una presentación del disco a las 20:00 horas en la Quinta de Mahler.

Este álbum confirma el formidable momento artístico de Cuarteto Quiroga y aparece tras una serie de discos que han tenido una gran acogida tanto de público como de crítica especializada, recibiendo premios y distinciones de las más importantes revistas españolas, europeas y norteamericanas: su debut Statements (Cobra 2012); (R)evolutions (Cobra 2013), dedicada a la música temprana de la Segunda Escuela de Viena; Frei Aber Einsam (Cobra 2015), con obras de Brahms; y Piano Quintets. Granados y Turina (Harmonia Mundi, 2015), junto al pianista Javier Perianes.

El álbum incluye Cuarteto de Cuerda núm. 2, Op.17., obra compuesta por el húngaro Béla Bartók en 1917; Ocho Tientos para cuarteto de cuerda, Op. 35 (1973), de Rodolfo Halffter; y Cuarteto de cuerda núm. 1, Op. 20, una composición de Alberto Ginastera fechada en 1948. “Nuestro viaje comienza en Bartók, referente universal para todos los compositores del siglo XX y XXI en esta aproximación a la composición, y lo pone en contacto con dos figuras interesantísimas del universo hispánico: el argentino de origen catalán Alberto Ginastera y el madrileño Rodolfo Halffter, exiliado en México tras la Guerra Civil”, comenta Cibrán Sierra, violinista del Cuarteto Quiroga.

Parece que si haces sonar una gaita haces música ‘folk’, si percutes un yembé haces música ‘étnica’ y si rasgas una guitarra haces música ‘POPular’, pero si tocas un Ländler transcrito por Schubert o un Minuetto de Haydn, entonces haces música ‘seria’, ‘culta’ y ‘clásica”. Así explica Sierra el punto de partida de esta nueva aventura discográfica.

La intención de Terra es poner en cuestión la subjetividad de las etiquetas en cualquier manifestación artística, en especial la música, a través de tres autores catalogados como “clásicos” que integraron la tradición popular con total naturalidad a su obra. Tanto Bartók, como Ginestera y Halffter contribuyeron con su genio creativo a la tradición musical de su tierra. “Si hemos llegado al punto de considerar más ‘culta’ la música de Bartók o Schubert que una melodía tradicional gallega, la cual, a su vez, es calificada de ‘popular’ frente a la escrita por aquellos grandes compositores, lo hemos hecho por motivos ajenos a la naturaleza de la música misma, que no entiende para nada de categorías estéticas que no son más que prejuicios de clase o intereses de mercado”, concluye Sierra.

Bomarzo

A unas dos horas en coche al norte de Roma, se encuentra la pequeña y encantadora localidad medieval de Viterbo, en la región del Lazio. A las afueras de Viterbo, en Bomarzo, se levanta el Castello degli Orsini. Perteneciente a los Orsini, una de las más rancias e ilustres familias de la Italia medieval. Pier Francesco Orsini, hijo de Giovanni Corrado Orsini y Clarice Anguillara, consiguió heredar el ducado años después de la muerte de su padre. En 1550, tras el fallecimiento de su esposa, Giulia Farnesio, el duque Orsini se retiró a vivir a Bomarzo rodeado de artistas y literatos, y se dedicó a la construcción del llamado Parco dei Mostri o Sacro Bosco, el jardín de Bomarzo. Un espacio en el que destacan las enigmáticas y torturadas esculturas que se esconden en la frondosidad de su vegetación. La ópera Bomarzo narra los delirios de este duque extravagante, jorobado hasta la deformidad y obsesionado por la inmortalidad. Sus sueños muestran la vida de lujuria y corrupción de las familias nobles de una de las épocas más atractivas de la historia, el cinquecento italiano.

Este jardín de los monstruos fue la inspiración de Manuel Mújica Láinez para su obra literaria Bomarzo y el libreto de la ópera del mismo nombre, a la que puso música Alberto Ginastera.

No es fácil adentrarse en esta producción sin tener las claves que proporciona la lectura de la obra. Lo primero que sorprende es la ausencia del barroquismo del libro de Láinez. Esto crea un enorme abismo que no permite conectar del todo con la historia. Este Bomarzo de Pierre Audi aparece desnudo ante el público desde la primera escena. Un gran agujero negro domina todo el escenario en el que las diferentes edades del duque de Orsini deambulan entre sueños y pesadillas. Mientras, aparecen proyectados los vídeos de Jon Rafman que muestran esculturas del jardín de los monstruos y una aproximación a su mundo onírico.

La escenografía traslada perfectamente el carácter opresivo y claustrofóbico que sufre el protagonista, pero de ella se ausentan los ornamentos literarios que mejor conectan con la época que relata. El resultado es inquietante y la partitura de Ginastera, maestro en la descripción de los más bajos instintos a través de la música, no hace sino potenciar esa inquietud. Si se trataba de conseguir este efecto, está plenamente logrado.

La versión musical que ofreció David Afkham fue brillante. Precisión milimétrica para una percusión que inunda la partitura. Como acertada fue la intervención del elenco vocal, muy ajustado cada uno a su personaje. Lástima que para una ópera cantada en español, apenas se les entendiera a ninguno.

La actuación del coro, situado en el foso junto a alguno de los miembros de la JORCAM, ofreció alguno de los momentos más destacados de la representación. Sobre todo la joven Patricia Redondo en la canción del pastorcillo. Magnífica dirección de Andrés Máspero y Ana González.

Este Bomarzo es más teatral que operístico. Para ello solo hay que resaltar la buena actuación de John Daszak interpretando a Pier Francesco Orsini. Su personaje no descansa en toda la obra y consiguió transmitir el verdadero tormento de Orsini a través de su dramatización y de su desgarradora voz. A pesar de ser británico, su dicción fue mejor que la de algunos nacionales.

El joven barítono Germán Olvera fue un perfecto Girolamo, frívolo y despectivo. No tuvo mayor problema en cantar completamente desnudo sobre una plataforma. Valor no le falta.

La contralto Hilary Summers interpretó a Diana Orsini. La peculiaridad de su voz dotó de mucho carácter el papel de abuela del protagonista. Una voz que nota el paso del tiempo y que resultó muy apropiada al personaje.

La soprano Nicola Beller Carbone, como Julia Farnese, cumplió muy bien con su papel con una más que agradable voz.

Interesante y potente fue también la voz y la interpretación del barítono Thomas Oliemans como Silvio de Nardi.

Milijana Nicolic es la mezzosoprano que dio vida a Pantasiela, uno de los papeles más extensos de la obra que defendió con soltura, tanto en lo vocal como en la interpretación.

Sensación contradictoria la que deja Bomarzo que era, a pesar de todo, imprescindible en la programación de un Teatro Real que esta temporada está saldando algunas deudas históricas con la programación de determinadas obras y autores.

Texto: Paloma Sanz
Fotografías: Javier del Real
Vídeo: Teatro Real

BOMARZO
Música de Alberto Ginastera (1916-1983)
Ópera en dos actos, Libreto de Manuel Mújica Lainez, basado en su novela homónima
Estrenada en el Lisner Auditorium de Washington D. C. el 16 de mayo de 1967
Nueva producción del Teatro Real, en coproducción con De Nationale Opera de Amsterdam
D. musical: David Afkham
D. escena: Pierre Audi
Escenógrafo e iluminador: Urs Schönebaum
Figurinista: Wojciech Dziedzic
Dramaturgo: Klaus Bertisch
Creador de vídeo: Jon Rafman
D. coro: Andrés Máspero
D. coro Pequeños Cantores: Ana González
Reparto: John Daszak, Germán Olvera, Damián del Castillo, James Creswell, Hilary Summers,
Milijana Nikolic, Nicola Beller Carbone, Thomas Oliemans, Albert Casals, Francis Tójar

Críticas