La voz humana

Entre el 17 y el 28 de marzo el Teatro Real ofrecerá seis funciones de una nueva producción, con dirección de escena de Christof Loy, que enlaza dos óperas para soprano y orquesta –La voz humana (con libreto de Jean Cocteau y música de Francis Poulenc) y La espera (con libreto de Marie Pappenheim y música de Arnold Schönberg)– y un monólogo teatral, Silencio, creado expresamente para la ocasión por Rossy de Palma y Christof Loy.

Casi cincuenta años median entre la composición de La espera (1909), de Arnold Schönberg (1874-1951), y La voz humana (1958), de Francis Poulenc (1899-1963), dos obras protagonizadas por mujeres desquiciadas por el dolor punzante de una separación, el desamor, los celos y el miedo a la soledad… y al silencio.

En la nueva producción del Teatro Real las dos óperas se sucederán en orden inverso al de su creación: primero la tragédie lyrique de Poulenc y después el monodrame de Schönberg, ya que el director de escena Christof Loy propone un viaje del realismo de la primera al expresionismo de la segunda, situando ambos dramas en el mismo inmenso espacio doméstico hogareño, lo que refuerza la percepción de sus distintos lenguajes musicales y dramatúrgicos, articulados por el dolor corrosivo e inconsolable de una ruptura amorosa.

Desde su estreno en la Comédie Française en 1930, La voz humana, de Jean Cocteau (1889-1963), ha sido interpretada por grandes actrices, tanto en el teatro como en el cine, donde fue dirigida por Roberto Rossellini (con Ana Magnani), Ted Kotcheff (con Ingrid Bergman), Carlo Ponti (con Sofia Loren) o Pedro Almodóvar (con Tilda Swinton), entre otros. Pero fue sin duda la ópera de Poulenc la que mejor logró expresar el vertiginoso caleidoscopio de emociones que experimenta la protagonista en la última conversación telefónica que mantiene con su expareja, que se casará al día siguiente con otra mujer.

La música de Francis Poulenc logra acompañar, con una orquestación refinada y casi camerística, a la protagonista –y también a su silente interlocutor– en su intento desesperado de atar a su amante con el hilo que les unió –ahora débil como la línea telefónica llena de interferencias, interrupciones y silencios que los conecta– fingiendo, confesándose, recordando, divagando, chantajeando, seduciendo, gritando, llorando, con las frases entrecortadas con las que se va desnudando en su deriva hacia la muerte.

Si en La voz humana la protagonista mantiene la conexión con la realidad, pese al efecto turbador de las pastillas y a su angustia extrema, en La espera, la mujer abandonada pierde la razón en la tormentosa búsqueda del amor que la traicionó, hasta encontrar su cuerpo muerto. Su discurso confuso, entrecortado y delirante evoca ya un estado patológico, con ráfagas de locura y la emergencia de estados del consciente y del subconsciente en sintonía con las tendencias científicas, intelectuales y artísticas de la Viena de Sigmund Freud y Josef Breuer, tan cercanos a Arnold Schönberg.

De hecho, el libreto de Marie Pappenheim (1882-1966), entonces una joven poeta y brillante estudiante de medicina -más tarde feminista y autora de una de las primeras publicaciones en defensa del aborto-, parece inspirarse en los casos clínicos de enfermedades mentales, que transformó en materia literaria. Su libreto, escrito en tres semanas, fue transformado en música por Arnold Schönberg, judío como ella, en apenas 17 días. Esta brevedad y emergencia en la creación de la obra puede haber beneficiado la intención del compositor, que buscaba una música fluida, atemática, atonal, libre de corsés formales y con un único y débil apoyo polifónico orquestal, que parece marcar el tiempo de acuerdo con su intención de “representar a cámara lenta todo lo que sucede durante un único segundo, estirándolo hasta media hora”.

La voz humana será protagonizada por Ermonela Jaho y La espera, por Malin Byström, ambas grandísimas cantantes que debutarán en sus exigentes papeles.

Como nexo entre ambas óperas, Rossy de Palma -que participa también en La voz humana– estrenará e interpretará el monólogo Silencio, con textos de Oscar Wilde, Bertolt Brecht y también suyos.

La dirección musical será de Jérémie Rhorer, que vuelve a dirigir a la Orquesta Titular del Teatro Real en dos partituras en las que la orquesta viaja a lo más profundo del alma y a nuestras emociones más extremas.

La producción, concebida por Christof Loy -que también firma la escenografía, junto a Guadalupe Holguera-cuenta con el vestuario de Barbara Drosihn, la iluminación de Fabrice Kebour y la entrega absoluta de tres grandes intérpretes sobre las que cae la fuerza avasalladora de estas obras que expresan, desde estéticas muy dispares, el terrible miedo al abandono, al vacío y al silencio.

TELEFÓNICA, MECENAS PRINCIPAL TECNOLÓGICO DEL TEATRO REAL

Telefónica, mecenas principal tecnológico del Teatro Real, impulsa su desarrollo digital y la mejor conectividad para optimizar la experiencia de los aficionados a la ópera en todos los canales digitales del Teatro.

En 2024 Telefónica celebra su centenario. 100 años de anticipación y compromiso con la sociedad, facilitando herramientas para que podamos imaginar un futuro mejor.

AGENDA | ACTIVIDADES PARALELAS

12 de marzo, a las 20.15 horas | Teatro Real, Sala Gayarre

Enfoques: encuentro con Jérémie Rhorer (director musical de La voz humana / La espera), Christof Loy (director de escena), Luis Gago (traductor y crítico musical) y Joan Matabosch, director artístico del Teatro Real.

13 de marzo, a las 21.00 horas / 14 de marzo, a las 19.30 horas| Museo Nacional Thyssen-Bornemisza / Biblioteca Nacional de España

Ciclo de cuartetos de cuerda del Teatro Real / Cuarteto Meta4

El Museo Nacional Thyssen-Bornemisza y la Biblioteca Nacional de España ofrecerán, los próximos días 13 (21.00 h) y 14 (19.30 horas) de marzo, respectivamente, el tercer concierto del Ciclo. Los dos recitales estarán protagonizados por el reconocido cuarteto finlandés Meta4, con la participación de la soprano Tuuli Lindeberg. En el programa, común en ambas citas, se interpretará el Cuarteto nº 2, Op. 10, de Arnold Schönberg, y la Suite lírica de Alban Berg.

17 de marzo a las 11.00 y a las 13.00 horas | Real Teatro de Retiro, Sala Pacífico

¡Todos al Real Teatro!

Talleres musicales para toda la familia, con dirección y presentación de Fernando Palacios.

Problemas de cobertura: una señora tiene dificultades para hablar por teléfono con su pareja.

Con la mezzosoprano Begoña Gómez y la pianista Belén Castillo.

24 de marzo, a las 12.00 horas | Sala principal del Teatro Real

Los Domingos de cámara: concierto con solistas de la Orquesta Titular del Teatro Real

Programa:

  1. González Granero: Cuarteto de cuerda nº 2, In times of confinement **
  2. Costa: Hacia la luz
  3. Poulenc: Sexteto para piano, flauta, oboe, clarinete, fagot y trompa
  4. Dohnányi: Serenata para trío de cuerda, op. 10
  5. Weinberg: Trío con piano, op.24

**Estreno mundial

27 de marzo, a las 19.30 horas | Círculo de Bellas Artes

Cine – El amor

El Cine Estudio del Círculo de Bellas Artes proyectará El amor (L’amore), la gran película que Roberto Rossellini rodó con Ana Magnani en 1948, basada en su primera mitad en el mismo monólogo de Cocteau en el que está basada la ópera de Poulenc, y que para su segunda mitad contó con la colaboración de Federico Fellini en el guión y en la interpretación.

Entradas en la taquilla del cine y en este enlace.

Fotógrafo: © Javier del Real | Teatro Real   

Moisés y Aarón

El Teatro Real decidió dedicar la segunda parte de su temporada a un único hilo conductor que trascurre entre el período de Entre Guerras y el efecto que tuvo en la expresión artística de quienes lo padecieron. Uno de estos protagonista fue el compositor Arnold Schönberg que, influenciado por la persecución a los judíos, decidió abrazar las creencias de sus antepasados. Para ello tomó como inspiración el Libro del Éxodo de la Biblia y le puso la música más compleja que se había escrito hasta ese momento. Creando “Moses und Aron”.

Un siempre insatisfecho Schönberg, empeñado en buscar nuevos sistemas de expresión y creador del dodecafonismo, compuso una obra con la libertad de quien no se siente comprometido con convencionalismos, ni sujeto a encargos o tiempos. Una obra no pensada para un estreno sino para el propio deleite y experimentación.
El resultado es una partitura endiablada y excelsa, pero también inacabada, pues quedó pendiente la música del tercer acto.

La necesidad de Schönberg de descubrir formas inéditas de expresión, se debía, tal vez, a las dificultades que un artista siempre encuentra para expresarse. Puede que estas dificultades sean un apunte autobiográfico. En sus inicios era un compositor romántico, antes de llegar al dodecafonismo como conclusión natural de su desarrollo musical.

Era la primera vez que la obra de Schönberg, Moisés y Aarón, se representaba en el Teatro Real. No tomaremos en consideración la versión concierto que se ofreció en 2012 bajo la dirección de Sylvan Cambreling.

No sabría decir si Moisés y Aarón está inacabada o, sencillamente, es interminable. Nos pone en la pista de esta posibilidad Romeo Castellucci, que ha tomado como referencia para crear la escenografía ese tercer acto que musicalmente no existe.

La inteligente propuesta de Castellucci, que profundiza en los aspectos más intelectuales de la obra, sitúa en su epicentro la palabra y su concepto. Ambas como paradigma de la comunicación y, sobre todo, de sus dificultades y de los riesgos que entraña una mala utilización de la comunicación y las imágenes. Como ejemplo metafórico de esas dificultades, sirva el efecto que produce la proyección sobre la tela que cubre el escenario de palabras que adquieren tal velocidad que obligan a apartar la mirada. Algunos conceptos planteados en la obra, recordemos basada en el Antiguo Testamento, son, además, de una asombrosa actualidad, como “pueblo”, “éxodo”, esas migraciones periódicas en busca de tierras prometidas, “idolatría”, incluso “desierto”.
La escenografía es de una plasticidad innegable. Durante la primera parte, un telón de gasa blanca crea un ambiente níveo, de vacío y silencio, tras el que apenas se intuyen las siluetas del coro mientras entona “tu Dios no puede hacernos visibles”. En una perfecta simbología del desierto como condición de la experiencia humana.

La escena de la orgía del pueblo, de exquisita belleza, sirve de elegante transición a un segundo acto donde el blanco es, literalmente, teñido de negro.

La batuta de Lothar Koenigs es la clave en toda esta producción. Su capacidad para interpretar esos ritmos de melodías interválicas, donde la jerarquía no existe y cada nota es independiente de la que tiene al lado. Es absolutamente clarificadora. Su profundo conocimiento de la partitura y de aquello que la inspira, pone el acento en la música, y no en lo que hay detrás, como era deseo del propio Schönberg. El rendimiento musical que obtiene de la orquesta, la expresividad que logra, tanto de la orquesta como del coro, son sin duda el gran secreto del éxito de esta producción.

El bajo-barítono alemán Albert Dohmen compone un Moisés un tanto severo, obsesionado con su propia responsabilidad y de impecable timbre. Manejó fantásticamente ese cantar hablado que es el Sprechgesang.

Totalmente opuesto es el personaje de Aarón, interpretado por el tenor británico John Graham-Hall. Su personaje es mucho más complaciente y especulador. De voz algo estridente y en algún momento desapacible, pero necesaria para representar un Aarón fundamentalmente superficial.

Junto a estos dos personajes principales se sitúa el tercer protagonista, el Pueblo de Israel, Interpretado por el Coro Titular del Teatro, bajo la dirección del maestro Andrés Máspero. 12 meses de ensayo han llevado a estos más de 80 componentes a afrontar la partitura más endemoniada que se ha escrito para voz de manera sobresaliente. Aún conociendo la escala dodecafónica, me sentí incapaz de reproducir una sola nota de lo que acababa de escuchar, dada la gran complejidad de esta partitura. La calidad de este coro se sitúa muy por encima del de la ya citada versión de 2012, interpretada, por cierto, por un coro foráneo. Sus prolongadas intervenciones fueron abordadas con exactitud y valentía. La dicción,  impecable.

El hecho de que una ópera dodecafónica no deje al público conmocionado y si emocionado, es sin duda un punto que debe anotarse el Teatro y quien durante esta temporada ha sorprendido, muy gratamente, con algunos títulos inesperados. Asistir a la ópera y las acertadas actividades paralelas, para algo más que disfrutar, debe ser el objetivo de cualquier teatro. Y el Teatro Real está acertando en esa línea.

Moses und Aron
Arnold Schönberg (1874-1951)
Ópera en tres actos
Libreto del compositor,
basado en el libro del Éxodo de la Biblia
Estrenada en el Stadttheater de Zúrich en 1957
Estreno en el Teatro Real
Nueva producción del Teatro Real. en coproducción con la Ópera Nacional de París. Con la colaboración de Patrimonio Nacional.
Teatro Real de Madrid 1 de junio de 2016
D. musical: Lothar Koenigs
D. escena, escenógrafo, figurinista e iluminador:
Romeo Castellucci
Directora asociada: Silvia Costa
Coiluminador: Marco Giusti
Coreógrafa: Cindy van Acter
Dramaturgos: Piersandra Di Matteo, Christian Longchamp
Creador de vídeo: Luca Mattei
D. coro: Andrés Máspero
Reparto: Albert Dohmen, John Graham-Hall, Catherine Wyn-Rogers, Antonio Lozano, Michael Pflumm, Oliver Zwarg, Andreas Hörl, Julie Davies, Beatriz Jiménez, Anaís Masllorens, LAura Vila, Pilar Belaval, Cristian Díaz Navarro, John Heath, Beatriz Oleaga, Manuel Rodríguez, Cristina Tejeiro
Orquesta y Coro Titulares del Teatro Real

Moisés y Aarón

Entre los días 24 de mayo y 17 de junio el Teatro Real ofrecerá siete funciones de Moisés y Aarón, obra maestra de Arnold Schönberg  (1874-1951), compositor genial y artista polivalente con una enorme vocación pedagógica, una fuerte consciencia ética y una profunda espiritualidad, que revolucionó la música del siglo XX con la creación del dodecafonismo, técnica de composición basada en el tratamiento serial y equitativo de las 12 notas.

Paralelamente a su actividad como compositor, Schönberg destacó como pintor, exhibiendo sus cuadros al lado de importantes artistas plásticos de su tiempo —expuso con Kandinski, Kokoschka, Schiele, Klimt, Oppenheimer o Chagall— y participó en los efervescentes movimientos estéticos de principios del siglo XX, destacando su colaboración con el arquitecto vienés Adolf Loos, que plasmó en sus edificios algunas de las partituras de Schönberg.

Además de su talento para la expresión plástica, Schönberg cultivó también la escritura, dejando una vasta obra teórica entre ensayos, métodos de composición y abundante correspondencia, redactando él mismo los textos de algunas de sus obras, como el libreto de su única ópera, Moisés y Aarón, que dejaría inconclusa.
Su compromiso ético y moral estuvo fuertemente vinculado con la búsqueda espiritual, que evolucionó desde el agnosticismo a una profunda fe religiosa. Pese a su origen judío, profesó el protestantismo hasta que la brutal persecución antisemita, de la que también fue víctima, le llevó a abrazar el judaísmo como acto de rebeldía y solidaridad con su pueblo.

En Moisés y Aarón afloran las cuestiones éticas y religiosas más transcendentes que atormentaron al compositor, que nunca concluyó la partitura, dejando abierto su final. Inicialmente estructurada en tres actos, del último quedó apenas el texto, sin la música, por lo que la ópera finaliza al término del segundo acto, escrito en Barcelona durante la estancia de Schönberg en esa ciudad, acogido por el compositor catalán Roberto Gerhard antes de partir para su exilio definitivo en Estados Unidos.

La ópera narra la huida del pueblo hebreo de Egipto y la revelación y propagación de los Mandamientos, ahondando en la cuestión de la esencia y expresión de la fe a través de la dialéctica entre Moisés —idealista, de inflexible rectitud y de pensamiento puro, que se expresa a través de una especie de canto hablado (Sprechgesang)— y Aarón, hombre de acción y de palabra, de conducta irregular, que canta con frases musicales de gran aliento y lirismo. Estos dos papeles, que, junto con el coro, sostienen la dramaturgia de la ópera, serán interpretados por el bajo-barítono Albert Dohmen (Moisés) —que fue Pizarro en Fidelio, en el Real, bajo la batuta de Claudio Abbado— y el tenor John Graham-Hall, que debutará en el Teatro Real con el papel de Aarón, después de su aclamada interpretación en el estreno de esta coproducción en París.

Junto a los dos personajes titulares, y en permanente diálogo con ellos, el Coro Titular del Teatro Real representa el pueblo de Israel, con una presencia constante en la ópera, interpretando una partitura de grandísima riqueza armónica y sorprendentes efectos dramáticos y expresivos, pero también de extrema dificultad. Actuarán con la Orquesta Titular del Teatro Real, bajo la batuta de Lothar Koenigs, director musical de la Ópera Nacional de Gales desde 2009, cuya lectura de la ópera de Schönberg, hace dos años, en el Covent Garden de Londres, fue unánimemente elogiada por la crítica del Reino Unido.

Romeo Castelluci, uno de los creadores más vanguardistas y brillantes de la actualidad en el ámbito de las artes escénicas, firma la dirección de escena, escenografía, figurines e iluminación de la ópera, ahondando en cuestiones filosóficas y ontológicas, con una impactante propuesta conceptual que utiliza el desierto como metáfora de la soledad y el silencio: la incapacidad del lenguaje, en todo su espectro, para expresar y transmitir la fe en un Dios único y todopoderoso.

Una escenografía amplia, potente, simbólica y fuertemente evocadora acoge a una producción escénica de gran envergadura y complejidad técnica e interpretativa que involucra a cerca de 400 personas: 15 integrantes del equipo artístico (creadores, directores y asistentes), 17 cantantes solistas, 80 cantantes del Coro Titular del Teatro Real, 110 músicos de la Orquesta Titular del Teatro Real, 48 bailarines (incluyendo 6 especialistas en alpinismo), 3 submarinistas profesionales, 16 técnicos y 2 limpiadoras en el escena, y detrás del escenario y en otros espacios del teatro, más de 100 profesionales de distintas aéreas implicados, directa o indirectamente, en la realización del espectáculo.

Todos trabajan al servicio de la excepcional producción de la obra maestra de Schönberg, cuyo estreno en Madrid, transformado en un gran acontecimiento artístico, ha vertebrado una programación especial del Teatro Real a lo largo de los meses de abril, mayo y junio, con el fin de contextualizar el período de gestación y creación de Moisés y Aarón, cuando Europa se resquebrajaba, mientras crecía la persecución antisemita alimentando el monstruo que materializó unas de las historias más trágicas y espeluznantes de la humanidad.

Así, las siete funciones de Moisés y Aarón se alternarán con cinco de El emperador de la Atlántida, de Viktor Ullmann (1898-1944), discípulo de Schönberg que tuvo una importante y prolífica carrera musical truncada por su asesinato en Auschwitz.

En el mismo marco trascurre el ciclo Bailando sobre el volcán, cuyo último concierto, “Música en Terezín”, tendrá lugar dos días después del estreno de Moisés y Aarón.

Varias iniciativas y actividades en las que participan diferentes instituciones de Madrid complementan la programación en torno a la ópera de Schönberg, ofreciéndole el enfoque pluridisciplinar que merece.

ACTIVIDADES PARALELAS

FUNDACIÓN JUAN MARCH
Ciclo de conciertos “El universo musical de Bertolt Brecht”
18 y 25 de mayo a las 19.30 horas

BAILANDO SOBRE EL VOLCÁN
Recital de Salome Kammer
El cabaret judío en la república de Weimar
Obras de Arnold Schönberg, Hans Pfitzner, Richard Strauss, Oscar Straus, Paul Strasser, Kurt Weill,
Erich Zeisl, Hugo Ball, Erwin Schulhoff, Eduard Künneke, Rudolf Nelson y Friedrich Holländer y otros
Salome Kammer, cantante
Rudi Spring, piano
Fundación Albéniz. Auditorio Sony
19 de mayo a las 20.00 horas
ENFOQUES
Encuentro con el equipo artístico de Moisés y Aarón
Teatro Real. Sala Gayarre
22 de mayo a las 18.00 horas

RESIDENCIA DE ESTUDIANTES
Encuentro: En torno a Moisés y Aarón
Con Santiago Martín Bermúdez y Lothar Koenigs
Salón de actos
23 de mayo a las 19.30 horas

CÍRCULO DE BELLAS ARTES
Ciclo “Moisés y Aarón”
‘Moisés y Aarón’, de Schönberg, y la tragedia del monoteísmo
Por Jan Assmann
Sala Valle-Inclán
25 de mayo a las 19:30 horas

BAILANDO SOBRE EL VOLCÁN
Música en Terezín
Obras de Pavel Haas, Hans Krása, Adolf Strauss, Viktor Ullmann y otros
Gustavo Tambascio, director de escena
Juan Mayorga, textos
Sylvia Schwartz, soprano
Fundación Albéniz. Auditorio Sony
26 de mayo a las 20.00 horas

¡TODOS A LA GAYARRE!
Talleres dominicales de introducción a la música para toda la familia con la presentación de Fernando Palacios y la colaboración de músicos y cantantes
El becerro de oro
En el desierto, los hermanos Moisés y Aarón arman un buen lío
Teatro Real. Sala Gayarre
Domingo, 29 de mayo a las 12.00 y e a las 17.00 horas
ÓPERA
El emperador de la Atlántida
Ópera de Viktor Ullmann, con preludio y orquestación de Pedro Halffter
Director musical: Pedro Halffter / Director de escena: Gustavo Tambascio
Nueva coproducción del Teatro Real, el Teatro de la Maestranza de Sevill
y el Palau de les Arts de Valencia
Teatro Real. Sala principal
5 representaciones entre el 10 y el 18 de junio

SESIONES GOLFAS
Recital de Angela Denoke
Música en la época de la república de Weimar
Angela Denoke, soprano
Tal Balshai, piano
Norbert Nagel, clarinete y saxofón
Teatro Real. Sala principal
15 de junio a las 20.00 horas
FILMOTECA ESPAÑOLA
Moses und Aron (Jean-Marie Straub y Danièle Huillet, 1974)
Adaptación de la inacabada ópera bíblica de Arnold Schönberg, sobre el libro del Éxodo.
Cine Doré
Junio [fecha por determinar]

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