Premios Max

Cuatro Producciones del Teatro de la Zarzuela han sido elegidas entre los 13 montajes que competirán para ser nominados al Mejor Espectáculo Musical o Lírico en la XXV edición de los Premios Max  de las Artes Escénicas.

Los títulos que optarán a los premios son ‘Benamor’, dirigida por Enrique Viana, ‘El rey que rabió’ con escena de Bárbara Lluch, y ‘Los gavilanes’ y ‘La tabernera del puerto’ ambas con dirección de Mario Gas.

También serán candidatos a las nominaciones Mario Gas, Ezio Frigerio y Ángel Ruiz por la dirección de escena, la escenografía y el trabajo actoral de ‘La tabernera del puerto’, y Franca Squarciapino, Gabriela Salverri y Clara Peluffo Valentini por el diseño de vestuario de ‘Los gavilanes’, ‘Benamor’ y ‘El rey que rabió’ respectivamente.

El Comité Organizador de los Premios Max ha anunciado los candidatos a las 20 categorías a concurso de estos galardones organizados por la Fundación de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), cuyo propósito es estimular y reconocer el talento de los profesionales del teatro y la danza de España.

Los jurados territoriales designados por el Comité han seleccionado en esta primera fase los espectáculos entre los que se escogerán los finalistas de esas 20 categorías.

Fotografía: Elena del Real

Candidaturas del Teatro de la Zarzuela a las nominaciones de los XXV Premios Max de las Artes Escénicas:

La tabernera del puerto

  • – Mejor producción
  • – Mejor dirección de escena (Mario Gas)
  • – Mejor diseño de espacio escénico (Ezio Frigerio)
  • – Mejor actor (Ángel Ruiz)

El Rey que rabió

  • – Mejor producción
  • – Mejor diseño de vestuario (Clara Peluffo Valentini)

Benamor

  • – Mejor producción
  • – Mejor diseño de vestuario (Gabriela Salverri)

Los gavilanes

  • – Mejor producción
  • – Mejor diseño de vestuario (Franca Squarciapino)
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El Rey que rabió
Zarzuela en tres actos
Música de Ruperto Chapí
Libreto de Miguel Ramos Carrión y Vital Aza
D. musical: Iván López Reinoso
D. escena: Bárbara Lluch
Escenografía: Juan Guillermo Nova
Vestuario: Clara Peluffo Valentini
Iluminación: Vinivio Cheli
Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid
Reparto: Enrique Ferrer, Rocío Ignacio, María José Suerez, Rubén Amoretti, José Manuel Zapata, Carlos Cosías, Ígor Peral, José Julian Frontal, Alberto Frías, Sandro Cordero, Pep Molina, Ruht González y Antonio BuendíaEl Teatro de la Zarzuela ha querido terminar esta temporada tan especial, con un título imprescindible de la lírica española, “El Rey que rabió”, del maestro Ruperto Chapí, 130 años después de su estreno el 20 de abril de 1891 en este mismo Teatro.

En aquel momento era regente la Reina María Cristina, a la espera de la mayoría d edad de Alfonso XIII. Pero no es este rey al que alude la obra, sino a Alfonso XII y otros políticos y militares de la época.

El libreto es de dos de los mejores dramaturgos y humoristas del momento, Miguel Ramos Carrión y Vital Aza, que crearon un libreto lleno de situaciones y personajes atemporales, de enredos y cómicas situaciones en la España de la Restauración. Un libreto crítico con todos los estamentos de poder, resaltando con mucho humor la parte más teatral de la política desarrollada en una corte que bien podrían pertenecer al momento de su estreno o, como nunca antes, al presente más actual, con el engaño de los gobernantes como protagonista principal.

Esta nueva producción del Teatro de la Zarzuela del “Rey que rabió” ha estado a cargo, escénicamente, de la ya aclamada en este Teatro por “La Casa de Bernarda Alba” en 2018, Bárbara Lluch. En esta ocasión, la escenografía, potenciada por el vestuario de Clara Peluffo Valentini, dan a la obra aspecto de función escolar, esa que se hace a final de curso. El vestuario es muy vistoso y alegre, pero junto al resto de elementos escénicos, crean un conjunto exageradamente infantil. Al igual que la teatralización de los personajes, casi todos demasiado histriónicos, sobre todo el Capitán de Alberto Frías, que pecó de sobreactuación buffa. María José Suárez y Sandro Cordero, como María y Juan, estuvieron un poco más equilibrados en su parte cómica, aunque igualmente exagerados.

Los más destacados fueron Ruth González Mesa, como el Paje Criado del Rey, Rubén Amoretti, como El General, que dejó entrever su calidad vocal cuando las humoradas se lo permitían y un Manuel Zapata como Jeremías, algo pasado también, pero que supo mantener el equilibrio teatral y no arrastrar al personaje.

Los protagonistas principales no supieron estar a la altura. La soprano Rocío Ignacio, como Rosa, no pareció en ningún momento una campesina. Más bien seguía interpretando su papel de Luisa Fernanda esta misma temporada. Le costó algún que otro abucheo por parte del público.

EL otro protagonista era Enrique Ferrer, el Rey, que no sabemos si rabió o no, pero que tampoco tuvo su noche. Poca gracia en la interpretación y poca consistencia vocal. No resultó acertada la elección de un tenor para este papel, cuando la partitura de Chapí indica que es para soprano.

Tan solo el conocido Coro de doctores nos trasladó a la maravillosa música del compositor, con una actuación del coro brillante, como de costumbre. La iluminación de Vinicio Cheli contribuyó a que esta escena fuera lo mejor de la representación.

No fue tampoco la noche del director musical Iván López Reinoso. Lento hasta la extenuación, con un sonido a ráfagas y sin sacar provecho a una orquesta que demuestra, en cuanto tiene ocasión, la calidad que atesora.

Una pena terminar así una temporada tan especial y que ha estado a tan alto nivel. Pero, el mejor escribano echa un borrón y esperamos con ilusión la próxima temporada.

Texto: Paloma Sanz
Fotografías: Javier de Real

El Rey que rabió

En ocasiones la frescura y la actualidad no están reñidas con el paso del tiempo. 130 años, un siglo y tres décadas exactas hace que se estrenó ‘El rey que rabió’ en el Teatro de la Zarzuela -a cuyo escenario no sube desde hace 12-, y el público sigue esperándola con entusiasmo y disfrutando de ella con idéntica implicación que si de una nueva creación se tratara. Ese es uno de los más memorables secretos que hacen del teatro una experiencia mágica, una manifestación única y universal. Afortunadamente podremos volver a comprobarlo, a saborear ese valioso distintivo, durante las 14 funciones que de la nueva producción de la obra de Ruperto Chapí, Ramos Carrión y Vital Aza se ofrecerán del 3 al 20 de junio en el mismo Teatro que entre unánimes aplausos y fabulosas críticas la vio nacer a finales del convulso siglo XIX.

‘El Rey que rabió’, verdadera zarzuela grande, fue creada por Carrión, Aza y Chapí en 1891, y hoy por hoy es un hito del teatro lírico y, por supuesto, de la historia única y particular del Teatro donde nació con el propio maestro alicantino en el podio. Porque pocos reyes, ni los más populares de la Historia, ni los más queridos de sus pueblos, habrán sido más aclamados, aplaudidos y vitoreados que nuestro Rey en este reino exclusivo que es el Teatro de la Zarzuela.

Y si este título es ya de por sí una obra maestra, comprobar el equipo artístico y los repartos responsables de armarla de nuevo hace que sea mayúsculo el interés de este estreno de junio que cerrará la temporada lírica 2020/2021 del coliseo.

Música y escena. Excelencia y luminosidad

La dirección musical correrá a cargo del maestro Iván López Reynoso, una de las más importantes batutas jóvenes de México, recién nombrado director artístico de la Orquesta del Teatro de Bellas Artes y partenaire musical del tenor Javier Camarena en tantos conciertos –incluido el ofrecido en el Teatro de la Zarzuela hace varias temporadas–. También violinista, pianista y contratenor de éxito, como director de orquesta es especialista en muy diversas disciplinas –ópera, ballet, danza moderna, música antigua y música contemporánea–, ocupará el foso al frente de la Orquesta de la Comunidad de Madrid, ORCAM –Titular del Teatro–, del Coro Titular del Teatro de la Zarzuela –que en esta ocasión tiene como desafío la interpretación de algunos de los números corales más emblemáticos del género– y de dos espléndidos y más que equilibrados repartos.

La propuesta escénica de esta nueva producción de ‘El rey que rabió’ es en verdad sorprendente. La dinámica e inteligente directora Bárbara Lluch –responsable de rotundos éxitos como el de la premiada ópera de la Zarzuela ‘La casa de Bernarda Alba’ de Miquel Ortega– ha puesto en marcha un luminoso planteamiento muy acorde con el espíritu original de la obra: “Se trata de dar la máxima libertad posible al público”, explica la regista, cuya intención es “que cada espectador sienta, empatice e interprete los personajes, el lugar y las relaciones entre ellos desde su propio punto de vista. Desde su propia y única perspectiva.” Y advierte al respecto que es por esa razón por la que los libretistas no dieron nombre ni al Rey, ni al General, ni al Gobernador, ni al Almirante, ni al Intendente… “Porque podría haber tantos reyes, generales, almirantes, gobernadores e intendentes diferentes como espectadores haya en la sala”, reflexiona Lluch.

Repartos a medida

Y en este punto llegamos a quienes tendrán que llenar de intenciones y buena voz a esos disparatados prototipos surgidos del talento intelectual, irónico y divertido del dramaturgo, periodista y humorista Miguel Ramos Carrión –creador también de los libretos de ‘Los sobrinos del capitán Grant’, ‘La tempestad’, ‘La bruja’ o ‘Agua, azucarillos y aguardiente’–, y del poeta, comediógrafo y también humorista Vital Aza, que, como dato interesante, fue junto al propio Chapí uno de los fundadores de la Sociedad de Autores y su primer presidente.

Esta hilarante historia de un rey a quien el profundo aburrimiento en el que está sumido le lleva a emprender un viaje de incógnito por el país; la de sus poderosos y más próximos consejeros que sin éxito tratan de impedirlo para que el soberano no descubra la triste realidad en la que sus súbditos habitan, y poder así seguir mangoneándole a su gusto y manera; la de todos los estrambóticos personajes que el monarca va encontrando en el camino; este cuento divertido (mucho) en el que también el amor, cómo no, juega su crucial papel, será defendido por dos elencos que sin duda harán levantar al público literalmente de sus butacas. Llenarán la sala de la mejor música, risas (cuando no carcajadas) y alegría.

Los tenores Enrique Ferrer y Jorge Rodríguez- Norton darán vida al Rey –un papel que en sus orígenes era femenino, interpretado por una mezzosoprano o una soprano central; y es que al ser el monarca joven se presentaba en forma de papel travestido, algo que, como recordaría Luis Gracia Iberni, uno de los más reconocidos expertos en la obra de Ruperto Chapí, más allá de la histórica tradición de este recurso en el teatro musical, en aquella época se hacía obligatorio por la falta de tenores líricos dedicados a la zarzuela. El papel de Rosa, la joven de la que el Rey por sorpresa se enamora con la suerte de ser correspondido, lo interpretarán las sopranos Rocío Ignacio y Sofía Esparza; el de María, la mujer del Labrador, lo hará María José Suárez, y el General será el bajo Rubén Amoretti y el bajo-barítono Miguel Sola; Jeremías, ese sobrino del alcalde enamorado sin premio de su prima Rosa y a quien suceden todas las peripecias imaginables, lo encarnará José Manuel Zapata; Carlos Cosías, Igor Peral y José Julián Frontal se meterán a su vez en la piel del Almirante, el Intendente y el Gobernador, respectivamente; Alberto Frías –surgido de esa fructífera cantera de cantantes-actores que es el Proyecto Zarza del Teatro de la Zarzuela– recreará las chispeantes idas y venidas del Capitán; y Sandro Cordero, Pep Molina, Ruth González y Antonio Buendía, harán las veces del Labrador, el Alcalde, el Paje y el Corneta. Y a todos ellos habrá que sumar tres actores y tres figurantes.

En cuanto al equipo artístico, lo componen Juan Guillermo Nova, responsable de la onírica y especialmente bella escenografía, la diseñadora del fantástico y genial vestuario Clara Peluffo Valentini y el maestro de la iluminación Vinicio Cheli.

Obra maestra del repertorio. Música teatral

El maestro López Reynoso considera que la partitura de ‘El rey que rabió’ “es indudablemente una de las obras maestras del repertorio lírico español. Ágil, expresiva, refinada y llena de colores”, a lo que hay que sumar “el atinado uso de la teatralidad en la escritura musical que hace que la acción dramática corresponda de una manera notable con el discurso musical”. Por eso, el director opina que se trata de “una obra redonda, completa, contrastante y divertida que, gracias a todas las características anteriores, logra siempre convertirse en un éxito muy querido por el público.”

Y es precisamente en esa conciliación entre la música y la palabra en la que incide la musicóloga mediática Eva Sandoval, quien recuerda que Chapí y sus libretistas fueron figuras clave en el desarrollo del estilo musical y dramático de la zarzuela desde la década de 1880. Sandoval rescata asimismo una afirmación contenida en la crónica que con motivo del estreno escribió el crítico de la época Joaquín Arimón quien viene a subrayar esta crucial característica: “La música se adapta perfectamente a las condiciones del poema y toda ella es hermosa e inspirada”.

Eva Sandoval sostiene al respecto que esa adecuación e interrelación de ambos códigos, el lingüístico y el musical, se puede apreciar a lo largo de los diecinueve números de los que consta la obra. “La brevedad de todos ellos también ayuda a procurar dinamismo y agilidad y favorece la dramatúrgica, de tal forma que la música acompaña la acción: ni la fuerza, ni la obliga, ni la condiciona”. El autor, de acuerdo con las palabras de la experta, “consigue impregnar cada pasaje del color musical y la atmósfera que la trama requiere, como, por ejemplo, en el sencillo pero efectivo preludio. Escrito en forma de marcha de corte militar, podría ejercer perfectamente como himno nacional del país imaginario en el que se sitúa la acción.”

También es especialmente reseñable para la musicóloga el hecho de que ‘El rey que rabió’ utilice “la misma táctica teatral y pedagógica que la opereta: la del «mundo al revés”, incorporando a nuestra lírica recursos y lenguajes de la opereta centroeuropea.

Rey imperecedero y online

Como ya es habitual, una de las funciones de ‘El rey que rabió’ se emitirá en directo en streaming a través del canal de YouTube, el perfil de Facebook y la página web del Teatro. La fecha elegida en esta ocasión es el jueves 17 de junio a las 20h00 (hora peninsular española).

Asimismo, se pueden ya disfrutar en YouTube y Facebook la conferencia impartida por Eva Sandoval y un nuevo capítulo de la serie ‘Viaje por la zarzuela’, con el maestro López Reynoso y Bárbara Lluch como protagonistas.

‘El Rey que rabió’ se mantuvo ininterrumpidamente en escena desde el 20 de abril de 1891, cuando se estrenó en el Teatro de la Zarzuela de Madrid con el propio Chapí a la batuta, hasta el 15 de junio de ese mismo año. Además, se repuso en este mismo escenario en diciembre de ese año y enero de 1892, y poco después se presentaría en otros teatros capitalinos y de provincias. Mención especial merece su estreno en México con la Compañía de Zarzuela Española a mediados de julio del mismo 1891, solo unos meses después de su estreno en España. El eco que la obra de Chapí obtuvo en los medios de comunicación de la época fue extraordinario, hasta el punto de que el compositor de Villena se afianzó como autor de zarzuela grande.

Y es que nuestro Rey llegó para quedarse con nosotros, de generación en generación, y así desde hace 130 años. Ya lo advirtió el cronista tras asistir al estreno –en un artículo que tras la enigmática firma de K. es muy posible que estuviera el notorio periodista José Gutiérrez Abascal–: “’El Rey que rabió’ está asegurado por mucho tiempo en su trono de La Zarzuela”. Y se añadía con cierto retintín: “No hay peligro de que sea destronado.” (El Heraldo de Madrid, 21 de abril de 1891).

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