Rigoletto
Crónica de función de Rigoletto, de Verdi, en el Teatro Real el 5 de diciembre de 2023. Don dirección de Nicola Luisotti y Miguel del Arco
Rigoletto, hasta aquí llegó la manada Melodramma en tres actos Música de Giuseppe Verdi (1813-1901) Libreto de Francesco Maria Piave, basado en la obra de teatro de Le roi s’amuse (1832) de Victor Hugo Teatro Real, 5 de diciembre de 2023 D. musical: Nicola Luisotti D. escena: Miguel del Arco Escenografía: Sven Jonke / Ivana Jonke Vestuario: Ana Garay Iluminación: Juan Gómez-Cornejo Coreografía: Luz Arcas D. coro: José Luis Basso Reparto: Javier Camarena, Ludovic Tézier, Adela Zaharia, Simon Lim, Marina Viotti, Cassandre Berthon, Jordan Shanahan, César San Martín, Fabián Lara, Tomeu Bibiloni, Sandra Pastrana, Inés Ballesteros Orquesta y Coro Titulares del Teatro Real Sobre la percutiente y obsesiva nota que protagoniza la dramática obertura de Rigoletto, se produce la primera escena inquietante. Una mujer recorre aterrada el patio de butacas perseguida por una “manada” de hombres hasta que le dan alcance, ya en el escenario. El desenlace de esta escena es de imaginar. La hija de Monterone ha sido violada. Así empieza este Rigoletto navideño y heteropatriarcal en el Teatro Real.No vamos a entrar en la variedad de aristas psicológicas y filosóficas de esta gran obra y de los personajes de una ópera tan conocida. Una obra que oculta, tras la más hermosa de las partituras, una historia y una realidad que sigue siendo terrible y por la que Verdi nos sigue planteando, de manera incómoda, todo tipo de interrogantes.Rigoletto es producto de un encargo que la Fenize de Venecia realizó al maestro Verdi. Éste propone a su libretista, Francesco Maria Piave, que consiga los permisos para poder llevar a escena una adaptación de la obra de teatro Le roi s´amuse (1832), de Victor Hugo, que había sido prohibida nada más ser estrenada, acusada de inmoralidad. Verdi pensaba haber encontrado en esta obra, el tema con mayor potencial dramático de su carrera. Tras múltiples negociaciones con la censura, un inteligente Verdi consiguió llegar a un acuerdo sibilinamente ventajoso, cambiarían los nombres de todos los personajes, que aludían a sagas familiares que aún existían, y retirarían las escenas más escabrosas. Una vez obtenido el permiso, apenas unas semanas antes del obligado estreno, Verdi terminó la obra y fue estrenada el 11 de marzo de 1851 con un éxito arrollador.En esta nueva producción del Teatro Real, en coproducción con la ABAO Bilbao Ópera, el Teatro de la Maestranza de Sevilla y The Israel Opera, la música y la escenografía no llegan a encontrarse en casi ningún momento de la obra.Miguel del Arco es un gran director teatral, pero aceptar el encargo de su primera ópera, a cargo del Teatro Real, con una de las obras más consagradas del género y 22 funciones durante la navidad, puede ser un regalo envenenado. Verdi es uno de los grandes genios de la teatralidad, capaz de llevar la dramaturgia incluso a la vocalidad. Por eso es tan arriesgado tratar de buscarle las vueltas interpretativas a una ópera que viene de fábrica con todo incluido.Su escenografía es desconcertante, yo diría que un poco desafiante. Con ese ánimo de escandalizar que tienen algunos que se creen eso, con capacidad de escandalizar por poner a todas las figurantes de la obra realizando felaciones. Alguien debería haberle dicho que esas cosas en la ópera ya no son ni originales. El Duque de Mantua es ese persinaje capaz de interpretar las más bellas arias, al tiempo que es el mayor de los canallas. Del Arco profundiza en la parte infame del Duque, de la manera más descarnada. Para ello ha utilizado pocos elementos y muchos figurantes que aparecen distribuidos sobre el escenario, sin aparente criterio, pero con orden. A veces se mueven, a veces ¿bailan? En cualquier caso, las coreografías de Luz Arcas son demasiado simples y faltas de imaginación.El gran lupanar en el que se convierte la escena, está lleno de mujeres presentadas como entes ausentes, desprovistas de identidad y dignidad que deambulan por el escenario. Que solo sirven para distraer durante las arias más representativas de la obra. Si la intención era presentar una ópera feminista o, al menos, de reivindicación de la mujer, el intento es fallido.La parte positiva en esta escenografía, que la tiene, se centra en el uso que hace del telón, tanto al inicio, con una deslumbrante caida, como a lo largo de la obra, en la que los telones delimitan las estancias y alfombran algunas escenas. La combinación de los colores, tanto de los elementos escénicos, diseñados por Sven Jonke e Ivana Jonke, como los del vestuario de Ana Garay, crean por si mismos efectos visuales de gran belleza estética. Otro elemento cautivador es la iluminación de Juan Gómez-Cornejo, capaz de generar distintas atmósferas con gran precisión. A veces una buena iluminación es suficiente para describir o presentar una escena.Menos mal que en esta ocasión, lo más importante ha sido también lo mejor, la música. En el foso, un Luisotti en momento dulce, atento a todo y cuidando a los cantantes, que escénicamente estaban un poco desguarnecidos. Su dirección estuvo llena de detalles, dando continuidad a la música, que en todo momento daba sensación de fluidez y dinamismo.Muy bien también el coro de hombres del Teatro. Los cambios siempre son estimulantes. En la parte vocal hubo una terna algo desigual. El Duque de Mantua estaba interpretado por el tenor Javier Camarena. Ya desde el principio no se le veía muy cómodo. En Questa o quella tenía problemas con el fiatto. Entre volumen o agilidad, se decidió por volumen. Pero la cosa no mejoró con el avance de la obra. Los agudos quedaban un poco justos, pero los graves tampoco eran mejores. Una lástima que Camarena no se haya lucido como en otras ocasiones. Esperemos que su amplio repertorio no le pase factura y volvamos a escuchar el magnífico instrumento que tiene. El francés Ludovic Tézier dio vida a un notable Rigoletto. Con buena presencia escénica, aunque sin joroba y con pantalones al inicio de la obra, no con corpiño y medias como marcaba la escenografía, que uno tiene su dignidad. Se mostró algo frío en la interpretación, no así en la parte vocal, matizando y dramatizando vocalmente. No es Leo Nucci, pero convenció al público con su buen hacer. Tuvo uno de sus mejores momentos en el dúo con Gilda y en Vendetta. Bien en el fraseo y en lo más complejo del personaje, el legatto y las tesituras altas.Pero sin duda la más aplaudida de la noche fue la soprano rumana Adela Zaharia. Su Gilda fue excelente. Llena de dramatismo, pero sin el remilgo de otras intérpretes. Con agudos limpios y un registro central poderoso y delicado a la vez. Su Caro nome, de una bellísima factura, fue muy celebrado por el público. En la parte escénica también brilló, ofreciendo una Gilda con la candidez justa. El surcoreano Simon Lim resultó un Sparafucile muy creíble, con todo lo siniestro que puede llegar a ser este personaje. Muy bien en lo vocal, dramático y profundo y generando inquietud cada vez que salía a escena.La mezzosoprano suiza Marina Viotti estuvo magnífica en el breve, pero importante papel de Maddalena. Su presencia escénica, aumentada por unas impresionantes plataformas, y su imponente voz, otorgaron carácter y personalidad a este personaje un tanto frívolo.Rigoletto siempre es un regalo, en este caso, de Navidad. La partitura de Verdi y la dirección musical de Nicola Luisotti nos devuelven a la magia de la ópera.Texto: Paloma Sanz Fotografías © Javier del Real | Teatro Real
Rigoletto

El Teatro Real estrenará el próximo 2 de diciembre una nueva producción de Rigoletto, de Giuseppe Verdi -en coproducción con la ABAO Bilbao Ópera y el Teatro de la Maestranza de Sevilla- de la que se ofrecerán 22 funciones, hasta el 2 de enero de 2024.

El estreno de Rigoletto, en el Teatro de La Fenice, en 1851, fue precedido de varios encontronazos con la censura veneciana, que se opuso a la descarnada visión de la vida cortesana patente en el libreto de Francesco Maria Piave -a partir de Le Roi s’amuse, de Victor Hugo-, con un protagonista contrahecho y perverso, que desenmascara, con su risa diabólica, la podredumbre de una sociedad corrupta, cruel y degenerada, que él mismo encarna con su deformidad física y moral.

La trama de la ópera, terrible, se centra en la maldición que lanza el Conde de Monterone a Rigoletto por burlarse de la deshonra de su hija. Esta premonición -cuyo tema, la maledizione, late del principio al final de la ópera- será el tormento del bufón y el preludio de su desgracia: su hija, la inocente Gilda, que él aísla y protege, será seducida por las artes amatorias de su amo, el libertino Duque de Mantua, y raptada por los cortesanos, muriendo por amor, en una maquinación fatídica que él mismo engendró.

El potente drama de Victor Hugo, de tintes shakespearianos, inspiró una partitura de grandísima intensidad dramática, unidad estructural y una genial escritura musical, capaz de describir con impresionante concisión y belleza, la complejidad y ambivalencia de los personajes y el devenir de la trama, que transcurre con tensión y fluidez del primer al último compás.

Miguel del Arco, responsable de la puesta en escena, ha creado una producción que indaga en la angulosa personalidad del personaje titular, víctima y verdugo, maltratado y maltratador, convirtiendo la obra en un descorazonador retrato de nuestra sociedad actual, complaciente con las actitudes más espurias y crueles.

La sed de poder -voraz, cegadora e insaciable- crea monstruos que aglutinan a su alrededor, con avasalladora fuerza centrípeta, una sociedad servil y gregaria que normaliza las situaciones más atroces, aceptando, enmascarando y hasta aplaudiendo la crueldad, la humillación, el estupro, la calumnia, la violencia o la venganza. Solamente el amor puede sobreponerse a la deshumanización del alma, abriendo una brecha de luz y esperanza en el mundo oscuro del Rigoletto verdiano, que Miguel del Arco nos acerca.

La espectacular escenografía de Sven Jonke y el sugerente diseño de luces de Juan Gómez-Cornejo acompañan las tensiones del drama y las contradicciones, pasiones y sentimientos de los personajes, retratados con los potentes figurines de Ana Garay.

Nicola Luisotti, que ya dirigió este título en el Teatro Real en 2015, volverá a hacerlo al frente de tres repartos estelares y del Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real.  Christoph Koncz dirigirá cuatro funciones.

Darán vida al quinteto protagonista los barítonos Ludovic Tézier, Étienne Dupuis y Quinn Kelsey (Rigoletto), los tenores Javier Camarena, Xabier Anduaga y John Osborn (Duque de Mantua), las sopranos Adela Zaharia, Julie Fuchs y Ruth Iniesta (Gilda), los bajos Simon Lim, Peixin Chen y Gianluca Buratto (Sparafucile) y las mezzosopranos Marina Viotti, Ramona Zaharia y Martina Belli (Maddalena).

Rigoletto, una de las óperas más queridas y representadas a lo largo de toda la historia del Real, volverá en su cuarta producción desde la reapertura del Teatro, después de las de Daniel Lipton y Graham Vick (2001), Roberto Abbado y Monique Wagemakers (2009) y Nicola Luisotti y David McVicar (2015).

La producción del Teatro Real que ahora se estrena será una nueva lectura dramatúrgica y escénica de la genial partitura de Verdi, cuya visión desalentadora e inquietante de nuestra sociedad sigue cuestionándonos, incomodándonos y confrontándonos con lo más oscuro de nuestras almas.

Fotógrafo: © Javier del Real | Teatro Real

AGENDA ACTIVIDADES PARALELAS

28 de noviembre, a las 20.15 horas | Teatro Real, Sala Gayarre

Enfoques: encuentro con Nicola Luisotti (director musical de Rigoletto), Miguel del Arco (director de escena de Rigoletto), Ricardo de Cala (director del programa Maestros cantores, de Radio Clásica) y Joan Matabosch, director artístico del Teatro Real.

 

3 de diciembre, a las 12.00 horas | Sala principal del Teatro Real

Los Domingos de cámara: concierto con solistas de la Orquesta Titular del Teatro Real

Programa:

Joseph Haydn: Trío para barítono, viola y violonchelo

Darius Milhaud: Sonata para dos violines y piano, op.15

Max Bruch: Piezas para viola, clarinete y piano (selección)

Astor Piazzolla: La calle 92, para viola y violonchelo (arreglo de N. J. Hillmann)

Arnold Schönberg: Noche transfigurada, op. 4, para sexteto de cuerda

16 de noviembre al 12 de diciembre | Teatro Real, talleres, salas de ensayo y sala principal

La universidad a escena: Rigoletto

A lo largo de 4 sesiones los estudiantes –que perciben créditos universitarios en sus respectivos estudios–, descubren las interioridades de la nueva producción a través de una visita técnica, asistencia a ensayos, presentaciones y encuentros con trabajadores y artistas involucrados en esta producción.

8 al 30 de noviembre | Teatro Real, talleres, salas de ensayo y sala principal

La ópera al descubierto: Rigoletto

A través de 8 sesiones los integrantes del curso asisten a todo el proceso de montaje de Rigoletto, asistiendo a distintos tipos de ensayos y participando en encuentros con trabajadores y artistas involucrados en esta producción.

3 de diciembre a las 12.00 y a las 17.00 horas | Real Teatro de Retiro, Sala Pacífico

¡Todos al Real Teatro!

Talleres musicales para toda la familia, con dirección y presentación de Fernando Palacios.

La chica del móvil protege tanto a su hija que la mantiene oculta en casa para que no la vean. Un taller de introducción a la música para familias, con Fernando Palacios, en ocasión de Rigoletto, de Verdi, programado en el Teatro Real.
Con el barítono Gabriel Más y la pianista Alicia Hernández.

22 de enero, a las 19.00 horas Círculo de Bellas Artes, Sala Ramón Gómez de la Serna

Conferencia: Un personaje ridículo, pero apasionado y lleno de amor: Rigoletto

Por: Massimo Giuseppe Bonelli director de la Escuela Italiana de Madrid, historiador de Arte y director de escena de ópera italiana. Entrada libre hasta completar aforo.

Turandot

Como en las siete ediciones precedentes, la programación de la  Semana de la Ópera del Teatro Real, del 10 al 16 de julio, se basa en las enormes posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías audiovisuales y las redes sociales para la difusión de la ópera de una manera interactiva, en la que el público puede disfrutar, participar, aprender y compartir experiencias que fomentan el diálogo, la reflexión y la crítica.

La ópera Turandot, en escena en el Teatro Real hasta el 22 de julio, será el eje de la programación de la Semana de la Ópera: el 14 de julio, viernes, a las 21.00 horas, podrá ser vista en una pantalla instalada en la Plaza de Isabel II (Plaza de Ópera) de Madrid y también en plazas, centros culturales, museos, auditorios y teatros de toda España. Más de cien ciudades y pueblos de distintas autonomías retransmitirán la ópera para sus vecinos.  Las inscripciones siguen abiertas hasta el lunes 10 de julio a través de este enlace. Televisión Española realizará la grabación de esta ópera y la emitirá en diferido.

En la presente edición de la Semana de la Ópera destaca  la retransmisión, en una pantalla instalada en la Plaza de Isabel II (Plaza de Ópera),  de cuatro espectáculos de formatos muy distintos –concierto lírico, flamenco, ópera y  ballet– en días sucesivos, del 12 al 15 de julio, que podrán ser seguidos gratuitamente. Se colocarán 1000 sillas para el público, que podrá ocuparlas por orden de llegada, hasta completar aforo.

12 de julio, miércoles, a las 21 horas

CONCIERTO DE JAVIER CAMARENA CON LA ORQUESTA CIUDAD DE GRANADA

Retransmisión en directo desde el Teatro Real, con un desfase de una hora y media para que no haga tanto calor.

Javier Camarena, el cantante con más bises en la historia del Teatro Real, regresa al ciclo Voces del Real para ofrecer un programa de ópera, zarzuela y canciones populares de su México natal. Acompañado por la Orquesta de la Ciudad de Granada, que debuta en el coliseo madrileño bajo la dirección de Iván López-Reynoso, interpretará famosas arias de Donizetti, Verdi, Massenet, Chapí, Moreno Torroba, Sorozábal, Chabrier, Gardel y Velásquez.

Para completar la velada, el tenor interpretará algunos de los títulos universales de la música popular mexicana junto al Mariachi Sol de América. Canciones como Si nos dejan, La bikina, La malagueña o El rey cerrarán este recorrido musical en la voz de uno de los más grandes tenores de la actualidad.

13 de julio, jueves, a las 21 horas

ACTUACIÓN DEL BAILAOR EDUARDO GUERRERO EN ‘FLAMENCO REAL’

Retransmisión de Origen, última creación del bailaor Eduardo Guerrero, que tuvo lugar en el Salón de Baile del Teatro Real el pasado 29 de junio, en el marco del ciclo FLAMENCO REAL.  Guerrero actuó con el guitarrista Pino Losada y las cantaoras Pilar Sierra Villar, Ana Polanco y Eva Ruiz.

Origen es una experiencia artística que transmite los valores del flamenco con un trazo de vanguardia: original, transgresor, inspirado y directo, siempre en busca de la complicidad del espectador.

El espectáculo ha contado con la colaboración de Palomo Spain en el diseño del vestuario.

14 de julio, viernes, a las 21 horas

TURANDOT, DE GIACOMO PUCCINI

Retransmisión en directo desde el Teatro Real a pueblos y ciudades de toda España, con un desfase de una hora y media para que no haga tanto calor.

El personal lenguaje estético y escenográfico tan característico de Robert Wilson, responsable de la puesta en escena, decorado e iluminación de Turandot, concede a la ópera de Puccini un aura espectral muy ajustada al universo dramatúrgico y sonoro de la partitura, que evoca un mundo ancestral de reminiscencias orientales. Los personajes se convierten en arquetipos legendarios y hieráticos, y la sutil paleta lumínica de Wilson se recrea con los colores orquestales de Puccini.

La dirección musical es de Nicola Luisotti, que estrenó la producción junto a Robert Wilson en 2018. Se pondrá nuevamente al frente del Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real ─y también de los Pequeños cantores de la JORCAM─ para dar vida a la genial partitura de Puccini, que tendrá como protagonistas a Anna Pirozzi (Turandot), Michael Fabiano (Calaf), Ruth Iniesta (Liù) y Liang Li (Timur).

15 de julio, sábado, a las 21 horas

ESPECTÁCULO DEL NEW YORK CITY BALLET

Memorable actuación de la mítica compañía estadounidense New York City Ballet en el Teatro Real el pasado mes de marzo.

Dirigido en la actualidad por Jonathan Stafford, el New York City Ballet ha presentado tres coreografías llenas de simbolismo para la formación: Serenade y Square Dance, creadas por George Balanchine, y The Times Are Racing, obra de Justin Peck, coreógrafo residente de la compañía y uno de los grandes talentos de la actualidad.

Además de las retransmisiones,  a lo largo de toda la semana se ofrecerá el acceso gratuito, en MyOperaPlayer, a tres óperas retransmitidas en ediciones anteriores de la Semana de la Ópera: Lucia di Lammermoor, Tosca y Nabucco.

Asimismo, entre el 10 y el 16 de julio, la adquisición de suscripciones anuales y semestrales a MyOperaPlayer tendrá un 40% de descuento para todos los interesados en abonarse a la plataforma audiovisual del Teatro Real, en cuyo catálogo hay títulos procedentes de 50 teatros y auditorios de Europa, América y Asia, con novedades semanales y retransmisiones en directo de las producciones más importantes del Teatro Real.

Pondrá fin a la Semana de la Ópera del Teatro Real, como suele ser habitual, una jornada de puertas abiertas. El 16 de julio, entre las 10.00 y las 14.00 horas, los visitantes podrán acceder al Teatro de manera gratuita por la plaza de Oriente y recorrer la caja escénica, la sala principal, los palcos y los salones de la segunda planta. En estos espacios, guías del Teatro Real estarán disponibles para ofrecer información. Además, los asistentes podrán participar en sorteos de diversos premios a través de códigos QR disponibles en los distintos espacios del edificio.

Fotógrafo: © Javier del Real | Teatro Real

Turandot

Entre los días 3 y 22 de julio, el Teatro Real ofrecerá 17 funciones de Turandot, de Giacomo Puccini, en la reposición de la producción del Teatro Real estrenada en noviembre de 2018, en coproducción con el Teatro Nacional de Lituania, la Canadian Opera Company, la Houston Grand Opera y la Opéra national de Paris, teatros donde, como en el Real, la producción ha obtenido tanto éxito que ya se ha presentado dos veces en Lituania y volverá en noviembre al escenario de la Ópera de París.

El personal lenguaje estético y escenográfico de Robert Wilson, responsable de la puesta en escena, decorado e iluminación de Turandot, concede a la ópera de Puccini un aura espectral muy ajustada al universo dramatúrgico y sonoro de la partitura, que evoca un mundo ancestral de reminiscencias orientales.

El concepto dramatúrgico, metafórico y visual de la puesta en escena de Wilson, con siluetas a contraluz, máscaras y movimientos casi rituales, es el ideal para contar la leyenda de la fría, despiadada y sanguinaria princesa china, enmarcada en su espacio escenográfico y estético ‘natural’, que entronca directamente con el milenario teatro de sombras oriental.

Los personajes se convierten así en arquetipos legendarios y hieráticos, y la sutil paleta lumínica de Wilson se recrea con los colores orquestales de Puccini y con poéticas sinestesias que van de los tonos glaciales de la desalmada protagonista a las tonalidades cálidas del recogimiento de Liù, cuya muerte, en la partitura, coincide con la del propio compositor, quien dejó la obra inacabada.

Giacomo Puccini falleció en Bruselas en 1924, cuando se sometía a un tratamiento del cáncer de garganta que padecía. Se encontraba entonces en una encrucijada para concluir el tercer acto de Turandot, con un sorprendente final feliz en el que el amor triunfa sobre la perfidia. Su discípulo, Franco Alfano, se encargó de concluir la partitura partiendo de los esbozos y notas dejados por su maestro y bajo la atenta supervisión de Arturo Toscanini, quien dirigió el estreno póstumo de la ópera en La Scala de Milán, en 1926, en una célebre representación en la que el director italiano cortó abruptamente la interpretación ─después del adagio que entona el coro tras la muerte de Liù─ y se dirigió al público diciendo: ‘Qui il Maestro finí’ (Aquí terminó el maestro). En las sucesivas funciones se ha utilizado el final de Alfano, que es el que desde entonces se emplea normalmente, pese a que Luciano Berio escribió otra versión estrenada en 2002 en Salzburgo.

En Turandot, Giacomo Puccini da un enorme salto hacia delante en su escritura compositiva: se aleja del realismo y de su genial maniqueísmo de las emociones y explora un nuevo universo dramatúrgico pertrechado con su eximio arte de orquestar, su eclecticismo y su portentoso olfato teatral. La ópera entrelaza motivos epigramáticos con una impresionante eficacia dramatúrgica, otorgando al coro una relevancia dramática desconocida en sus óperas anteriores. Explora universos armónicos más audaces con pasajes bitonales y disonantes articulados con su proverbial melodismo, abriéndose un floreciente camino truncado por su repentina muerte.

Turandot traerá al Real, una vez más, a su principal director invitado, Nicola Luisotti, que estrenó la producción junto a Robert Wilson en 2018. Se pondrá nuevamente al frente del Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real ─y también de los Pequeños cantores de la JORCAM─ para dar vida a la genial partitura de Puccini, en la que se alternarán tres cuartetos protagonistas, con las sopranos Anna Pirozzi, Ewa Płonka y Saioa Hernández (Turandot), los tenores Jorge de León, Michael Fabiano y Martin Muehle (Calaf), las sopranos Salome Jicia, Ruth Iniesta y Miren Urbieta-Vega (Liù) y los bajos Adam Palka, Liang Li y Fernando Radó (Timur).

Con Turandot, Andrés Máspero concluye su trabajo al frente del Coro Titular del Teatro Real (Coro Intermezzo), del que es director desde su creación, en 2010, concediendo a esta formación un enorme prestigio y reconocimiento nacional e internacional. El importante papel del coro en la postrera y genial partitura de Puccini será también un homenaje a este gran director y a toda su brillante carrera.

Las funciones de Turandot estarán dedicadas a la memoria del gran tenor Pedro Lavirgen (Bujalance, Córdoba, 31 de julio de 1930 – Madrid, 2 de abril de 2023), uno de los grandes intérpretes del papel de Calaf de su generación.

Lavirgen no pudo interpretar en el Teatro Real a los grandes personajes que lo encumbraron porque el apogeo de su brillante carrera transcurrió durante el período en el que el coliseo de la Plaza de Oriente fue sala de conciertos y las óperas se representaban en el vecino Teatro de la Zarzuela. Pero en 2018 el Real le dedicó las funciones de Aida, también con dirección musical de Nicola Luisotti. Entonces el tenor ocupó un lugar protagonista en la rueda de prensa de presentación de la ópera, recordando su larga carrera, llena de éxitos y anécdotas y en la que tuvo siempre el cariño del público y de sus compañeros.

También se homenajeó a Padro Lavirgen pocos días después de su fallecimiento, en una actuación lírica en la Carroza del Teatro Real en Córdoba -con la soprano Sonia Suárez, la mezzosoprano Alejandra Acuña, el barítono Willingerd Giménez y la pianista Cristina Sánz– y a él estará dedicada la última edición de Enfoques de esta temporada, el próximo 28 de junio a las 20.15 horas.

Fotógrafo: © Javier del Real | Teatro Real

Aida
AIDA
Música Giuseppe Verdi (1813-1901)
Libreto de Antonio Ghislanzoni, basado en un guion (1869) de Auguste Mariette y Camille du Locle
Estrenada en la Ópera de El Cairo el 24 de diciembre de 1871
Estrenada en el Teatro Real el 12 de diciembre de 1874
Producción del Teatro Real
En coproducción con Abu Dhabi Festival, basada en la original del Teatro Real de 1998
D. musical: Nicola Luisotti
D. de escena, escenógrafo y figurinista: Hugo de Ana
Iluminador: Vinicio Cheli
Coreógrafa: Leda Lojodice
Diseñador de proyecciones: Sergio Metalli
D. del coro: Andrés Máspero
Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real
Reparto 26 de octubre de 2022: Deyan Vatchkov, Sonia Ganassi, Roberta Mantegna, Jorge de León, Simón Orfila, Gevorg Hakobyan, Jacquelina Livieri y Fabián Lara

El Teatro Real celebra siempre por todo lo alto cualquier fecha digna de serlo. Algo que se agradece, siempre,, y más en estos tiempos algo oscuros. En esta ocasión la excusa es que se cumplen 25 años desde su reapertura. Por tal motivo abre la temporada un clásico para este Teatro, la Aida de Hugo de Ana. Una de sus producciones fetiche, que ya se repuso en 2018 y que está basada en la original que el Teatro Real estrenó en 1998.

Aida fue una de las últimas composiciones de Verdi, después de Don Carlo y antes de sus dos últimas obras, Otello y Falstaff. En aquel momento el compositor italiano había reunido ya la fortuna y fama suficiente para poder elegir entre los encargos que le llegaban, rechazando muchos de ellos.

Uno de esos encargos fue el de Ismail Pachá, una especie de gobernador egipcio, amante de la cultura europea, especialmente de la ópera italiana, que tenía el capricho de construir un teatro de ópera en El Cairo. Para la inauguración de la que sería la Ópera Real del Cairo, había encargado que se contratase a uno de los más importantes compositores del momento, ofreciendo para ello la cantidad de 150.000 francos de la época. El motivo de la obra estaba claro, debía tener como protagonista Egipto, pero a Verdi no terminaba de convencerle.

Uno de los colaboradores contratados para el proyecto, el director de la Ópera Cómica de París, Camille Du Lucle, hizo llegar a Verdi parte del argumento de Aida en el que había participado Auguste Mariete, uno de los llamados padres de la egiptología. A Verdi le gustó la historia que le proponía Du Lucle y decidió aceptar el encargo eligiendo para elaborar el libreto definitivo a Antonio Ghislanzoni. Una de las primeras decisiones que tomó el compositor sobre el libreto fue la de sustituir la letra T, de Aita, por la A de Aida, para facilitar la dicción de los cantantes.

El estallido de la guerra Franco-Prusiana impidió que la escenografía y vestuario, fabricado en París, llegase a tiempo para el estreno. En su lugar, la inauguración de la Ópera Real del Cairo se llevó a cabo con una producción de Rigoletto. No fue hasta meses después, concretamente el 24 de diciembre de 1871, cuando se pudo estrenar Aida con algunos de los mejores intérpretes de la época, Antonietta Pozzoni Anastasi, como Aida, Eleonora Grossi, como Amneris, Pietro Mongini, como Radamés, Francesco Steller, como Amonasro y Paolo Medini, como Ramfis. La escenografía resultó fastuosa y estuvo firmada por Philippe Chaperon, Edouard Despléschi, Jean Baptiste Lavastre y Auguste Rubé.

El éxito de este estreno no fue disfrutado por Verdi, que no asistió. No soportaba los viajes en barco. Pero si saboreó el triunfo dos meses después en la Escala de Milán. En el que tuvo que salir a saludar hasta en 32 ocasiones. En su estreno italiano la protagonista fue la soprano Teresa Stolz. Seguro que no influyó en esta decisión que la Stolz fuese la amante de Verdi en aquellos momentos.

Desde entonces son muchas las Aidas que han protagonizado una de las ópera más conocidas y representadas del repertorio. Y muchas las escenografías, a cual más espectacular, que han dirigido los mejores escenógrafos. Precisamente una de las, se puede decir cualidades, de esta ópera es que no puede ser pasto de las versiones de algunos directores de escena. Su localización en un lugar y en una época muy concreta, hacen muy difícil su descontextualización.

La escenografía de Hugo de Ana es de largo recorrido y tiene una gran capacidad para admitir cambios y actualizaciones. Madura con los años y sabe aprovechar los recursos tecnológicos más novedosos. Se han incorporado nuevas proyecciones, a cargo de Sergio Metalli, que realzan la trama y la dramaturgia de los figurantes. Todos los detalles están cuidados al máximo, tanto en los elementos escénicos como en el vestuario y los espectaculares maquillajes. Y todo ello, potenciado por la iluminación de Vinicio Cheli. El resultado final ha ganado en elegancia, prescindiendo de elementos que oscurecían y pesaban en la producción anterior.

A la limpieza sobre el escenario ha contribuido la simultaneidad de los figurines y bailarines en escena con las proyecciones de esos mismos personajes. Creando escenas de gran teatralidad con sus lentos movimientos.
En esta ocasión los entreactos has discurrido de manera fluida, gracias a la rapidez en los cambios y a la entretenida belleza de los telones, por lo que el ritmo de la obra no se ha perdido en ningún momento.

Nicola Luisotti ha vuelto a estar al frente de la orquesta. Profundo conocedor del compositor y del tema de la obra, sabe extraer de la orquesta los sonidos más destacados y voluminosos, que no son pocos en Aida. Pero los mejores momentos llegaron en las narraciones musicales más delicadas. La obertura inicial, los preludios del II y III acto y sobre todo el final, donde la tensión dramática de las cuerdas resume todos los colores que Verdi utiliza en la orquesta para describir los momentos más íntimos. Y son estos momentos los que marcan la diferencia de calidad de la obra, frente al volumen de las marchas.

En la parte vocal el público puede elegir entre tres repartos. El personaje principal de Aida ha sufrido algunos ajustes por la cancelación de María Agresta y será interpretada por Krassimira Stoyanova, Anna Netrebko, Roberta Mantegana y Vittoria Yeo. También cuenta con un magnífico reparto para Radamés, Piotr Beczala, Yusif Eyvazov y Jorge de León.

La ahora soprano Roberta Mantegana ha sido una Aida de canto fluido pero algo falto de equilibrio. Su zona central es poderosa, pero tiene dificultades cuando llegan los agudos, se nota su paso por la cuerda de mezzo. Ha ido de menos a más y ha compuesto un personaje con carácter en el primer acto, que iba creciendo en delicadeza y romanticismo con la historia.

Como Amneris estaba prevista la actuación de mezzosoprano georgiana Ketevan Kemoklidze, pero por un cambio de última hora fue Sonia Ganassi la encargada de afronta un rol en el que no pareció encontrarse muy cómoda. Buena dramatización, pero no parece que la princesa egipcia forme parte de su repertorio habitual.

El Radamés de Jorge de León fue correcto. Mejoró con el desarrollo de la obra, nunca es fácil abordar una de las arias más complejas del repertorio nada más salir a escena. Tampoco ayudó un vibrato que ensució un poco sus primeras intervenciones. Resolvió bien los momentos de mayor delicadeza como el final de la obra.

El barítono armenio Gevorg Hakobyan estuvo muy acertado en su rol de Amonasro, tanto en lo vocal como en la parte interpretativa.

El Ranfis de Simón Orfila vibró en exceso en algunos momentos, pero su voz tiene gran presencia en cuanto a volumen y timbre y muy buenas cualidades para el personaje. También su presencia escénica, acentuada por el maquillaje, compusieron un Ranfis con mucha personalidad.

El rey de Egipto estuvo interpretado por el bajo búlgaro Deyan Vatchkov. No tuvo una buena actuación, parecía que en cualquier momento se iba a quebrar su voz, que no parecía suficiente para un rey.

El resto de comprimarios estuvo a muy buen nivel, Fabián Lara como Mensajero y la soprano Jacquelina Livieri como Sacerdotisa.

Otro personaje importante siempre en las obras de Verdi es el Coro, que en Aida tiene una presencia muy importante y que tuvo momentos de mucha inspiración y emoción. Y son además buenos actores.
Un buen inicio de temporada para el Teatro Real con una de las grandes obras del repertorio.

Aida

Aida inaugura oficialmente la Temporada lírica 2022-2023, el próximo 24 de octubre a las 19.30 horas, estará precedida por un Preestreno Joven, para menores de 36 años, el 21 de octubre a las 18.00 horas, al término del cual se ofrecerá un After Opera en el Salón de Baile.

En esta ocasión la producción de Aida, concebida originalmente en 1998, está coproduccida con la Abu Dhabi Music and Arts Foundation.

Nicola Luisotti vuelve al foso del Real con Aida, que ya dirigió con gran éxito en 2018. Será su octava producción verdiana al frente del Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real

El director de escena, escenógrafo y figurinista Hugo de Ana vuelve a dirigir su histórica producción, con las modificaciones introducidas en 2018 y algunas actualizaciones para la presente reposición.

Coincidiendo con las funciones de Aida se estrenará en la sala principal la nueva producción del espectáculo familiar A.I.D.A – Amistad, Igualdad, Diversidad, Amor, dentro del proyecto de Opera Estudio del Teatro Real.

Radio Clásica, de RNE, retransmitirá la ópera en diferido y la ofrecerá a los países de la UER, Unión Europea de Radiodifusión.

Entre los días 24 de octubre y 14 de noviembre se ofrecerán 19 funciones de Aida con la gran producción concebida por Hugo de Ana para la inauguración de la segunda temporada del ‘nuevo’ Teatro Real, en octubre de 1998, que desvelaba al público las enormes dimensiones y las excepcionales capacidades técnicas de su flamante escenario.

Las 8 funciones de entonces, dirigidas por Luis Antonio García Navarro (1941-2001), se unían a las 353 que tuvieron lugar en las temporadas anteriores al cierre del teatro, en 1925. Durante ese periodo el popular título verdiano fue el más representado en el Real, siendo Giuseppe Verdi (1813-1901) el compositor preferido del público madrileño, como lo demuestra su presencia constante en la programación de cada temporada (muchas veces con dos títulos) y el éxito de ocupación en todas sus óperas.

El Teatro Real mira, pues, a su historia pasada y reciente a través de la reposición de Aida como un simbólico auto-homenaje, después del éxito de esta misma producción en las a lo largo de los últimos 25 años del Teatro Real.

Con el estreno de Aida en El Cairo, en 1871, Giuseppe Verdi, sexagenario y con 25 óperas en su haber, culminaba aparentemente una carrera prolífica (que luego duraría hasta los 80 años), con una partitura muy efusiva, pero también honda e intimista, en la que afloran los temas recurrentes en su obra: el triángulo amoroso, el trasfondo político y social, la prepotencia de los dictadores, la humillación de los oprimidos, los sentimientos paterno-filiales, los celos, los amores prohibidos, la traición, la soledad, la muerte…

Desde el punto de vista compositivo, Aida también refleja la veteranía de Verdi: su dominio de la escritura vocal, ─privilegiando los dúos y números de conjunto, en detrimento de las arias─; la genial utilización de la orquestación para obtener efectos dramatúrgicos; la yuxtaposición de momentos de recogimiento y de esplendor; y la pericia en la articulación de grandes números corales y coreográficos con inspiradas melodías solistas, de gran aliento y profundo dramatismo.

Es precisamente esta dualidad entre la espectacularidad de las escenas de masas ─con el imperio egipcio, ejércitos, faraones, esclavos, sacerdotisas, invasores, prisioneros, ritos religiosos, celebraciones, etc.─ y aquellas, recogidas, en las que afloran los conflictos y dramas de los protagonistas, donde radica la dificultad de la puesta en escena de Aida.

Hugo de Ana opta por una producción de fuerte poder simbólico, dominada por una colosal pirámide que sugiere la magnificencia del poder político y religioso ­y también el triángulo amoroso que vertebra el drama­, contrapuesta a paisajes desérticos que enfatizan la profunda soledad de los personajes, que se debaten entre sentimientos, dudas y contradicciones.

Para la actual reposición de Aida, Hugo de Ana ha introducido pequeñas modificaciones en relación con la revisión de 2018, actualizando algunos elementos, como las proyecciones que se han concebido para trascender la evocación de un Oriente idealizado.

Tres repartos se alternarán en la interpretación de los papeles protagonistas de Aida, con las sopranos Krassimira Stoyanova, Maria Agresta, Roberta Mantegna y Anna Netrebko (Aida); las mezzosopranos Jamie Barton, Sonia Ganassi y Ketevan Kemoklidze (Amneris) ; los tenores Piotr Beczala, Yusif Eyvazov y Jorge de León  (Radamés); los barítonos Carlos Álvarez, Artur Ruciński y Gevorg Hakobyan (Amonasro) y los bajos Alexander Vinogradov; Jongmin Park y Simón Orfila (Ramfis); las sopranos Jaquelina Livieri y Marta Bauzá (La gran sacerdotisa) y el tenor Fabián Lara (Un mensajero).

Con casi 300 artistas ─entre solistas, coro, bailarines, actores y orquesta─ y una escenografía ya histórica, Aida traerá al escenario del Real a grandísimos intérpretes, capaces de dar a la obra de Verdi su verdadera dimensión universal.

AGENDA | ACTIVIDADES PARALELAS

19 de octubre, a las 20.15 horas | Teatro Real, Sala Gayarre

Enfoques: encuentro con Nicola Luisotti (director musical de Aida), Hugo de Ana (director de escena, escenógrafo y figurinista de Aida) y Joan Matabosch, director artístico del Teatro Real.

Participan: la soprano Maribel Ortega, el tenor Eduardo Aladrén y el pianista Riccardo Bini.

20 de octubre, a las 18.30 horas | Biblioteca Regional Joaquín Turina

Conferencia: “Aida” y Egipto: mucho más que una ópera.

21 de octubre, a las 18.00 horas | Teatro Real, Sala principal

Aida. Preestreno Joven para menores de 36 años, al término del cual se ofrecerá un After Opera en el Salón de Baile.

Hasta el 22 de octubre| Teatro Real, talleres, salas de ensayo y sala principal

Taller: La ópera al descubierto: Aida

A lo largo de ocho sesiones los participantes descubren los detalles técnicos y artísticos que hacen posible una producción de ópera, de la mano de sus protagonistas y con la asistencia a algunos ensayos.

24 de octubre a 2 de noviembre | Teatro Real, talleres, salas de ensayo y sala principal

Curso: La universidad a escenaAida

Los estudiantes –que perciben créditos universitarios en sus respectivos estudios–, descubren las interioridades de una producción operística a través de análisis, talleres, debates y presentaciones con la complicidad de artistas y expertos.

23 de octubre, a las 12.00 y a las 17.00 horas | Teatro Real, Sala Gayarre

¡Todos a la Gayarre! Talleres musicales para toda la familia, con dirección y presentación de Fernando Palacios.

Aida se baña en el Nilo. La esclava etíope se enamora de su enemigo, el egipcio Radamés.

Participan: Sonia Suárez (soprano), Daniel González (tenor) y Cristina Sanz (pianista).

24 de octubre | desde el Teatro Real

Retransmisión de la inauguración de la temporada lírica 2022-2023 con Aida en MyOperaPlayer.

3 de noviembre, a las 18.30 horas | Biblioteca Regional Joaquín Turina

Conferencia: “Aida”. El contexto histórico y cultural de su composición.

7 de noviembre, a las 19.00 horas | Palacio de las Alajas

Conferencia: ‘Aida’, Egipto en la ópera, a cargo de Víctor Sánchez Sánchez

12 y 13 de noviembre, a las 11.00 y a las 13.00 horas | Teatro Real, Sala principal

A.I.D.A – Amistad, Igualdad, Diversidad, Amor

Versión reducida de Aida de Giuseppe Verdi, con libreto de Antonio Ghislanzoni

Nueva producción del Teatro Real | Opera Estudio

Directora musical de Isabel Rubio y dirección de escena de Davide Garattini Raimondi

Adaptación y texto, vestuario y utilería: Davide Garattini Raimondi y Bárbara Palumbo

Joven Orquesta de la Comunidad de Madrid (JORCAM) con la participación de jóvenes cantantes del Programa Crescendo de la Fundación Amigos del Teatro Real

2 de diciembre, a las 18.00 horas | Museo Nacional del Romanticismo

Cuentacuentos: “Las mil y una noches”: la sensual y exótica fantasía de los cuentos orientales.

Actividad gratuita. Reservas en la página web del Museo: www.museoromanticismo.es

TELEFÓNICA, MECENAS PRINCIPAL TECNOLÓGICO DEL TEATRO REAL

Telefónica, mecenas principal tecnológico del Teatro Real, impulsa su desarrollo digital y la mejor conectividad para optimizar la experiencia de los aficionados a la ópera en todos los canales digitales del Teatro. En estos años Telefónica ha ampliado el número de funcionalidades y servicios de la web, reforzando el carácter interactivo y la comunicación con los usuarios. De este modo, ha permitido crear un catálogo de productos mucho más amplio -abarcando diferentes tipos de música- y accesible, con servicios más ajustados a las preferencias de los seguidores de esta institución. Un paso más dentro de este proyecto global ha sido My Opera Player, plataforma de contenidos audiovisuales que permite a los amantes de la ópera, la danza y la música clásica disfrutar desde casa, con tan sólo un click, de las mejores producciones de éxito internacional.

My Opera Player cuenta con Telefónica como socio tecnológico del Teatro Real, y con el patrocinio de Endesa, que apoyó esta iniciativa como patrocinador único cuando la plataforma se llamaba Palco Digital.

Fotógrafo: © Javier del Real | Teatro Real

Nabucco
Nabucco en el Teatro Real, casi un estreno
Nabucco
Giuseppe Verdi (1813-1901)
Dramma lírico en cuatro actos
Libreto de Temistocle Solera, basado en la obra Nabuccodonosor (1836)
de Auguste Anicet-Bourgeois y Francis Cornu, y en el ballet Nabuccodonosor (1838) de Antonio Cortesi
Estrenada en el Teatro Alla Scala de Milán, el 9 de marzo de 1842
Estrenada en el Teatro Real el 27 de enero de 1853
Producción de la Opernhaus de Zürich, en coproducción con el Teatro Real
D. musical: Nicola Luisotti – Sergio Alapont (13, 16, 20 jul)
D. escena: Andreas Homoki
Escenógrafo: Wolfgang Gussmann
Figurinistas: Wolfgang Gussmann, Susana Mendoza
Iluminador: Franck Evin
Dramaturgo: Fabio Dietsche
D. coro: Andrés Máspero
Reparto: Nabucco: Luca Salsi, George Gagnidze, Gabriele Viviani, Luis Cansino;
Ismaele: Michael Fabiano, Eduardo Aladrén; Zacaria: Dmitry Belosselsky, Roberto y Tagliavini Alexander Vinogradov; Abigaille: Anna Pirozzi, Saioa Hernández y Oksana Dyka;
Fenena: Silvia Tro Santafé, Elena Maximova y Aya Wakizono; El Gran Sacerdote: Simon Lim y Felipe Bou; Abdallo: Fabián Lara y Anna Maribel Ortega

Nabucco se estrena en el Teatro Alla Scala de Milán, el 9 de marzo de 1842. Llegó a España muy pronto, en el Teatro de la Santa Creu de Barcelona en 1844 (aún no se había inaugurado el Liceu). Al frente del reparto estaba Antonio Superchi, uno de los barítonos más importantes de la época.

En Madrid se estrena apenas dos meses después en el Teatro Circo, con Giogio Ronconi, otro grande, en el rol de Nabucco. Desde 1844 hasta 1850, Nabucco estuvo en cartel casi todas las temporadas. Desde que se inauguran el Liceu en 1847 y el Teatro Real en 1850, se convierte en una de las obras más representadas y de mayor éxito. Siempre en cartel y siempre de la mano de los mejores intérpretes.

El 9 de febrero de 1871, Nabucco se representa por última vez en Madrid. Desde entonces, y a pesar de la enorme popularidad de esta obra, no había vuelto a subir al escenario del Real hasta ahora.

Cuando Verdi recibe el encargo de Nabucco, está pasando por uno de los peores momentos de su vida. Su mujer y sus hijos habían fallecido y estaba valorando la posibilidad de abandonar la música. Al principio rechaza el proyecto pero, tras pensar que puede ser la oportunidad para salir adelante, acepta el trabajo. Verdi no sabía que gracias a esta obra se convertiría en un héroe nacional.

Con tan solo doce días desde el primer ensayo al piano hasta el día del estreno, Verdi tiene que trabajar duro con una partitura que introduce varias novedades en su orquestación. La primera es la utilización de numerosos metales, como trompas y cornetas, elevando el volumen de sonido, algo que no era muy habitual en el resto de óperas. Como contrapunto al volumen de sonido, crea momentos de gran intimidad en las arias, como el sexteto de violonchelos que acompañan a Nabucco, o el aria de Abigaile, acompañada solo por un violonchelo y un corno inglés, creando uno de los momentos más sublimes d esta obra, junto a las intervenciones del coro.

Para este casi reestreno en el Teatro Real, se ha elegido la producción de la Opernhaus de Zürich, en coproducción con el propio Real. Al frente de la orquesta Nicola Luisotti, un maestro del repertorio verdiano que sabe mantener como nadie los equilibrios sonoros de la orquestación de una obra como esta.

La escenografía de Andreas Homoki y Wolfgang Gussmann es casi inexistente. Como la obra se divide en cuatro actos, y cada acto en dos cuadros, se hace muy difícil montar ocho escenografías diferente por lo que, según los propios directores de escena, “decidimos que la mejor manera de reflejar los cambios y que las escenas fluyeran y tuvieran continuidad era, simplemente, que no hubiera escenografía”. Y así es, bajo la presencia absoluta de un elegante color verde carroza, sobre el escenario solo aparece una especie de encimera de mármol gigantesca que se mueve generando los espacios en los que se desarrollan la acción. Lo único que viste la escena y la ambienta, son los figurines de Wolfgang Gussmann y Susana Mendoza, junto a la iluminación, siempre acertada, aunque muy oscura (algo que se ha puesto de moda) de Franck Evin.

Para las voces no se han escatimado esfuerzos, hasta cuatro Nabuccos participan en esta producción, Luca Salsi, George Gagnidze, Gabriele Viviani y Luis Cansino. Para Ismaele dos opciones, el siempre impecable Michael Fabiano y Eduardo Aladrén. A Zacaria le dan vida Dmitry Belosselsky, Roberto Tagliavini y Alexander Vinogradov.
Abigaille cuenta con la participación de Anna Pirozzi, Saioa Hernández y Oksana Dyka. Fenena corre a cargo de Silvia Tro Santafé, Elena Maximova y Aya Wakizono. Como grandes sacerdotes, Simon Lim y Felipe Bou. Y no podemos olvidar la participación del gran protagonista de esta ópera, el Pueblo, representado por el Coro Titular del Teatro, Coro Intermezzo que, en el momento de escribir esta crónica, ya ha tenido un primer bis en el estreno con “Va pensiero”. Y es que este coro, bajo la dirección de Andrés Máspero, demuestra por qué está entre los mejores del mundo y con todo merecimiento.

Un impresionante elenco de voces para elegir al gusto en esta obra para la que ha habido que esperar 151 años, pero que ha merecido la pena.

Con motivo de la Semana de la Ópera, los días 14 y 15 de julio, a las 21.00 horas, Nabucco podrá ser vista en una pantalla instalada en la Plaza de Isabel II (Plaza de Ópera) con dos repartos distintos. Habrá 1000 sillas disponibles para el público, por orden de llegada, hasta completar aforo.

El 15 de julio a las 21.00 horas, Nabucco será retransmitida gratuitamente en MyOperaPlayer para todo el mundo y en plazas, centros culturales, museos, auditorios y teatros de toda España.

Nabucco

Como en las seis ediciones precedentes, la programación de la  Semana de la Ópera 2022,  del 11 al 16 de julio, se basa en las enormes posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías audiovisuales y las redes sociales para la difusión de la ópera de una manera interactiva, en la que el público puede disfrutar, participar, aprender y compartir experiencias que fomentan el diálogo, la reflexión y la crítica.

Como preludio a las propuestas de la Semana de la Ópera, el domingo, 10 de julio, a las 20.30 horas, se emitirá Tosca, de Giacomo Puccini en el canal de YouTube del Teatro Real. La producción, que triunfó en el escenario del Teatro Real el pasado verano, cuenta con dirección musical de  Nicola Luisotti, dirección de escena de Paco Azorín, y tres magníficos protagonistas: Sondra Radvanovsky, Joseph Calleja y Carlos Álvarez.

La ópera Nabucco, estrenada con gran éxito esta semana, será el eje de la programación de la Semana de la Ópera: los días 14 y 15 de julio, a las 21.00 horas, podrá ser vista en una pantalla instalada en la Plaza de Isabel II (Plaza de Ópera) de Madrid, con dos repartos distintos. Habrá 1000 sillas disponibles para el público, por orden de llegada, hasta completar aforo.

El 15 de julio, a las 21.00 horas, Nabucco será retransmitida gratuitamente en MyOperaPlayer para todo el mundo y también en plazas, centros culturales, museos, auditorios y teatros de toda España. Cerca de 150 pueblos y ciudades de distintas autonomías retransmitirán la ópera.  Las inscripciones siguen abiertas a través de este enlace.

Fuera de España la ópera será retransmitida a las 21.00 horas locales del día 16 de julio en el Teatro Municipal de Santiago de Chile y en el Teatro Nacional de Costa Rica.

Bajo la batuta brillante, inspirada y perfeccionista de Nicola Luisotti, un elenco de grandes voces verdianas interpretará la ópera junto al Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real: el barítono George Gagnidze (Nabucco), la soprano Saioa Hernández (Abigaile); el tenor Michael Fabiano (Ismaele); la mezzosoprano Elena Maximova (Fenena); el bajo Roberto Tagliavini (Zaccaria), el bajo Simon Lim (El Gran Sacerdote); el tenor Fabián Lara (Abdallo) y la soprano Maribel Ortega (Anna).

El director de escena Andreas Homoki traslada el conflicto entre judíos y babilonios, en el siglo VI a.C., al enfrentamiento entre italianos y austríacos, en el siglo XIX, donde “al sistema politeísta de los babilonios se contrapone, como utopía, un sistema nuevo y moderno, representado en la visión monoteísta del mundo de los hebreos”. Las dos hermanas, hijas de Nabucco, encarnan el trasfondo de dos mundos que se contraponen: “Abigaille, la primogénita, intenta desesperadamente salvar el antiguo sistema derrocando a su padre y asumiendo ella misma el poder. Fenena, percibe el momento de transición en el que se encuentran y quiere salvarse cambiando de bando. En el proceso de relevo de lo antiguo por lo nuevo, también la familia acaba rompiéndose”.

El drama transcurre en un decorado austero, minimalista y conceptual diseñado por el escenógrafo Wolfgang Gussmann, que también firma el suntuoso vestuario junto a Susana Mendoza.

Pero además de Nabucco, a lo largo de toda la semana se ofrecerá el acceso gratuito, en MyOperaPlayer, a una colección de cinco óperas retransmitidas en ediciones anteriores de la Semana de la Ópera: Lucia di Lammermoor, La traviata, Il trovatore, Madama Butterfly y Tosca.

Asimismo, entre el 11 y el 17 de julio, la adquisición de suscripciones anuales y semestrales a MyOperaPlayer tendrá un 40% de descuento para todos los interesados en abonarse a la plataforma audiovisual del Teatro Real, en cuyo catálogo hay títulos procedentes de 50 teatros y auditorios de Europa, América y Asia.

El Teatro Real estrenará en su Sala Gayarre dos documentales, cuyas entradas se pueden adquirir gratuitamente, hasta completar aforo, en la página web del Teatro Real.

El 12 de julio, a las 20.00 horas presentará, Fleta, tenor, mito, de Germán Rueda, un recorrido por la vida y obra del gran cantante aragonés Miguel Fleta (1897-1938) estrenado el pasado 17 de junio en el Festival Internacional de Cine Huesca.

El 13 de julio, a las 20.00 horas, se proyectará el documental El Kaiser de la Atlántida, de Sebastián Alfie, estrenado con gran éxito en la última edición del Festival de Cine de Málaga. Parcialmente grabado en el Teatro Real en 2016, cuando se estrenó en su escenario la ópera del mismo título, del compositor judío Viktor Ullmann (1898-1944), el film cuenta los entresijos de la obra que le da título: una inquietante alegoría sobre la locura y la muerte durante el Tercer Reich.

Pondrá fin a la Semana de la Ópera, como suele ser habitual, una jornada de puertas abiertas. El 16 de julio, entre las 10.00 y las 14.00 horas, los visitantes podrán acceder al Teatro de manera gratuita por la plaza de Oriente y recorrer la caja escénica, la sala principal, los palcos y los salones de la segunda planta. En estos espacios, guías del Teatro Real estarán disponibles para ofrecer información. Además, los asistentes podrán participar en sorteos de diversos premios a través de códigos QR disponibles en los distintos espacios del edificio.

Fotógrafo: © Javier del Real | Teatro Real

Nabucco

Entre el 5 y el 22 de julio se ofrecerán 15 funciones de la ópera Nabucco, de Giuseppe Verdi, con dirección musical de Nicola Luisotti y puesta en escena de Andreas Homoki, en una nueva producción del Teatro Real y la Ópera de Zúrich, donde se estrenó en 2019 y se repondrá en septiembre.

Más allá de la cualidad intrínseca de Nabucco, que pertenece todavía al primer período creativo de Giuseppe Verdi, esta ópera fue muy importante en su vida personal y su carrera artística. El compositor atravesaba una gran crisis existencial tras el fallecimiento de sus dos hijos y su esposa y del estrepitoso fracaso de Un giorno di regno, que lo hizo cavilar sobre la idea de abandonar la composición. Un encuentro fortuito con el director de La Scala, que le propuso la creación de una ópera con libreto bíblico de Temistocle Solera, sobre la resistencia del pueblo judío a la invasión de las huestes babilonias bajo la égida de Nabucco, inspiró al compositor, que escribió la partitura sin apenas descanso.

El clamoroso éxito del estreno de Nabucco el 9 de marzo de 1842 en La Scala de Milán y la inmediata asociación de la opresión de los judíos con la de los italianos, bajo el yugo del imperio austrohúngaro, dio a la ópera una enorme popularidad, transformando a Verdi, involuntariamente, en uno de los héroes del Risorgimento, que desembocaría en la unificación de los territorios italianos.

Este inesperado triunfo y la participación en la ópera de la soprano Giuseppina Strepponi, su futura pareja, en el endiablado papel de Abigaille, fue el acicate necesario para que Verdi retomara su fecunda y genial carrera creativa, cuyo germen está también en Nabucco. Aunque la ópera sea deudora de Donizetti y Rossini y de la tradición operística italiana, en la partitura sobresalen sus maravillosas melodías, su enorme facilidad para la caracterización musical de los personajes (destacando, sobre todo, Nabucco y Abigaille) y la eficacia dramatúrgica de la orquestación, que no dejaría de progresar hasta su extraordinaria Falstaff.

El director de escena Andreas Homoki, que debuta en el Teatro Real, traslada el conflicto entre judíos y babilonios, en el siglo VI a.C., al enfrentamiento entre italianos y austríacos, en el siglo XIX, donde “al sistema politeísta de los babilonios se contrapone, como utopía, un sistema nuevo y moderno, encarnado en la visión monoteísta del mundo de los hebreos”. Las dos hermanas hijas de Nabucco encarnan el trasfondo de dos mundos que se contraponen: “Abigaille, la primogénita, intenta desesperadamente salvar el antiguo sistema derrocando a su padre y asumiendo ella misma el poder. Fenena, la otra, percibe el momento de transición en el que se encuentran y quiere salvarse cambiando de bando. En el proceso de relevo de lo antiguo por lo nuevo, también la familia acaba rompiéndose”.

El drama transcurre en un decorado austero, minimalista y conceptual diseñado por el escenógrafo Wolfgang Gussmann, que también firma el suntuoso vestuario junto a Susana Mendoza.

Nabucco fue el primer título verdiano que sonó en el recién construido Teatro Real, en las pruebas acústicas previas a su inauguración, en 1850. La ópera se estrenó en su escenario en 1853 y se presentó en temporadas sucesivas, siempre con grandísimo éxito, hasta 1871. Desde entonces no ha vuelto a ofrecerse en su sala.

Ahora, 151 años después de la última función, regresa con tres repartos de grandes voces verdianas, que se alternarán en la interpretación de los papeles protagonistas: Nabucco, los barítonos Luca SalsiGeorge GagnidzeGabriele Viviani Luis Cansino; Abigaille, las sopranos Anna PirozziSaioa Hernández Oksana Dyka; Ismaele, los tenores Michael Fabiano y Eduardo Aladrén; Fenena, las mezzosopranos Silvia Tro SantaféElena Maximova Aya Wakizono; Zaccaria, los bajos Dmitry BelosselskiyRoberto Tagliavini Alexander Vinogradov; y El Gran Sacerdote, los bajos Simon Lim Felipe Bou.

Nicola Luisotti dirigirá su séptimo título verdiano al frente del Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real, después del enorme éxito obtenido con Il trovatore (2007), Rigoletto (2015), Aida (2018), Don Carlo (2019), La traviata (2020) y Un ballo in maschera (2020). Sergio Alapont dirigirá tres de las 15 funciones.

En Nabucco el coro ocupa un papel primordial, tanto del punto de vista estructural como dramatúrgico. El Coro Titular del Teatro Real preparado, como siempre, por su director, Andrés Máspero, entonará el célebre Coro de los esclavos, Va pensiero, dando voz a los oprimidos, como en la mítica Babilonia del siglo VI a.C., la Italia del siglo XIX o Ucrania en la actualidad.

Las funciones de Nabucco están patrocinadas por la Fundación BBVA, cuyo programa de actividades contempla la música como una manifestación artística prioritaria.

Fotografía: Javier del Real

Premios Teatro Real

El barítono español Carlos Álvarez y el tenor estadounidense Michael Fabiano; el director de orquesta italiano Nicola Luisotti; el director de escena alemán Christof Loy y la soprano letona Marina Rebeka, son los ganadores artísticos de la primera edición de los Premios Teatro Real, que se entregarán el próximo 6 de junio en una Gala protagonizada por la mezzosoprano española Silvia Tro Santafé.

Estos premios se unen a los ya anunciados, en la categoría institucional, a José María Álvarez-PalleteJosé Bogas Florentino Pérez, además de al doctor Santiago Moreno, presidente del Comité Médico del Teatro Real.

Los galardones de la categoría artística se conceden a Christof Loy, Nicola LuisottiMarina RebekaCarlos Álvarez y Michael Fabiano por su gran temporada artística en el Teatro Real. Los artistas, parte de la “Gran Familia” del Teatro Real, han regalado con su talento un viaje a mundos que solo ellos pueden construir.

El próximo 6 de junio, a las 19.30 horas, el Teatro Real entregará, en una Gala especial, los galardones, que tienen como objetivo reconocer el mérito de personalidades y artistas vinculados al Real y que han destacado, de manera especial, por su apoyo a la institución a lo largo de la temporada 2020-2021.

En esta ocasión, la Gala estará dedicada a la fallecida mezzosoprano Teresa Berganza, Patrona de Honor del Teatro, cuya impronta estará presente en algunas de las piezas elegidas para el concierto.

Las distinciones, distribuidas en dos categorías, institucional y artística, nacen con vocación de continuidad. El premio es una magnífica obra de la escultora Cristina Iglesias, realizada generosamente por la gran artista para el Teatro Real.

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Tosca brilla en el Teatro Real
Tosca
Giacomo Puccini (1858-1924)
Melodramma en tres actos
Libreto de Giuseppe Giacosa y Luigi Illica, basado en la obra La Tosca de Victorien Sardou
8 de julio de 2021 Teatro Real de Madrid
D. musical: Nicola Luisotti
D. escena: Paco Azorín
Figurinista: Isidre Prunés
Vestuario de Floria Tosca: Ulíses Mérida
Iluminador: Pedro Yagüe
Vídeo: Alessandro Arcangeli
Coreógrafo: Carlos Martos de la Veja
D. coro: Andrés Máspero
D. coro Pequeños Cantores: Ana González
Reparto: María Agresta, Michael Fabiano, Gevorg Hakobyam, Gerardo Bullón, Valeriano Lanchas, Mikeldi atxalandabaso, David Lagares e Inés Ballesteros
Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real y Pequeños Cantores de la JORCAMAbril de 1889, Puccini acaba de tener un sonoro fracaso en La Scala con el estreno de Edgar. Al cabo de unas semanas escribe a su editor Giulio Ricordi, para pedirle que solicite a Victorien Sardou una autorización para poder adaptar su obra La Tosca (1887).La obra de Sardou había recorrido los principales teatros europeos con gran éxito de público, teniendo a Sarah Bernhadt como protagonista. Puccini, que había asistido a una representación, quedó prendado por la fuerza escénica del personaje y de la manera teatral de mezclar la pasión amorosa con la pasión de los poderes políticos y eclesiásticos. Encarga entonces a sus dos libretistas, que acababan de tener un enorme éxito con la Bohéme, que inicien los trabajos de un nuevo libreto que será la envidia, entre otros, del propio Verdi.Tosca se convirtió en un claro ejemplo de verismo. No sin antes ser convenientemente dulcificada para agradar a los paladares más exquisitos, que no dudaban en criticar un libreto y unos personajes no muy refinados. La Tosca de Puccini resultó más sofisticada y femenina que la de Sardou.Pero los cambios no solo se centraron en los personajes. La música de Puccini marcó una gran diferencia y ruptura con los convencionalismos operísticos que se remontaban al barroco. La fluidez de la trama favorecía el conjunto y las, hasta ese momento, todopoderosas arias, quedaban disueltas y entrelazadas dentro de la globalidad de la obra. En Tosca las arias se reducen a tres, eso si, de enorme personalidad y belleza. “Recondita armonia”, que Cavaradossi interpreta en el primer acto, “Vissi d’arte”, aria emblemática de Floria Tosca y “E lucevan le stelle”, también interpretada por Cavaradossi justo antes de morir.El éxito de Tosca, como representante del verismo, está en su capacidad de crear clímax con una insoportable tensión dramática. Otra característica de Tosca es la utilización de los leivmotivs, que sin la sofisticación de los wagnerianos, eran muy efectivos dramáticamente y muy del gusto italiano. El más importante y constante a lo largo de la obra es el que representa al malvado Scarpia, jefe de la policía política y cuyo leivmotiv es una verdadera metáfora musical del terror político de la dictadura que en esos momentos dominaba Roma, como se demuestra en una de las frases que le dirige Tosca después de asesinarle, “E avanti a lui tremava tutta Roma!”.La producción de Tosca que presenta ahora el Teatro Real, es una coproducción del Gran Teatre del Liceu de Barcelona y el Teatro de la Maestranza de Sevilla. La dirección escénica ha estado a cargo de Paco Azorín. Se nota que viene del mundo del teatro. Realiza tres escenas distintas con un único escenario, aprovechando la movilidad y recursos que ofrece el Real y que no tienen otros, como quedó demostrado en el tercer acto, haciendo desaparecer y aparecer simultáneamente dos escenarios de manera espectacular.Azorín se toma demasiadas licencias durante la obra. Aparecen frases proyectadas en escena que nada tienen que ver conel libreto y que repiten como un cansino mantra la palabra revolución, esas a las que algunos han llegado tarde. Tampoco tiene que ver ni se encuentra mcho sentido a una mujer desnuda que aparece en los momentos clave, restando protagonismo a las escenas y personajes y que, según Azorín, es la Libertad guiando al pueblo, de Delacroix. Imaginación no le falta.En conjunto la escenografía tiene elementos interesantes, como los ojos, a modo de gran hermano, que vigilan a Tosca. O la impresionante escena del Te Deum y, sobre todo, la buena disposición de los cantantes sobre el escenario.La dirección musical de Nicola Luisotti favorece enormemente este tipo de obras. Su manera de dirigir, llena de energía y musicalidad, acentuó la espectacularidad de las escenas más brillantes. Creó tensión dramática y permitió momentos de respiro e intimidad de manera acertada. Supo obtener de la orquesta el carácter italiano que respira la obra.Los repartos en esta ocasión son espectaculares. Tres son las Toscas, Anna Netrebko, que estará solo en las funciones del 21 y 24, Sondra Radvanovky, de voz homogénea y sonora cuya capacidad de dramatización hace que este personaje le encaje a la perfección y María Agresta, nuestra protagonista de hoy. Posee también una notable capacidad dramática. Su Tosca es más sutil y sentimental, también en lo vocal. Es un rol el de Tosca que tiene sus dificultades y Agresta las resolvió mejor en el segundo y tercer acto que en el primero. Pero también tuvo momentos de lucimiento, su “Vissì d’arte” estuvo lleno de emotividad. Toda una hazaña teniendo en cuenta que tuvo que interpretarlo tumbada en el suelo.Para el papel de Mario Cavaradossi tenemos cuatro tenores. Joseph Calleja, de hermoso y cálido timbre, Yusif Eyvazov, que casualmente actúa los mismos días que su esposa, Anna Netrebko, el mediático Jonas Kaufmann, solo dos funciones también, y Michael Fabiano, que se mostró más bien estático en escena y falto de naturalidad. Menos mal que estuvo más inspirado en lo vocal. Aceptable su “Recondita armonia”, y bastante bien en “E lucevan le stelle”, apianando con gusto. Fue el más aplaudido de la noche.Al Scarpia de Gevorg Hakobyan le faltó presencia escénica y, en algunos momentos, también vocal. Empezó bien, pero fue perdiendo maldad a medida que se acercaba el momento de su muerte. Tiene unos buenos y baritonales graves, pero a su Scarpia le faltaron quilates. No ayuda en estos casos tener en los otros repartos a Carlos Álvarez, que ha construido un magnífico Scarpia o a Luca Salsi, que acompaña al matrimonio Netrebko.El resto de comprimarios tuvieron una buena actuación. Muy bien Gerardo Bullón en su rol de Cesare Angelotti. Valeriano Lanchas interpretó a un resuelto y desenfadado sacristán. Mikeldi Atxalandabaso, como Spoletta, cumplió con su profesionalidad habitual, al iguañ que David Lagares, con su Sciarrone y la hermosa voz del pastorcillo de Inés Ballesteros.Magnífico el Coro Intermezzo, Titular del Teatro Real, que continúa dando una lección de profesionalidad y esfuerzo enfrentándose y venciendo a los elementos y a las mascarillas. Bien también el Coro de Pequeños Cantores de la JORCAM, bajo la dirección de Ana González.Con Tosca termina la temporada lírica del Teatro Real, una temporada que puede catalogarse de histórica. Donde la calidad artística, que la ha tenido, puede quedar en un segundo plano ante una decisión difícil y extraordinariamente valiente que tomó el Teatro hace ahora un año, permanecer abierto y con su programación, a pesar de la situación pandémica mundial demostrando, que no solo era posible, sino necesario, levantar el telón.Texto: Paloma Sanz
Fotografías: Javier del Real
Vídeos: Teatro Real

Tosca en el Teatro Real

Entre el 4 y el 24 de julio se ofrecerán 16 funciones de Tosca, con retransmisiones gratuitas en distintos formatos ­canales de YouTube, MyOperaPlayer, La 2 de TVE, Radio Clásica de RNE y pantallas exteriores en la Plaza de Oriente y Plaza de Isabel II­, que llevarán el popular título de Puccini a todos los rincones, celebrando el final de una programación operística intensa y muy especial, ya que el Real ha sido el único teatro lírico del mundo en presentar una temporada 2020-2021.

Nicola Luisotti ha tenido un importante papel durante este largo período de convivencia con la pandemia, dirigiendo la excepcional Traviata después del confinamiento estricto, inaugurando la presente temporada el pasado septiembre con Un ballo in maschera y estimulando, con su dedicación, confianza y entrega, a los artistas, trabajadores y al Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real durante estos tiempos de incertidumbre.

Con Tosca, Luisotti dirigirá su novena ópera en el Teatro Real, en esta ocasión al frente de tres repartos ­con cuatro Cavaradossi­, trabajando junto a Paco Azorín, que ha renovado para el Real la producción creada en 2014 para el Liceu de Barcelona y la Maestranza de Sevilla.

Concebida como un thriller cinematográfico, con apoyo de proyecciones y un decorado circular que evoluciona del realismo del primer acto a un progresivo lenguaje más conceptual y simbólico, Azorín lleva al espectador a penetrar en la atmósfera revolucionaria, caótica y despiadada de las luchas napoleónicas y contrarrevolucionarias, germen de los movimientos que llevarían a la unificación de Italia años más tarde.

Haciendo un paralelismo entre la trágica historia amorosa de la protagonista y la lucha contra un poder corrupto y autocrático, Tosca lucha por el hombre al que ama hasta la humillación y el asesinato, encarnando simbólicamente la defensa a ultranza de los ideales revolucionarios.

Paco Azorín, que inició su carrera como escenógrafo ­en el Real se han visto sus decorados para las óperas Il prigioniero y Suor Angelica (con dirección de Lluís Pasqual) y para los ballets 2 you Maestro, El amor brujo y Electra­, asume en esta producción también la dirección de escena, adaptando las directrices de la interpretación actoral a la idiosincrasia de cada cantante.

En la producción que se verá en el Real se ha mantenido la dramaturgia original, pero se han introducido algunos cambios, como la incorporación de una actriz que simboliza la revolución, o el nuevo diseño del vestuario del personaje titular, concebido por Ulises Mérida, con el que se pretende reforzar el carácter de diva operística de Tosca, completando el figurinismo original de Isidre Prunés, fallecido en 2014.

La ópera, coproducción del Gran Teatre del Liceu de Barcelona y del Teatro de la Maestranza de Sevilla estrenada en 2014, estará protagonizada por tres repartos encabezados por las sopranos Sondra Radvanovsky, Maria Agresta y Anna Netrebko; los tenores Joseph Calleja, Michael Fabiano, Yusif Eyvazov y Jonas Kaufmann; y los barítonos Carlos Álvarez, Gevorg Hakobyan y Luca Salsi.

Sondra Radvanovsky, que ya interpretó a Tosca en 2011, volverá al Real con este papel, después de encarnar a Amelia en Un ballo in maschera en la inauguración de la presente temporada. También regresa la soprano Maria Agresta, que protagonizó Norma (2016), Il trovatore (2019) y Don Carlo (2019). Anna Netrebko interpretará su segunda ópera en el Real, después de su participación en Guerra y Paz, de Serguéi Prokófiev, en 2001.

El tenor estadounidense Joseph Calleja debuta en el Teatro Real, Michael Fabiano asume un nuevo papel protagonista después de su participación en Cyrano de Bergerac (2012), I due Foscari (2016), Giovanna d’Arco (2019), La traviata (2020) y Un ballo in maschera (2020), y Yusif Eyvazov interpretará por primera vez una ópera en el coliseo madrileño, después de haber participado en un concierto al lado de Anna Netrebko en 2019. Finalmente, Jonas Kaufmann, que actuó en una función de La clemenza di Tito en 2009, encarnará ahora a Cavaradossi en dos funciones.

El papel de Scarpia será defendido por Carlos Álvarez ­que cambia completamente de registro después de su reciente triunfo en Viva la Mamma­, Gevorg Hakobyan, que debuta en el Real, y Luca Salsi, que ya actuó en Rigoletto (2015) y Don Carlo (2019).

Después de la reapertura del Real, se han ofrecido 32 funciones de Tosca en las temporadas 2003-2004 y 2010-2011, todas con dirección de escena de Nuria Espert. Este popular título operístico regresa con un nuevo enfoque, que nace de la riqueza musical y dramática de esta trepidante obra maestra de Puccini.

Fotografía © Antoni Bofill

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Un Especial baile de máscaras

Un ballo in maschera

Giuseppe Verdi (1813-1901)

Pocas veces un título es tan acertado para describir una situación. Y es que el Teatro Real estrena esta extraña e incierta temporada 20/21 con ‘Un ballo in maschera’, de Verdi.

Para entrar en el Teatro hay que dedicarle ahora un poco más de tiempo. No puede una saltarse ninguno de los pasos de la nueva liturgia de seguridad contra el covid-19 que en este Teatro es especialmente minuciosa. Todo perfectamente ordenado para evitar cualquier tipo de aglomeración y un solícito personal de sala que da todo tipo de información e indicaciones.

Esta temporada el Teatro Real pone en marcha una iniciativa que ya se viene realizando en otros teatros europeos con gran éxito. Se trata de un preestreno dedicado exclusivamente a los jóvenes. El 16 de septiembre, dos días antes del estreno oficial, ha tenido lugar esta estimulante premier que ha tenido una respuesta extraordinaria. Una magnífica iniciativa muy celebrada por una joven afición que normalmente, bien por razones de aforo o por el elevado precio de las localidades, no acude a estos espectáculos con la asiduidad que le gustaría.

Hemos hablado con alguno de estos jóvenes que han venido a esta primera gala y han compartido con nosotros sus puntos de vista. Hoy ellos son los protagonistas.

No es la primera vez que Cristina asiste a una ópera. De hecho, ha trabajado como maquilladora en el Teatro. ”Me parece muy buena la iniciativa, me gusta mucho y si hoy, que vengo sola, me gusta, me voy a traer a todos mis amigos. Por 35€ me parece brutal poder venir y disfrutar de todo esto”.

Manuel y José Ignacio, son músicos que vienen por primera vez al Teatro Real desde Sevilla y Aracena, Huelva. “Nuestras expectativas son muy altas. Siempre nos ha gustado la música de Verdi y venimos con ganas. La propuesta del Teatro nos parece muy interesante, sobre todo para el acercamiento de la ópera a los jóvenes. Generalmente no nos lo podemos permitir y estos son unos precios muy razonables. Siempre nos teníamos que conformar con verla por internet y ahora estamos aquí.”

Gonzalo y Eduardo es la primera vez que vienen a la ópera y se encuentran un poco perdidos. “Venimos con ganas, es una experiencia nueva y creo que nos va a gustar. Desde fuera tiene muy buena pinta. La primera vez, ¡a ver qué tal!”.

A diferencia de la Traviata del mes de julio, este Ballo in Maschera es escenificado. Ante la imposibilidad de trasladar a Madrid la producción inicialmente programada de David Alden, se ha optado por la escenografía de Gianmaria Aliverta. El esfuerzo realizado para adaptar esta producción, estrenada en 2017 en el Teatro La Fenice de Venecia, a los estrictos protocolos sanitarios ha sido importante. La escenificación es casi completa. Evitando el contacto o la cercanía entre los intérpretes y en el que solo los bailarines llevan mascarilla, por cierto, tan discreta que apenas se deja ver.

La escenografía resulta anticuada y sosa. Todos los elementos son muy estáticos, a excepción de una gran roca en el segundo acto que gira (para tormento de Amelia, que tiene que cantar a la vez que trepa por ella). Nada en el escenario proporciona el dinamismo al que no llegan los cantantes, por la necesaria falta de movimientos. Tampoco ayudan los largos cambios de escénicos durante la representación.

La coreografía del cuerpo de bailes tampoco es muy estimulante, no parece muy elaborada. Desconcierta también el hecho de situar la obra en la América de la esclavitud, con una bandera americana con excesiva presencia, por lo gigantesca.

Pero la ausencia de proximidad entre los cantantes, sobre todo en el dúo de amor, es compensado por la música. El maestro Luisotti lo describe muy bien: “La experiencia de la ópera es una experiencia personal. La posibilidad de cerrar los ojos e imaginar lo que está ocurriendo nos lo proporciona la música. En el dúo de amor, aunque no lo estuviera viendo, puedo imaginar el abrazo de los dos amantes.” Verdi consigue transmitir, a través de su música, las palabras exactas para describir una acción.

Un Ballo in maschera es sin duda la más italiana de las óperas de Verdi, y la batuta de Nicola Luisotti, gran conocedor de este repertorio, lo pone de manifiesto a lo largo de toda la representación. Si uno se abandona a la música y el color y detalle que Luisotti extrae de la orquesta, nada de lo que ocurre en el escenario altera la esencia de la obra.

Hay que reconocer el gran trabajo desarrollado por el escenógrafo Massimo Checchetto y por los cantantes. No es fácil desenvolverse en un escenario manteniendo distancias con todo el mundo. Lo que afecta también, no solo a la interpretación, sino a la proyección sin referencias cercanas.

Este Ballo in maschera cuenta con dos repartos y cuatro Amelias. La representación de la gala joven estuvo a cargo de un segundo reparto encabezado por el veterano Ramón Vargas, como el Conde Ricardo, que conserva la clase y el fraseo que hicieron de él uno de los más grandes tenores. La madrileña Saioa Hernández, como Amelia, que demostró una gran sensibilidad con la expresividad de su voz. Geroge Petean, con una profunda voz de barítono que dio vida al amigo y después rival de Ricardo. Silvia Beltrami, que construyó un oscuro personaje de la hechicera Ulrica. Elena Sánchez Pereg, que interpretó al joven Oscar, Tomeu Babiloni, como Silvano, Daniel Giulianini, como Samuel, Goderdzi Janelidze, como Tom y Jorge Rodríguez Norton.

El coro estuvo asistido en todo momento por la técnica para poder guardar las distancias sobre plataformas móviles.

Un comienzo de temporada esperanzador en medio de esta situación distópica y llena de incertidumbre pero, como recordó Vargas Llosa la noche del estreno “La cultura está hecha para enfrentar tiempos difíciles”. Por eso estamos aquí, rodeadas de jóvenes…

Texto: Paloma Sanaz
Fotografías: Javier del Real
Vídeos: Teatro Real

Ballo in maschera
  • La inauguración oficial de la presente temporada, el próximo 18 de septiembre, será precedida, por primera vez, de un preestreno sólo para menores de 35 años ─la Gala Joven─ el 16 de septiembre.
  • Se ofrecerán 16 funciones de Un ballo in maschera con un aforo máximo del 75% de las localidades y con las  medidas de seguridad sanitaria implementadas en las 27 representaciones de La traviata el pasado julio, modificadas de acuerdo con la normativa aprobada recientemente por la Comunidad de Madrid.
  • El director de escena Gianmaria Aliverta y el escenógrafo Massimo Checchetto han introducido importantes modificaciones en la producción original del Teatro de La Fenice de Venecia para adaptarla al protocolo sanitario del Teatro Real, manteniendo intacto su concepto dramatúrgico. 
  • Nicola Luisotti, primer director musical invitado del Teatro Real, dirigirá su sexto título verdiano al frente del Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real, después del enorme éxito obtenido con Don Carlo y La traviata en la pasada temporada. 
  • Dos repartos (con cuatro Amelias) se alternarán en la interpretación de los papeles protagonistas: los tenores Michael Fabiano y Ramón Vargas (Riccardo); las sopranos Anna Pirozzi, Saioa Hernández, María Pia Piscitelli y Sondra Radvanovsky (Amelia); los barítonos Artur Ruciński y George Petean (Renato); las mezzosopranos Daniela Barcellona y Silvia Beltrami (Ulrica) y las sopranos Elena Sancho Pereg e Isabella Gaudí (Oscar).
  • Está previsto que el estreno de Un ballo in maschera, el 18 de septiembre a las 20.00 horas, sea retransmitido en directo en pantallas instaladas en la Plaza de Oriente y en la Plaza de Isabel, con aforo limitado y de acuerdo con la normativa relativa a la COVID 19 de la Comunidad de Madrid.
  • En torno a Un ballo in maschera se han organizado actividades paralelas en el Teatro Real y en colaboración con la Fundación SGAE, Museo de Artes Decorativas y Universidad Nebrija, destacando la sesión de Enfoques, el 14 de septiembre a las 20.15 horas, con un aforo del 75% de las localidades presenciales y retransmisión, por primera vez, en el canal de Youtube del Teatro Real.
  • Las funciones de Un ballo in mascheracuentan con el patrocinio de Telefónica.

  • La retransmisión en directo de la ópera en las pantallas exteriores está patrocinada por Telefónica, Endesa, Loterías y Apuestas del Estado, Mutua Madrileña, Fundación Redexis y Fundación EDP.
  • La Gala Joven contará con la colaboración de la firma de servicios profesionales EY.

El Teatro Real inaugurará la Temporada 2020-2021 ─la 24ª desde su reapertura─, con Un ballo in maschera, de Giuseppe Verdi, que se ofrecerá en una producción procedente del Teatro La Fenice de Venecia y repuesta en colaboración con el Teatro de la Maestranza de Sevilla.

El libreto de la ópera, algo trasnochado para la época, parte de uno anterior, de Agustin Eugène Scribe, inspirado tangencialmente en el asesinato del rey Gustavo III de Suecia durante un baile de máscaras en la Ópera de Estocolmo, víctima de una conspiración. Sucesivos problemas con la censura romana y napolitana obligaron al libretista Antonio Somma a trasladar el trasfondo político de la ópera de la corte sueca a Boston, a finales del XVII, entonces bajo gobernación británica.

El director de escena Gianmaria Aliverta mantiene la trama de la ópera en Estados Unidos, pero desplaza la acción al siglo XIX, cuando las violentas luchas fratricidas enfrentaban los estados del Norte y del Sur, que se resistían a abolir la esclavitud y a perder otras prerrogativas abusivas adscritas a los propietarios de los grandes latifundios.

En este contexto de enfrentamientos se enfatiza la tensión política que subyace en el libreto, que tiene, en  primer plano, un funesto triángulo amoroso, en el que las vicisitudes de los protagonistas son descritas musicalmente con el afilado sentido dramático de Verdi y su inagotable inspiración melódica. El compositor entrelaza arias, dúos y escenas corales en bloques que conforman grandes cuadros, articulando con extrema habilidad el drama y la comedia, los números de conjunto y los momentos íntimos, el bullicio palaciego y el drama interior de los personajes, manteniendo siempre la tensión en “el más melodramático de los melodramas”, en las palabras de Gabrielle D’Annunzio.

Nicola Luisotti, primer director invitado del Teatro Real, estará al frente de dos repartos de grandes voces verdianas, en los que el papel protagonista femenino (Amelia), será interpretado por cuatro distintas sopranos: Anna Pirozzi, Saioa Hernández, María Pia Piscitelli y Sondra Radvanovsky. Completan los elencos los tenores Michael Fabiano y Ramón Vargas (Riccardo); los barítonos Artur Ruciński y George Petean (Renato), las mezzosopranos Daniela Barcellona y Silvia Beltrami (Ulrica) y sopranos Elena Sancho Pereg e Isabella Gaudí (Oscar).

Tal como ocurrió con las funciones de las La traviata, los solistas, coro, actores y trabajadores del teatro cumplirán rigurosamente con el Protocolo de Seguridad Sanitaria diseñado por el Comité Médico del Teatro Real, en conformidad con las directrices de la Comunidad de Madrid.

Está previsto que el estreno de Un ballo in maschera, el 18 de septiembre, sea retransmitido en directo en pantallas instaladas en la Plaza de Oriente y, por primera vez, en la Plaza de Isabel II, donde se colocarán 450 sillas separadas entre sí por 2 m., en un área acotada de 4000 m2 con 320 m. de vallado de seguridad y 8 entradas y salidas debidamente señalizadas y dotadas de hidrogel.

TELEFÓNICA, MECENAS PRINCIPAL TECNOLÓGICO DEL TEATRO REAL

Telefónica, mecenas principal tecnológico del Teatro Real, impulsa su desarrollo digital y la mejor conectividad para optimizar la experiencia de los aficionados a la ópera en todos los canales digitales del Teatro. En estos años Telefónica ha ampliado el número de funcionalidades y servicios de la web, reforzando el carácter interactivo y la comunicación con los usuarios. De este modo, ha permitido crear un catálogo de productos mucho más amplio -abarcando diferentes tipos de música- y accesible, con servicios más ajustados a las preferencias de los seguidores de esta institución. Un paso más dentro de este proyecto global ha sido My Opera Player, plataforma digital que permite a los amantes de la ópera, la danza y la música clásica disfrutar desde casa, con tan sólo un click, de las mejores producciones de éxito internacional.

MyOperaPlayer, , cuenta con Telefónica, como socio tecnológico del Teatro Real, y con el patrocinio de Endesa, que apoyó esta iniciativa como patrocinador único cuando la plataforma se llamaba Palco Digital.

AGENDA | ACTIVIDADES PARALELAS

11 de septiembre, a las 20.15 horas | Teatro Real, Sala Gayarre

Enfoques: encuentro con Nicola Luisotti y Gianmaria Aliverta -directores musical y de escena de Un ballo in maschera- y Joan Matabosch, director artístico del Teatro Real. Interpretación de arias de óperas de Mercadante y Auber basadas en el libreto de Eugene Scribe.

18 de septiembre, a las 20.00 horas | Retransmisión en la Plaza de Oriente y Plaza de Ópera

Retransmisión en directo de Un ballo in maschera en las pantallas situadas en la Plaza de Oriente y Plaza de Isabel II.

8 de octubre, 19:00 h. | Universidad Nebrija

Conferencia en streaming: primera de cuatro las conferencias del ciclo Hilvanes de ópera, que a lo largo de toda la temporada del Teatro Real quiere ahondar en el fascinante mundo de la moda a través de la ópera.

Actividad gratuita previa inscripción en actos.nebrija.es

11 de octubre, a las 12.00 horas | Teatro Real, Sala Principal

Los domingos de cámara I: los Solistas de la Orquesta Titular del Teatro Real ofrecerán un concierto con afinidades con la ópera Un ballo in maschera.

18 de octubre, a las 12.00 y a las 17.00 horas | Teatro Real, Sala Gayarre

Todos a la Gayarre:  talleres musicales para toda la familia, con dirección y presentación de Fernando Palacios.

Un baile con suspense. Nos colamos con un paje en un baile de disfraces.

Sábados y domingos de octubre a diciembre | Museo de Artes Decorativas

Recorridos en familia: bajo el título Un baile de máscaras, Mitos clásicos el museo ofrece itinerarios autoguiados para descubrir en familia la multitud de héroes de la mitología clásica que se esconden en sus salas. Héroes que en muchas ocasiones la máscara del tiempo ha convertido en figuras anónimas y de los que ahora podremos conocer su nombre y su historia.  Actividad gratuita previa inscripción en difusion.mnad@cultura.gob.es

Fotografía: Javier del Real

 

La Traviata, «ritorno alla vita»
La Traviata
Giuseppe Verdi (1813-1901)
Ópera en tres actos
Libreto de Francesco Maria Piave, basado en la novela y la obra de teatro La Dame aux camélias de Alexandre Dumas hijo
Estrenada en el Teatro La Fenice de Venecia el 6 de marzo de 1853 y el el Teatro Real el 1 de febrero de 1855. Ópera en versión de concierto semiescenificada
D. musical: Nicola Luisotti
Concepto escénico: Leo Castaldi
Iluminación: Carlos Torrijos
D. Coro: Andrés Máspero
Reparto: Marina Rebeka, Michael Fabiano, Artur Rucinski, Sandra Fernández, Marifé Nogales, Albert Casals, Isaac Galán, Tomeu Bibiloni, Stefano Palatchi, Emmanuel Faraldo, Elier Muñoz y Carlos García
Habían pasado cuatro meses desde que todo se suspendió. Al principio parecía que sería por poco tiempo, pero a medida que pasaban las semanas y los acontecimientos, la incertidumbre pasó a ocuparlo todo.
En este período ha habido tiempo para pensar en muchas cosas. También en que solo un milagro me devolvería a esta butaca. Pero los milagros existen, y los hacemos nosotros. En este caso, el Teatro Real. Y ha obrado un milagro que cubre varios aspectos. El primero, tener la valentía y determinación de volver a la actividad operística de la forma más segura, y el segundo, y no por ello menos importante, tener la capacidad de demostrar que, por difíciles que sean las circunstancias, se puede hacer una buena gestión, incluso, muy buena.La apuesta es arriesgada, mantener este frágil equilibrio cuando todo el mundo operístico está mirando, no es fácil. Durante un mes completo, en el que se han multiplicado las representaciones para compensar la limitación del aforo, se presenta esta adaptación escénica que ha realizado Leo Castaldi, como quien dice, con cuatro cositas que ha encontrado por el teatro, para crear una escenografía que no puede ser más eficaz. En ella aparecen los elementos imprescindibles, no falta ni sobra nada. Un escenario parcelado delimita los dos metros cuadrados de los que dispone cada cantante para moverse. Un espacio reducido, pero en el que caben todas las emociones de los protagonistas. El coro, que ocupa la mitad posterior de la caja escénica, permanece disciplinadamente recluido, cada uno de ellos, en su terreno, lo que no le resta un ápice de su sonoridad y profesionalidad. Todo ello iluminado con gran acierto por Carlos Torrijos.No era fácil sumergirse en la historia en un ambiente tan diferente al que estamos acostumbrados. Demasiados elementos nos distraen en la sala, en el escenario, la distancia, la mascarilla… Pero entonces, apareció él, como un héroe sin capa para rescatarnos del silencio, Nicola Luisotti. Uno de los hombres que más debe estar trabajando en las últimas semanas y que se mostraba exultantemente feliz ante este reto, tal vez por haber vivido las circunstancias dramáticas que nos han tocado con la intensidad que solo tiene un apasionado como él. Fue el primero en suspender el estreno de Il Trovatore en la Scala de Milán y ahora es el primero en levantar el telón en lo que llama “ritorno alla vita”.Fue entonces cuando empezó a sonar uno de los fragmentos de ópera más elaboradamente románticos y evocadores que se han escrito, la obertura del primer acto de La Traviata. La Orquesta, que ocupa todo el espacio del foso, aparece también con sus mascarillas, a excepción del viento, que está separado por mampara, como el propio Luisotti. El maestro italiano fue el vínculo perfecto entre lo que sucedía en el alejado escenario y el amplio foso, generando confianza y equilibrio en esta novedosa y extraña forma de interpretación. Después de una obertura profunda, sobria y sentida, por quien es gran conocedor de este repertorio, supo transmitir al escenario la teatralidad que le faltaba. Su dirección estuvo por encima de algunos sonidos más apagados provocados por las distancias físicas y técnicas. La orquesta sonó empastada y con la delicadeza que a veces algunos abandonan cuando se trata de Verdi.La distancia a la que se mantenían los cantantes no resulto perturbadora. Siempre atentos al maestro que les acompañaba, más que dirigía. A pesar de no acercarse ni tocarse, Violetta y Alfredo fueron capaces de demostrar su pasión.La letona Marina Rebeka es la primera de las cinco sopranos que abordan el personaje de Violetta Valéry. Posee una extensa y voluminosa voz de soprano lírica, un preciosos timbre y gran sonoridad que se apreció muy bien en las partes más dramáticas y en unos bien delineados pianos. Demasiado contenida quizá, lo que afectaba a la parte más teatral del personaje, algo muy importante en este rol del que Rebeka es gran conocedora y amante. Si dejara que el personaje se apoderara de ella, unido a su excepcional técnica, sería la mejor de las Violetas.El Alfredo de Michael Fabiano fue de menos a más. Tuvo momentos de gran inspiración, aunque se le notó un poco inseguro al inicio, algo que puede ser normal dadas las circunstancias, y que desapareció a partir del segundo y tercer acto, en el que brilló con un Alfredo inspirado e intenso.El más aplaudido de la noche fue el Artur Rucinski y su Giorgio Germont. Una buena dicción y un fraseo elegante y muy cuidado para su estirado Germont. Muy bien en el Di Provenza.

El resto de comprimarios estuvieron a gran altura. Estupenda la participación Marifé Nogales en su rol de Annina. Perfecta también Sandra Fernández, con una frívola Flora Bervoix, ambas intervienen en todas las funciones. Al igual que Albert Casals, como Gastone, Isaac Galán, como el Barón Douphol, Tomeu Bibiloni, como Marqués de Obigny, Stefano Palatchi, como el Doctor Grenvil y Emmanuel Faraldo, como Giuseppe y el criado de Violetta.

Un éxito sin duda del Teatro Real demostrando una gran valentía y capacidad. Todo ello servido con una seguridad que se palpa. Si se produce un brote importante, yo me voy al Teatro Real. Y es que la normalidad no viene sola, hay que conquistarla.
Texto: Paloma Sanz
Fotografías: Javier del Real
Vídeos: Teatro Real

Capriccio

El jurado de los Premios Ópera XXI, convocados por la Asociación de Teatros, Festivales y Temporadas Estables de Ópera en España, ha dado a conocer ayer  los nombres de los ganadores de su segunda edición, en la que se reconoce el trabajo de los artistas, profesionales e instituciones del mundo de la lírica a lo largo de la temporada 2018-2019.

El Teatro Real se ha visto reconocido en dos categorías: Mejor Dirección Musical para Nicola Luisotti, por su labor en la ópera Turandot, de Giacomo Puccini, cuyo estreno tuvo lugar el 30 de noviembre de 2018, y Mejor Dirección de Escena para Cristof Loy, cuya visión de Capriccio recibió unánimes elogios de la crítica nacional e internacional situándola entre las mejores producciones del año.

También han visto reconocida su labor la soprano Sondra Radvanovsky; Premio a la Mejor Cantante; la soprano Leonor Bonilla, Mejor Joven Cantante, quien también formó parte del reparto de Capriccio en el Teatro Real[u1]  y tuvo una destacada participación en Lucia di Lammermoor, Donizetti que inauguró la temporada del Teatro de la Maestranza,  y  Mejor Nueva Producción es para el Teatro de la Zarzuela por la ópera española La casa de Bernarda Alba de Miquel Ortega.

El Premio Mejor Iniciativa de Fomento de la Lírica ha sido para Òpera de Butxaca i Nova Creació, en reconocimiento a su labor en el estreno absoluto, en marzo de 2019, de la ópera Je suis narcissiste, con música de Raquel García-Tomás y libreto de Helena Tornero, en un montaje de Marta Pazos con dirección musical de Vinicius Kattah, en coproducción con el Teatro Real de Madrid, el Teatro Español y el Teatre Lliure.

La Mejor Nueva Producción Latinoamericana es para el Gran Teatro de Lima por Alzira, de Verdi, una coproducción del Ministerio de Cultura de Perú con ABAO (Asociación Bilbaína de Amigos de la Ópera) y la Ópera Royal de Wallonie (Liége, Bélgica).

El jurado de la segunda edición de los Premios Ópera XXI está integrado por los periodistas especializados Eva Sandoval (RNE, Radio Clásica), Jesús Ruiz Mantilla (El País), Maricel Chavarría (La Vanguardia), Gonzalo Alonso (La Razón), José Luis Jiménez (ABC); por el crítico y codirector de la revista especializada Platea Magazine, Alejandro Martínez, y el director de la revista Ópera Actual, Fernando Sans Rivière, así como los críticos internacionales Richard Martet (Opéra Magazine) y Victoria Stapells (Opera Magazine UK), además de por Andrés Rodríguez (vicepresidente de OLA, Ópera Latinoamérica). Todos ellos son expertos de reconocido prestigio nacional e internacional y con un profundo conocimiento de la actividad lírica nacional actual. Estuvieron también presentes en las deliberaciones Oriol Aguilà, presidente de Ópera XXI y director del Festival Castell de Peralada; José Monforte, secretario de la Asociación y director general del Palau de les Arts Reina Sofía (Valencia), y Nieves Pascual, coordinadora de los premios.

Tratro Real

Actualidad