Auxiliadora Toledano

Vuelve a ser la protagonista de Doña Francisquita, y lo hace en su mejor momento. La soprano Auxiliadora Toledano debutó en los escenarios precisamente con el difícil rol titular de la obra maestra de Amadeo Vives. Fue en 2008, conmemorando el Centenario del Palau de la Música Catalana de Barcelona y, desde entonces, la cantante española ha actuado en algunos de los teatros más importantes del panorama internacional, desde la Opéra Garnier de París a la Ópera de Los Angeles, pasando por la Wiener Kammeroper, el Maggio Musicale Fiorentino, la Accademia Santa Cecilia en Roma, o, en España, el Gran Teatre del Liceu de Barcelona, el Teatro Real de Madrid o la Ópera de Oviedo, entre otros. “Guardo un emocionante recuerdo de aquella primera Francisquita que interpreté junto al tenor José Bros”, asegura Auxiliadora Toledano, inmersa ya en los ensayos en los que vuelve a meterse en el papel. “Como es lógico, en el transcurso de todas estas temporadas mi voz y yo misma, como intérprete, hemos evolucionado, por lo que diría que mi visión de este fascinante personaje tiene ahora muchos más matices”.

La cantante –ganadora del Premio Princesa de Girona de Artes y Letras en 2013–, lo interpretará en el Gran Teatro de Córdoba los días 23 y 25 de febrero, con un enfoque diferente al de su debut. “Mi voz tiene más cuerpo y presencia, y siento que ahora le impregno un potencial interpretativo que me hace disfrutar mucho más; afrontar este rol representa una gran responsabilidad por la dificultad que implica, por su popularidad. La verdad es que este papel es un caramelo porque te permite mostrar todo tu potencial como intérprete, tanto a nivel vocal como dramático, por lo que tengo unas ganas tremendas de salir al escenario para dar lo mejor de mí”, afirma, y continúa: “Por otra parte, estoy en un momento personal fantástico, y volver a cantar en mi tierra es siempre un orgullo y un placer; sé que en el público habrá muchas personas que me han visto crecer como artista, y por eso me hace una especial ilusión compartir con ellas estos momentos que sé que serán especiales”.

Título fundamental en el repertorio de zarzuela, Doña Francisquita, empapada del aroma popular del Madrid romántico del siglo XIX, es una obra crucial del género que nunca ha estado ausente del repertorio. Aúna comedia con un intenso lirismo que emana del amor de los dos protagonistas, Francisquita y Fernando, y en Córdoba se podrá ver en una producción escénica de Francisco López para el Teatro Villamarta de Jerez y musical del IMAE Gran Teatro de Córdoba. Auxiliadora Toledano compartirá escenario con Alejandro del Cerro (Fernando), Manuel de Diego (Cardona), Sandra Ferrández (Aurora), Palmira Ferrer (Doña Francisca), Enric Martínez-Castigniani (Don Matías), César San Martín (Lorenzo) y Natividad Andújar (Irene La de Pinto). La dirección musical cuenta con el maestro Miquel Ortega al frente de la Orquesta de Córdoba y del Coro de Ópera de Córdoba.

Enric Martínez-Castignani

Enric Martínez-Castignani será Don Matías en la producción de Doña Francisquita que podrá verse en el Teatro Villamarta de Jerez los próximos días 27 y 29 de enero.

El barítono interpretará al “padre de Fernando” en esta zarzuela de Amadeo Vives estrenada originalmente en 1923 y que sin duda es uno de los títulos más queridos y representados del género. El cantante compartirá escenario con un reparto de solistas que incluye a Rocío Pérez, Leonardo Sánchez, José Manuel Zapata, Cristina del Barrio, César San Martín y Lucía Millán. Todos ellos darán vida a los personajes que pueblan esta comedia musical “de enredo” ambientada en el idealizado Madrid de principios del siglo XIX que imaginaron los libretistas Federico Romero y Guillermo Fernández-Shaw. La dirección musical correrá a cargo de Carlos Aragón.

La producción que podrá verse en Jerez es obra del director de escena Francisco López que parte de la idea de poner en valor la zarzuela como máxima representación del musical español y revitalizar el género, adaptándolo a los tiempos actuales. Su particular visión de la obra de Amadeo Vives ya ha podido verse, además de en el propio Teatro Villamarta, en escenarios de Córdoba, Bilbao y Oviedo.

En palabras de Enric Martínez-Castignani, “volver a participar en una obra tan emblemática de nuestro repertorio como Doña Francisquita es un auténtico privilegio. Al mismo tiempo también es una gran responsabilidad interpretar obras tan conocidas por el público…”. El barítono ya había cantado anteriormente el mismo rol en este título junto a la Orquesta de la Comunidad de Madrid, dirigido por José Ramón Encinar, en el Palau de la Música Catalana en Barcelona.

A lo largo de su carrera, Enric Martínez-Castignani ha brillado en roles operísticos propios del repertorio bufo-belcantista, muchos de los cuales los ha interpretado en el Teatro Villamarta de Jerez. Este es el caso de Malatesta en Don Pasquale, Sagrestano en Tosca, Taddeo en L’Italiana in Algeri, o Don Magnifico en La Cenerentola. Otros papeles que ha interpretado internacionalmente en esta línea han sido Bartolo en Il Barbiere di Siviglia, Don Alfonso en Così fan tutte, Dulcamara en L’elisir d’amore o Dr. Kolenaty en Vec Makropulos.

El barítono celebra en la temporada 2022-23 sus 30 años de carrera sobre los escenarios. Una carrera en la que, desde su debut en La Bohème en la ópera de Budapest en 1992, ha podido cantar en algunos de los principales teatros de ópera nacionales y europeos, desde La Fenice hasta la Opéra de Lyon pasando por el Grand Théâtre de Genève, el Teatro Real, el Liceu, la Ópera de Oviedo o ABAO Bilbao.

Entre sus últimos compromisos artísticos destacan su reciente Tosca en la Dutch National Opera & Ballet de Ámsterdam, dirigido por Lorenzo Viotti en una producción de Barrie Kosky. Ha trabajado con directores de escena como Robert Carsen, David McVicar o Laurent Pelly. También ha frecuentado géneros como el del Lied, en el que ha ofrecido recitales junto a Dalton Baldwin o Ulrich Eisenlohr en escenarios como el Suntory Hall-Tokyo, el Palau o l’Auditori en Barcelona y con programas como el Winterreise Op.89 y Schwanengesang D. 957 de Franz Schubert o Dichterliebe Op. 48 de Robert Schumann.

Fue nominado a los Grammy por su grabación de la primera versión de la ópera de Xavier Montsalvatge El Gato con Botas y recibió el premio al “Mejor Artista del año 2012”.

Cantante de ópera… y gestor cultural

Enric Martínez Castignani combina un doble perfil como cantante de ópera y como gestor cultural. En esta faceta ha sido el creador y director artístico del “Lied Festival Victoria de los Ángeles” (LIFE Victoria-BCN) de 2011 a 2016, en el que, a través de múltiples propuestas y en un tiempo limitado, se ofrecía al público conciertos-experiencia y debates para acercarlos progresivamente al mundo del lied. En su labor como divulgador y docente da seminarios y conferencias por todo el país y es profesor del Máster de Gestión Cultural de la Universidad Carlos III de Madrid.

También en esta línea, el pasado 6 de octubre se presentó en Barcelona el informe “Análisis de prácticas de equipamientos y programaciones internacionales de música clásica y ópera”, elaborado por encargo del Consell Nacional de la Cultura i de les Arts (CoNCA) en el que Enric Martínez-Castignani aborda las mejores prácticas para la gestión de teatros de ópera, auditorios y festivales. Este trabajo reúne ideas, reflexiones y análisis en torno a los problemas del sector, estudiando aspectos clave dentro del análisis de prácticas innovadoras como la tecnología y la digitalización, la propuesta creativa y el soporte a la música contemporánea, así como la implicación con el desarrollo profesional de las jóvenes generaciones de artistas, los trabajos de públicos y audiencias o el compromiso con la Agenda 2030.

Fotografía (c)Ricardo Rios Visual Art

Doña Francisquita

El Palau de les Arts estrena el próximo miércoles, 3 de noviembre, la zarzuela ‘Doña Francisquita’, de Amadeo Vives, en una adaptación de Lluís Pasqual que en sus representaciones en Valencia dirige musicalmente Jordi Bernàcer.

El reconocido director de escena rinde su particular homenaje a la obra maestra del género con este montaje, coproducción entre el Teatro de la Zarzuela, el Liceu y la Ópera de Lausanne, con escenografía y vestuario de Alejandro Andújar, iluminación de Pascal Mérat, coreografía de Nuria Castejón y diseño audiovisual de Celeste Carrasco.

Según ha señalado hoy Jesús Iglesias Noriega, director artístico de Les Arts, en la presentación la obra, València será la tercera ciudad española que estrene esta innovadora apuesta, Premio Max a la mejor producción lírica que, además, tendrá su preestreno reservado a los menores de 29 años este domingo, 31 de octubre, con el claro propósito de revitalizar el interés por la zarzuela entre los espectadores más jóvenes.

Jordi Bernàcer regresa a Les Arts después de su destacado éxito la pasada temporada con ‘Cavalleria rusticana’ / ‘Pagliacci’. Se trata de su segunda incursión en el género lírico español con el Cor de la Generalitat y la Orquestra de la Comunitat Valenciana, a los que ya dirigió en ‘Luisa Fernanda’, de Moreno Torroba, en 2014, otra de las zarzuelas de referencia.

La soprano Ruth Iniesta (Francisquita) y el tenor Ismael Jordi (Fernando) encabezan el reparto, que cuenta con destacados intérpretes: Ana Ibarra (Aurora), Albert Casals (Cardona), Amparo Navarro y  María José Suárez (Doña Francisca), Miguel Sola (Don Matías), Isaac Galán (Lorenzo Pérez), con la participación especial del actor Gonzalo de Castro y de la bailaora, y excepcional ejecutante de las castañuelas, Lucero Tena.

Además del estreno este próximo 3 de noviembre, Les Arts ha programado funciones de ‘Doña Francisquita’ los días 5, 7 y 10 de ese mismo mes. Los precios de las localidades oscilan entre 25 y 90 euros.

Nuevos textos y un narrador

Doña Francisquita’ es una comedia lírica en tres actos, con música de Amadeo Vives y libreto de Federico Romero y Guillermo Fernández-Shaw,
inspirado en ‘La discreta enamorada’ de Lope de Vega. Estrenada en el Teatro Apolo de Madrid en el año 1923, está considerada como una de las obras maestras del género grande.

En esta nueva adaptación, Lluís Pasqual respeta fielmente la música de Amadeo Vives en esta revisión de ‘Doña Francisquita’, así como la historia de fondo, las vicisitudes que atraviesa el amor entre la joven Francisca y el estudiante Fernando, pero propone una serie de novedades.

El director de teatro catalán reemplaza los diálogos originales con la introducción de un personaje -interpretado por el actor Gonzalo de Castro- que hace de hilo conductor entre los tres momentos en los que sitúa la acción en un recorrido por la propia memoria del género: un estudio de grabación en los años treinta de la República, un plató de televisión en el franquismo de los sesenta y una moderna sala de ensayos contemporánea.

Preestrena fins a 28

La Sala Principal acogerá este próximo domingo, 31 de octubre, a las 19.00 horas, el preestreno de ‘Doña Francisquita’, que Les Arts reserva exclusivamente a menores de 29 años, con entradas a precio único de 10 euros.

‘Preestrena fins a 28’ consolida así su tercera edición, que comenzó el pasado mes de septiembre con el ‘Requiem’ escenificado de Romeo Castellucci y que tras ‘Doña Francisquita’ continuará con ‘Madama Butterfly’, ‘Ariodante’ y ‘Wozzeck’.

Doña Francisquita

La producción del Teatro de la Zarzuela ‘Doña Francisquita’ dirigida y adaptada por Lluís Pasqual, ha sido galardonada hoy con el Premio Max de las Artes Escénicas al mejor espectáculo Musical o Lírico, en la XXIII edición del certamen promovido por la Fundación SGAE que se ha celebrado en el Teatro Cervantes de Málaga.

Este montaje de la obra de Amadeo Vives, considerada como una de las partituras más brillantes de nuestro patrimonio musical, fue estrenado en el coliseo de la plazuela de Jovellanos en mayo de 2019 y coproducido con el Gran Teatre del Liceu y la Opera de Lausanne. El libreto, de Federico Romero y Guillermo Fernández-Shaw, está inspirado en ‘La discreta enamorada’ de Lope de Vega y ha sido adaptado para esta versión por el propio Pasqual.

El director de escena afirma que la zarzuela es en sí un episodio alegre: el público acude al teatro con buen humor, y por lo general abandona la sala con una generosa sonrisa. De ahí que su propuesta tenga como principio y finalidad ungir cada detalle de ese espíritu de alegría y emociones felices, dejando también, como es habitual en sus trabajos, un espacio para la reflexión útil.

En su estreno de Madrid, el Maestro Óliver Díaz se encargó de la dirección Musical al frente a la Orquesta de la Comunidad de Madrid (Titular del Teatro). El reparto, que compartió la escena con el Coro Titular del Teatro de la Zarzuela, contó con dos colaboraciones especiales de altura: la de la inmensa maestra de las castañuelas Lucero Tena y la del actor Gonzalo de Castro. Los elencos estuvieron integrados, en su mayoría, por voces habituales en los más importantes recintos líricos como las sopranos Sabina Puértolas y Sonia de Munck,  los tenores Ismael Jordi y José Luis Sola, las mezzosopranos Ana Ibarra y María Rodríguez, los tenores Vicenç Esteve y Jorge Rodríguez-Norton, la mezzosoprano María José Suárez o los barítonos Santos Ariño y Antonio Torres. También participaban 12 bailarines y 12 actores, completando el elenco de esta comedia lírica en tres actos y amor a cinco bandas.

La escenografía y el vestuario están firmados por Alejandro Andújar, la iluminación por Pascal Mérat, la coreografía es de Nuria Castejón y el diseño audiovisual de Celeste Carrasco. Asimismo, en las funciones intervino la Rondalla Lírica de Madrid «Manuel Gil».

Quienes aún no hayan podido disfrutar de esta ‘Doña Francisquita’, tienen la ocasión de hacerlo en las cuentas de YouTube y Facebook del Teatro.

Un gran Clásico

Que ‘Doña Francisquita’ es uno de nuestros grandes clásicos de la lírica no hay quien lo ponga en duda. A punto de cumplir cien años (lo hará en 2023), hasta la fecha se han visto grandes producciones en el escenario del Teatro de la Zarzuela donde llegó por vez primera en 1924, con la misma producción del estreno de cuatro meses antes en el vecino Teatro Apolo, firmada por Manuel Fontanals, y casi con idéntico reparto. Desde entonces, la obra de Amadeo Vives se ha representado en numerosas ocasiones en este recinto.

En 1934, ‘Doña Francisquita’ se había transformado ya en una comédie lyrique en trois actes en el escenario de la Ópera de Montecarlo, y poco después en una opérette à grand spectacle en el del Teatro Real de la Moneda de Bruselas, para en 1954 pasar a ser un Spiel aus Spanien en la Volksoper de Viena. ¡La internacional Francisquita!

Esa fue precisamente la razón por la que en 1956 fue el título seleccionado para la gala de reinauguración de la sala del Teatro de la Zarzuela con dirección de escena de José Tamayo. En 1972 volvería a subir a estas tablas nuevamente de la mano de Tamayo, aunque con una nueva propuesta escénica dirigida al público de Madrid. Pero 1985 fue realmente un año excepcional para ‘Doña Francisquita’ en el Teatro de la Zarzuela: la versión escénica de José Luis Alonso viajó a las ciudades belgas de Amberes y Gante —en el marco del Festival Cultural Europalia 85: España— y volvió a este mismo escenario de la plazuela de Jovellanos con el Ballet Nacional de España que la estrenó como un espectáculo de danza, con música de Vives, arreglos de Antón García Abril y coreografía de Alberto Lorca.

En 1998 ‘Doña Francisquita’ estuvo en Buenos Aires y Washington DC con una nueva y espectacular coproducción del Teatro de la Zarzuela dirigida por Emilio Sagi. Y en 2019 volvió a Madrid con esta nueva propuesta escénica dirigida por Lluís Pasqual, que luego viajó con éxito a Barcelona y Lausanne, coproductores del montaje.

Cine y Filmoteca Española

El Teatro de la Zarzuela y la Filmoteca Española firmaron con ocasión de esta producción un convenio de colaboración para la restauración de la película ‘Doña Francisquita’ de Hans Behrendt (1934). Es la primera vez que ambas instituciones se unen para abordar un proyecto conjunto de recuperación de patrimonio cultural español, en este caso cinematográfico y musical. Algunos de los fragmentos de dicho largometraje forman parte de la producción premiada hoy.

En 1992 la Filmoteca Española encontró en el fondo de la Cinémathèque Française de París un negativo de imagen y sonido de una película hasta el momento desaparecida; se trataba de Doña Francisquita (1934), del director alemán Hans Behrendt, producida por la compañía Ibérica Films en los Estudios CEA de Madrid. En 1993 se logra, como intercambio entre ambos organismos, que se enviara la copia a Madrid para su restauración. Primero se restauró físicamente y luego, entre 1995 y 1996, se realizaron nuevos trabajos con el Laboratorio Polisitem de Barcelona: el duplicado del negativo de imagen, el negativo de sonido y una copia estándar. Y en 2018 el Teatro de la Zarzuela colabora con la Filmoteca Española en el tiraje de una nueva copia digital.

La película, rodada íntegramente en Madrid en el año 34 con Raquel Rodrigo (Francisquita), Fernando Cortés (Fernando), Matilde Vázquez (Aurora) y Antonio Palacios (Cardona) en el reparto, es un importante ejemplo del cine sonoro del periodo republicano en España. El promotor del proyecto original fue el hijo de Amadeo Vives, José Vives Giner, quien ejerció de supervisor artístico de esta adaptación de la popular zarzuela.

Para su segunda versión cinematográfica ‘Doña Francisquita’ se vestirá de colores y fantasía —con el nuevo Cinefotocolor— de la mano de otro director exiliado, el húngaro Ladislao Vajda, en 1952. El reparto está formado por Mirtha Legrand (Francisquita), Armando Calvo (Fernando), Emma Penella (Aurora) y Antonio Casal (Cardona). En esta ocasión la película llegará hasta las pantallas del Festival de Cannes como Mascarade d’Amour en 1953.

https://teatrodelazarzuela.mcu.es/es/

Fotografía: Javier del Real

 

Una Doña Francisquita llena de contradicciones
Doña Francisquita
Amadeo Vives (1871-1932)
Comedia lírica en tres actos
Libreto de Federico Romero y Guillermo Fernández-Shaw, inspirado en
La discreta enamorada de Lope de Vega. En una adaptación de Lluis Pascual.
Teatro de la Zarzuela Madrid 14 de mayo de 2019
D. musical: Oliver Díaz
D. escena: Lluis Pascual
Escenografía y vestuario: Alejandro Andújar
Iluminación: Pascal Mérat
Coreografía: Nuria Castejón
Diseño audiovisual: Celeste Carrasco
Orquesta de la Comunidad de Madrid Titular del Teatro
Coro Titular del Teatro de la Zarzuela, Director: Antonio Fauró
Rondalla Lírica de MAdrid “MAnuel Gil”, Director: Enrique García Requena
Reparto: Sabina Puértolas, Ismael Jordi, Ana Ibarra, Viçent Esteve, María José Suarez,
Santos Ariño, Antonio Torres, Graciela Moncloa, Mathew Loren Crawford,
Francisco José Prado, ALicia Martínez, Francisco Javier Alonso
Con la colaboración especial de Lucero Tena y Gonzalo de Castro
Esta nueva producción de Doña Francisquita del Teatro de la Zarzuela me ha sorprendido y desconcertado. No he entendido nada, no hay diálogos, apenas escenografía, un narrador me distrae e interrumpe constantemente justo en los momentos más arrebatadores de la obra y, sin embargo, pocas veces salgo tan estimulada de una representación. No, no entiendo nada.También sirve para darse cuenta de lo turbador que puede llegar a ser la ausencia de diálogos y escenografía en una obra como esta. Como dice Lluis Pascual, una Bohéme puede ser cantada en versión concierto por los mejores cantantes, y no decir nada, o ser representada por los peores, y decirlo todo. A Doña Francisquita le ocurre algo parecido.Los tres actos en los que se divide la obra son completamente distintos, escénicamente hablando. El primero es aburrido y confuso, el segundo entretenido y lleno de romanticismo y el tercero, sublime.Lluis Pascual, hombre de teatro como ninguno, es el responsable de la puesta en escena y la adaptación del texto de esta nueva versión de Doña Francisquita. No es tarea fácil abordar, para modificar, una obra de referencia conocida desde su más tierna infancia. Y el resultado es realmente sorprendente. Queda a la elección del espectador en qué lado de la balanza pone su sorpresa.

Para justificar la adaptación del texto, Pascual alude al que, a su modo de ver, es el problema de la zarzuela: el libreto, y una manera de escribir e interpretar, que llega hasta los años 30 y que se llama “costumbrismo”. Un estilo teatral que ya nadie hace y, del que parece, se han perdido las claves para su interpretación, tanto desde el escenario, como desde el patio de butacas.
El primer acto es el más desconcertante. Se trata de un estudio de grabación de los años 30 en el que aparecen los cantantes y el coro como si de una versión de concierto se tratara. Falta la escenografía, que en este acto es fundamental para la comprensión de la obra. Tal vez sea esa la razón por la que los protagonistas parecen no hallarse sobre el escenario. Se pierde frescura en la interpretación, que queda en un segundo plano. Algunos de los momentos más líricos de este primer acto pierden toda su brillantez, como “la canción del ruiseñor”, interpretada por Sabina Puértolas, que queda bastante desdibujada.

Llegamos al segundo acto, situado en un plató de televisión en los años 60, de la mano del nuevo personaje que nos intenta guiar desde el principio, el narrador. El actor Gonzalo de Castro se encarga de dar vida a un nuevo rol, definido para tratar de introducir y explicar el argumento de la obra, a falta de diálogos. De Castro tiene un papel muy destacado, es brillante en lo suyo, pero su personaje no deja de cortar el ritmo. Aparece incluso para interrumpir los momentos en los que se había logrado la atmósfera más romántica y lírica. Creo que él mismo fue consciente de ello en algunos momentos.

El tercer acto nos lleva a una sala de ensayo actual y vacía. Con una inmensa pantalla al fondo sobre la que se proyectan imágenes de una Doña Francisquita rodada en 1934 por Hans Behrent, un director alemán que llegó a Barcelona, junto a otros cineastas, huyendo del nazismo. El nieto de uno de ellos, descubrió en el desván de su casa en Canadá, un baúl que contenía ocho películas grabadas por su abuelo. Siete de ellas estaban tan deterioradas que no se pudieron recuperar y solo se salvó una de ellas. Se trataba de Doña Francisquita. Las imágenes son de una gran belleza y evocadoras de aquel Madrid castizo y siempre dispuesto a la fiesta. Este tercer acto es el más emotivo, sobre todo, cuando apareció en escena Lucero Tena para tocar con “su pequeño instrumento”, las castañuelas, el fandango que después interpretó el cuerpo de baile. Tal vez este haya sido uno de los momentos más inolvidables de toda la temporada.

Todas las funciones están dedicadas a Alfredo Kraus en el 20 aniversario de su muerte. Con su recordado Fernando, Kraus reinauguró este Teatro en 1956 con esta misma obra.

La dirección musical, a cargo del titular del Teatro, Oliver Díaz, hizo grandes esfuerzos para encajar la música con lo que se estaba desarrollando sobre el escenario. Lo consiguió en gran medida, con una dirección enérgica, a veces algo excesiva en el volumen de sonido, pero siempre sabiendo acompañar a los cantantes en esta obra de grandes peculiaridades y difícil escritura orquestal, que hace que cada uno de sus números sean diferentes y con su propio estilo. Como dice Díaz, “Doña Francisquita es una sucesión de grandes éxitos”.

Una de las razones que hacen que esta Francisquita sea especial, a pesar de la desconexión de escena y música, es el cuadro de cantantes que intervienen en ella. Ismael Jordi aborda el dificilísimo y extenso rol de Fernando con la delicadeza y determinación que exige el personaje. Su voz ha ganado en densidad y amplitud. Ofreció uno de los momentos más románticamente líricos al interpretar su romanza “Por el humo…”, para la que se pidió el bis sin éxito. Su fraseo está bordado con elegancia y la línea de canto es exquisita.

Sabina Puértolas creó una Francisquita sofisticada y sin caer en ñoñerías. Su personaje fue de más a menos, tal vez contagiada por la falta de referencias escénicas. Su voz está llena de frescura y su línea de canto tersa y brillante. Su canción del ruiseñor quedó difuminada en ese perturbador primer acto.
La Aurora de Ana Ibarra fue el personaje de mayor personalidad sobre el escenario. Rotunda en la interpretación de esta Beltrana cuyos graves podían haber sido más intensos. Junto al Cardona de Vincenç Esteve, protagonizó el dúo del tercer acto. Ella, sobradamente castiza y brava, mientras Esteve rapeaba más que declamaba.

María José Suárez tiene un oficio y unas cualidades interpretativas que hacen que cualquier pequeño personaje se convierta en grande cuando ella lo viste. Eso hizo con su Doña Francisca. Es toda una garantía en cualquier producción lírica.

Otra garantía que aporta casticismo y personalidad a esta Francisquita, es la participación de Santos Ariño como Don Matías, y de Antonio Torres como Lorenzo Pérez. Saben estar y decir como se está y se dice una zarzuela.

Las coreografías elaboradas por Nuria Castejón, realizan una función casi balsámica para un público deseoso de conectar con la obra. Las imágenes que en directo se proyectan del cuerpo de baile sobre la gran pantalla, son de una plasticidad y estética notables.

Todos estos artistas, respaldados por el Coro Titular del Teatro de la Zarzuela, centran la obra y la llenan de referencias. Con ellos y la música del maestro Vives, se bastan y sobran para para dar vida a esta zarzuela. No hay que temer por nuestra lírica, es demasiado grande. Y el Teatro de la Zarzuela, su fortaleza.

Texto: Paloma Sanz
Fotografías: Javier del Real

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